Oso de peluche
Bosteza y se gira, notando entonces que hay alguien más en la cama. Abre un ojo y ve a Kai durmiendo a su lado. Sonríe contento y abre el otro ojo para poder verlo mejor; qué hermoso es su Yutaka. Un momento, ¿ha dormido con él? ¿Habrán hecho algo más? Mira debajo de las sábanas y se ruboriza al ver que ambos están en ropa interior. Pletórico, intenta recordar algo de la noche anterior, pero iba tan borracho que sólo recuerda que entró con los gazettos (con Kai) en un bar. A partir de ahí todo está en blanco. Pues si de verdad se ha acostado con Uke y no lo recuerda, se tira por el balcón en ese mismo instante; es una aberración olvidar algo así, tan importante para la vida de Miyavi, que lo lleva deseando desde que el mundo es mundo.
Nota como Kai está por despertar y se hace el dormido, intentando dejar de sonreír como un bobo.
—Sé que estás despierto. — No lo ve, pero sabe que Uke está sonriendo. Siempre está sonriendo.
—Mentira — dice de forma juguetona.
Cuando percibe que Kai se va a levantar de la cama, Miyavi lo retiene y se queda encima de su cuerpo; Ishihara intenta decidir si ese es un buen momento para besarlo. No, antes debe salir de dudas.
—Dime, Kaicito, ¿ayer hicimos algo?
Desconcertado, ve como la sonrisa del menor desaparece y que los ojos se le empañan.
—¿No te acuerdas de lo de anoche? ¿Tú primera vez como pasivo y lo has olvidado? Dijiste que era la mejor noche de tu vida.
Miyavi lo mira con incredulidad, ¿qué hizo de qué, de pasivo? Uke bromea, ¿verdad? No, no parece estar de broma, hay tanto dolor en su mirada… Ishihara no se lo puede creer, es decir, si fue el pasivo de Kai no le importa (oh, vamos, es Kai, ¿qué más da eso?), ¡lo que le molesta es que no lo recuerda! Entonces Yutaka comienza a reír descontroladamente y ahí sí que ya no entiende nada. Finalmente el menor se calma y lo mira con diversión.
—Te lo has creído… Si hubieras visto tu cara… — dice aún con la respiración errática. — Estabas tan bebido que te tuve que meter en la cama. Pensé que no te importaría que me quedara yo también. — Por supuesto que a Miyavi no le importa; está más feliz que unas pascuas. Entonces Kai desvía la mirada mientras su cara se colorea espantosamente de rojo. — Pero te agradecería que no volvieras a llamarme “oso de peluche.”
Ishihara alza una ceja, ¿Lo llamó “oso de peluche”? Lo que le extraña es que no le dijera que se muere por sus huesos. Y ahora que lo piensa, debería salir de encima de Uke, ya que empieza a excitarse, pero está demasiado cómodo y ahí se queda. Kai sigue con la cara encendida y Miyavi piensa que es lo más tierno que ha visto en su vida. Le aparta el flequillo de la frente y lo mira con seriedad.
—Bueno, no me importaría ser tu pasivo.
Miyavi espera que diga algo, prácticamente se ha declarado, o por lo menos él tiene esa impresión, pero parece que Kai se ha quedado en el limbo.
—Preferiría ser yo tu pasivo — susurra, avergonzado. No, en serio, o Yutaka se relaja o su cara explotará. El mayor sonríe con amplitud, en ese instante queriendo comérselo a besos. Le da un lametón en el cuello y Kai se estremece.
—Eres tan tierno… ¡oso de peluche!
Uke lo mira indignado y lo empuja para sacárselo de encima. Miyavi sólo ríe y lo abraza, tendiéndose en el lecho y dejando que Kai se acomode sobre su cuerpo. Nota como el aliento del menor golpea contra su pecho y tiembla.
—No te enfades, Kaicito, era broma.
—Eres idiota. — Ha intentado decirlo con seriedad, pero finalmente le ha salido un tono divertido.
Y se quedan tal cual, ambos disfrutando del silencio que los envuelve. Es un ambiente tan pacífico que Miyavi está tentado de ir en busca de su guitarra y dedicarle una serenata a Kai. Quizá ese es un buen momento para sincerarse.
—Kai.
—¿Hm?
—Yo te qui… — Reprime una maldición cuando el móvil de Uke empieza a sonar. — No lo cojas — pide de forma lastimera.
Pero el menor ya se ha levantado. Intercambia unas palabras con su interlocutor y cuelga.
—Era Ruki; resulta que hoy había ensayo.
Yutaka es muy serio con su trabajo, pero cuando se trata de Miyavi pierde la noción del tiempo. Se viste bajo la atenta mirada del mayor, lo cual lo está poniendo nervioso, y luego se acerca a la cama, donde Miyavi sigue tendido, sonriendo con lascivia.
—Podríamos quedar después del ensayo, si quieres. — propone el batería.
—Claro que quiero. Te pasaré a buscar.
Kai asiente con la cabeza y se acerca a la puerta de la habitación, pero antes de abrir se la queda mirando con duda. Seguidamente se gira y mira a Ishihara con decisión.
—Miya.
—Dime.
—Yo también — dice, sonriendo, su hoyuelo más marcado que nunca.
Miyavi va a decir algo, pero Kai ya ha salido. Drogado de pura felicidad, sale de la cama y se pone a bailar mientras entra en el baño, pensando que quizá debería emborracharse más a menudo.