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Paradigma por Lady Conan Doll

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Notas del fanfic:

Hola!

Debo decir que es mi primera publicación por aquí y mi tercer fic (estructurado con un futuro XD) sobre Sebastian y Ciel.

La idea venia desde hace tiempo y pues hasta ahora se dio la oportunidad de publicarla espero que sea de su agrado.

Spoilers: ya saben Kuroshitsuji ni sus personajes me pertenecen si no a la ingeniosa

Yana- sensei, solo la trama de esta historia es de mi autoría y para ustedes :)

Advertencias: UA

¡Disfrútenla!

Notas del capitulo:

disfrutenla !!!!!

El viento mecía las copas de los arboles mientras el cielo se remontaba gris anunciando una lluvia que se desataría en cualquier momento, el viento silbaba y se rompía al contacto de lo que lucia como un  edificio abandonado , qué se alzaba en medio de lo que parecía ser la nada.

 

Dentro del peculiar lugar, se divisaba una silueta delgada que observaba con su agria expresión aquella entrada desierta y sin ningún rastro de vida. Mirando detrás del ventanal que vibraba por cada ráfaga de viento, y este no se alejaba, permanecía estático como si estuviera esperando alguna señal, algo que sabía por dentro que inevitablemente ocurriría. Oh, esa silueta aguardando con la paciencia casi al límite.

¿Qué estas esperando?- Salió de sus labios con una voz tenue que solo podía ser escuchada por su emisor- ¿Acaso… piensas mantenerme esperando? –Recargo su delicada mano sobre el frio ventanal - Exactamente ¿Por cuanto tiempo mas piensas seguir ausente? –Cerro su puño con furia, y su mirada bajaba parar mirar sus pies, era desesperante este sentimiento, tan difícil de explicar y tan fácil de expresar.

 

      Desde hacia dos días que se encontraba en esa habitación mirando a todas horas a través de aquella ventana.

 

 

Ha ido empeorando su condición progresivamente, ha pasado de una sensación a una completa ilusión. –menciono una mujer de cabellos rojos a su acompañante, mirando a aquella persona que esperaba con aparente paciencia durante esos días , por detrás del cristal de la puerta de aquella habitación  .Ambas personas regresaron por el pasillo hacia una oficina en el fondo,  bastante extensa con dos grandes escritorios con computadoras cada uno, en el fondo un archivero enorme y una gaveta, aire acondicionado y una televisión de 19 pulgadas en la parte de arriba, la oficina tenia en sus cuatro paredes grandes ventanales  de cristal templado que abarcaban la mitad de ellos. Pasaron alrededor de dos horas en donde la mujer pelirroja, estaba revisando varios expedientes junto a su colega-aprendiz Aliester, cuando los gritos desesperados provenientes de la habitación donde habían estado observando    hicieron que fueran con rapidez a intervenir.

-¡OSASTE A DEJARME!

Gritaba su huésped arrojando un cepillo de mármol hacia un espejo que se había roto en mil pedazos, miraba los trozos de cristal de manera furiosa sin dejar de jadear por la cólera que reflejaba.

La mujer y Aliester habían entrado a la habitación viendo aquella escena, su colega tomo al muchacho en un solo movimiento ya que estaba arrojando todo lo que tenía en manos hacia el cristal de la ventana, cargándolo lo arrojo a una cama tratando nuevamente de sujetarlo mientras que el chico se agitaba y firmemente exigía que lo liberara.

Mientras tanto la mujer preparaba una solución y la vertía de un frasquito de cristal a una jeringa. Ignorando como el muchacho gritaba.

-Basta ¿Acaso no saben quien soy? Soy …

Sus forcejeos se vieron olvidados cuando la doctora se había dado la vuelta para administrarle el calmante, lo que dejo sorprendido al muchacho, no precisamente el contemplar el fármaco si no la doctora misma cuya imagen asaltaban sus recuerdos en una horrible y perturbadora amnesia que le invadía, sin percatarse, él susurro algo inaudible que no paso desapercibido a los ojos de aquella dama que tan solo lo vio como un movimiento de labios.

Por su parte en ella algo de nostalgia desconocida surgió sin saber el por que , sin embargo, sacudió levemente la cabeza para retornar a lo que estaba a punto de hacer; así que firmemente tomo la muñeca del joven , estiro su brazo y hábilmente enterró la aguja.

¿Qué crees que haces?  –poco a poco el calmante fue bajando de la jeringa ingresando rápidamente a su torrente sanguíneo aunque seguía pataleando y revolviéndose en los brazos de Aliester.

¡TE ORDENO QUE ME SAQUES DE AQUÍ!! . –así siguió gritando hasta que a los pocos segundos perdió las fuerzas para seguir haciéndolo ya el rubio lo había soltado y su corazón latía lentamente, todo le comenzó a parecer lento, los parpados le pesaban hasta que los cerro y permaneció estático en aquel colchón.

Minutos más tarde el pequeño se encontraba profundamente dormido, la causante miraba por la ventana el paisaje nocturno.  –Doctora –dijo Aliester –me parece que lo más conveniente seria trasladar a este niño a una habitación segura. –y con eso el aprendiz se refería a aislar al joven, darlo por paranoico e internarlo, ella lo sabia, sabia que para ese joven hijo de su queridísima hermana y de… su esposo, parecía estar confundiendo la realidad, estaba a punto de que los demás psiquiatras lo etiquetaran de paranoide, esquizofrénico, y ella no podía soportar ser testigo y mucho menos verdugo de aquella criatura, que era lo único que le quedaba en ese mundo. ¿Qué podría hacer?

Sentenciarlo en un sanatorio mental parecía un acto vil y despiadado, pero, como profesional sabia que era lo correcto, lo “sano”, lo idóneo. No podía dejar por ahí suelto a un paciente que alucinaba; a un familiar “enfermo” que arruinase el nombre de los padres fallecidos, no podía dejar a un ser humano vivir bajo la indiferencia social.

Yo decidí llamar a alguien a que acaba de egresar de Harvard

¿Alguien? –pregunto confundido el rubio.

Si –asintió volteándolo a ver –su tesis y su destreza dejo impresionados a muchos colegas.

El rubio la miraba incrédulo esperando una explicación mas amplia de la doctora, quien sin ninguna palabra mas se dirigió a la salida –ingresara hoy mismo –se detuvo a medias con la mano apoyada en el marco de la puerta –llévalo Aliester, ponlo en la habitación 19 –miro a ver con una expresión triste el cuerpo que dormía con aparente paz.

Las ropas… –dijo el rubio tomando en brazos al joven.

Yo se las cambiare al rato –dijo por fin la dama saliendo de ahí conteniendo un nudo insoportable en la garganta.

 

Mientras tanto a varios kilómetros de ahí un sedan de color negro se dirigía hacia el lugar.

 La noche cayo y el edificio parecía aun mas tétrico en el exterior, la tormenta que se empezaba a desatar le daban mas ambiente al lugar meciendo violentamente las ramas secas de los arboles que lo rodeaban.

Las grandes rejas oxidadas se abrieron dando paso al auto de color negro que ingresaba al jardín del edificio, iluminando el nombre ; “hospital psiquiátrico…..”

La puerta principal se abrió y una muchacha salió con un paraguas para recibir al recién llegado, corrió apresurada cubriéndolo hasta llegar y volver entrar al edificio.

Vaya tormenta –la muchacha cerro la sombrilla, la sacudió y colgó en el perchero

Si –dijo el contrario, colgando su gabardina negra –muchas gracias por salir a recibirme

No fue nada –extendió la mano para saludar, sonriente con los anteojos aun empañados por el agua de la lluvia –bienvenido a…

Es un placer –la muchacha no dijo palabra alguna al apretar la  mano contraria, se quedo perdida en la mirada enigmática que poseía el individuo que la saludaba –mi nombre es….

Dr. Sebastian Michaelis –la joven mujer de cabellera pelirroja bajo por las escaleras con una leve sonrisa, extendiendo la mano hacia el mencionado.

Dra. Angelina Durless –el joven doctor correspondió el saludo, mirando a los ojos a la dama. Había oído hablar mucho de ella en la facultad, y para él era una buena oportunidad para su carrera que apenas daba inicio que alguien tan renombrada como ella lo estuviese asesorando en su primer caso clínico. –es un honor conocerla, doctora.

El honor es mio joven Michaelis ¿Por qué no pasamos a mi despacho para que hablemos claramente?, sus maletas serán llevadas por los muchachos, estén, Meirin? –la muchacha que hasta ahora andaba perdida viendo al doctor Michaelis se percato a la segunda que Angelina la llamaba.

Ah, p-perdón Sra. Durless –rápidamente ella se acercó hasta los dos –si?

Por favor Meirin, un poco mas de atención –se dirigió algo seria hacia la chica –por favor llama a Finían para que lleve las maletas al cuarto de huéspedes. Dr. Sebastian –se dirigió de nuevo al joven –lamento que tenga que hablar con usted tan tarde y mas recién su llegada, que debe estar fatigado después de manejar tantos kilómetros.

No se preocupe –ambos subieron las escaleras hacia la oficina de Angelina quien mantenía la vista al frente, por su parte Sebastian tras ella miraba discretamente a su alrededor, miraba la alfombra carmín y las paredes blancas enmohecidas en las esquinas a causa de la humedad, miraba el reloj de péndulo a su paso marcando las 11:00 pm.

El motivo de que esto no pueda esperar hasta mañana, es que necesito que precisamente comience, pues mañana –dijo la pelirroja, giro la llave de la puerta y ambos entraron al despacho.

No creo que eso sea un problema – dijo él mirando a su alrededor, ella suspiro, se sentó en su escritorio abrió el cajón y de ahí saco una carpeta con bastante documento adentro; el joven la miro arqueando una ceja.

Muy bien le daré los detalles, por favor tome asiento –así  lo hizo Sebastian y la platica se iba extendiendo captando la atención y el interés de Michaelis.

Mientras tanto un joven y esbelto cuerpo reaccionaba luego de un profundo sueño; con pereza abrió los ojos tallándoselos, al volver a aclarársele la vista se percato del ambiente ajeno.

¿Donde estoy? 

Se levanto tambaleante a causa del mareo provocado por el sedante reincorporándose de inmediato fue hacia la puerta; sin embargo se percato que esta tenia seguro.

Maldición –susurro ante el inútil intento. Miro a su alrededor;  parecía una habitación normal ,simple en verdad con una ventana diminuta que dejaba ver mas bien el cielo, una mesa con cajones y espacio para libros y una cama personal con mantas y almohadas  blancas.

Encerrado como un criminal, sin salida, como una persona común sin opciones, trataba de mantenerse sereno, pero, daba vueltas en la habitación en el intento de pensar y de controlar la desesperación que intentaba surgir. ¿Dónde estaba? ¿Por qué le tomaba tanto tiempo volver? ¿Acaso lo había dejado?

Estas preguntas y más surgían como agua a borbotones de sus pensamientos. Por otro lado los datos acerca del nuevo paciente de Michaelis habían sido detallados y concluidos, el caso ya era todo suyo. Sebastian ahora se dirigía hacia la habitación que ocuparía durante cierto tiempo, tomando una taza de café con el breve expediente y los datos de identificación de su paciente bajo el brazo.

“Bueno, pues mañana, mejor dicho dentro de unas horas” pensó mirando su reloj de muñeca que marcaba las 2:00 am “conoceré al joven Phantomhive.” Tomo un sorbo de café antes de entrar a su habitación designada. “tengo que preparar todo para mañana”, giro la perilla y una sonrisa se perfilo en sus labios.

Notas finales:

Sé que el inicio es muy corto pero necesitaba dejarlo hasta aquí, por que tengo varias ideas de cómo seguirle pero necesitan ser ordenadas.

Espero actualizar muy pronto procurare hacerlo cada fin de semana, ahora que son vacaciones espero avanzar un poco (por que los desgraciados maestros nos llenaron con varias tareas U_u! ) . Así que por favor téngale paciencia.

Por cierto espero que les haiga gustado es una idea que ya traía hace tiempo, espero sus comentarios me haría muy feliz saber que opinan, si les agrada o desagrada.

Bueno pues sin más que decir nos vemos en la próxima actualización.

Besos -3-

LadyConanDoll.

 

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Hola!

Debo decir que es mi primera publicación por aquí y mi tercer fic (estructurado con un futuro XD) sobre Sebastian y Ciel.

La idea venia desde hace tiempo y pues hasta ahora se dio la oportunidad de publicarla espero que sea de su agrado.

Spoilers: ya saben Kuroshitsuji ni sus personajes me pertenecen si no a la ingeniosa

Yana- sensei, solo la trama de esta historia es de mi autoría y para ustedes J .

Advertencias: UA

¡Disfrútenla!


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