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Remitente: Anonimo por Jaelinna

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Notas del fanfic:

Bueno, la pareja se que es imposible que se de en el Canon, pero... con una amiga nos dimos cuenta que tiene detalles tan en comun, que se nos hacen hermoso juntos, a tal punto que se generan estos trabajitos asi de exporadicos...

Espero les pueran gustar, por que de verdad, a Karin y a Mi nos encanta

"CaMu" (Camus/Mu)

xDDD loco verdad? 

Notas del capitulo:

Pareja: Camus/Mu (Por favor lean el contenido antes de pensar que por ser esta pareja es un mal trabajo)

 

Editora y Beta: Karin

 

Idea: Karin

 

Autora: Jaelinna

 

Comentarios: simplemente amamos el lazo que creamos entre ellos en nuestro rol xD

Llevaba recibiendo las mismas cartas todas las mañanas de cada día lunes desde hacia tres meses, las mismas cartas donde le decía que se veía guapo, que el azul de ese traje escolar le quedaba muy bien, que el trabajo de historia había sido increíble y que se sentía mal por no haber salido como su pareja para el proyecto de ciencias. Camus no entendía quién era esa persona, él llegaba temprano para alcanzarlo pero nunca lo encontraba; se iba tarde pero nadie se quedaba ¿quién le dejaba tantas cartas y no tenia el valor de mirarlo a la cara?

 

Aquella mañana de lunes, como todas las anteriores, encontró una carta esta vez con menos líneas, con menos palabras pero al mismo tiempo con intenciones mas claras...

 

"Camus... he notado como cada vez que recibes mis cartas te molestas más... sé que nunca me querrás como te quiero yo, sé que para ti soy un fantasma, de lo contrario, ya te hubieras dado cuenta de quién soy... sólo me queda decirte que te quiero... que me gustas mucho... que ser tu novio sería para mi la cúspide de la felicidad, sin embargo, ya no soñaré con un deseo que no se realizara... ¡aun así no dejaré de acosarte con cartas, he! jajaja... déjame seguir siendo mediante estas líneas la persona que mas te quiere....

 

Atentamente, Tu silencio"

 

Camus con la carta en la mano se preguntó si esto era una broma de mal gusto o si ese chico no tenía mas vida que las cartas, por ello, decidió dejar el tema cerrado desde ese mismo día. Esperó hasta el primer receso, todos salieron al recreo y él se paró frente a la pizarra y ahí dejó un mensaje. Para cuando el resto del alumnado regresó a nadie pasó desapercibido la nota escrita con perfecta caligrafía en la pizarra:

 

"Dime en la cara lo que llevas dos meses escribiéndome, mañana, en el mismo lugar donde dejas tus cartas, después de clases"

 

Nadie entendía qué significaba, ni quién lo escribió ni a quién estaba dirigido.

 

El día y la hora llegaron. Camus guardó cada cuaderno en su mochila mientras miraba como cada alumno del salón hacía lo mismo, vio quiénes partían y quienes se quedaban. Y así fue que se quedó completamente solo.... aquella persona no tuvo el valor de decírselo en la cara. Tomó su bolso tras esperar solo en el salón por una hora. Cuando estaba por irse la puerta de la sala se abrió de golpe y vio como entró corriendo aquél chico que este año se había incorporada al curso, aquél al que todos llamaban “puntos” debido a sus lunares en la frente pero a quién Camus prefería llamar por su nombre: Mu.

 

Vio como el chico corrió hasta su pupitre sin notar que él estaba ahí. El chico buscó en su asiento hasta que encontró su cuaderno, despistado había salido corriendo de clase y tras llegar a su casa recordó que se le había quedado en el salón.

 

Mu alzó la vista y lo vio.... se quedó pálido...

 

—Ehh.... hola—balbuceó.

 

—Hola...

 

—Ehm.... yo… yo vine... por mi.... este…

 

—Tu cuaderno—afirmó el francés.

 

—Sí… eso... ¿qué… qué haces acá aún?

 

—Ya nada… sólo esperaba a alguien que no vino.

 

—Tú escribiste eso en la pizarra ¿verdad?

 

—Sí, pero me cansé de esperar que el cobarde de la cara— articuló con cierta molestia.

 

El otro bajó el rostro; su garganta le apretaba...

 

—Quizás.... te quiere tanto que estar cerca de ti es tan lindo que no sabe si es real o un sueño...

 

—No vino simplemente.

 

—A lo mejor... busca las fuerzas para declararse de una mejor forma....de... de seguro le gustas mucho— tartamudeó nervioso el de cabellos lilas.

 

—Decir las cosas a la cara hubiera sido mejor ¿no lo crees?

 

—Pero… ¿si tiene miedo....de que le digas que... no lo quieres?

 

—Eso era lo de menos... quería darle mi respuesta a la cara, pero la cobardía le ganó...

 

Mu se aferró a su mochila, entendió las palabras del otro. Ya no había nada que hacer.

Se puso el bolso en la espalda, lo mejor era simplemente partir, sin embargo, la voz de Camus lo atrajo de regreso.

 

—Si tenías tanto miedo... ¿por qué no me lo dijiste en la cara, Mu?

 

El otro palideció ¿cómo lo había descubierto?

 

—Cómo.... cómo supiste...

 

—Yo nunca puse en la pizarra que se trataban de declaraciones de amor lo que la otra persona me decía... tú lo expresaste sin que lo supieras y eso solo puede ser porque eres tú ¿no?

¿Quedaba algo mas que decir? para Mu solo quedaba una última pregunta...

 

—Sé que soy un cobarde, me fui a casa con la intención de no decirte quién era, ni escribirte más... pero cuando recordé que se me quedó el cuaderno tuve que regresar y… pensé que ya te habrías aburrido de esperar, por eso, entré... ahora que lo sabes… ¿puedes decírmelo...?

 

—¿Qué quieres saber?— Camus se dirigió hasta la puerta y la cerró con seguro, el sonido cortó el aire que iba a los pulmones de Mu

 

—Lo... lo que piensas ahora... que sabes… que me gustas—balbuceó apenado.

Camus no contestó, caminó hacia el otro, se paró frente a él. No bajó la mirada ni cambió su semblante serio mientras Mu sentía que el piso podía abrirse y tragarlo y él ni se quejaría...

 

—... Detesto las cartas de amor....—Mu se apretó más a su mochila— nunca me han gustado los niños así —le dolían esas palabras—… los persistentes— eran tan hirientes—… que no entienden que un no es un NO...—se sobresaltó con esa rotunda negación de francés—pero hay una cosa que me molesta más que todo eso, Mu... y es el que en esa última carta te despidieras... y yo no tenía como responder que no quería que lo hicieras.... que detesto las cartas de amor pero las tuyas las leía cada día de regreso a casa... porque sentía que a alguien le importaba, que me ponía atención... sigue escribiéndome mas de esas ¿si?... –tomó el rostro del otro y lo alzó para que se miraran— sigue haciéndolo que me gustas por ello—afirmó.

 

Sonrió.

Notas finales:

Espero alla sido de su agrado, muchas gracias por leerlo


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