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El santo mas bello por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

No se ustedes, pero aqui ya es miercoles xD

Espero les guste esto.

Capítulo 2.- Amigos.

Él nació con esa característica, ser una de las personas mas atractivas que muchos de nosotros jamás vio, nos destelló desde muy temprana edad pues incluso desde niño ha sido lindo. Pero esa belleza no lo obliga a ser cruel, su hermosura es pasajera y cuando esta se acabe se encontrara perdido. Si me preguntas, ese es un destino muy cruel

Una tarde volvió a bajar las escaleras para caminar al templo de Tauro. Era temprano, demasiado de hecho, así que sí lo encontraría a menos que pasara la noche con Mü. Cuando llegó a las puertas lo vio caminando de un lado para otro, ocupado en alguna tarea domestica sin duda. No recordaba cuando había sido la última vez que se había encargado de su rosas, pero estaban bien, no eran rosas comunes.

-Aldebarán- saludó cordial, sin esa formalidad de rangos.

-Afrodita- contesto sonriendo, pero pudo sentir la molestia en su voz.

-Descuida, no vengo con esas intenciones- con una movimiento de mano Aldebarán lo hizo pasar para que se sentara en la sala dispuesta y allí continuo- solo vengo a disculparme.

-No es necesario- se sentó frente a él con los brazos cruzados.

-Para mi si- suspiró removiendo su cabello con esa galantería que lo caracterizaba- de verdad, no era mi intención ofenderte de aquella manera, es solo que no entiendo que no quieras acostarte conmigo- Aldebarán meditó un momento sus palabras mirándolo con el semblante tranquilo, hasta que se incorporó un poco para tomar una posición mas seria a la que tuviera.

-No entiendo que ganas al acostarte con todos- dijo hiriente pero nada alejado de la realidad. Se había acosado con casi todo el santuario, soldados, amazonas, caballeros de plata, incluso con algunos de bronce.

-Solo…- no tenia respuesta para ello, no ganaba nada.

-Si lo haces para sentirse deseado, no es necesario que lo hagas, eres el santo más bello del santuario y no necesitas que te lo digan, es la verdad.

-Gracias- sonrió, poco a poco eso comenzaba a enfadarlo, nunca quiso ser el caballero mas hermoso, era un apelativo que él no eligió pero que terminó por aceptar y a llevar. Se obsesionó con ello, quería serlo… o eso creía- Eres una gran persona.

-Podrías serlo también- le aseguró a lo que Piscis no supo contestar.

Desde niños había tenido una mala relación con Tauro por ese aspecto del que comenzó a burlarse apenas tuvo conciencia o una definición especifica de la belleza humana y eso fue lo que lo ayudó a ganarse el desprecio de los caballeros que apreciaban a ese grandulón, en especial de Aries que siempre daba la cara por él, pues aquel no se defendía e incluso llegaba a disculparse con él por molestarlo. Aldebarán siempre había sido noble y tal vez esa nobleza era lo que llevaba a Afrodita a tratarlo de esa manera y escuchar una risa de labios de Death Mask cuando decía semejantes barbaridades.

-Disculpa los malos ratos que te hice pasar cuando niños- lo había hecho llorar muchas veces y él nunca se había atrevido a defenderse, aceptaba todo, no de buena manera pero no decía nada en contra- realmente soy un desgraciado.

-Pierde cuidado, el pasado es el pasado- Sonrió ampliamente a su interlocutor que respondió de la misma manera. Ligero en sus deberes se levantó fresco reacomodando de nuevo su cabello peinado en media coleta.

-Bien, gracias por todo, ahora debo irme, hace tiempo que no entreno- se disculpó ofreciendo su mano como muestra de que las cosas estaban bien entre ellos.

-No deberías hacerlo, no te ves muy bien- se levanto frente a él, Afrodita entonces tuvo que mirar hacia arriba era un hombre demasiado alto, le llegaba apenas al pecho, sin mencionar que era muy corpulento.

-No te preocupes- quitó importancia dando un puñetazo ligero a su pecho- soy un caballero de oro también, puedo con esto.

Sin mas se retiró del templo para ocuparse de lo suyo. En cuanto llego a su casa pasó directo al baño donde se contempló en el espejo. A pesar de lo que se tendría que esperar de él no tenia espejos en cada muro, solo tenia uno en donde era necesario para acicalarse cuando fuera necesario. No quería ver todo el tiempo su belleza le bastaba con que se lo dijeran, pero para él solo era una característica que lo hacía débil frente a los otros santos.

A partir de esa visita las cosas fueron mejor con ese santo, bajaba un par de veces a la semana para conversar con él aunque fuera solo unos minutos, siempre lo hacia cuando bajaba al pueblo pero poco a poco fue haciéndolo solo para tener una conversación como las que hacia mucho no tenia, era muy agradable tener a un amigo. Poco a poco su estado de salud comenzó a mejorar, veía como su piel resplandecía de nuevo y hubo un momento en el que le gustó mirar su sonrisa al espejo.

Las cosas no podían ir mejor, le gustaba la compañía de ese grandulón y le gustaba pensar que a él también le gustaba tener conversaciones banales con él. No supo cuando las cosas pasaron de ser amistad, pero mientras hablaban un día en el jardín de rosas, en una de las visitas de Aldebarán, una unión de labios se dio, iniciada por Tauro pero correspondida por Piscis y que lamentablemente duró una fracción de segundo. Sus labios eran suaves, increíblemente suaves.

-Lo siento- se disculpó justo después.

-Pierde cuidado- sonrió tranquilo, aunque no lo quería admitir, le había gustado que lo besara.

-Está bien- el tono de voz en que lo dijo lo hizo mirarlo, había dejado de sonreír y miraba al frente sin ninguna expresión.

-¿Qué sucede?

-No es nada, ya debo irme- se levantó de inmediato observado por el hermoso santo.

Suspiró un poco fastidiado, sabia lo que pensaba tras esa respuesta. Pensaba que le daba igual recibir y corresponder un beso, era uno mas, uno de muchos para alguien que se acostaba con quien se lo propusiera, pero no era así, ese beso había significado mucho.

Una mañana recibió una visita que no esperaba. El primer guardián pasaba para ver a Shion pero se detuvo unos momentos y lo busco por el recinto, encontrándolo en su jardín donde contemplaba la fuente.

-Piscis- llamó y de inmediato el aludido lo observó y sonrió de manera despectiva. Aun no podía evitar eso, era la personalidad que la compañía cruel de Death Mask había formado en él.

-Aries- se acercó acomodándose el cabello para pasar a su lado- ¿Se te ofrece algo?

-Simplemente hablar contigo- le siguió a la sala de estar donde el guardián del templo se sentó y el otro quedó de pie, lo que tenia que decir era rápido- ¿Cuáles son tus intenciones?

-No te comprendo.

-Con Aldebarán- ante esa respuesta Afrodita rio en una transparente carcajada dejando a Mü mas molesto.

-¿Estás celoso?

-No, pero no quiero que resulte lastimado.

-¿Eres su padre? Estás loco, Aries- se levantó para ir a la cocina seguido aun por Mü.

-Se como lo has tratado desde que somos niños, y si esto es uno mas de tus juegos…

-No, no es un juego, Aldebarán es un hombre agradable pero nada mas, no voy a robarte el noviecito, Mü.

-Mas te vale que sea cierto, sabes como puedo reaccionar- amenazó dándose la vuelta para dejarlo al fin.

-Ya no somos niños, Aries, puedo defenderme. No te tengo miedo- como respuesta, el vaso en el que bebía un poco de agua reventó bañándolo con el líquido transparente, pero él solo sonrió reacomodándolo, mirando a quien se retiraba.

Comprendía que estuviera enamorado de alguien como ese “mastodonte” como solía llamarlo, antes como muestra de desprecio, ahora como señal de la amistad recién formada a la vez que Tauro le llamaba “caramelo” aunque no entendía por qué.

-Te ves estúpido- escuchó una familiar voz que lo puso de mal humor de inmediato.

-Largo de aquí, Death Mask- ni siquiera se giró para verle lo que molesto aun más al recién llegado.

-Te enamoras de ese bruto- sonrió para sus adentros, si eso pasaba quería decir que ya no iba a ser el único y es golpearía su ego. Eso era lo que quería desde hacia tiempo, darle celos, pero ya no le importaba.

-Vete, Cáncer, no tengo nada que decirte- repentinamente sintió como lo sujeto aferrando su cintura y su cuello para dejar que su respiración chocara con su odio, erizando con esto cada vello de su piel.

-Sabes que no vengo a hablar- susurró comenzando con las caricias en su vientre.

-No me importa- golpeó su estomago con su codo para apartarlo, lo cual logró por instantes lo cual pensó que era suficiente pero nunca era así, él siempre obtenía lo que quería de su cuerpo, así que esa vez se acercó y apretó con fuerza sometiendo sus brazos y así llevarlo casi a rastras hasta la habitación donde lo arrojó sobre la cama sin delicadeza- ¿Qué demonios te pretendes?

-No voy a dejar que me desprecies- contestó colocándose sobre él  tomando sus manos sobre su cabeza.

-Así que piensas violarme- ante tal respuesta de nuevo recibió una risotada que hirió aun mas su orgullo.

-¿Violarte?- pregunto con mofa- no te hagas la dulce víctima inocente, pequeña zorra, que bien te gusta cuando te parto el culo.

-Eso se acabó- intentó removerse pero no le permitía hacerlo. Rápidamente rasgó su playera para llevarse sus pezones a la boca, logrando un suspiro de placer- basta, Death Mask.

-Te gusta, admítelo- soltó sus manos para comenzar a desvestirlo y Afrodita se aferró a las sábanas, sumiso ante lo que intentara.

Ese día fue cruel, solo una vez había usado esos instrumentos con él, aquella vez en la que le dijo que ya no quería seguir jugando, y aunque aceptaba muchos otros disfraces no le gustaba que lo atara, que colocara una mordaza en su boca y llenara su cuerpo con correas. Eso era tratarlo como a un perro y no quería rebajarse tanto. Aunque ahora veía que ya era un perro para Cáncer.

“Una flor que se marchita, una rosa que se queda sin pétalos, se deteriora. Ha perdido la luz del sol, ya no encuentra los nutrientes de la tierra, ya no bebé de las aguas tranquilas… está muriendo”

Como todo el tiempo, simplemente lo tomó y lo humilló para irse dejándolo sentado a orillas de la cama. No supo cuanto tiempo había permanecido así, pero fue el llamado de Aldebarán el que lo sacó de su trance.

-Afrodita- lo llamó desde la entrada de la habitación, pero él no levantó la vista.

-¿Qué haces aquí?- preguntó con la voz amarga. Aun estaba desnudo, las correas desatadas regadas en cama y algunas aun en su anatomía. En la cama aun había muestras de lo que había pasado un par de horas atrás.

-Mü me dijo que estabas mal, pasó por aquí hace un tiempo y dijo que no le contestabas- se acercó para ayudarlo a remover ese ropaje extravagante pero un manotazo lo hizo detenerse- ¿Qué pasó?

-¿No es obvio? Tuve sexo con Death Mask- aun no levantaba la vista, no quería verlo a los ojos.

-Eso veo- respondió en un susurró- Entonces ¿Estás bien?

-Si, ahora vete.

Sin otra palabra se marchó y en cuanto se supo solo se levantó para caminar al baño donde se encerró. Se miró al espejo descubriendo una herida en su ceja izquierda que dejaba correr un pequeño rastro de sangre a través de su mejilla acompañando una lágrima de vergüenza. Ahora que sentía algo diferente, algo realmente limpio por alguien mas se daba cuenta de que no podía ser, jamás podría darle a aquel noble santo eso que él quería darle, era una zorra y no iba a dejar de serlo, lo acababa de comprobar al aceptar el sexo con Death Mask, aun sintiendo algo nuevo hacia aquel.

Se dio un baño lento, miraba el techo de baldosas aun con lágrimas silenciosas surcando sus hermosas facciones que se perdían con el líquido dulce que relajaba sus músculos. Al salir se vistió con las ropas con las que ahora lo hacia, informal, casual y cómodo. Ya no llevaba esos pantalones ceñidos, esas camisas ajustadas. Era así como le gustaba que Aldebarán lo viera.

Miró las correas en la cama y las sábanas machadas. Con la furia corriendo por sus venas las tomó haciendo de la sábana blanca un saco, metió en ellas también todos esos disfraces que Death Mask lo hacia usar y salió al jardín, las colocó en un lugar donde no podía lastimar sus rosas y encendió fuego para dejar que todo ese se consumieran.

Caminó a la sala para continuar con su rutina, tenia que ordenar el templo pero palideció cuando encontró sentado a Aldebarán en el sofá.

-Sigues aquí- señaló lo obvio limpiándose el rostro.

-Dime una cosa- pidió sin mirarlo. Llevaba una rosa en sus manos- aceptaste el sexo con él.

-Al principio intenté resistirme- respondió bajando la mirada.

-Al principio- repitió en un susurro. Afrodita mantenía sus ojos cerrados pensando que se iría esta vez pero muy pronto sintió su tosca mano en su mentón para hacer que mirara sus ojos marrones. Se acercó a sus labios para besarlo, pero el otro lo evitó desviando el rostro- ¿Qué sucede?

-No quiero que me beses- murmuró moviéndose para que soltara su mentón.

-Lo comprendo- soltó con veneno. Afrodita no se había equivocado, pensaba que aquel beso que compartieron no había significado nada.

Aun con una sonrisa lastimada, Tauro colocó la rosa en el cabello turquesa dando un beso en su frente para después retirarse. Piscis lo miró retirarse sin atreverse a detenerlo otra vez. Era mejor que se fuera, sin haberlo querido él se convirtió en alguien muy importante en él y no quería herirlo, pues si le daba ilusiones y hacia promesas de un futuro juntos entendía que tarde o temprano lo decepcionaría y no quería caer mas bajo como para hacerle eso a alguien como Tauro.

Entonces decidió dejar de buscarlo, ya no bajó más a la segunda casa y Tauro tampoco subió a la doceava casa. Ahora pasaba cada día cuidando de sus rosas, mirando su jardín y recordando otra vez, pero esa vez no su niñez, no iba tan lejos, tan solo esas semanas que compartió con Aldebarán. Cáncer tampoco había subido en casi cinco días y la verdad estaba aliviado, no deseaba satisfacerlo de nuevo, a nadie más. Si quería algo con el segundo guardián  tenia que cambiar primero.

Al sexto día Death Mask se encontraba en la entrada llamándolo, pero Afrodita no lo escuchó pues estaba sumergido en sus recuerdos mientras rociaba sus rosas. Entonces, Cáncer sumamente enfadado caminó a donde lo escuchaba tararear, encontrándolo sentado en una fuente que se encontraba allí desde hacia siglos. Sonrió con descaró al verlo tan soñante y saber que en cinco días, Aldebarán y él, se habían visto, pues al ser de una de las tantas casa que se encontraban en el camino, podía darse cuenta de ello.

-Así que ya obtuvo lo que buscaba- saludó riendo con mofa.

-Lárgate de aquí- escupió furioso, levantándose para enfrentarlo, no estaba dispuesto a nada con él, se habían acabado esos días en los que se aprovechaba de ese amor que le tenia para rebajar su moral.

-Después de que vayamos a tu cama, hoy me apetece que te vistas…

-Quemé todos tus disfraces, los instrumentos y cada cosa que usaste para humillarme- sonrió satisfecho al ver su expresión de incredulidad. De seguro no se esperaba eso y estaba orgulloso de que comprendiera que ya no seria más su mascota. Sin embargo Cáncer sonrió de lado logrando que la que adornaba al hermoso joven se borrara.

-Me sorprende, es cierto- confeso acercándose desabotonando los pantalones- pero te faltó el mas importante y este todavía puedo usarlo.

Sin contestar a sus provocaciones Afrodita concentró su cosmos logrando despertar a sus rosas que lo protegieron en un instante. El aire se cubrió de un rocío escarlata que olía al más apreciado perfume. El cuerpo del santo de cáncer se detuvo al tiempo que su garganta comenzó a arder. Cubrió su nariz sin poder evitar toser.

-¿Qué mierda es esto?- se quejó retrocediendo un poco.

-Es el rocío venenoso de mis rosas- explico sin inmutarse- bien sabes que no son normales y pueden matarte en cuestión de segundos sin que yo resulte perjudicado- Death Mask lo sabia, como cada santo de Piscis, su sangre había adquirido ese veneno potente y lo había hecho inmune a ellos, era un rosa venenosa- Vete de una vez, Cáncer, o morirás aquí de una manera patética.

Sin decir mas se dio la vuelta, pero antes de irse del jardín se retiro, extendió su dedo índice derecho al santo de Piscis para lanzar rayos Ken en su dirección. Eso era algo que Afrodita no esperaba que hiciera, así que sin poder hacer nada al respecto, el ataque se impactó en su pecho lanzándolo al muro detrás de él, quedando seminconsciente, mirando como aquel terminaba por marcharse, satisfecho con lo que había hecho.

Notas finales:

Es una historia breve, ademas de los oneshot, es mi historia mas corta... asi que nos vemos el... Viernes? con el final n.n

Muchas gracias por sus comentarios.

Saludos


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