Hyde disfruta muchas cosas en el mundo, y la atención de las personas es la principal de todas. Por eso, en ese momento, mientras Sakura le saluda con un fuerte apretón de manos y no deja de observarle, se siente bien, como si se hubiera transportado a una época antigua en la que el trabajo extra del baterista era simplemente observarle, estar pendiente de él.
Sonríe, coquetamente y se dedica a conversar con Sakura, a sonreírle y acercarse a él, lo suficiente como para confundirle y dejarle preguntándose qué demonios está sucediendo y por qué es de nuevo Hyde quién toma las decisiones y decide lo que va a pasar.
Hace mucho tiempo realmente que no conversan tan animadamente y el tiempo se pasa volando y en algún momento de la noche, el vocalista le convence de que es demasiado tarde y está demasiado borracho para irse manejando, así que se queda en el departamento del otro, confundido y ebrio, con una especie de cortina de humo nublándole el pensamiento, impidiéndole pensar correctamente.
Conoce al otro y sabe para qué le quiere en su departamento después de tanto tiempo, quiere con él simplemente ver si aún es capaz de dominarle. Lo peor de todo es que sabe que si se lo permite aunque sea un poco, va a terminar cediendo y perdiendo todo lo que ha progresado, lentamente, con el paso del tiempo, y no quiere más depender de un ser humano que no depende de nadie más y es completamente autónomo y sólo le usa para jugar con sus sentimientos.
—Te he extrañado, Sakura —le dice, con una sonrisa amplia y ojos brillantes, su lengua coqueta humedece sus labios y no puede evitar el escalofrío que le recorre, Hyde siempre ha sido un excelente seductor.
Es algo innato en él, que le viene tan natural como ese acento de Osaka que lo hace tan adorable.
Como la forma en que ladea su cabeza cuando está confundido y pronuncia un prolongado "¿huh?" curioso, que le da la apariencia de un crío, a pesar de estar ya en su tercera década de vida.
—¿En serio me extrañaste? —no es un reclamo, es simplemente que no le cree, le ha visto demasiado a gusto y sonriente, coqueto con todo el mundo, como para tragarse tan fácilmente sus palabras.
El vocalista se ríe y se acerca más, al punto en que alarmas empiezan a sonar en la cabeza de Sakura, ¿en qué momento le dejó acercarse tanto?
—Te lo voy a demostrar —dice el cantante y le regala una sonrisa y un guiño coqueto.
Las alarmas se intensifican en su cabeza porque eso más bien es una amenaza.
Le conoce muy bien, eso significa que va a hacer con él lo que quiera y nadie se lo va a impedir.
Nadie.
Y él sabe que no va a oponer resistencia alguna porque es Hyde, y Hyde puede hacer con él lo que quiera. Siempre lo hizo cuando aún estaba en la banda, y aparentemente, lo sigue haciendo ahora que ya no está en ella.
El beso le sabe a cerveza y cigarrillos, a culpabilidad por haberle fallado a Hyde en el pasado, es un beso amargo pero intenso, y el cuerpo que se aferra al suyo lo ha extrañado tanto y encaja de maravilla en el suyo.
Oh, dulce y pequeño Hyde con una adicción al sexo y a la adoración del resto del mundo, y pobre de él, que ha vuelto a caer en esa trampa y Hyde le dejara morir en ella, se marchará después, queriendo conquistar al mundo entero, y conociéndole, lo logrará y todos no serán más que desechos del cantante, una historia más que contarle a Ken y a Tetsuya, y a ese nuevo bajista que ocupa su lugar.
—Enséñame —acepta.
Porque si va a arder en esa llama, lo mejor es que se voluntariamente, para que sea un dolor placentero, un calor sofocante y ardiente que no le haga sufrir tanto.
Prefiere perderse en el olvido con una enorme sonrisa de satisfacción y después de un buen orgasmo.
Como todo buen alumno de Hyde.
El maestro ideal de la seducción, de los juegos de cama y de las despedidas breves.