Estar enamorado de tu mejor amigo, es algo bastante complicado. El miedo de saber que le puede gustar otra persona y en cualquier momento de seguro te lo va a contar, porque, ¿Son amigos no? se tienen la confianza suficiente para contarse ese tipo de cosas, pero claro, tu nunca serias capas de confesarle tu amor, por miedo a que te rechacé o que se aleje de ti. Bueno, eso era lo que me pasaba a mí, estaba enamorado de mi mejor amigo desde que lo conocí, y jamás me atrevería a decírselo, moría de pánico de tan solo pensar en la cara que pondría Minho hyung si se enteraba de mis sentimientos hacia él, pero resulta, que por cosas del destino, todo cambio…
Era un día viernes por la mañana, estaba terminando de vestirme cuando mi madre tocó la puerta.
-Taemin, ya llego Minho a buscarte, apresúrate, estas atrasado- Dijo mi madre golpeando un poco la puerta desde afuera de la habitación
-Si, ya bajo, lo siento-respondí.
Camine hacia la ventana mientras escuchaba como mi madre se alejaba por el pasillo y corrí un poco la cortina para mirar hacia afuera. Ahí estaba, apoyado en la entrada de mi casa, con su perfecto uniforme y su mochila en la espalda, esperándome, como todos los días. Era perfecto, siempre había pensado eso acerca de él, lo miraba como alguien superior, prácticamente como un dios, alguien… completamente inalcanzable para mí. Pero al mismo tiempo me sentía afortunado, desde que nos conocimos fuimos mejores amigos, incluso teníamos una diferencia de edad de 2 años, pero aun así éramos inseparables, y ese era el motivo por el cual creía que jamás podría gustarle, seguramente el solo me veía como su amigo, prácticamente como su hermano pequeño.
Tome mi mochila, salí de mi habitación, y me dirigí al comedor, donde estaba sentada mi madre mi tomando desayuno. Solo me acerque a mi puesto, saque un par de tostadas que había preparado para mi, y me dispuse a salir.
-Adiós mamá, nos vemos en la tarde, ten un buen día – dije mientras mordía una de las tostadas.
Ni siquiera alcance a escuchar si me respondió, por que cerré la puerta rápidamente y camine hacia mi Hyung.
-Buenos días dormilón- Dijo con una sonrisa en su rostro mientras me acercaba a el para poder irnos al colegio.
-Disculpe Hyung, no volverá a pasar- hice una pequeña reverencia, sonriéndole tímidamente, el solo siguió sonriendo y revolvió mis cabellos.
-Creo haberte escuchado decir eso cientos de veces Minnie- Rio despacio.
-Esta vez es enserio- Dije, cruzando mis brazos y mirándolo, intentando dar un imagen respetable.
-Esta bien, te creeré por ultimas vez- pellizcó mi mejilla y tomo mi brazo, comenzando a caminar- ahora vamos, llegaremos tarde gracias a tu impuntualidad.
Cuando subimos al autobús estaba completamente lleno, por lo que tuvimos que irnos de pie, como había tanta gente, la distancia entre mi cuerpo y el de mi hyung era casi nula, podía sentirlo rosarse contra mi por el movimiento de vehículo. Al llegar a un resalto, el autobús dio un movimiento brusco, haciendo que casi cayera sobre él, apoyándome en su pecho, quedando mi rostro muy cerca de su cuello, percibiendo su exquisito olor a hombre. Pero antes de que cayera completamente, el me afirmo, tomándome por la cintura fuertemente contra su cuerpo, ayudándome a mantener el equilibrio.
Lo mire avergonzado, sonriéndole tímidamente. El simplemente me devolvió la sonrisa, y cuando notó que podía mantener la estabilidad sin problemas, soltó el agarre de mi cuerpo, para afirmarse en una de los asientos del autobús. El resto del camino, nadie dijo nada. Todo completamente normal.
Al llegar al colegio, cada uno se fue a su respectivo salón. A la primera hora tenia clases de historia, pero como había llegado un poco atrasado, era de suponerse que el profesor ya estaba dando la clase.
-Buenos días señor Lee, otra vez llega atrasado- me dijo el profesor una vez que abrí la puerta y me dispuse a entrar en el salón.
-Buenos días- Dije asiendo una reverencia y comenzando a caminar hacia mí asiento mirando el suelo, todos mis compañeros estaban observándome.
Al llegar a mi puesto, saque mis libros de estudio y un lápiz, para tomar apuntes y me dispuse a poner atención, cosa que nunca lograba en historia, sinceramente odiaba esta materia, no entendía nada de los que el profesor decía. Generalmente dibujaba cualquier estupidez en mi cuaderno o escuchaba música, hasta que sonara el timbre para salir y ver a mi hyung otra vez.
Miraba el reloj desesperado, solo había pasado media hora desde que entre a la clase pero para mi habían sido siglos, es natural que el tiempo se te haga mas largo cuando estas aburrido. El profesor no paraba de hablar mientras todos mis compañeros escribían, yo era el único desinteresado por la clase. De repente se me ocurrió enviarle un mensaje a Minho hyung.
-Pero… ¿Qué le digo en el mensaje? “Hyung, estoy aburrido” mmm….no, eso no sirve, debe ser algo más interesante. “Hyung, lo extraño”… No eso tampoco sirve, pensara que soy estúpido, lo vi en la mañana. Creo que mejor no le envío nada, ni siquiera sé que decirle, y cada cosa que pienso es tonto, mejor esperare a salir a recreo…-decía en voz baja, enojado, me frustraba cuando no sabia que decirle.
Cuando sonó el timbre para salir a recreo, me pare lo mas rápido que pude, saque un jugo de piña de mi mochila y salí al patio en busca de mi hyung.
Me senté en unos de los banquitos, y pude ver que venía hacia mí, pero no venía solo, lo acompañaba un chico, bajito, de pelo castaño con cara de perro, Jonghyun, su compañero de clases, era un poco mayor que él, por qué había repetido algunos cursos, pero de todas formas era muy amigo de él, cosa que me causaba celos, siempre se hacia el lindo con Minho, sobre todo cuando estaba yo presente.
Cuando estaban llegando hacia mí, me pare del asiento para saludarlos, pero pasaron de largo y ni siquiera me miraron, y preferí llamarlos para que me vieran.
-¡Minho hyung!- Dije en voz bien alta, casi gritando y levantando un poco mis pies para que me vieran entre la demás gente que pasaba por ahí.
-¡Oh! Hola Minnie- Dijo Minho acercándose a mí, con una sonrisa en su rostro.
-¿A dónde van hyung?- pregunte curioso.
- Vamos a… ¿A dónde vamos Jong?- pregunto volteando su cabeza para mirar al ya nombrado.
-A la cafetería- contesto el enano con cara de perro con un tono bastante seco.
-¿Puedo acompañarlos?- Pregunté.
- Oh! Cla…- Minho, no pudo terminar su frase, porque Jonghyun lo interrumpió.
-¡No! Tengo que hablar algo importante con Minho, además, siempre está contigo, préstamelo solo este recreo Taemin- tomo a mi Hyung del brazo y se lo llevo.
-Nos vemos luego Minnie-Dijo mi Hyung a la distancia, mientras se alejaba con el tonto de Jonghyun.
Suspire mientras los veía alejarse por el pasillo, y en ese momento me entro el miedo, ¿Qué pasaba si se le declaraba?, ya en varias ocasiones me había dejado mas que claro que le gustaba Minho, y que yo no era de su agrado.
¿Que le diría a mi Hyung? ¿Cómo reaccionaria si llegaba contándome que tenía una relación con Jonghyun?
Si me ponía a pensarlo bien, era muy probable que a él también le gustara, siempre estaba con el, aunque yo fuera su mejor amigo, la mayoría del tiempo la pasaba con el, incluso varias veces que íbamos a salir juntos, me llamaba a ultima hora para decirme que no podría ya que debía ir con el a alguna parte.
Pasaron las horas y los recreos y no vi a mi hyung por ninguna parte, lo extrañaba, estaba asustado de lo que podría pasar, de lo que podía contarme, de que ocurría entre el y Jonghyun. Realmente mi mente y mi cuerpo se estaban preparando para enfrentar el peor de los casos.
Al salir del colegio en la tarde, también lo espere, por si acaso, me pasaba a dejar todos los días, pero ese había sido la excepción, él no había llegado.
Cuando llegue a mi casa, no había nadie, mi mama debía seguir en su trabajo, y papa… él era una historia aparte, mis padres se separaron cuando yo era muy pequeño y él no vivía con nosotros, lo veía en vacaciones solamente, no éramos muy cercanos.
En el refrigerador encontré un nota de mama que decía: “Minnie, debo salir por unos días de la Cuidad, por asuntos de trabajo, así que estarás solo el fin de semana, Cuídate y has tus tareas. Te Quiere Mamá.”
Genial, iba a pasar 3 días solo y de seguro mi hyung tampoco me vería porque se las pasaría con el otro feo cara de perro.
Pasaron las horas, y más horas y más horas y llego la noche, hacia bastante frio y afuera llovía. Yo por mi parte estaba en mi cama con mi computador jugando en Internet, cuando de repente comenzó a sonar mi celular, mire la pantalla y era mi hyung, conteste:
-¿Hola?-
-Tae, estoy afuera de tu casa, ábreme la puerta por favor, hace frio acá afuera- ¡Stop! ¿Estaba afuera de mi casa? ¿A las 12pm? ¿Mientras estaba lloviendo torrencialmente?
-¿Estas afuera? ¡Hyung! Como se te ocurre, está lloviendo, ¿Qué haces afuera a esta hora?-
-Luego te explico, ahora solo ábreme rápido Taemin-
Dicho esto corte la llamada y salía buscar a hyung, de seguro iba a tener un resfrió luego.
Cuando ya entramos en la casa le pase una toalla y una camiseta limpia para que se cambiara, seguramente le quedaría chica, porque era mía, pero así se le notaria su sexy cuerpo bien formado, que por cierto, me encantaba.
-Ahora me dirá que hacía afuera hyung, y a esta hora- preguntaba mientras él se secaba con la toalla que le pase y se sacaba su camiseta para cambiarla por la mía.
-Luego hablamos de eso, ahora no tenemos tiempo- dijo mientras dejaba todo arriba de la mesa, la toalla junto con las dos camisetas y se acercaba a mí, acorralándome en la pared, con su torso completamente desnudo - Lo único que debes saber por ahora es que me gustas, me encantas y no pienso seguir ocultándolo.
Quede atónito ¿Qué había dicho? ¿Yo le gustaba? ¿Al maravilloso Choi Minho le gustaba yo? ¡Rayos! Si hubiera muerto en ese instante lo hubiera hecho con una enorme sonrisa en mi rostro.
-¿Qué…?- no pude decir más, ya se había apoderado de mis labios, me estaba besando, y de la forma más rica que puede haber, saboreándolos por completo, pasando su lengua por ellos y mordiéndolos suavemente, provocando sonidos húmedos cada vez que nuestros labios se separaban, para luego volver a unirse de una forma más brusca y necesitada.
Puso sus manos en mi cintura y me levanto, mientras yo enrollaba mis piernas en sus caderas, apoyando mis brazos en sus hombros, sin dejar de besarlo en ningún momento.
No podía creerlo, había esperado años por poder estar así con él y todo se estaba cumpliendo en ese momento, podía besar y acariciar al hombre que amaba como yo quería y sin tenar que rendirle cuentas a nadie, simplemente disfrutaría de este momento con él al máximo.
De un momento a otro dejo de besarme, se quedó mirándome por unos segundos, sin separarse tanto de mí, podía sentir su respiración chocar contra mi rostro. Solo sonrió y bajo su cabeza a la altura de mi cuello, se acercó a él y comenzó a depositar pequeños besos en él, succionándolo, hasta dejar una marca, marca que indicaba que esta noche solo le pertenecería a él.
-Te amo- Susurro contra mis labios, mientras me cargaba por las escaleras a mi habitación- Desde que nos conocimos…
No podía creerlo, tres años siendo su amigo, su mejor amigo, prácticamente como su hermano, creyendo que tal vez él estaba enamorado del cara de perro, y ahora… enterarme de que siempre me amo, y yo siempre lo ame, y nadie fue capaz de hacer nada, de decir nada, pero todo eso acababa de terminar, y ahora no volvería a despegarme de él…
Continuara...