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igual que yo por nessichan

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Notas del capitulo:

 


Hola gracias  a aquellas personas que comentaron, la verdad pensé que nadie lo leería. Me equivoque.


Enea


kyubi_gir


marizu194 


yuuki5862 


este cap. Se los dedico, de no ser por sus comentarios no hubiera continuado, de corazón gracias.


Por que a un me duele  tu perdida, nadie esperaba tu llegada pero a todos nos dolió tu partida.


A mi amiga, mi  hija y  hermana: LOBA. 

Caminó por varias cuadras, de vez en cuando volcaba los votes de basura, con la esperanza de encontrar algo comestible, tal vez no fue buena idea dejar la casa de  esos tipejos, pero después del incidente y lo que hizo sakura le quedo más que claro que ya nunca podría volver a ese lugar.

El día de hoy había estado nublado, el viento soplaba helado contra su ya agrietada nariz, su pelaje sucio y algo maltratado por la mala alimentación le cubría poco del frio. Se refugió contra una helada construcción, y de repente lo que se temía se hizo realidad, comenzó a llover.

Volteo para ambos lados de la acera pero no vio absolutamente ningún lugar que le cubriera del frio. Se quedo ahí con la mirada perdida en algún lugar del camino de esa pequeña ciudad. Muchos humanos pasaban cubriéndose con paraguas otros maldecían por no llevar uno.

Una niña se compadeció y le dio un alimento, nunca lo había comido pero olía bien, no le gustaba que la gente le ayudara pero el hambre era en tal extremo que lo único que hizo fue devorar aquello que le había proporcionado.

La vida para sasuke uchiha, no era más que una serie de desgracias en cadena. Siempre tenía hambre, sentir frio era su único sentimiento de calidez, las únicas caricias que había recibido con cariño eran las del viento en un soleado día de verano…. También las de aquella chica pelirosa en la que algo le hacía confiar. Ahora no había nada más que la calle.

Algo le hacía extrañar a aquella joven. Le parecía irónico que mientras sentía los chorros de agua helada correr por su espalda, no podía dejar de extrañarla, deseaba verla, sentir sus manos acariciar su oreja y su dulce olor.

Se dejo guiar por los instintos, rara veces lo hacía pero ahora quería ignorar su cordura y actuar como el animal que era. Mientras la lluvia más arreciaba, sus patas ganaban velocidad, no quería pensar a donde lo llevaban, solo sabía que no era el camino a  su antigua casa.

Corrió por largas calles, sin parar lo único de deseaba era encontrar el calor de un hogar. En los pocos días que paso junto a su madre le habló sobre el día en que un humano se convertiría en su amigo, en su protector, y juntos formarían una manada en el que no importaría la especie, ambos darían la vida en el lugar de otro. Pero conforme a su experiencia sabia que eso era solo un mito, la vida junto a los humanos se sufre demasiado y cuando por fin se alcanza un poco de felicidad te lanzan a la calle.

A veces, el pobre azabache deseaba ser un humano, para recriminarles a esa egoísta especie la razón por la que los maltrataban y los herían. No es que odiara a los humanos, pero en su corta vida lo habían atropellado, rasgado su oreja y dañado su lomo, herida que actualmente no paraba de sangrar. Además de que varias veces lo habían mandado a la calle donde los demás humanos le veían con desprecio y le lanzaban rocas cuando sin querer veía jugar a los cachorros humanos con la esperanza de recibir una muestra de afecto. Uchiha sasuke se había convertido en un objeto nauseabundo, que era echado de cualquier lugar cuando se sentaba a descansar.

Cuando menos se dio cuenta, había llegado a la casa de el sensei de sakura, no sabía que loco instinto lo llevo ahí, pero se sentó frente a la banqueta de aquella grande casa. Las únicas dos veces que estuvo ahí, nunca entro, sakura dejó atada su correa en el patio delantero, por eso nunca conoció la actitud de aquel sujeto dueño de aquella humilde pero grande casa.

La lluvia empeoro, su cuerpo temblaba fuertemente, no sabía si por el hambre, el frio o por aquella herida que le ardía terriblemente. Camino unos pasos más, la puesta de la entrada tenía un pequeño tejado que si bien no era muy grande le serviría para refugiarse de la lluvia. Al llegar, ni siquiera pudo acostarse, sus fuerzas fallaron y callo inconsciente en un pequeño tapete de madera que estaba bajo sus patas.

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Una sensación de calor le invadió el cuerpo, debía estar soñando por ue nunca había estado recostado en ningún lugar tan cómodo, ni cálido. De repente un ardor increíble nació en su espalda, se levanto como pudo y intento alcanzar lamer su espalda.

Ohh, quieto, el veterinario dijo que no lo hicieras, abrirás tus suturas- escucho la voz de un humano detrás de él.

Se dio cuenta que estaba en un lugar desconocido para él, era como la casa donde había nacido, una casa humana. Miró hacia sus pies y se encontró con una canasta y un almohadón. Después dirigió su mirada al humano que le había hablado, era un hombre adulto, su piel era morena y sobre su nariz tenía una cicatriz, tal vez de una pelea de machos, pensó el uchiha.

Mi nombre es iruka, claro no me conoces, ¿Cómo te llamas?- decía el humano. Nunca entendería la manía de los humanos por hablarle cuando él no podía contestarles.

Eres un tonto o que te pasa soy un can, no puedo contestarte- le dijo el azabache al moreno, claro todo fue ignorado por el humano.

Sabes te encontré herido en mi puerta, el doctor te atendió y te sedo… yo creí que morirías- comentaba el humano mientras se levantaba e iba al aparato blanco y grande que almacenaba comida.

Yo igual- respondió el negro canino para sí mismo, mientras se sentaba en aquella canasta.

Ten- el hombre le acerco un tazón al perro- el tazón es de kitsune, por eso es pequeño pero lo rellenare cuando lo termines- le acercó de nuevo el tazón.

Apesta horrible, de qué clase de bestia es este tazón- le decía el canino en su cara al humano, mientras este último solo lo miraba sonriente. De nuevo volvió a agacharse y se devoró aquella mezcla de alimentos, que pese al extraño olor estaba deliciosa.

Hubiera querido pararse e inspeccionar aquel lugar, pero estaba tan cansado que lo único que pudo fue enrollarse y acostarse en aquella canasta.

Sabes, la canasta en la que estas – dijo el humano levantándose y llevando el tazón al fregadero -es la antigua cama de kitsune, se la compre para que durmiera pero él se empeño  en dormir con migo y kakashi, siempre se subía a la cama en medio de la noche. Espero puedan llevarse bien…- el moreno suspira y mira por la ventana- pronto lo conocerás, solo que ahora fue a pagar impuestos con kakashi, el se queda en el auto mientras kakashi se forma por horas y….. Vaya ya te dormiste- dijo el moreno al ver aquel animal indefenso dormido.

¿Quién te ha dañado tanto?- decía el humano mientras acariciaba la cabeza del dormido can.

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Cuando despertó de su largo sueño, se encontraba en una habitación distinta la anterior, ahora parecía una habitación de lavado ya que ahí estaban las maquinas que la señora matsume usaba para lavar las prendas que los humanos llamaban ropa.

Al fin despertaste- dijo otro humano diferente al primero. Éste tenía el pelo de un color grisáceo y con un extraño peinado, además la mitad de su rostro estaba cubierto por una bufanda.

Es obvio ¿no?- dijo con sarcasmo el uchiha.

Tal vez no te acostumbres pronto- dijo metiendo una tanda de ropa a la lavadora- pero te transferimos  a esta habitación en lo que te aclimatas un poco, kitsune te gruño así que no supimos que hacer, y te trajimos aquí, dejaremos que se conozcan poco a poco. – el peliplata hablaba sin parar, el uchiha solo se sentó en aquel camastro, desde ahí comenzó a inspeccionar la habitación.

A su derecha estaba una puerta, a su izquierda otra. La de la izquierda daba al exterior, ya que podía distinguir el olor a yerbas y agua probablemente un lago o charcos de la lluvia. La de la derecha seguramente lo adentraría más a la cueva que los humanos llaman casa.

Siguió  inspeccionando aquel recinto, había maquinas de lavar una alacena con puertas color beige, y muy pegados a la pared dos tazones uno con comida y otro con agua. Su lengua estaba pastosa, hacia tanto que no tomaba agua limpia y cristalina. Desde que huyo de su última morada, había consumido agua de las alcantarillas la cual además de tener arena y hojas, entre otras cosas, estaba amarga por aceite que expedían  los carros.

Se levantó como pudo y tomo un poco de agua, claro con el rabo entre las patas, nunca hay que confiar era la frase favorita del uchiha últimamente.

Ah, veo que ya encontraste tus platos, bueno esos ya serán para ti, sé que mi iru-chan te alimentó en los kitsune pero en cuanto los vio a tu lado, busco la manera de llevárselos. Es muy celoso y más cuando se trata de iruka.- comentaba al humano al pobre azabache que lo único que quería era estar solo.

Se devolvió a aquella canasta que le servía para reposar aquel cuerpo herido. El humano le veía fijamente, el can uchiha le veía a los ojos altivo, nunca se doblegaría ante ningún humano.

Sabes, a mí siempre me gustaron los perros. Pero cuando iruka encontró aquel zorrito huérfano nuestros planes de adoptar uno se fueron por la  borda, pero tu amigo- le revuelve el pelaje de la espalda- tu me cumplirás ese capricho.

El uchiha no entendía las palabras del humano, ¿acaso le estaba diciendo que el seria su amo, y que por fin tendría un hogar?, naaa como si esas cosas pasaran. Así que cerró sus ojos y durmió de nuevo, disfrutaría de ese lugar antes de que lo echaran a la calle.

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Los ruidos del exterior le llegaban a sus oídos, no podía evitar querer salir. Un chico azabache de 16 años humanos, piel nívea y ojos negros como la noche, además de ser todo un galán, descansaba en una estúpida canasta de un estúpido ¨kitsune¨, no le conocía pero el ya lo odiaba. Kitsune esto kitsune aquello, ese nombre lo único que podía decir de una persona es que era un dobe hecho y derecho.

Las ganas de ir al baño lo estaban matando, así que decidió encontrar una manera de salir de esa prisión, porque él no se haría dentro del territorio humano, no señor él no era un cachorro para hacerse donde sea.

Se acerco a la puerta, la cerradura estaba muy alta, y seguramente tendría llave, los humanos tienen el sueño muy pesado como para no poner seguro a sus entradas, pensaba el azabache. Mientras seguía observando aquella puerta vio que en la parte inferior esta tenía un pequeño cuadrado de madera móvil, la empujó con su garra, el cuadro se movía con facilidad, tal vez por ahí podría salir.

Metió primero su cabeza y después sus patas delanteras, se impulsó con las patas traseras. Cuando menos lo pensó ya estaba fuera, le sorprendió que esos humanos le dieran tanta libertad, ya que por lo regular eran muy posesivos.

La brisa nocturna golpeo su rostro, en ella había tantos aroma. La noche cubría el patio de aquella casa, a pesar de la poca luz sus hábiles ojos detectaban el menor movimiento a su alrededor. Sus oídos identificaban cientos de ruidos diferentes, el piar de la lechuza en una rama, el ruido de un grillo, además  del sonido de una rana cantando, mezclados entre muchos otros.

Primero  caminó lentamente, daba pequeños pasos, su inseguridad se mostraba en sus orejas, las cuales se ladeaban para identificar el más mínimo sonido. Al cabo de unos instantes en los que no sucedió nada empezó a recorrer el lugar, caminaba lentamente de aquí para allá, olía y marcaba cada lugar en los que un raro aroma era desprendido. Seguramente la peste de ese tal kitsune.

De repente un ruido, tal vez de unas pequeñas patas, se escucho detrás de los arbustos. Fue tan rápido, que no se dio cuenta cuando el generador de aquellos sonidos saltó por el tronco de un árbol y después a la barda de madera.

La luz de la luna quedaba a las espaldas de aquel ser, haciéndolo parecer una especie de alucinación. El azabache observó detenidamente aquella imagen, ante sus ojos, sobre la barda que delimitaba la propiedad de aquellos humanos; se encontraba un chico rubio de unos 15 años, su cabello era rubio, tan dorado como los primeros rayos del sol, sus ojos eran azules tan lindos como el agua más clara que exista, además tenía unas orejitas y una cola muy esponjadas.

Ante los ojos de los humanos, aquel ser era no más que un zorro joven, su pelaje era amarillo en el área de su cabeza y de un color anaranjado pardo, sus ojos eran azules y su cola muy esponjada.

El zorrito solo estaba ahí contemplando a la nada, viendo la casa de los humanos. El uchiha pretendió ignorarlo, esperando a que el rubio fuera el primero en notarlo. Como el tiempo pasaba y el rubio solo movía la cola de un lado para otro, se decidió a llamarlo.

Oe, quien eres- le dijo el uchiha.

Eh- dijo el rubio saliendo de su ensoñación- ah- añadió de nuevo el rubio. Tal actitud solo demostró que no le interesaba en lo más mínimo la presencia del azabache.

Y no es que al rubio zorro no le interesaba  aquel chico, de hecho, cuando le vio en la cama que iruka sensei le compro, le pareció un chico apuesto, su piel era muy blanca, su pelo era negro y aquel par de ojos  obscuros, aunado a aquel fornido cuerpo le hacían ver definitivamente como un chico demasiado  apuesto. Pero en aquellos momentos el zorrito tenía otros problemas en mente.

Durante el día había salido con kakashi, vio los amplios prados del vecindario, los parques y los niños jugando, también observo gatos, perros y un sin fin de animales. Lo que definitivamente no vio, fue a ningún zorro con algún humano. Acaso el amor que tenia a hacia los humanos estaba mal, si no era así ¿Por qué era él, el único de su especie que vivía con ellos?.

Además de esa preocupación, a su casa había llegado un intruso, un chico azabache  que ahora le gruñía desde el patio trasero de su hogar. Si sus humanos ahora tenían un perro, ¿se desharían de él?, después de todo el era el único animal de tal especie que pudo identificar junto a los humanos.

Mientras pensaba lo anterior no podía evitar mirar fijamente al segundo piso de la casa, exactamente a la habitación donde dormían sus humanos, movía su cola de un lado a otro con tal pasividad, que ni parecía el kitsune que el solía ser. De repente unos molestos reclamos lo sacaron de su estado de ensueño.

Dobe, maldita sea, te estoy hablando- reclamaba el azabache.

En la habitación de los humanos, el moreno no podía dormir, unos ruidos del exterior le terminaron de levantar.

Guarrrfh, guarfhh- se escuchaba en el exterior.

Si no hubiera sido por que el no tenia perros, se hubiera  levantado para ver que todo estaba bien, pero el solo tenía un zorrito, y a no ser que se escuchara un onk, onk todo estaba bien.

Onk onk- se escucho desesperado en el exterior.

Grrrrr, guaarff guarfff- más ruidos.

El moreno se levanto de golpe – kitsune- gritó en la habitación, pero su adorado animalito no estaba ahí.

Kakashi, kitsune no está, no sé a dónde fue- de le decía mientras levantaba a su esposo.

Ehh -comentó el peligris- no está- se estira- a donde fue

Grrrr- se escucho un gruñido.

Hiiiiia- un quejido.

El perro- dijeron ambos y salieron en busca de sus dos mascotas.

Vamos baja- decía el uchiha saltando sobre una viga de madera, tratando de alcanzar la cola del zorro.

No teme, déjame. Si mueves más la cerca caeré.- dijo  con preocupación y enrollando su cola alrededor de suyo.

Bueno baja, y ya no la moveré más- es uchiha se quedó de pie, ante sus ojos el azabache mantuvo su semblante altivo, pero ante los ojos humanos el perrito movía su negra cola impaciente y miraba hacia el zorro como si de un gato se tratara.

Hyyyyyaa- grito el rubio, se había resbalado cuando intentaba bajar, el uchiha rápidamente se acercó a tratar de auxiliarlo.

El rubio le cayó encima, los dos rodaron por el desnivel del suelo, cuando terminaron de rodar, el uchiha había quedado sobre el pequeño kitsune.

Dobe… ten más cuidado- dijo el uchiha, para iniciar un largo regaño, pero al ver al rubio de bajo suyo, todo aquello se le olvido, se veía tan lindo, tan frágil, tan sumiso.

De igual manera, el ojiazul miraba al uchiha, se veía tan apuesto, su perfecto rostro, sus mechones de cabello negro sobre su rostro, todo él azabache era… perfecto.

Lentamente sus rostros, se fueron acercando más y más, aquel olor que le pareció repugnante al uchiha, ahora era muy dulce, era como oler la miel, no era como oler miel con canela, a pesar de que eran olores dulces, y el odia el dulce, estaba vez moría de ganas por comer el emisor de aquel delicioso aroma.

Suéltalo- grito el humano, ambos animalitos voltearon a ver que sucedía.

Ante los ojos humanos, aquel imponente perro estaba a punto de asesinar al zorro, claro eran especies diferentes y no habían pensado que no se llevarían bien. El azabache animal no se retiro sobre el rubio, intentaba entender porque le gritaban tan molestos. Intento apartarse pero al hacerlo le piso la oreja al kitsune.

Hiiia-Este instintivamente se quejo, el uchiha bajo el rostro para ver que le pasaba a su nuevo amigo.

Mi oreja teme- expreso con lágrimas en los ojos.

Oh lo siento dobe- dijo disculpándose.

Para el humano padre de aquel inocente zorrito, esa situación le pareció como si el perro desease comerse aquella linda criatura.

Déjalo- le grito lanzándole la pantufla en la cabeza al pobre uchiha. Este se asusto, el golpe fue muy leve, pero ya no quería que le agredieran más, se fue corriendo y se perdió en la obscuridad del jardín.

Noo espera, no debí a verte golpeado, ven- decía el moreno en voz alta para que aquel animal volviera, se sentía terrible aunque el golpe hubiera sido mínimo.

Qué rayos paso aquí- dijo un peliplata

Nada, el perro intento morder a kitsune- expreso el moreno tomando al zorro entre sus brazos y abrazándolo posesivamente.

Y ¿lo lastimo?- dijo un poco fastidiado.

No pero…- acarició el pelaje del zorrito.

Entonces, porque tanto alboroto-  le reclamo fastidiado.- ¿dónde está el perro?- pregunta extrañado el peli plata.

Bueno, yo me asuste y pensé que lo agrediría, así que le arroje mi pantufla..- decía apenado el moreno.

Que tú hiciste que- le pregunto enojado.

Lo agrediera, que podía hacer, además  no estabas aquí.-dijo el moreno apenado y a la vez defendiéndose.

Me estaba poniendo la yukata- el peliplata se defendió.

No tendrías que hacerlo si no te empeñaras en dormir en ropa interior-

Tu sabes porque lo hago, además por que le pegaste al perro, que tal kitsune el también tuvo la culpa- el peliplata vio molesto al zorro.

Que estás diciendo, él  no ha hecho nada- repega al animalito mimado contra su pecho.

Como que no ha hecho nada, se salió de la casa. Eso es una falta grave-el mayor levanto un poco su voz- siempre lo sobre proteges.

Creo que tienes razón, lo siento… ahora que lo recuerdo el perro escapo-el moreno miro apenado a su pareja.

Yo lo buscare, ustedes par de malcriados entren a la casa- dijo depositando un beso en los labios del moreno y una caricia en la cabeza del rubio.

Ah, kakashi debes conseguirle una placa y todo lo demás mañana mismo sino no podrá quedarse entendido- el moreno camina dentro de la casa.

Si, amor pero sabes que ordenarme te costara muy caro verdad- detiene al moreno y restriega su cuerpo contra la parte trasera del cuerpo del moreno.

Pervertidooo, encuéntralo y entren pronto.- el moreno se introdujo a la casa después de darle indicaciones al peligris.

El peligris se fue en busca de aquel asustado animal, se abrió paso entre muchas plantas y lo vio ahí, dormido entre un montón de hojas. Cuando el uchiha vio al humano se levanto rápido, su cola estaba alta rígida, su rostro estaba volteado de tres cuartos, de manera que podía vigilar a aquel humano con su ojo derecho, en fin estaba en la pose que cualquier canino pone al sentirse incomodo pero decido ante cualquier situación.

Tranquilo, tranquilo. No vine a hacerte daño, ven- el hombre trato de llevar su mano hasta la cabeza del can pero este retrocedió un poco.

No, no no- dijo muy despacio- no voy a herirte quiero ser tu amigo, ven.- el peligris dio dos pasos más y deposito su mano sobre la cabeza de aquel perro, que le causaba tantas emociones con solo verlo.

Sabes, no hacen falta las palabras para comunicarnos verdad- y el peliplata tenía razón, no hacía falta que aquellos dos se dirigieran una sola palabra para saber que de ahora en adelante el humano y el canino serían muy buenos amigos.

 

Continuará….

Notas finales:

como sabran un dia una hermoza perra llego a mi lado, no se de donde vino como llegó, solo se que se robo mi corazón.

me regalo 5 hermosos hijos que con cariño acojí y mi cariño les dí.

alguien no supo comprenderte y nos sepero, de mi lado te arrebato, y aun asii no le odio pero si rugo su perdón.

aunque tengo más canes, eso no significa que no me duela tu partida.

 

este fic es dedicado a todas aquellas personas que aman y cuidan a sus animales... y un llamado para quellas que piensan que no son más que simples animales. 

 

dedicale un dia a un perro y el te dedicara el resto de la suya!


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