Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dove por Winy9

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Algo aprieta su mano con demasiada fuerza, casi hasta le hace daño. Pero es un contacto agradable, algo que agradece por la calidez que le transmite a pesar del frío que le recorre por el resto del cuerpo. Una opresión en el pecho le dificulta la respiración pero ni siquiera tiene fuerzas para toser y librarse de ella. Un agudo dolor le atraviesa la cabeza y la garganta y sabe que está en medio de una de las peores gripes que ha padecido.

Intenta abrir los ojos, pero la luz blanquecina de la habitación le ciega. El contacto con su mano se hace un poco más ligero y de repente siente algo mayor sobre su pecho, como si alguien lo estuviese abrazando. Hace de tripas corazón para abrir los ojos y acostumbrarse a esa nueva luz que ni siquiera le resulta conocida. Necesita saber quién es su acompañante, aunque sabe de alguna manera que no es quien a él le gustaría.

No se equivoca cuando ve a Kyuhyun medio tumbado sobre su cuerpo, mirándolo con impaciencia e incredulidad, y dibujando una sonrisa cuando lo ve con los ojos abiertos. Donghae también sonríe, aunque no sabe si tiene motivos para hacerlo. ¿Dónde están? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué Hyukjae no está allí?

Le cuesta recordar los últimos acontecimientos, pero sobre todo le cuesta rehilar cada uno de sus pensamientos. ¿Por qué ya no le duele el cuerpo - aparte de los síntomas por la fiebre - y toda suciedad de su piel parece haber desaparecido? Y si Kyuhyun está con él... ¿entonces Hyukjae y él también lograron escapar?

Le basta incorporarse para saber que no es así y reconocer por fin la enfermería de Dove, que tiene el noble aspecto de un hospital de verdad, aunque probablemente las personas que allí los atienden no tengan ni siquiera el título. Kyuhyun, sentado a su lado, vuelve a coger su mano y lo mira con el ceño fruncido, preocupado quizás por su mirada perdida y su expresión de absoluto desconcierto.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta con voz ronca, más bien, casi sin voz.

- Te encontraron en el bosque inconsciente - responde Kyu, no en mucho mejor estado que él -. Desde que te trajeron aquí llevas tres días inconsciente.

- ¿Tanto tiempo? Vaya... - pero eso es algo que tampoco le importa. Le sorprende más seguir vivo y que se hayan preocupado por cuidarlo entonces. Pero hay algo más urgente a lo que atender antes que a eso -. ¿Y HyukJae?

Kyuhyun suelta su mano y se aleja un poco de él, lo cual ya no le da ninguna buena espina. Mira insistentemente a su compañero, no piensa dejar que evite su pregunta, es algo que necesita saber con urgencia.

- ¡Kyuhyun!

- Oh... Intentaron matarlo, pero está bien - se apresura a añadir viendo la descomposición del rostro de Donghae -. No sé cómo, pero está bien. Demasiado bien. Ahora es guardia.

- ¿Qué?

Eso es imposible, Hyukjae odia este lugar, jamás se hubiese prestado a ser uno de los torturadores, no al menos aún con la mentalidad sobre este sitio que tenía. No le encaja para nada que haya aceptado algo así. Y, por lo visto, Kyuhyun está tan sorprendido como él.

- No sé, Hae, pero fue él quien los guió hasta ti. Y, al día siguiente, era guardia. Así, sin más.

Demasiada información para digerir y pocos recursos para hacerlo. No le importa lo que le diga Kyuhyun, mantendrá la fe en Hyukjae, aunque probablemente vuelva a equivocarse. ¿Entonces por qué lo ayudó? ¿Para ahora ser él quien le propinara las palizas? O, mejor aún, ¿para acabar él con su vida? No, prefiere creer que hay un motivo escondido detrás de todo. Al fin y al cabo, su mente es una de las más retorcidas que ha tenido el gusto de conocer. Decide olvidarse de eso, por el momento.

- ¿Y tú? Hyukjae dijo que te habías escapado.

- Al ir a denunciar reconocieron mi uniforme y me trajeron de vuelta - explica rápidamente y apenado -. Ni siquiera pude explicarles nada.

- Al menos lo has intentado - comenta Donghae con una sonrisa por tal de animarlo -. ¿Y cómo estás?

- Vivo, que ya es decir mucho.

- También me enteré de lo de...

- Ya - lo interrumpe Kyuhyun bajando la mirada -. Es horrible. ¿Sabes que todavía no puedo dormir por... porque le veo muriendo frente a mí? A veces incluso me habla y me echa la culpa de...

Es esta vez Donghae quien lo interrumpe, haciendo un soberano esfuerzo para incorporarse un poco en la cama y abrazarle con toda la fuerza con la que es capaz, aunque tampoco sea demasiada. Kyuhyun le rodea la cintura agradecido, comenzando a llorar débilmente en su hombro.

- No hay más culpables aquí que los que lo han hecho, no te tortures por eso.

- Qué imagen tan enternecedora.

La voz de Hyukjae los hace separarse inmediatamente. El corazón de Donghae da un vuelco al comprobar que Kyuhyun tenía razón, Hyukjae va vestido con el uniforme de los guardias y armado tanto como ellos. Traga saliva con nerviosismo, sin atreverse a mirarlo. Lo que vivieron fue algo extraño, quizás paralelo a todo lo que hay dentro del internado. Más aún al verle de esa manera, tan serio, tan frío y tan autoritario.

Como aquel Hyukjae que conoció en sus primeros días.

- Largo de aquí, Cho.

Kyuhyun le dedica una mirada a Donghae y este asiente en un movimiento casi imperceptible antes de que el menor se levante y salga con prisa de la habitación. Hyuk la cierra desde dentro una vez se han quedado solos y Donghae no puede apartar la mirada de él. Intenta encontrar la huella de aquel muchacho que le salvó la vida, que estaba tan perdido y tan indefenso como él.

- ¿Cómo te encuentras? - pregunta el mayor indiferente.

Donghae solamente se encoge de hombros. Aunque hubiese querido, no hubiera podido decir nada coherente. Se siente lo suficientemente intimidado como para que su mente se quede en blanco totalmente.

Le gustaría preguntarle por ese nuevo cambio, si tiene algún otro plan. Quiere asegurarse de que esa persona que vive dentro de Hyukjae no ha sido producto de su imaginación y puede ser todo un encanto si se lo propone. Pero viéndolo acercarse hasta su cama con una mirada casi de asco, siente que realmente empezó a delirar mucho antes de lo que había pensado.

Ese escalofrío por tenerle cerca vuelve a recorrerle después de tanto tiempo. Se apoya contra la pared, en un intento de alejarse lo más que puede de él. Hyuk sonríe de medio lado, tan fríamente como mantiene toda su expresión. Pero algo cambia en sus ojos cuando ladea la cabeza hacia la derecha.

Donghae lo mira interrogante y Hyukjae vuelve a repetir el mismo movimiento de forma casi imperceptible. El menor mira disimuladamente hacia dónde está señalando y descubre una cámara mal escondida que los está vigilando en la esquina superior derecha. No puede esconder una sonrisa y sentir una oleada de alivio por todo su interior. No es que hayan vuelto al pasado, es que están siendo grabados.

- Toma - le da un pequeño frasco de medicinas, preocupándose de taparlo enteramente con la mano, que contiene un papelito doblado varias veces en lugar de las pastillas pertinentes -. Tómatelas antes de dormir, necesitamos que estés bien para que recibas un mejor castigo - de nuevo esa fría sonrisa se asoma en su rostro antes de volver a dejarlo solo.

Donghae vuelve a tumbarse en la cama con el frasco entre las manos y se tapa un poco más con las sábanas, dándole la espalda a la cámara y asegurándose de que es la única en toda la sala. Solo entonces abre con cuidado el botecito que le ha dado Hyukjae y saca de él el pequeño papel que contiene dentro.

Voy a sacarte de aquí, recuérdalo. Y, por lo que más quieras, no tomes ninguna medicina que te ofrezcan. Te lo explicaré todo esta noche, solo tienes que ir al baño de la enfermería a las doce. Ponte guapo, ¿eh?

Donghae sonríe aunque intenta evitarlo. No sería muy bueno que entraran y lo vieran sonriendo de esa forma tan idiota, cualquiera pensaría que está delirando. Aún así no quiere hacerse muchas ilusiones, Kyuhyun le dejó claro que había sido Hyukjae el causante de que lo encontraran, ¿qué explicación podría ofrecerle sobre eso? ¿Por qué lo había delatado? ¿Para atenderle la fiebre? Para nadie es un secreto que muchos de los ingresados preferirían morir que volver a Dove.

No tiene reloj, pero afortunadamente el internado cuenta con su propia capilla que se encarga de anunciar la hora a las en punto y a y media. No duerme, no quiere que se le pase la hora. Necesita explicaciones, pero sobre todo necesita ver en él a ese Hyukjae que tanto extraña. Y aunque intenta esperar pacientemente, cuando escucha las doce campanadas siente que el corazón se le va a salir del pecho. Oh, por favor, qué manera tan absurda de ponerse nervioso.

Se levanta con torpeza de la cama. La cabeza sigue doliéndole muchísimo, pero al menos la garganta ya no le arde como antes. Camina a tientas en la oscuridad de la habitación hacia la puerta que hay al fondo de la misma, justo en frente de la puerta de salida. Respira profundamente antes de abrirla. ¿Y si es una trampa? ¿Y si todas las ilusiones han sido en vano? ¿Y si no hay más Hyukjaes que el que le mostró los primeros días?

Bueno, ¿qué más tiene que perder?

Abre la puerta decidido y una mano tira de él con demasiada fuerza hacia el interior antes de que pueda pasar. Por supuesto, es Hyukjae, que cierra la puerta asegurándola y lo abraza de una forma asfixiante antes de perder más tiempo. Donghae lo agradece, porque el frío de su cuerpo sigue presente en él, entrando por cada poro de su piel. Le corresponde con las mismas fuerzas y ganas, con la misma desesperación por sentirse entre sus brazos.

- Donghae, perdóname - susurra en su oído sin dejar de abrazarlo -. Fue mi culpa que te encontraran, no... lo siento.

Ahora eso le importa muy poco. A decir verdad, las imágenes del última día de conciencia en el bosque vuelven a su mente, situándolo muy lejos de donde se despidió de Hyukjae, pues ya habían pasado las tres horas contadas por él y había salido en su búsqueda. Está claro que se desorientó, se mareó y perdió la conciencia.

- No importa, me alegro de que estés conmigo ahora.

Hyuk lo separa de él y sonríe con lágrimas en los ojos.

- No hables muy fuerte - tira de su mano que aún tiene cogida y lo sienta en el filo de la bañera -. Siento no haberme trabajado mejor la primera cita.

Donghae sonríe echándole un rápido vistazo al lugar.

- Oh, para mí no podría ser más perfecto. De verdad.

Hyuk le devuelve la sonrisa de forma cansada, su aspecto no ha mejorado mucho desde la última vez que lo vio y eso que, siendo guardia, ya no debería recibir ningún castigo.

- Tengo mucho que contarte.

- Desde luego.

El mayor acaricia su mejilla y suspira, contemplando su rostro casi con adoración. Donghae se ruboriza bajando la mirada, incapaz de seguir manteniendo ese contacto visual.

- No los llevé hasta ti, los llevé por el camino contrario, pero te encontraron igual.

- Me perdí de camino al internado - reconoce con cierta vergüenza.

- No debiste volver.

- Ni tú tampoco - replica volviendo a mirarle -. No hubiese sobrevivido sin ti de todas formas.

- Eso lo tengo clarísimo - se ríe sentándose de lado junto a él, con una pierna en el interior de la bañera y la otra fuera -. Nos iban a matar a los dos. Bueno, a los tres.

No necesita una aclaración para saber que ese tercero es Kyuhyun y un nuevo escalofrío le recorre al pensar en que si las cosas se hubiesen dado de esa manera, ahora ni siquiera estaría vivo. Ni siquiera se habría dado cuenta de que había muerto.

- Pero vinieron tus padres de visita esa misma noche, se habían enterado de lo ocurrido con Kyuhyun ya que salió en el telediario. Querían asegurarse de que estabas bien, así que tuvieron que traerte a la enfermería para que pudiesen verte.

- ¿Mis padres han venido a verme? ¿Y me han visto así? ¿Y no han...?

- Por supuesto, mi padre les dijo que te habías intentado escapar por mera rebeldía y que te atenderían lo mejor posible.

Donghae resopla. Va a ser verdad que no hay posibilidad de escapatoria en este maldito lugar. Hyuk sonríe una vez más.

- No sé si sabes que solo se puede hacer una visita al mes, así que tus padres prometieron venir a visitarte el mes que viene. Oh, sorpresa, para entonces ni siquiera tenían pensamientos de que siguieras viviendo. Supongo que hasta entonces te tratarán genial.

Bueno, es algo que le alivia. Aunque duda que sus padres se preocupen de verdad por él, ya han visto lo que hacen allí en dos ocasiones y se niegan a reaccionar, no es que tenga mucha esperanza en ellos. No debe tenerla, también Hyukjae se lo dejó claro.

- ¿Y Kyuhyun y tú?

- Yo estaba presente cuando vinieron tus padres, porque fue justo después de ir a buscarte al bosque. Claro, para que no les dijera nada mi padre me encerró en su despacho. Y, por si no lo sabes, soy bastante curioso... Busqué alguna prueba que lo incriminara, algo sobre la muerte de Sungmin o cualquier otra... Pero encontré otra cosa.

Deja de mirarlo y se aparta un poco de él. Su voz se ha ido ahogando a medida que hablaba y sabe que es algo difícil para él. Así que se acerca a él, ignorando que él quiera alejarse, y lo abraza sin demasiada fuerza, solo para que no olvide que no está solo.

- Eran cartas de mi madre dirigidas a mí, otras tantas a él, citaciones del juzgado por mi custodia.

- ¿Qué?

- Que no me abandonó, Hae, no me dejó solo. Mi padre la obligó a hacerlo y me engañó a mí para que no me fuese con ella. Ella sí quería ayudarme de verdad, no... no de esta manera.

Donghae aplica un poco más de fuerza en su abrazo, intentando calmarle ya que nota perfectamente cómo ha empezado a llorar.

- Llamé al último teléfono que mi madre me proporcionó en una de sus cartas, pero no obtuve ninguna respuesta - continúa separándose de él -. ¿Sabes? Para entonces ya había perdido toda esperanza, pero saber que mi madre me esperaba en algún lugar lo cambiaba todo. Así que cuando mi padre volvió le pedí perdón, me humillé ante él, le di la razón en todo y le aseguré que había aprendido la lección, que quería ser como él.

A pesar de que sabe que es mentira se horroriza ante la idea de que algo así pudiese ser verdad. Hyukjae parece notarlo porque sonríe al mismo tiempo que limpia las lágrimas de sus mejillas.

- Y se sintió confiado porque se creyó que lo había llevado hasta ti y además había guardado silencio, así que se sintió en la "obligación" de darme un voto de confianza y ascenderme a guardia, dejándome elegir el castigo de Kyuhyun. Tuve que hacerlo, creo que ahora me odia un poco más.

- ¿Y cómo lo llevas?

- Bien, apenas soy vigilante de pasillo y solo me he ocupado de hacer guardia para ti.

- ¿No te gusta sentir el poder o algo así?

- Claro que no - responde casi ofendido -. Solo quiero sacarte de aquí.

Donghae retira la mirada, mordiéndose el labio inferior para no decir nada. Pero ya no confía en que eso sea posible, lo han intentado, y ahora están en peores condiciones. Hyukjae como guardia, teniendo que someter a los ingresados a una autoridad que ni siquiera desea. Y él con fiebre y con la sensación de estar poniendo en peligro a las pocas personas que le importan allí dentro.

- Vamos a lograrlo - repone Hyuk adivinando sus pensamientos -. Por favor, Hae, confía en mí. Solo tienes que portarte bien, nada más.

- Aquí eso no importa.

- Por favor... Solo será un mes. Después te irás.

- ¿Un mes?

Hyukjae solo sonríe, vuelve a acariciarle la mejilla y se acerca todo lo posible a él hasta dejar un delicado beso en sus labios.

- Confía en mí - repite solamente.

Y puede que se equivoque y que sea la última persona en la que deba confiar, pero ahora tampoco puede pensar con demasiada coherencia, así que asiente sin ni siquiera dudarlo.

 

Y aunque un mes, en principio, puede parecer poco tiempo, hay que añadirle la poca esperanza que tiene en salir de allí y sobre todo lo poco que aguanta las miradas de odio tanto de los guardias como de sus compañeros. No entiende por qué sucede así, ni por qué de repente solo Kyuhyun parece capaz de soportarle, pero sus compañeros parecen querer matarlo cada vez que se cruza con ellos. Quizás no esperaban que sobreviviera.

Eso es lo que menos le importa. Puede que tenga que aguantar toda la vida allí dentro, con ellos, pero le da realmente igual. Ahora sí tiene una motivación para despertarse y es encontrar las notas con breves frases que Hyukjae le deja en el almuerzo, el desayuno, en las medicinas o en cualquier lugar disimulado. No pueden hablar cuando se cruzan por los pasillos, ni siquiera pueden mirarse, pero puede soportarlo mientras siga sabiendo de él de esa forma. Es una tontería pero le alegra el día como nada ha conseguido en ese lugar.

No olvides que tras la última gota de lluvia, siempre sale el sol.

Hyukjae le había recomendado que siguiera haciéndose el enfermo para que no lo sacaran de la enfermería y no tuviera que asistir a ninguna clase, pero no pudo seguir mucho tiempo, pues la fiebre fue remitiendo y la temperatura iba siendo controlada todos los días. Así que había vuelto a la rutina de Dove el mismo veinticinco de diciembre, allí la rutina no se detenía ni siquiera en Navidad. Pero no pasó nada, como él y Hyuk temían. No lo llamaron para un castigo especial o para matarlo como hicieron con Sungmin. Tendrían que esperar hasta enero en ese caso, pues sería cuando sus padres podrían volver a verle.

Sin saberlo ni darse cuenta, había pasado todo el mes de noviembre en el régimen de aislamiento. Sí, había un lugar donde el tiempo pasaba de forma más desconcertante que en el internado y era en aquel horrible sótano que había sustituido a sus pesadillas con Hyuk.

- ¿No vienes a desayunar?

Donghae se frota los ojos intentando despejarse, ha dormido mal durante toda la noche y tiene un calor poco propio del viento que hace fuera. Un sudor frío le recorre la frente y lo único que quiere es colocarse bajo un gran chorro de agua fría.

- ¿Hae? - insiste Kyu.

Donghae le hace un gesto con la mano para indicarle que se vaya sin él. Kyuhyun también lo está pasando mal, tampoco a él lo tratan como antes, quizás porque no pudo cumplir con su cometido, por eso intenta dejarlo poco tiempo solo, pero ahora simplemente se siente incapaz de levantarse de la cama.

Escucha que su compañero sale de la habitación y se coloca la almohada sobre la cabeza para dejar de escuchar los crujidos del piso de arriba, los pasos de sus compañeros y la lluvia de fuera, todo parece que le martillea la cabeza. Un portazo dentro del dormitorio solo hace que esté a punto de estallarle un poco más. ¿Por qué no pueden salir con delicadeza?

- Fuera todos - escucha la voz de Hyuk.

Se aparta la almohada de la cabeza y se incorpora rápidamente, a tiempo de ver cómo Ryeowook y Zhou Mi salen de allí casi corriendo.

- He dicho todos, Lee - insiste el mayor manteniendo la puerta abierta.

No debe buscarse problemas y lo sabe, pero no puede levantarse, está mareado, todo le da vueltas, parece tener miles de explosiones dentro de la cabeza y el calor y el frío parecen fundirse en su cuerpo haciéndole temblar. Ni siquiera es capaz de rebatirle.

- ¿No me escuchas? No puedes estar aquí.

Vuelve a tumbarse en la cama, incapaz de soportar su propio cuerpo, y una vez más se tapa la cara con la almohada. Eso no le ayuda para amortiguar el sonido de los pasos de Hyuk acercándose a él, que resuenan como un eco multiplicado en su cabeza.

- ¿Qué te pasa?

Donghae no tiene tiempo de responder cuando da media vuelta en la cama y vomita en el lado contrario a donde se encuentra Hyuk. Este se sube rápidamente a la cama y le ayuda a mantener la posición correcta para evitar que se trague su propio vómito, intentando no mirar hacia el suelo.

- Lo siento - murmura Hae más mareado que antes, echando la cabeza hacia atrás para apoyarla en el hombro del ahora guardia.

Hyukjae lo abraza por la cintura y lo arrastra en la cama hasta volver a tumbarlo con delicadeza y arroparlo con las sábanas.

- Tranquilo, aquí no hay cámaras, solo están fuera - susurra apartándole el pelo de la cara y limpiándole la boca con un pañuelo -. Voy a limpiar esto, ¿vale? ¿Tú estás bien?

No, no está bien. Pero aún así asiente, cerrando los ojos y acurrucándose contra su propio cuerpo. Siente el húmedo contacto de los labios de Hyuk sobre su frente y sonríe cuando nota que una mano del mayor busca la suya por debajo de las mantas y pone en ella una de sus más que conocidas notitas.

- Aguanta, ya queda menos.

Sale de la habitación y supone que después volverá, pero no llega a verlo porque vuelve a quedarse dormido.

 

- Es acojonante, vamos. Le echa las culpas a Henry, le perdonan que se escape, ¿y ahora le dan privilegios de quedarse en cama todo el día?

Donghae despierta no sabe a qué hora, solo escucha las voces de sus compañeros desde hace un rato, quejándose precisamente de él y de un supuesto trato especial que está recibiendo. El último en hablar ha sido Zhou Mi, que parece realmente frustrado con todo el asunto.

- No es como lo dices... solo... - comienza Kyuhyun.

- ¿Que no? ¡A Sungmin lo han matado, joder! - grita Zhou Mi histérico -. Y por algo mucho menor.

Nadie contesta. Solo se oye un profundo suspiro que no sabe ubicar a nadie. Donghae se esconde un poco más entre las sábanas. Se siente mal, muy mal por lo que está escuchando, puede incluso sentirse culpable por estar vivo. Zhou Mi tiene razón, él está vivo por casualidades de la vida, o porque Hyukjae ha decidido convertirlo en algo así como su protegido. Los demás no se merecen menos, tampoco.

- Son las ventajas de ser el amante o lo que sea del hijo del director - comenta Henry poco después -. Miradlo a él. Guardia desde el nivel cuatro.

- Él entregó a Donghae, así que eso no tiene nada que ver - interviene Kyuhyun a la desesperada por defenderlo.

Se lo agradecerá en cuanto tenga ocasión.

- ¿Y tú qué vas a decir? Si estás en la misma situación - espeta Zhou Mi.

- Pues perdóname por seguir vivo, ¿eh? - ironiza -. Yo no maté a Sungmin, ninguno de nosotros tiene la culpa de lo ocurrido, así que deja de echar mierda a los demás. Eso no te va a sacar de aquí.

Escucha un golpe y después el sonido inconfundible de los muelles del colchón. Ninguno de sus compañeros vuelve a hablar, es evidente que no han tardado demasiado en quedarse dormidos. ¿Lleva todo el día durmiendo? Normal entonces que ahora no tenga sueño.

Se incorpora en la cama, comprobando que se siente mucho mejor y se dirige al baño que hay dentro del dormitorio al que únicamente tienen acceso por las noches. Lleva aún arrugada en su mano la nota de Hyuk y es ese el único motivo que le lleva hasta allí, pues por las noches no hay luz en ningún otro sitio.

Cuando escucho el viento, imagino que es tu voz. Así el frío desaparece.

 

No puede más. Ha pasado un mes. Con todos sus días contados, incluso llegando a treinta y uno. Hyukjae está esperando a que vengan sus padres, pero esa visita no se produce. Quizás tenía demasiada esperanza en que realmente estuviesen preocupados por él. Donghae ya supo en su momento que les importaba más lo que pensaran los demás que los sentimientos de su propio hijo.

Y todo parece ser un poco más difícil sin poder hablar con Hyukjae, se acostumbró demasiado a sus visitas como para que ahora ni siquiera pueda mirarlo. Por eso le da igual ya cuáles sean las repercusiones y las consecuencias de que deba sufrir, quizás tenga un poco de suerte en la vida. Después de todo, hasta ahora no le ha tocado ni un poco.

- ¿Así que no vas a clases?

- No - repite por tercera vez.

- Ya...

Kangin lo coge del brazo y lo levanta de la cama con la fuerza bruta que lo caracteriza, lo empuja al suelo y le abre la puerta del dormitorio, ahora únicamente ocupado por ellos dos.

- Ve ahora mismo si no quieres que...

- ¿Qué? - se levanta para desafiarlo. Sonríe con suficiencia y lo empuja sin ningún pudor -. ¿Qué más vais a hacerme? Creo que se os acaban las ideas.

El puño del mayor se cruza con su cara y vuelve a caer al suelo. Aún así no deja de sonreír, solo quiere que lo castiguen y que pueda ser Hyukjae quien se ocupe de su castigo.

- Vete ahora mismo a clase.

- Ah, claro, que no podéis castigarme... ¿Les tenéis miedo a papá y mamá? - se burla de él riéndose -. Sois todos unos cobardes.

- No te busques castigos innecesarios, Lee.

- No podéis castigarme, ¿me equivoco? - se ríe más sonoramente y vuelve a la cama -. Así que déjame dormir tranquilo.

Kangin sale furioso de la habitación. Se ha ido de la lengua pues no debería saber nada de lo de sus padres, pero la desesperación es quien controla ahora todas sus ideas. Lo único que quiere es salir de allí, que toda esta pesadilla acabe, que pueda mirar a Hyukjae a la cara. No es tanto lo que pide, nunca ha pedido nada que fuese tan complicado.

Un portazo le hace sobresaltarse, pero también se emociona. Quizás vienen a disponerle un castigo. No puede creer que le esté costando tanto conseguir algo que allí se logra con la más mínima palabra fuera de lugar. Siente que su cuerpo es sacudido violentamente para darle la vuelta e incorporarlo en la cama. Una fulminante mirada de Hyuk le atraviesa.

- ¿Se puede saber qué haces?

Donghae no contesta. ¿Por qué no puede entender que le necesita y le echa de menos? Es fácil comprenderlo, es fácil saber que todo se dificulta mucho más si no está a su lado. Lo abraza con fuerza y lo besa sin preocuparle que alguien pueda entrar, es más la urgencia de sentirlo cerca que la preocupación de que puedan castigarlos a ambos. Y Hyuk tampoco parece muy contrario al gesto, pues lo abraza por la cintura y lo acerca un poco más a él, profundizando en un beso que ya de por sí había comenzado de una forma agresiva.

Todo allí es agresivo. ¿Por qué no también el amor? Se deshace de las sábanas y se sujeta a sus hombros para subirse encima de él, sentándose en sus piernas y empujándolo sin ninguna consideración sobre el colchón para tumbarlo. Hyuk hace presión a ambos lados de su cintura, intentando apartarlo, pero no está dispuesto a separarse de él ahora que por fin no hay distancia entre ellos.

No puede pensar en nada. Ni siquiera en el aire que comienza a faltarles a ambos. Solo se separa un segundo para tomar el aire e interrumpe las palabras de Hyuk con un nuevo beso mientras sus manos se deslizan por los botones de la chaqueta de su uniforme.

- Donghae... - intenta llamarle Hyuk apartando la cara del camino de sus labios -. No sigas, no quiero que...

- ¿Que no quieres? - el menor sonríe -. No es eso lo que yo noto.

Mueve sus caderas sobre él consiguiendo un suspiro por parte de Hyukjae que intenta retener dentro de él sin conseguirlo y que le hace sonreír un poco más.

- Sabes perfectamente que no...

- Cállate - le quita la única llave que tiene en el cinturón y se levanta para asegurar la puerta por dentro, ya que la ha visto usarla miles de veces.

Hyuk ha aprovechado su libertad para levantarse y lo mira horrorizado, alejándose todo cuanto puede de él, que no llega a ser mucho cuando Donghae lo abraza de nuevo, repartiendo ahora delicados besos por su cuello, mientras lo abraza por la cintura para juntarlo más a él.

- Sé que lo vas a hacer con cariño - susurra cerca de su oído -. Sé que me quieres, Hyukjae.

Sus manos llegan hasta el cierre de su pantalón al mismo tiempo que sus labios se detienen en su mejilla, rozándola al sentir una lágrima cayendo por ella. Sonríe dejando escapar un leve suspiro y se olvida de abrir sus pantalones para abrazarlo de nuevo.

- Tanto como yo te quiero a ti - prosigue acariciando su espalda -. Te he echado de menos, te necesito, ¿no puedes entenderlo?

Acaricia cada músculo de su cuerpo, con parsimonia, lentitud y delicadeza, como si tuvieran un tiempo que no tienen, pero del cual se han olvidado por completo. Donghae vuelve a besar sus labios sin urgencia ya, disfrutándolo, saboreando sus labios, abrazándolo con fuerza, sintiéndose parte de él, incluso parte de Dove ahora que están juntos.

Vuelve a guiarlo hasta su cama. Un indefenso Hyukjae lo mira intranquilo y preocupado, pero Donghae le sonríe intentando hacer desaparecer sus miedos. Sigue besando sus labios mientras lo desviste lentamente, dándole la oportunidad de negarse aunque no piense hacerle caso.

Son muchas las veces que han estado juntos carnalmente, pero no de esa forma, no como ahora. Ni siquiera había podido ver el cuerpo del mayor en todo su esplendor, jamás pudo detenerse en cada uno de los detalles, ni besar cada rincón de su piel, que aún tiene cicatrices de castigos injustos. No se detiene en ningún momento. Parece ser que Hyuk no comprende cómo han cambiado las cosas, cómo son sus sentimientos y quiere hacérselos ver.

Él mismo se desviste sin dejar de recorrer el cuerpo del mayor. Él a duras penas puede responderle a todo, sigue llorando mientras Hae separa sus piernas con suma delicadeza, como si pudieran quebrarse ante el más leve roce. Se tumba sobre él y sonríe, acariciándole la mejilla.

- ¿No quieres, de verdad? - susurra con pena.

Hyuk cierra los ojos y ladea la cara evitando su mirada. Sabe lo que pasa ahora mismo por su mente pues es lo mismo que pasa por la suya. Esa es una pregunta que a Donghae le hubiera gustado escuchar todas las veces anteriores, pero también fue una pregunta que ni siquiera pasaba por la mente de Hyukjae.

Ahora es él quien llora, al compás de Hyuk, al mismo tiempo que convierte ambos cuerpos en uno solo al entrar en él. Se detiene porque sabe que le duele, porque él mismo ha experimentado ese mismo dolor muchas veces por su culpa. Entrelaza sus manos con las de Hyuk y sonríe con ternura, sin poder borrar de su mente aquellos días, pero necesitándolo de todos modos. ¿Significa eso que lo ha perdonado? ¿O significa que no podrá perdonarlo nunca?

- Hae... por favor...

No sabe qué quiere decir porque no le deja terminar su frase cuando comienza a mover sus caderas, sustituyendo sus palabras por quejidos que se confunden con gemidos y suspiros de placer y dolor. Donghae sonríe sin apartar la vista de sus ojos, sin detenerse tampoco, sin poder verle de todos modos, recordando su propios  deseos de no gritar, materializados en Hyuk que no parece ser capaz de cumplirlos.

Suelta sus manos para seguir acariciándole todo el cuerpo. Se sorprende al descubrir que no siente nada. Absolutamente nada. Solo pena. Pena por ver el sufrimiento reflejado en los ojos de Hyukjae. También un poco de dolor dentro de sí mismo que viene del pasado, ese ardor que le recorría siempre que Hyukjae abusaba de él. Pero sobre todo dolor por no poder dejar de verle como aquel primer Hyukjae que conoció.

Lo besa cerrando los ojos, intentando olvidarse de todo eso, mientras su mano se dedica a masturbarle al mismo tiempo que acelera sus movimientos. Es una tortura para ambos, pero ninguno quiere dejarla. Vuelve a subir sus manos por su abdomen, acariciándole el pecho y rodeándole el cuello, colocando sus pulgares con demasiada fuerza sobre el centro, sintiendo los latidos en sus dedos.

- Hae...

No le escucha, no quiere escucharlo. ¿Cuándo lo escuchó él? ¿Cuándo le dejó tranquilo? ¿Cuándo le importó lo que pudiera sentir? Aplica más fuerza en sus manos y cierra los ojos, sin querer mirarlo ya, escuchando sus quejas y palabras incoherentes que no llega a comprender.

- Me estás... Hae... me...

Cállate, Hyuk. Eso le gustaría decir, como tantas veces le hubiese gustado hacerlo, pero no hizo porque no serviría de nada, porque cuando lo veía venir ya sabía a lo que se disponía, porque le arrebató las ganas de luchar en un segundo. Le destrozó toda la vida y está comprobándolo ahora, cuando creía haberse enamorado y ni siquiera es capaz de entregarse a él.

Detiene todos sus movimientos y abre los ojos cuando siente un estremecimiento en Hyukjae que no tiene nada que ver con el orgasmo. Lo abraza retirando las manos de su cuello y sonríe apoyando la cabeza en su pecho.

- Espero que tú sí puedas perdonarme…

 

Después de vestirse a los dos y abrir la puerta, dejando la llave cuidadosamente en el cinturón de Hyukjae, se ha apartado, quedándose en un rincón, sin dejar de mirarlo fijamente. A duras penas entiende lo que acaba de pasar pero no consigue aceptarlo.

Ha matado a Hyukjae.

Y ahora permanece inerte sobre su cama, con una mirada vacía que conserva aún esa expresión de terror de segundos antes de que Hae lo dejase sin aire. ¿Por qué ha hecho algo así? Creía que tenía más que superado lo que ocurrió entre ellos, no le importaba nada de eso cuando estaban fuera del internado. Pero ahora, quizás al volver, todo se ha intensificado más, o simplemente esperaba salir en el momento oportuno.

Estaba claro que no estaba preparado para algo así. Pero es que ahora se enfrenta a algo mucho peor. Ha matado a Hyukjae, su última esperanza allí, la única persona que le ha demostrado que todo es posible. Se ha quedado solo por su propia inconsciencia y ahora siente el peso de las consecuencias.

- Lee Donghae.

No se mueve, ni siquiera se reconoce por ese nombre. No deja de mirar a Hyukjae, tampoco parpadea, y siente cómo ese agujero en su interior va abriéndose un poco más cada segundo que pasa, es lo que quiere, es lo que merece por haber acabado con él.

- Donghae, te est... ¿Hyukjae?

El hombre que ha entrado camina hasta la cama de Donghae, donde aún se encuentra el cuerpo de Hyukjae, que es lo único que queda de él. Solo entonces el más pequeño reconoce al director, al padre de Hyuk, y siente una oleada de alivio. La muerte de un hijo no se paga fácilmente, lo condenarán a su mismo destino.

- ¿Qué... qué ha... pasado? Hyuk - lo zarandea sin ningún éxito -. ¡Hyukjae, despierta, no estoy bromeando, despierta!

Nunca lo había visto tan desesperado, ni tan desprotegido. Después de todo, quizás muy en el fondo, le importaba su hijo. Ojalá Hyukjae pueda ver esto desde donde quiera que esté. Ojalá él no tuviera que estar viendo esta escena ahora mismo. No es justo para Hyukjae este final, él no se merecía algo así.

Se le forma un nudo en el pecho que se extiende hasta su garganta impidiéndole respirar. El director, que aún está pendiente de su hijo muerto, ni siquiera se da cuenta de que Donghae está más pálido de lo normal o del sudor frío que le recorre la frente. Todas sus fuerzas parecen desvanecerse y sabe que esta vez no tiene nada que ver con la fiebre. Esta vez solo está sufriendo la exteriorización de su dolor interno.

Desea segundos antes de perder la conciencia que no sea un simple desfallecimiento.

 

Pero no cuenta con tanta suerte y es lo que piensa cuando un olor fresco, como a ropa limpia, le llega hasta sus fosas nasales. Parece que han mullido su almohada, o que alguien le ha traído la que usaba en casa, incluso la suavidad de las sábanas es distinta, ahora que las nota pegadas a su cuerpo. No quiere abrir los ojos y ver con los mismos la realidad que ha causado.

- Cariño.

Y sin embargo esa voz le hace abrirlos desmesuradamente. Su madre está junto a él y su padre permanece junto a la puerta de la habitación. Los mira alternativamente antes de recorrer la estancia y reconocerla como su dormitorio, ese que pensó que jamás volvería a ver. ¿Y si todo ha sido un mal sueño, su más horrible pesadilla?

Abraza a su madre con fuerza, sin importarle nada que no sea sentirla entre sus brazos, reprimiendo las ganas inmensas que tiene de llorar, pero sin conseguirlo. Su padre no tarda en unirse al abrazo y en romperlo segundos después con suma delicadeza.

- ¿Cómo...? ¿Y Dove?

- Oh, no volverás allí, cielo - su madre le acaricia la mejilla -. Es un lugar horrible, tenías razón, y no sabes cuánto lo sentimos...

- ¿Pero...?

No entiende el cambio de actitud y todo comienza a darle vueltas. Que su madre haya reconocido el nombre de ese internado solo quiere decir que no ha sido una pesadilla y que todo ha ocurrido de verdad. Absolutamente todo.

Hyukjae...

- Fuimos a verte hace un par de días y estabas aún más enfermo que la última vez, incluso había un chico muerto, ¿puedes creerlo? - su madre parece horrorizada ante la idea -. ¡Y te echaron las culpas! Ni siquiera intentó disimular. Así que llamamos a la policía, recogimos tus cosas y nos largamos de allí.

- Sí, acaban de decir en las noticias que además del chico muerto, han encontrado dos más. Otro ingresado y una mujer, que según dicen es la madre de uno de ellos.

Donghae comienza a marearse con tanta información. Ya no mira a ninguno, prefiere ver esas sábanas que tanto ha echado de menos. Aún no puede creer que hiciera algo así, ni mucho menos que Hyukjae esté muerto, que no lo vaya a volver a ver, que él no haya podido disfrutar del cierre del internado y no puedan celebrarlo juntos. Se preguntó muchas veces qué ocurriría con ellos si lograban salir, ahora nunca lo sabrá, pero puede imaginar que hubiesen llegado a quererse un poco más.

- ¿Y qué ha pasado con los ingresados?

- Han salido todos, por supuesto. Ese lugar se cerrará inmediatamente - responde su padre.

Ahora es la mujer quien abraza a Donghae con fuerza, llorando desconsoladamente y dejándolo sin aire.

- Siento mucho todo lo que te hicimos... ¿Cómo íbamos a saber...? Yo...

Donghae la aparta de sí con cierta brusquedad, ahora no le valen las excusas ni las disculpas. Ellos le dieron de lado cuando más los necesitaba, no lo escucharon y lo rechazaron como si hubiese que tenerle asco. No permitirá que algo así vuelva a pasar.

Se tumba en la cama y les da la espalda. Es posible que lo hayan sacado de allí, pero también es cierto que de no haberlo inscrito nada de esto hubiera pasado. Otros se encargarían de cerrar ese lugar y quizás entonces Hyukjae hubiese podido celebrarlo.

No puede contener las lágrimas ahora que salen a borbotones, pero ya no son lágrimas de alivio y felicidad por haber salido vivo de allí, son lágrimas de impotencia porque no lo merecía, porque después de todo él estaba mucho más enfermo que todos los demás. Mató a Hyukjae, ¿cómo puede vivir con algo así? Lo quería de verdad, aún siente que lo quiere, ¿por qué no pudo perdonarle? ¿Por qué aún una parte de él le dice que en el fondo eso era lo único que quería de él?

No es así. Hyukjae hizo de Dove un lugar mucho más agradable donde vivir. Él lo motivó a despertarse, le hizo ver que había un mañana, él cambió porque también lo quería. Pero hay cosas que dejan huella, que no se pueden borrar. Y esta también será una de ellas. Hyukjae no ha dejado marca en él por sus abusos o todo lo que le hizo padecer, la ha dejado porque siente su ausencia como una tortura más.

Sus padres lo dejan solo viendo que no vuelve a reaccionar. Quiere estar solo, así es como se siente. Ha salido de Dove y sin embargo no puede sentir más que pena porque Hyukjae haya muerto tan solo unas horas antes de que todo saliera a la luz. Aunque, bueno, él prometió sacarlo de allí, y ha sido él, de alguna manera, quien ha hecho que todo se descubriese.

Hunde la cara en la almohada para ahogar su sollozo. No puede creer que realmente esté muerto, que no lo vaya a ver, que no pueda darle las gracias, que no pueda pedirle perdón y recordarle que le quiere, a pesar de lo que ha hecho. Ni siquiera tiene una fotografía suya. Fue desde el principio una relación extraña. Pero ahora el dolor que se anida en su pecho es como el de cualquier otra separación. Solo que esta es para siempre.

- Donghae...

Se levanta casi de un salto congelando las lágrimas en su rostro. Kyuhyun está en la puerta con una sonrisa nerviosa, mirándolo también con preocupación. Donghae se levanta de la cama rápidamente y con torpeza, abrazándolo con la poca fuerza que le queda. Tener algo de Dove allí reaviva sus mayores temores, pero también algunos de los mejores momentos de su vida.

- Lo hemos conseguido - murmura el menor correspondiéndole al abrazo.

- Ven, ven - lo coge de la mano y lo arrastra hasta que ambos están sentados en la cama.

- Estaba preocupado, así que vine en cuanto pude y terminaron de interrogarme y... ¿qué pasa?

- ¿Nos interrogan?

Kyuhyun asiente levemente.

- A todos, supongo que a ti también lo harán.

Quizás deba pagar aún más por lo que ha hecho. Kyuhyun sonríe apoyando una mano sobre su hombro.

- Nadie te culpa de la muerte de Hyukjae, todos sabíamos lo que te hacía, así que...

- No puedes entenderlo, Kyu - lo interrumpe -. Y tampoco voy a explicártelo.

- Toma - le entrega un sobre largo y blanco y sonríe -. Se olvidaron de esto tus padres, pero creo que te hará ilusión tenerlo. Todos te veíamos sonreír cuando leías algo.

El corazón de Donghae da un vuelco que le deja sin aire durante unos segundos. Coge el sobre que le ofrece Kyuhyun y lo abre con manos temblorosas, descubriendo al fondo del mismo los pequeños papelitos que Hyukjae le escribía cada día y  que se esforzó en esconder para que nadie los viera.

- ¿Cómo...?

Kyuhyun se encoge de hombros, sonriendo al ver que la expresión de Hae tiene ahora un poco más de color.

- ¿Qué vas a hacer ahora? - inquiere Kyu con emoción contenida.

Donghae se sorprende por la pregunta. Antes, mucho antes de ser encerrado en ese lugar, tenía las cosas claras. Terminaría su carrera, haría un máster y ayudaría a todos los niños con discapacidades que merecieran su ayuda. Ahora no puede ver nada en su futuro, está todo negro, Dove ha borrado hasta sus ganas de soñar. O quizás se las arrebató él mismo aquel día que...

- No lo sé - resuelve con sinceridad -. No creí que saliéramos de allí, pensé que no tendría que preocuparme de eso.

- Algo así me pasa a mí, pero debes empezar a planteártelo.

Sí, puede que tenga razón. Pero aún no es el momento, ni siquiera puede dejar de pensar en Hyukjae como para ponerse a pensar en un futuro que ahora mismo no le interesa lo más mínimo.

- Sea cual sea tu futuro, Hae, espero que te vaya genial - se levanta y sonríe de nuevo -. Como también espero no volver a verte en mucho tiempo.

Donghae le devuelve la sonrisa también levantándose. Tampoco él desea tener que verle, solo le trae recuerdos que prefiere disipar de su mente.

- Yo espero lo mismo para ti.

- Toma - saca del bolsillo un mechero y sonríe un poco más -. Juro que es el último que me queda.

Donghae se ríe cogiendo ese pequeño regalo y lo abraza una vez más. Claro que le gustaría volver a verlo, pero cuando pueda ser capaz de controlar sus propias emociones.

 

Con ese sobre que Kyu le entregó y no se ha atrevido a releer, con el mechero también propiedad del menor y con la ropa y el dinero suficientes para unos días en una maleta, sale de casa, alejándose de las dos personas que más daño le han hecho nunca. Tampoco podrá perdonarles a ellos, y lo ha intentado, pero es superior a sí mismo. La convivencia es insoportable, los reclamos también lo son, los recuerdos solo lo incentivan todo un poco más.

No tiene un destino claro, no sabe hacia dónde dirigirse. No sabe si huye de sus padres o de sus propios recuerdos que siguen atormentándolo por las noches. Hyukjae le persigue sin vida en sus pesadillas, no le habla, solo le dedica una triste mirada que le rompe el corazón. Pero ha aprendido que no puede dar marcha atrás, que lo hecho, hecho está y que tiene que convivir con ello. Aunque sea terriblemente doloroso y le oprima el corazón de una forma aterradora. Es su castigo, de alguna forma.

Lo más sorprendente es que lo que no ha logrado Dove, lo ha logrado él mismo. No puede sentir nada, es como si le hubiesen arrebatado esa parte dedicada a los sentimientos. No sintió pena al alejarse de sus padres, ni los añora ni cree que vuelva algún día. Solo tiene espacio para la huella de Hyukjae, para su muerte, para su culpa y para ese maldito sufrimiento que no lo dejará tranquilo ni un solo día.

Ahora, en esa pensión barata en la que se está hospedando, revisa lentamente cada una de las breves notas que Hyukjae le fue dejando a lo largo de esos días antes de su muerte. Pensó que se echaría a llorar, pero en vez de eso, solo sonríe. Creyó, cuando las leía en su día, que el chico había cambiado, que se había vuelto optimista, que creía de verdad en la posibilidad de salir del internado. Y ahora lo que ve es solo una esperanza para Donghae, que el optimismo era solo para él, que de alguna forma él sabía que no saldría de allí. Y es triste y un consuelo a la vez, pero ya no importa.

Deja la última nota que ha cogido sobre la mesita de noche y se tumba sobre un frío y duro colchón que será testigo de una pesadilla más. Cierra los ojos, sintiendo el cansancio de la huída, la presión de sus recuerdos, el frío de la ausencia. Solo quiere olvidar durante unas horas gracias a ese precioso subconsciente, aunque este no haga más que torturarlo.

Tu primera parada ha sido Dove. No olvides que la siguiente es tu destino.

Notas finales:

Merezco la muerte, lo sé T.T

Pero estando el Eunhae a tan poca distancia de mí y yo sin poder verlos hizo que me deprimiese y no pudiera escribir otra cosa xDD

(Sí, intento disipar las culpas lalala...)

Muchas gracias, como siempre, por leer! =)

Un beso! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).