La luna en su máximo esplendor bajo el perfecto cielo estrellado, pero en ese instante sus ojos no estaban contemplando la belleza nocturna. Sus piernas corrían tan rápido como se le era permitido sintiendo el bufido de las bestias a sus espaldas, no muy lejos y finalmente llegaron a un claro.
-No tienes donde esconderte. –decía un Licántropo de sucios pelajes castaños, que se levantaba en dos patas, aproximándose peligrosamente al hombre rubio cuyos ojos verdes cetrinos se estrechaban.
-Ustedes tampoco. –dijo con una sonrisa torcida, al ver como dos animales de abalanzan sobre él, que inclinándose sacó debajo del montículo de tierra usándola para cegar a las criaturas y el brillo plateado destello a la luz de la luna.
Los dolorosos aullidos rompieron el silencio de la noche, y así siguieron otros más. Al fin, la luz del día saludaba amablemente con los cálidos primeros rayos del sol. Sus ropas se encontraban rasgadas, manchadas en sangre, con leves heridas pero sin ni una sola mordida. El hombre rubio se iba caminando con parsimonia, cargando un largo costal cuyo sonido metálico resonaba suavemente al caminar, y dejando a sus espaldas 12 Licántropos exterminados.
Al llegar al pueblo, fue ovacionado. El rubio cobró su dinero, decidió aceptar la oferta de ropas nuevas y la comida ofrecida para continuar con su viaje. Iba de pueblo en pueblo luego de haberlo perdido todo, toda su felicidad aquella fatídica noche de luna llena.
FLASH BACK…
Siendo proveniente de una familia humilde, logró sobrevivir de entre toda su familia cuando la peste calló sobre sus seres queridos. Nunca supo porque él y solo él logró salir con vida, con la esperanza de encontrar su destino, vagabundeo sin rumbo fijo hasta que sus pies sangrantes dolían demasiado y cayó inconsciente, con hambre y sed.
Al despertar se llevó la agradable sorpresa de seguir con vida, con pesadez quiso ponerse de pie pero por poco acababa por estrellarse contra el piso de madera y fue entonces que recién notaba un par de brazos sujetándole, una cálida y hermosa sonrisa dedicada a su persona.
-Ciao, mi nombre es Aria. –saludo la niña, de hermosos ojos cristalinos y puros.
-Ciao… Gamma… -tartamudeo vergonzosamente, su corazón latía fuertemente y por un momento pensó que podría estar enfermo.
-Ya despertó, Papa ven a verlo. –decía una hermosa mujer tan parecida a la niña solo que en una versión adulta.
-Santa Señora, yo te daba por agonizante bambino. Luchie y Aria por favor, sirvan la cena. Yo llevare a nuestro pequeño invitado a la mesa, porque sus heridas aún están sanando. –decía un muy animado hombre fornido de cabellos negros y bigote.
Ambas mujeres salieron, Gamma recién fue consciente del dolor de sus pies y en sí de todo su cuerpo. El hombre era realmente amable, al igual que su esposa y su única hija era el tesoro de ambos, sin duda ese día dio gracias a Dios por haberle dejado vivir.
Luego de la cena la feliz familia se sentaba esperando escuchar la historia del muchacho, que luego de contarles lo ocurrido con su familia se vio envuelto por cálidos brazos y entre lágrimas Luchie y Aria le brindaron con cariño. Se sentía la persona más afortunada de todo el mundo entero, los años trascurrieron y a veces él rubio pensaba que posiblemente fuera una maldición cual yugo sobre su persona, los padres de Aria fallecieron en circunstancias extrañas. Pero lograron salir adelante siempre juntos, lado a lado.
Fue entonces cuando la felicidad una vez más tocó a su puerta, cuando la hermosa joven aceptaba a Gamma como su prometido, esposo y amante. Su boda se llevó a cabo cuando cumplieron la mayoría de edad 18 años, consiguió un trabajo en los grandes campos parisinos, una gran casa, su amada esposa y ahora iba convertirse en padre.
El destino puede ser realmente caprichoso, cuanto más feliz se encontraba el rubio una vez más está le fue arrebata esta vez de la manera más cruel del mundo. Pues aquella noche de luna llena, llegando cansado del trabajo como todas las noches ingresaba a su hogar esperando ser recibido por su hermosa esposa pero…
-¡Aria! ¡Estoy en casa, buenas noches mi amada! –dijo colgando su chaqueta en un perchero de pared, y al no recibir respuesta pensó que su esposa seguramente estaba en la habitación y entonces una sensación extraña lo envolvió.
A paso presuroso llegó llamando a la puerta de la habitación que compartían y justo antes de que abriera la puerta el rechinido de la cama, los gruñidos casi como gemidos roncos le produjeron un escalofrió.
-¡ARIA! –gritó dando una patada a la puerta que se azotó contra la pared y los ojos verdes se abrieron con horror al ver aquel maldito espectáculo.
Su hermosa esposa desnuda, dejando ver su redonda barriga donde llevaba a su bebé se encontraba en cuatro y era penetrada por un grotesco animal; y otro disfrutaba de una felación forzada, las blancas sabanas eran bañadas de sangre mezclada con semen espeso, las mismas que ahora gota a gota manchaban el piso, los gruñidos de enormes animales peludos con sus grandes falos hinchados palpitantes de color purpura.
-¡MALDITOS MONSTRUOS SUELTEN A MI ESPOSA! –bramó el rubio abalanzándose sobre los dos animales, clavando un puñal que siempre llevaba consigo hiriendo la pierna del lobo que penetraba para después arrastrarlo hasta abrir una herida profunda y sacarlo para herir al otro en un ojo.
-Atrapen al humano. –gruñeron reduciéndolo ese instante, lo golpearon y en medio de los golpes los malditos monstruos continuaban violando a su esposa.
-Ya hemos jugado suficiente con ella. Humano por tu insolencia. –siseó al parecer el líder de la manada pues era el más musculoso y alto de todos.
-¡Mátalo! ¡Mátalo! –gruñeron los dos Licántropos heridos entre aullidos a su Jefe el cual con un gruñido los mandó a callar.
-Desnúdenlo. –ordenó con la mirada dorada fija en el rubio, sus ropas cayeron hecha jirones, el bien trabajado cuerpo de Gamma parecía haber levantado los ánimos de los crueles animales. –Intentamos calmar nuestra libido en ella, pero tal vez logremos conseguirlo en tu cuerpo humano. –dijo dibujando una mueca de colmillos sonrientes.
-¿Qué? –fue lo único que pudo decir antes de sentir como introducían en su boca un enorme falo del líder que lo estaba a punto de ahogar llegando más allá de su garganta.
Entonces pudo sentir como entre gruñidos una lengua áspera pasaba alrededor de su miembro flácido envolviéndolo mojando con la baba del animal, y otra se introducía por detrás haciéndole abrir los ojos con horror. Quiso resistirse pero no lo pudo hacer sujetando sus manos las llevaban a abiertos para que acariciara los falos de otros dos Licántropos.
Sintió como las embestidas contra su boca, la lengua embistiendo su entrada tocando un punto que lo hizo estremecerse por completo, se estaba excitando y maldecía a su debilidad humana. Aquella lengua salía dejando escurrir la espesa saliva, un nuevo estremecimiento se apodero de él al sentir el vacío.
-Ya está húmedo. –dijo el animal al Lobo Alfa que gruñendo sacó su gigantesca polla dejando la boca pero tan rápido como él la quitaba el rubio volvía a respirar pero solo unos segundos antes de sentir como volvían a obligarle a una nueva felación.
Sus piernas fueron elevadas y abiertas a los costados de su cuerpo sujetado por garras, y sin más sintió que lo estaba partiendo por la mitad tan dolorosamente que las lágrimas caían esta vez marcando más el camino de las anteriores. Las embestidas fueron dolorosas, cruentas estocadas que parecían querer vaciarle las entrañas, entonces ahora podía sentir como los falso de los otros Licántropos se rozaban contra su cuerpo como le obligaban a sus manos prodigarles placer, perdió la noción del tiempo, el espeso líquido dentro de su cuerpo chorreando y humedeciendo el piso sumados a la sangre de su desgarrados ano. Turnándose uno tras otro, hasta que se sintió desfallecer pero ahora lo tenía más claro era mejor que le hicieran esto a él, a que siguieran mancillando a su amada Aria.
Su cuerpo bañado en esperma animal, fue liberado en un charco blanco. Gamma casi no tenía las fuerzas para hacer ningún tipo de movimiento. Ya al parecer los monstruos satisfechos se irían y los dejarían en paz pensó el rubio, sabía que saldrían de todo este dolor y deshonor, lograrían levantarse y seguir adelante con sus vidas volvía a repetirse mentalmente.
-Voy a darte un obsequió humano ¿Quieres conocer a tú bebé? –preguntó mientras mostraba los afilados colmillos tomando el maltrecho cuerpo de Aria quien semi consciente fijo sus ojos en los de su amado esposo antes de mover los labios diciendo: te amo.
-No… -decía con voz ahogada, las largas orejas peludas se movieron escuchando todos los Licántropos que ahora mostraban como una especie de sonrisa enseñando sus afilados colmillos.
-No humano, tú vivirás. Y ahora te dejare esto como un pequeño regalito de mi parte. –con un veneno único sujeto por el cuello delgado de la muchacha, dejando ver el desnudo cuerpo que tenía marcas de mordidas, la sangre que no dejaba de caer entre sus piernas junto con el esperma de los malditos monstruos.
-Detente… -dijo casi en un murmullo, sus piernas fallaron al intentar levantarse y su brazo se extendía con dirección a ella y al animal.
-Te enseñare a tu bebé… -siseó el monstruo hundiendo su garra en la barriga de Aria la cual abrió con horror los ojos casi saliéndose de sus orbitas pues al no poder gritar pues era casi estrangulada del cuello.
-¡DETENTE…! –chilló el rubio sin saber de dónde sacaba las fuerzas para lanzarse contra el Licántropo pero fue detenido por brazos peludos que lo volvían a golpear y someter boca abajo, obligándole a levantar la cabeza y abrirle los ojos para que no se perdiera el cruel espectáculo.
Su esposa que hasta ese instante había sentido el mayor de los dolores y humillación de ser violada por todo esa manada de criaturas malditas, de ver como su esposo sufría la misma humillación y dolor, daba sus últimos suspiros de vida al sentir como arrancaban de sus entrañas al pequeño bebé; y podía ver el terror e impotencia dibujados en el rostro de su esposo hasta que sus ojos solo veían la oscuridad total.
-Felicidades humano, era hembra. –le dijo lanzando primero el cuerpo sin vida de Aria a su lado, antes de lanzarle el cuerpo de la pequeña bebé. –Posiblemente murió asfixiada mientras nos follábamos a tu deliciosa esposa. –dijo aquella bestia maldita entre risas roncas junto al resto de su manada.
Los ojos verdes cetrino de Gamma se abrieron como si se le fueran a salir, recordando las palabras de su esposa: “Si es una niña, quiero que se llame Uni” –el dolor en su pecho destrozaba pedazos de su corazón y alma, un dolor que no se comparaban a ni con la violación del que había sido víctima, ni con ningún hueso roto que pudiera tener ese instante. Sus ojos se empañaban en gruesas lágrimas que nublaban su vista.
-¡AHHHHHHHH! –un grito desgarrador por parte del rubio que perdiendo la cabeza y el control de sus propias acciones, logró que su grito alertara los vecinos.
Fuera de la casa ahora un conglomerado de personas reunidas estaban armados con palas, y picotas. Dispuestos a ingresar más sin embargo, las ventanas estallaron en pedazos dejando el pasó de unos Licántropos que salían huyendo del lugar. Horrorizando a las personas que intentaban ir tras las criaturas, y ahora la casa ardía en llamas consumiéndolo todo. Aquella noche dieron por sentado que esos Monstruos asesinaron a toda la familia del rubio y nadie quedó con vida. Entre llantos y lamentos, la gente se iba para regresar a sus casas y al día siguiente hacer una misa en honor a las vidas perdidas. Más ellos no contaban con un raro milagro.
Gamma fue rescatado y curado por un Cazador de Monstruos. Le tomo un año reponerse de sus pérdidas, muchas veces había intentado quitarse la vida pero el adusto hombre no le permitía hacer ninguna tontería. A la edad de 20 años, luego de fortalecerse de nuevo y tras duros entrenamiento el rubio participaba en la caza y aquel que fue su maestro le dijo que era el momento de cada quien tomar su camino. En una corta despedida, Gamma agradeció en lo más profundo de su ser a aquel hombre por toda la ayuda brindada.
Y así dio inicio a las cacerías de licántropos. Hasta el día de hoy…
FIN DEL FLASH BACK…
Esa noche el rubio había elegido una cabaña abandonada para descansar, estaba preparándose para dormir, pensando en el siguiente pueblo con la esperanza de poder librar a los humanos de las malditas criaturas que le privaron la tan anhelada felicidad.
Fue cerrando los ojos cuando, el sonido de las pisadas y los gruñidos le indicaban que los Lycans estaban de cacería. Y sin perder el tiempo tomó sus armas unas largas varillas de plata con las que asesinaba a las criaturas, y se fue siguiendo el sonido.
Hasta que logró divisar una cabellera castaña huyendo despavorido, malherido y asustado, el chiquillo de no más de 14 años tropezaba mirando atrás.
Gamma estaba llegando para detener al Lobo aún sin verlo podía escuchar como sus enormes patas hacían crujir las ramas viejas y caídas de los árboles. A unos 10 metros del niño castaño el rubio se interpuso en el camino de la Bestia, entonces recién lo podía ver era un hermoso lobo de pelaje plateado, pero con manchas de sangre en las patas, el lomo y también en el hocico.
No necesitaba ser adivino o hechicero para saber qué tipo de escena se desarrollaba frente a sus ojos, un niño a sus espaldas muy asustado y una feroz bestia por delante posiblemente culpable por la muerte de los seres queridos del pequeño castaño.
-¡Maldito monstruo! –grito usando su arma afilada hiriendo el hombro del animal que aulló, entre gruñidos, cojeando y sangrante. –Al parecer eres un simple cachorro, pero eso no me importa. Prepárate para morir. –siseó Gamma tomando un par de lar varillas gruesas de plata, el lobo plateado no podía apoyar su pata derecha, mostrando sus colmillos cual perro rabioso amenazando al rubio.
Y fue así que el hermoso animal esquivaba los ataques, pero el rubio siendo un experto lo llevaba hacía un bosque tupido en arboles donde podría realizar la ejecución del animal herido. Tan sumido y concentrado estaba en lo que hacía que cuando tenía al Lobo donde lo quería.
-Y ahora solo ¡MUERE! –bramó apunto de apuñalar el corazón del Licántropo, más eso no ocurrió cuando el niño castaño a sus espaldas le detenía gritando:
-¡POR FAVOR DETENTE NO MATES A GOKUDERA-KUN! – se interpuso en su ataque, golpeando con los puños cerrados el pecho del mayor que sorprendido abrió los ojos, girándose de inmediato cuando todo se encontraba en penumbras la luna llena fue cubierta por unas nubes.
El hermoso lobo plateado, se trasformaba en un chico desnudo con el cuerpo pálido marcado por mordidas y una herida en su hombro izquierdo que contrastaba el color rubí contra el color plateado de esos cabellos y un par de hermosas orbes esmeraldas que le miraban.
-¡Gokudera-kun! –gritó el niño castaño corriendo a su lado, deteniendo su inminente caída para acunarlo entre sus brazos. –Lo siento, debí haberte escuchado. Es mi culpa que estés así… -sollozaba quitándose la chaqueta para cubrir el cuerpo malherido.
-No se preocupe… Décimo… Yo voy a estar bien… -decía con voz apagada dibujando una dulce sonrisa.
Gamma abría los ojos sorprendido, si bien había escuchado que los Licántropos se convertían en humanos, jamás lo hubiera creído del todo de no ser ahora, pero la escena estaba contrariándolo por completo pues no entendía ¿Cómo? Ni el ¿Por qué? Ese niño le hablaba con tanta confianza y ni que esos malditos monstruos pudieran sonreír tan bellamente.
-¡Ayúdenos por favor! –gritó el niño sosteniendo a un inconsciente chico lobo en brazos. –Me persiguen, si ellos nos encuentran aquí vamos a morir todos. –decía muy asustado, temiendo no solo por su seguridad sino por la de su amigo.
-Esa cosa es peligrosa, te ayudare solo si lo dejas. –espeto Gamma pues posiblemente el animal monstruoso ese había engañado al niño y lo único que quería era ser llevado a un hogar para destruirlo.
-No es una cosa, se llama Gokudera Hayato y es mi mejor amigo. –decía con cierto reproche en la voz.
-Mocoso, se nota que no conoces a ese tipo de criaturas son engañosas, crueles y viles. –respondió con el ceño fruncido.
-No soy un mocoso me llamo Tsunayoshi Sawada y soy… -iba a decir cuando de la nada apareció un gigante lobo de sucio pelaje con las fauces a punto de arrancar la cabeza del niño quien con temor en los ojos los abría como platos.
Gamma estaba seguro que no llegaría a tiempo, eso le pasaba al niño por confiar demasiado en ese tipo de criaturas se decía mentalmente, mientras corriendo con todas sus fuerzas hacía el vano intento de llegar…
CONTINUARA…