EL PRECIO DE LA FAMA
¿Qué precio hay que pagar para ver realizado tu sueño más profundo?
Alexander siempre fue un chico soñador. Un chico que soñaba con convertirse en estrella. Y al fin le llego su oportunidad.
Hay momentos en la vida en los cuales debes tomar una ardua decisión. Una decisión que acarrearas por siempre.
I-Perdóname, pero este es mi sueño y tú no estás incluido en él
Alexander se dejó caer en la cama pensativo. Enterró su rostro en el almohadón, no quería pensar… deseaba evadirse. Evadirse de todo lo que le estaba pasando en aquel momento. Estaba feliz ¿Para qué mentir? Feliz ya que por fin vería su sueño hecho realidad. También estaba triste. Triste ya que para ver cumplido ese sueño tendría que renunciar a una de las cosas que más quería en el mundo.
La almohada ahogó un grito de frustración. Un pitido lo sacó de sus cavilaciones.
“¡Felicidades! ^^ Ya me han dicho que
te han seleccionado para el papel, estas
un paso más cerca de ver cumplido
tu sueño. Me alegro tanto por ti. Como compensación
¿Qué te parece una cena en mi casa?”
Releyó varias veces el mensaje, sopesando la contestación que iba a darle. Por un lado se moría de ganas de verle. De estrecharlo en un fuerte abrazo y colmarlo a besos. Por otro tenía miedo de enfrentarle.
Unos papeles se deslizaron por la cama y acabaron el frío suelo. Las hojas quedaron esparcidas por doquier. Alexander tomó una de ellas y leyó las primeras líneas…
“”…—Lo siento, de verdad. Lo único que puedo decirte es que te protegeremos y que
seguiremos luchando por que no haya más muertes.
—¿Más… muertes? —repitió Jack, desorientado.
El otro suspiró.
—Es mejor que no te mezcles en esto. Cuanto menos sepas, más seguro estarás.
Algo se rebeló en el interior de Jack.
—¡No! —gritó—. ¡No, ni hablar, necesito saber qué demonios ha pasado! ¿Me oyes?
¡Y quiero volver a casa! ¿Quiénes sois vosotros? ¿Adónde me habéis traído?
—A un lugar seguro —insistió el otro—. En cuanto a quiénes somos, solo puedo decirte
nuestros nombres: yo soy Shail, y mi amigo es Alsan. No habla inglés —añadió con un suspiro
resignado—, ni francés, ni nada que se le parezca…”” *
Estrecho con fuerza el papel contra su pecho. Era su sueño. Su sueño hecho realidad. Y en aquel momento lo supo. Supo cual era la decisión correcta. Tomo el móvil entre sus manos y marco una respuesta afirmativa. La respuesta de su novio no tardo en llegar. Apagó el teléfono móvil y lo dejó sobre la cómoda, necesitaba dormir, dormir y pensar.
La alarma de su reloj marco las nueve en punto. Alexander contempló la puerta de la casa, por algún extraño motivo no era capaz de sacar las fuerzas suficientes para golpearla. Sopesó la posibilidad de marcharse y luego disculparse inventándose cualquier escusa barata. En ese momento la puerta se abrió y alguien, salido de la nada, se abalanzo sobre él tirándole al suelo.
-¡¡FELICIDADES!!- exclamó Daniel.
- ¡Auch!... Da… Daniel…
El chico miró la cara adolorida de su novio y su expresión de felicidad fue sustituida por una de preocupación.
-¿Estas bien? ¿Te he hecho daño?
-Lo único que me has dado es un susto de muerte ¿Cómo narices se te ocurre aparecer así tan de repente?
-Bu… Bueno es que como te veía muy indeciso pues pensé en salir a buscarte. Pero no te duele nada ¿Verdad?
-¿De verdad crees que una cosa tan delgada y enana como tú puedes llegar a hacerme daño?
Daniel dibujo un puchero en su cara y se levanto simulando estar enfadado por el comentario. Alexander se levanto, y siguiéndole el juego, le abrazo por la cintura y comenzó a susurrarle palabras de perdón y consolación al oído. En aquel momento había olvidado las razones ocultas por las que acudía a esa cita.
Daniel le sirvió un abundante plato de espaguetis a la carbonara con queso rallado por encima. Tomó asiento y los dos empezaron a hablar sobre cosas banales, sobre el instituto, sobre sus gustos… y hasta del clima. Alexander quería evitar hablar del tema de la audición, pero sabía que ese momento llegaría tarde o temprano ya que para eso había sido organizada esa cena.
-Bueno… ¿Qué tal te fue en la audición?
Y ahí estaba la fatídica pregunta. Alexander respiro hondo, tenía que decirlo era en ese momento o nunca.
-Fue bastante complicada. En un principio creí que no me iban a escoger pero mira por donde al parecer soy el vivo retrato de Kirtash… más musculoso pero dijeron que eso era lo de menos…
-Eso es genial ¿Aceptaras?
-… sobre eso tenemos que hablar…- dije en tono serio.
-Al ¿Qué pasa? Me estas asustando ¿Hay algo malo?
Alexander apartó un mechón rubio del rostro de su compañero. Contempló aquellos grisaceos ojos que lo miraban con preocupación, miedo y nerviosismo.
-Lo nuestro debe acabar.
-¿¡Qué!?
-…
- ¿Por qué, Alexander? No lo entiendo. Yo te quiero y tu a mi… ¿Verdad?- dijo con los ojos a punto de estallar en lágrimas.
-Entiéndeme, Daniel. Mi sueño siempre ha sido este. Actuar. Llegar a ser alguien importante en el mundo del cine y teatro.
-Yo lo entiendo. Siempre te he apoyado, pero no veo la razón por la cual debamos cortar.
-Los productores no quieren a alguien homosexual. Necesitan a un nuevo sex-symbol. A alguien por el cual las adolescentes se vuelvan locas. Mi condición sexual puede afectar todo esto. La película sería un fracaso.
Un sofocante silencio inundo todo la estancia.
-¿Entonces lo harás? Me dejaras por una película…
-Es mi sueño.
-… que importa ver cumplido tu sueño si no tienes a alguien con quien compartirlo…
-Daniel, no empieces a...
-Fuiste tú. Fuiste tú quien me dijo aquello el día en que te me declaraste ¿Lo has olvidado?
-…
-No me extraña. El ansia y la codicia nubla tu mente. Solo quieres triunfar… tener fama.
-Es todo lo que un actor desea. Además yo no digo que por acabar nuestra relación no podamos ser amigos, siempre lo hemos sido.
- Olvídame. En cuanto salgas por esa puerta olvida que existo. Olvida que una vez fuimos amigos. Olvida que llegue a quererte más que a nada en el mundo.
-Daniel, por favor, no te pongas tan melodramático.
-… sal de aquí.
- Daniel, por favor…
-¡QUE SALGAS DE AQUÍ, HE DICHO!
Alexander pudó contemplar las lágrimas surcar el rostro de la única persona a la que había llegado a querer. Un fuerte dolor se instauro en su pecho y un ansia enorme de acunarlo entre sus brazos y calmarlo empezaron a inundar todo su ser. Se obligó a salir de aquella casa, un minuto más y sabría que había sucumbido.
-Perdóname, pero este es mi sueño y tú no estás incluido en él.
Al día siguiente se marchó. Se marchó de aquel pequeño pueblo. Dejando atrás a todos sus amigos, pero sorprendentemente eso no le importaba. No le importaba tanto como dejarlo a él, pero en el fondo se decía que había hecho lo correcto. Daniel solo había sido un simple amor de instituto, como muchas otras personas antes de él. Pronto se recuperaría y volvería a hallar el amor.
-¿Alexander estas bien?- preguntó dulcemente su madre.
-…claro.
Continuara…
BY:
Casiinii