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Saphiro Negro por Hiraki Oedo

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Notas del fanfic:

Hola!!

Pues aqui les traego un nuevo proyecto, en el que eh estado trabajando ultimamente. Los borradores de esta historia los tenia en facebook, pero fue por una amiga que me desidi publicarlo aqui.

Esta historia me pertenece al 100% asi que espero la disfruten.

 

Dedicada especialmente a: Alone_Starlight  

 

Notas del capitulo:

Pues aqui les dejo el primer capitulo de esta extraña pero interezante historia.
Conforme vaya avanzando la historia, se pondra más emocionante, este solo es el comienzo, asi que denle una oportunidad nwn

 

Disfrutenla... 

"Jamás olvidare la profundidad de esa mirada, de esos ojos oscuros y negros como una noche eterna sin estrellas, de una pureza tal que se me hacia increíble que pertenecieran a un ser humano en este podrido mundo, esos ojos que se ven tan cansados, tan anhelantes y misteriosos, capaces de demostrar que sabe tanto y de la peor manera, por un momento contuve la respiración, ese ser tan misterioso era el que puso en jaque mi mundo de una manera poco convencional, ahora me podría preguntar: ¿quien estaba bajo el poder de quien...?Ese magnífico ser provocaba en mí el deseo de protegerlo de todos y de todo. Incluso de mi mismo... "

Souske Sawada. "Saphiro Negro"

Los murmullos que se escuchaban por toda la estancia comenzaban a ocasionarme un incomodo malestar conforme me acercaba al lujoso ataúd de caoba, que se encontraba solemnemente en el centro de la habitación. Rodeado de una inmensa variedad de flores blancas, predominando el clavel, que era sin duda la flor favorita de mi padre.

No tenía necesidad de mirar a mí alrededor para saber que la mayoría de las miradas se encontraban posadas sobre mí, esperando ver el momento en el que rompería a llorar como el niño que era. En lugar de eso, me concentraba en la foto que se encontraba colocada a un costado del ataúd, donde un hombre me devolvía la mirada con firmeza y cariño, una extraña combinación en esos profundos y cansados ojos color gris.

Esa foto había sido tomada hace algunos meses atrás; en ella se podía ver un hombre de aproximadamente cincuenta y tres años, su cabello negro encanecido, dándole un aspecto misterioso, su piel de un color claro, demostraba una inusitada palidez, producto de las preocupaciones que consumieron lentamente su vida.

Sentía mis ojos arder mientras las lagrimas se acumulaban en ellos, pero no podía permitirme el lujo de caer ante esto. Observé con cierta irritación a todas esas personas reunidas en el lugar, llorando amargamente cuando no sentían dolor alguno, eran unos hipócritas, cómo se atrevían a presentarse en este lugar y decirle todo lo que nunca sintieron… Quería correrlos a todos ellos, que no merecían estar en un lugar como este. Mientras las personas que habían dado hasta su último aliento por evitar su muerte, se encontraban en el fondo de la estancia, sentados al margen, ocultando sus emociones en una muestra de respeto por la persona que había dado la vida, luchando a su lado.

Una mano en mi hombro me hizo voltear y relajar mi mirada, unos ojos cafés tan hermosos y cálidos me miraban con cariño, no pude evitar sonreírle ligeramente, estaba tan agradecido de tenerlo a mi lado. Un pequeño apretón en mi hombro me hizo entender que estaba ahí para mí y que no me dejaría solo en un momento como este.

Tome su mano con suavidad, agradeciendo en silencio su apoyo y compañía, un pequeño vacío se instaló en mi estomago al ver como se alejaba lentamente hasta ponerse a un lado de mi hermano que lloraba sentado en un sofá junto con un grupo de amigos cercanos que lo abrazaban y trataban de darle soporte. Sentí un nudo en mi garganta, quería derrumbarme, gritar y llorar hasta quedar vacío; dejar que todos estos sentimientos que oprimían mi alma salieran por fin, pero no podía, no debía.

Mi hermano no se encontraba en condiciones de ser pilar de nadie, además respetaría la memoria de mi padre, manteniéndome firme tal como me lo había hecho prometer antes de que diera su último suspiro de vida.

Mientras caminábamos detrás de la carroza funeraria, seguidos de todas las personas que se habían juntado para darle el último adiós. El momento más difícil fue ver como su ataúd comenzaba a descender lentamente en ese oscuro y frío agujero en el suelo. Fue en ese momento que la realidad me golpeó como un bloque de cemento… se había ido para siempre.

El resto del día pasó como un suspiro y cuando menos lo recordé ya estaba solo en mi habitación, recostado en mi cama y permitiéndome por primera vez en todo el día, que las lagrimas corrieran libremente, desahogando el dolor que se había acumulado en mi pecho.

Tal vez fue el cansancio y el haber llorado por un largo tiempo, pero poco a poco mis ojos comenzaron a cerrarse y envolverme en una oscuridad absoluta, mientras era envuelto por los recuerdos.

El momento en que mi vida cambió radicalmente aun se encuentra grabado en mi mente, como si hubiese sido tan solo ayer cuando todo comenzó.

 

Flash Back

Habían transcurrido cuatro años desde la muerte de nuestra madre, y un año y tres meses desde que Elisabella había sido arrebatada de nuestra familia. Ocasionando un hueco insuperable en cada uno de nosotros, pero fue padre quien peor la estaba pasando. Cuando Elisabella fue secuestrada, nuestro padre no había dudado ni un minuto en dar la cantidad solicitada para su rescate, había movido todas y cada una de sus influencias con el único propósito de traerla de regreso con nosotros, pero al final no había servido para nada. El día que se tenía planeado el intercambio del dinero, nos tendieron una trampa; ese día supimos que no volveríamos a ver a mi pequeña hermana de tres años, fue en ese momento que todo comenzó a cambiar.

Su actitud dio un giro sorprendente, dejo de ser el hombre carismático y cariñoso, para convertirse en una persona seria, reservada, fría, que pocas veces demostraba lo que sentía o pensaba. A mis ocho años no entendía por completo lo que sucedía, todo era extraño; de un día para otro mi padre comenzaba a llegar tarde o no llegaba a la casa; se veía cansado, adolorido, frustrado y en más de una ocasión pude jurar que había visto su ropa manchada de sangre. Mi hermano se pasaba las horas encerrado en su habitación, trabajando en sus obras de arte, por lo que me la pasaba únicamente en compañía de la servidumbre de la mansión.

Estaban por terminar las vacaciones de verano, cuando mi hermano se encargó de organizar todo lo necesario para la cena, donde nos daría una noticia que lo había tenido alegre durante todo el día, y dado que por primera vez estaríamos los tres juntos, me dedique ayudarle en los detalles para que todo saliera perfecto. A pesar del hambre y sueño que comenzábamos a sentir, Kaosuke y yo permanecimos sentados en la sala, mientras él pintaba unos bocetos en su libreta, yo me dedicaba a leer uno de los libros que había encontrado en la biblioteca que teníamos en casa.

Pasaba de media noche y no había rastro de nuestro padre, los sirvientes se habían retirado hacia tan solo unos minutos a descansar, cansados y con hambre, nos levantamos en sincronía, dispuestos a cenar algo rápido para subir a dormir, cuando la puerta principal se abrió, con sorpresa, giramos el rostro para ver a nuestro padre, con manchas de sangre en su ropa. Le bastó una ligera mirada al comedor puesto para darse cuenta del porque seguíamos despiertos.

— Solo me cambio y bajo con ustedes. —

Fue lo único que nos contestó cuando lo interrogamos sobre las heridas que tenía, dejándonos con la palabra en la boca y con miles de dudas, subió hasta su recamara para cambiarse. Mire con preocupación a mi hermano, que solo se encogió de hombros, restándole importancia al asunto, mientras se dirigía al comedor. Me quede mirando la escalera por unos momentos, sabía que padre nos estaba ocultando algo demasiado grave y me dije que no descansaría hasta descubrir que era.

La cena transcurrió tranquilamente hasta que Kao dio la gran noticia. Había ganado una beca de arte, para estudiar en el extranjero, se veía completamente satisfecho por su logro, pero a nuestro padre dicha noticia no le hizo mucha gracia. Kaosuke había sido desde que podía recordar, el favorito de nuestro padre, ya que físicamente era idéntico a mí madre, verlo a él, era como ver la versión masculina de mi madre. Su cabello castaño y alborotado le daban un aire fresco e inocente, sus ojos del mismo color miel que el de mi madre, la única diferencia que existían entre ambos era el color de piel, mientras nuestra madre tenía una piel color canela, la de Kao era clara idéntica a la de papá.

Por primera vez, miré sorprendido como nuestro padre se levantaba golpeando la mesa, mirando fríamente a Kao, regañándolo por tomar una decisión tan estúpida, y como a su vez, mi hermano le respondía a gritos. Padre quería que Kaosuke tomara su lugar en las empresas como el primogénito que era, en cambio este se negaba a hacer algo que no le gustaba.

— Yo tomare su lugar padre. — mi propia voz me había tomado por sorpresa, la mirada de ambos se detuvo en mí.

La fría mirada de nuestro padre me helo la sangre, solo pude observar petrificado como daba la vuelta y se retiraba del comedor. En ese momento no pude escuchar nada de lo que Kao me decía.

Padre evitaba bajo cualquier circunstancia hablar con mi hermano, mientras que conmigo había comenzado a “entrenarme” para que aprendiera lo necesario, para que al crecer pudiera tomar las riendas de las empresas.

El día de la partida de Kao llego, la despedida en el aeropuerto fue más como un momento de tranquilidad que otra cosa, padre pareció haber olvidado su enojo y se despidió de él, resignado a respetar su decisión, aun así, en su mirada podía ver que estaba preocupado.

Durante el camino de regreso, padre se mantuvo en silencio, hasta que nos detuvimos en una bodega, voltee a verlo confundido, lo único que conseguí con mi muda pregunta fue que me bajara del coche y me metiera en la bodega. Donde había varios hombres armados con escopetas y fusiles, una mirada de terror fue lo único que había en mi rostro, mientras veía asombrado como mi padre me llevaba hasta el centro, a la vista de todos los mercenarios.

— El es Souske, mi hijo. — hizo una pausa, mientras recorría con la mirada a cada uno de los hombres, retándolos con la mirada a oponerse a sus órdenes. — Y el que seguirá mis negocios aquí. —

Los hombres comenzaron a presentarse, mientras la voz de mi padre llegaba como un eco lejano, explicándome como era que estaba involucrado en estos rumbos, los negocios y mi nuevo entrenamiento.

Fin de Flash Back

 

Notas finales:

Espero les haya gustado este inicio...

Quejas, jitomatasos, comentarios, son bien recibidos. Nos vemos en el proximo cap !!


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