Cartas para Shun
Hace mucho, mucho tiempo, en una plaza llamada Corazón alegre, vivía un comerciante llamado Ikki con su querido hijo Shun, que tenía 12 años. Vendían de todo: plumas, pinceles, dulces, tijeras, tapones, cortinas, libros, en fin un poco de cada cosa. Su tienda era como un arcoíris en medio de todas las casas de aquella plaza. Desafortunadamente, en los últimos tiempos, los negocios no iban muy bien y los ingresos bajos; nadie compraba nada, ni un tornillo ni siquiera un botón pequeño…
Un buen día, el comerciante, desesperado, decidió ir a probar la fortuna al otro lado del mundo. Mientras estuviera de viaje se decidió que el pequeño Shun con su tía Saori, una señora de 50 años muy estricta, a quien los niños del pueblo llamaban Madre Severa. Cuando llego el día de su partida, el pequeño estaba muy pero muy triste, tanto como su padre. Tenía los ojos llenos de lágrimas y un nudo en la garganta. Su padre le tomo entre sus brazos y le hizo una solemne promesa:
-No llores mas, hijito, no te olvidare nunca. Te escribiré una carta desde cada país al cual llegue. No pasaras ni un solo día sin tener noticias de mi - Después se fue sin volver la mirada hacia atrás en ningún instante.
Pasaron los días y luego los meses. La vida era muy dura para el pobre Shun a quien Saori alias Madre Severa no dejaba de gritar: “¡Sácale brillo a esos mueble! ¡Lava las ventanas y los trastos sucios! ¡Encera el piso” Sin tener siquiera una palabra amable o un poco de afecto. Por suerte, cada día que pasaba, Shun recibía una carta de su papa. Era como un pequeño rayo de sol que iluminaba su día a día eliminando su tristeza. El cartero de Corazón alegre, que le entregaba esa valiosa correspondencia, se llamaba Hades. Tenía unos hermosos ojos color de jade muy serios pero que transmitían mucha dulzura y nada lo hacía más feliz que una sonrisa de Shun. Pero resulta que un triste y sombrío lunes de otoño, Hades no recibió ninguna cara para su amigo, ni al día siguiente, ni subsiguiente, ni en toda la semana.
-Tu padre acabo por olvidarte- le dijo un dia con mucha maldad Madre Severa, cuando llego el sábado sin que hubiera una sola carta de su padre.
Shun empezó a llorar desconsoladamente
¡Oh, no! ¡No! El cartero no podía soportar ver llorar a su querido amigo. Su corazón se rompía en mil pedazos y sus ojos perdían brillo con cada lagrima, por ello decidió enviar él mismo las cartas como si fueran del padre de Shun.
Tomo su mejor pluma e imito lo mejor posible esa escritura que conocía muy bien. Trabajo durante toda la noche, y todas las noches que le siguieron, para enviarle a su niño amado, cartas del todo mundo: Taiwán, Australia, Filipinas, Chile, Indonesia, Lituania, Laponia, Polonia, Rusia, Japón, China, Uganda, Botswana…y cuando pensaba que ya había dado la vuelta al mundo, invento otros países:¡Kapabawana, Michiga, Tumbuctu, Chapabonu y Korinaru! Paso el tiempo; Shun ya tenia dieciséis años, se había convertido en un joven muy lindo, pero solo era realmente feliz cuando llegaba el cartero. Una mañana, antes de que saliera el sol, oyo que tocaban a la puerta.
-¡Ve a ver quien es! – grito Madre Severa
Shun obedeció sin chistar y fue a ver quien era, cuando la abrió había un señor muy elegante, vestido con ropas muy finas y costosas, estaba en el umbral y le tendía los brazos…
-¡Papá! ¡Papá! Recibi todas tus cartas, todas, hasta la ultima, ayer, que llego del otro lado del mundo…-Su padre le miro muy sorprendido.
-¡Mi pequeño Shunny, no te burles de mi! No te he escrito desde hace mucho tiempo, pero no es mi culpa, debes de creerme, ¡Naufrague! Y luego me ocurrieron muchas aventuras una otra, ¡Ya te contare!...¡Que feliz estoy de volver a verte! ¡Otra vez estaremos juntos! Mira, con el dinero que he ganado comprare el castillo de Corazon alegre y lo transformare en una inmensa y magnifica tienda donde tu y yo los dueños seremos…
Shun paso horas y horas escuchando los relatos de su padre, acurrucado junto a el. Sin embargo no estaba completamente feliz, pensaba en las cartas que había recibido durante tantos años y, de pronto, comprendió lo que había pasado.
-¡Esperame papa, regreso enseguida!
Corrio hasta la casa que estaba cerca de la oficina de correos y miro por la ventana.
Hades estaba allí, sentado frente a la mesa, con la cabeza recostaba en sus brazos. Se había dormido mientras le escribia. Todavia tenia la pluma entre sus dedos…¡En ese instante el corazón de Shun empezó a latir muy fuerte por el!
Una semana después de los ocurrido, en su hermoso castillo, el papa de Shun celebro con una gran ceremonia la boda de su hijo con el cartero. El pueblo de Corazon alegre se decía que aquellos enamorados nunca dejarían de escribirse, el uno al otro, las mas hermosas cartas de amor
-Que dices amor, deseas otra carta- dice Hades
-Las que tu quieras – le sonríe Shun
Y colorin colorado este cuento a terminado