Estaba dentro de la habitación negando con la cabeza, como otras veces había accedido a ayudar a esos chicos que tanto quería, había un tenue rubor en sus mejillas, mientras que esa seda pura se deslizaba por sus dedos, extendió los brazos y dejando que bajara despacio por sus brazos y su cuerpo.
-Supongo que es por mi apariencia…-susurra mirándose al espejo después de ajustar los cierres y salir a la sala luciendo un hermoso vestido de fiesta con la espalda descubierta.
-¡Oh! ¡Kazu-chan se ve realmente bien!-dice el rubio mientras sonreía ampliamente tomándole la mano y darle una vuelta para que modelara ese vestido.
-Sin duda hilandero, con esa apariencia lograremos distraer a ese magnate, así nos darás la brecha necesaria para poder actuar-dice el ojiazul con una sonrisa picara en los labios mientras daba una calada al cigarrillo que tenía entre los dedos.
La mirada castaña se dirige al dueño del jagan y solo le sonríe, sonrojándose un poco, mientras se encargaba de arreglar su cabello de un modo apropiado.
-¿y no han pensado que tal vez el objetivo tenga otro tipo de preferencias?-inquiere el maestro de los hilos, haciendo que los get backer le miraran con algo de sorpresa-Sí, me refiero… ¿Qué tal que a ese hombre no le gustan las chicas? Que prefiera a un chico con apariencia varonil… o simplemente sea un voyerista…
Las palabras del castaño hicieron que Ban dejara caer su cigarrillo, no había pensado en esa posibilidad, una mueca de fastidio y de exasperación se dibujó en sus labios y una arruga se dibuja en su entrecejo.
-Vamos Ban-chan, seguro se nos ocurrirá algo si eso llega a pasar-responde el rubio con suma tranquilidad mientras se acomoda la blanca camisa.
-¡Ah! Hilandero ¿Cómo te atreves a jugar con mis nervios y a distorsionar mi magnifico plan?-reclama agitando un poco una mano al tiempo que levantaba su cigarrillo.
-No juego con tu mente Ban, solo la hago más ágil y pienses en un plan B si es necesario-responde suavemente mientras le arregla el moño que el rubio se estaba poniendo torcido-Pues no siempre esos hombres mayores estarán interesados en una chica-añade, pues sin duda su papel era el de la dama en esa fiesta.
-¡Ja! Yo siempre tengo un plan B-responde Midou con una sonrisita arrogante y despreocupada mientras también terminaba de ponerse su atuendo, un traje negro.
-Gracias Kazu-chan-le mira con una sonrisa amplia mientras se “acomodaba” el cabello-Ban-chan se ve realmente guapo y atractivo-dice el rubio con un suave sonrojo, haciendo que una sonrisa se dibujara en el ojiazul.
-Ahí está el plan B-susurra el pelilargo con una sonrisa picara-Si el objetivo no está interesado en mi… Ban puede tomar mi lugar-su voz era suave y divertida, seguro eso le causaría un atraganto a Ban, le miró de reojo como se golpeaba suavemente el pecho de la impresión.
-Rayos hilandero, tienes unas ideas medio extrañas-trataba de recuperar la compostura, mientras en sus mejillas había un muy tenue rubor.
Después de estar repasando la estrategia salieron de ese departamento, el hilandero iba sujeto de los brazos de los dos chicos, como la dama que aparentaba ser cuidada de sus dos compañeros; Ban tomaba el papel del secretario de un astuto perro de negocios de esa empresa, mientras que Ginji y Kazu eran sus primos que habían llegado de visita y por eso mismo los había llevado consigo.
Al llegar a la puerta principal un hombre de seguridad les miraba con ojos entrecerrados y no muy convencido pese a ver la invitación, aunque solo bastó una cálida sonrisa de la dama para que ese hombre dejara de tener un gesto tan rígido.
-Nadie podría resistirse a la sonrisa de Kazu-chan-murmura Ginji ya estando dentro de la fiesta mientras observaba el ambiente.
-Seguro que si también Ginji-san hubiera sonreído ese hombre hubiera quitado también su cara larga-responde el maestro de los hilos mientras Ban los observa con ojos entrecerrado a través de esos violáceos cristales de sus lentes.
-Ya déjense de esos temas y vayamos a buscar al objetivo-murmura acomodándose el saco de ese atuendo elegante, mostrando una sonrisa galante y sin duda una aura de lo más deliciosa.
Recargado en una mesa se encontraba un hombre de edad, con una barba algo espesa pero bien cuidada, cabello castaño entrecano, ojos azules con unas cuantas arrugas dejando claro el paso de los años por su ser; ataviado con una traje sastre color gris acero, una pulcra camisa blanca y en la solapa una rosa carmín.
Al verlo el castaño sonríe levemente acercándose con suaves movimientos, llamando la atención de ese hombre quien no dudó en fijar sus ojos exclusivamente en esa figura fina de espalda descubierta; entre juegos de coquetería y seducción lentamente apartó al hombre de esa mesa.
Desde otra esquina los get backer observaban los movimientos, siguiéndoles con cautela, principalmente cuando Kazuki llevara al hombre mayor a un lugar menos concurrido, insinuando que si tenían más privacidad podría obtener algo de esa figura delicada y cadenciosa.
El barbón le siguió embelesado al pelilargo deseoso de tocar y de ser posible poseer ese cuerpo, aunque cada que iba a intentarlo sentía como si una fuerza invisible le detuviera en el acto.
-“No dejaré que un sujeto tan asqueroso como tú me toque”-piensa el maestro de los hilos mientras que con suaves movimientos sujetaba las manos de esa presa, quien sin duda se encontraba indefenso ante sus hilos, mientras sus cascabeles sonaba suavemente.
-Vaya, vaya, el respetable diputado…-se oye la voz burlona de Ban quien se asomaba por detrás de una de las enormes cortinas de terciopelo-Me pregunto qué diría su esposa si supiera que está deseando hacer cosas indecorosas a una jovencita-añade con cierta burla e ironía
-¿pero qué significa todo esto?-inquiere el hombre sin poder dar crédito a lo que estaba pasando, tratando de escapar pero el emperador relámpago le corta el pasó.
-Será mejor que coopere con nosotros señor, usted tiene algo que necesitamos-dice el animoso rubio mientras se quita el saco, ya le sentía que le estorbaba.
-¿Algo que necesitan? ¿De qué están hablando?-inquiere el hombre canoso mientras observaba como era rodeado por los tres, sin poderse creer que una mujer estuviera involucrada con semejantes bárbaros.
-Por favor no se ponga tan tenso-dice la dulce voz de Kazuki mientras se acerca al mayor-Sería mejor que usted lo sacara por propia voluntad…o de otro modo mis compañeros tendrán que usar un método nada grato.
-No creo que quiera disfrutar de un minuto de ensueño…o tal vez de pesadilla-dice mientras que en los labios del ojiazul se le dibuja una sonrisa algo sádica al tiempo que le daba una calada a su cigarrillo, acomodándose los lentes de un modo provocativo.
El hombre de cano cabello abre los ojos con gran asombro ante las palabras que el chico de ojos azules había dicho con tanta malicia en la voz.
-¿A qué te refieres con eso de un minuto?-balbucea con pánico en la mirada.
-En verdad le sería mejor que no le preguntara a Ban-chan al respecto de eso, tiene poca paciencia-añade el emperador relámpago al tiempo que le muestra todos los dientes en una gran sonrisa despreocupada.
-Será mejor que nos haga entrega de la sortija-añade la suave voz del maestro de los hilos.
Al ver que no tiene ninguna otra opción comienza a buscar entre sus ropas lentamente, haciendo que Midou se desesperar un poco, estuvo a punto de esculcarlo él mismo ante tanta tardanza; pasados unos minutos que parecieron eternos el mayor al fin saca una cajita en la cual entre cojines forrados de terciopelo rojo se encontraba una sortija de oro con adornos en pequeñas esmeraldas.
Apenas fue la caja colocada entre las manos de Ban cuando algo pasó rosando su mejilla, obligándole a dar unos pasos hacia atrás para esquivar un par más de esas armas.
-Vaya, vaya, pero que ironías el encontrarles en este lugar-se oye una voz burlona provenir de entre las sombras.
-Bane-chan pero ¿que haces aquí?-inquiere con sorpresa el joven rubio al reconocer de inmediato esa voz, mientras que el dueño del jagan hace un ruidito de fastidio con la lengua.
-Oh Ginji-musita con algo de picardía en la voz-Sólo me estoy haciendo cargo de algo de trabajo, nada fuera de lo normal-añade el pelinegro al tiempo que va saliendo de esa oscuridad que lo cubría.
-¿Trabajo dices espantapájaros?-murmura Ban al tiempo que se aparta un poco más del pelicano para entregarle el paquete al maestro de los hilos.
-Así es, mi deber es cuidar que nada le pase a la persona que me ha contratado, así que si desean pelear yo estoy más que dispuesto-dice el pelinegro al tiempo que saca varios de sus bisturís de debajo de su piel.
-No digas ese tipo de cosas-protesta Ginji mirando a Akabane para después ver a su compañero quien mordía la colilla del cigarrillo-No es bueno pelear...
-Yo no estoy peleando anguila parlante, es este espantapájaros quien me está provocado-responde en un gruñido suave mientras se acomoda de nueva cuenta los lentes.
-No creo que sea necesario pelear-dice el pelilargo mirando a los presentes y de reojo como el pelicano estaba nervioso colocándose detrás de Akabane-A fin de cuentas, el deber de nosotros es el de recuperar el objeto y el deber de él es el de proteger; nosotros ya tenemos lo que deseábamos, así que es mejor retirarnos.
-Creo que “la damita” tiene toda la razón, si ustedes no harán daño a mi cliente…-una media sonrisa burlona se dibuja en los labios del hombre de sombrero mientras que guarda sus armas.
Al ver que no habría una pelea innecesaria Ginji se acerco para abrazarlo suavemente al tiempo que el médico le susurrara algo al oído que hizo sonrojar al menor; Ban enciende otro cigarrillo mientras les da la espalda.
-Bueno, si esto es todo…-murmura entregándole la caja de nuevo a Ban-Yo me retiro por ahora, lo que reta del trabajo no necesitan de mi presencia-dice con una sonrisa al tiempo que se despide de sus amigos y del peculiar médico.
-Esta bien hilandero, nos estamos viendo-dice guardando la caja.
Kazuki salía de la fiesta caminando tranquilamente, haciendo sonar sus cascabeles solo por el deseo de oír ese repicar, cuando debajo de una de las farolas del camino vislumbró una silueta, sus labios dibujaron una sonrisa y apresuró el paso.
-¡Haji!-exclama al tiempo que le hecha los brazos al cuello y besa sus labios suavemente.
-Hola…-murmura tomando su pequeña cintura y mirando detenidamente el atuendo de su pareja, sonrojándose ligeramente, sabía que haría un trabajo con los get backer pero no se imaginaba que tendría que verlo así.
-¿Te gusta?-susurra mirándolo a los ojos-Me hice pasar por la prima ve Ban quien estaba de visita en la ciudad, sacarle plática al objetivo-comenta mientras una leve arruga se muestra en el rostro del pelinegro.
-Y ese hombre…-le mira a los ojos con suma seriedad, apretando de modo posesivo esa cintura.
-No, ese hombre no me puso ni una mano encima-le tranquiliza soltando el listón que ataba su cabello-No dejaría que ningún otro hombre me tocara-susurra en sus labios antes de fundirse en un apasionado beso.
-Está bien-musita después de ese beso mientras acaricia su rostro con una de las manos-La noche aun es joven y el clima es agradable… ¿Te gustaría ir a algún lado?
Una sonrisa se dibujó en los labios del castaño, pues ambos sin duda estaban vestidos para ir a una cena en restaurante, aunque sabía que su pareja no necesitaba eso, así que optó por ir a ver una obra teatral que decían era muy buena.
Con una sonrisa Haji rodeo la cadera de su pareja para así encaminarse al teatro, disfrutando de ese entretenimiento que era del bastante tiempo atrás, susurrándole al oído que tenía ya demasiado tiempo de no disfrutar de ello.
Tras terminar la obra los chicos dieron un paseo a la luz de la luna, tomados de la mano mientras se miraban de modo cómplice de vez en vez hasta que llegaron al departamento de Haji para así disfrutar más intima e intensamente de ellos mismos.