Abrió la puerta, cierto peliazul estaba dormido sobre la mesa… un ataque de enojo recorrió su cuerpo y… sin pensarlo dos veces se dirigió a él, lo jaló de la camisa y le dio un golpe en la cara, tirándolo del asiento…
-¿H-Hiro-san…? –se hallaba en el suelo, abrió los ojos lentamente, lo primero que vio fue al mayor de pie que lo miraba con odio… trataba torpemente de hablar, aun con la vista nublada.
-Tú… -le respondió el castaño en un susurro bajando la mirada, cubriéndola con su flequillo.
-¿Hiro-san? –se talló los ojos con el antebrazo; ¿Quién sabe? quizás y estaba alucinando; pero no… realmente era él…
-….- No respondía, no es que no quisiere, es solo que… ¿Qué decirle? ¿Una explicación del por qué llegaba a esta hora? ¿Qué le diría? ¿Qué estaba con su amante?, ¿Qué llegó la pareja del otro y lo corrió? ¿Qué sentía celos? ¿Por qué? ¿Por aquella llamada? Quizás esa era la razón… entonces si no quería perderlo… ¿Por qué? ¿Por qué lo había hecho? No tenía derecho alguno, ¿Desquitarse con él? Tal vez…
-Hiro-san ¿Está bien? – se había levantado y se acercaba a él. Extendiendo la mano mientras lo miraba de manera preocupada.
-(// ¿Por qué eres tan perfecto? Te acabo de golpear y preguntas por mi…//)…–seguía sin responder.
-¿Hiro-san? –Lo llamaba con ese tono de voz tan dulce que tenía, con una cálida sonrisa, con aquella mirada llena de ternura.
-Aléjate…
-¿eh? –Su expresión cambió notoriamente, dilató las pupilas, abrió más los ojos y alzó las cejas…
-¡¡ ¿Qué te alejes?!! –le dio un grito, seguido por un golpe a la cara, de nueva cuenta el peliazul cayó al suelo.
-¿Hiro-san?... –El menor le hablaba en un tono de voz bajo, permaneciendo sentado sobre el piso, lo miraba extrañado.
-Vete… -le susurró- no quiero verte más aquí… ¡VETE! –le alzó la mirada enojada de la cual ya salían lagrimas.
-¿Hiro-san? ¿Está bien? –preguntó otra vez, se levantó rápidamente… con la intención de abrazarlo y de decirle que todo estaba bien, que no debía preocuparse más, pero…
-¡NO! ¡NO LO ESTOY! –Le gritó y se alejó del menor- ¿Sabes por qué? –Las lágrimas comenzaban a empapar totalmente su rostro- ¡Ah! ¡Mejor pregúntale a tu amiguito! Si ya no me quieres más ¿POR QUÉ NO TE VAS CON ÉL?
-No sé de qué me habla y yo solo amo a Hiro-san, Hiro-san no-….
-¡¿Qué no entiendes?! ¡Vete! ¡Si no tienes a donde ir vete con ese estúpido de Takahashi!
Esas últimas palabras, no, más bien… esos últimos gritos resonaron en sus oídos… ¿Takahashi-kun?... ¿Acaso los había visto?...
-¡VETE! –Siguió gritando el castaño- ¡VETE! No te quiero más aquí… ¡VETE!
El peliazul permanecía inmóvil, lo miraba de manera desconcertada, su mirada parecía perdida en el rostro de Hiroki… ¿Acaso realmente era él?...
El castaño se hartó de no escuchar respuesta alguna por parte de su “pareja”, se dirigió a la habitación que alguna vez compartieron… y… comenzó a guardar las cosas y pertenencias del ojiazul en una maleta.
Por su parte el menor solo parecía no creer lo que pasaba… ¿Qué acaso no había soportado su infidelidad con tal de estar con él?... Entonces ¿Por qué?… ¿Por qué?, ¿Por qué? ¿Por qué pasaba eso? Él no quería alejarse de Hiro-san, ¿Por qué aquel juego de papel se había roto? ¿¡Por qué!? … Una respuesta le vino a la mente… Takahashi Misaki… Sí, él era el culpable.
Cuando reaccionó nuevamente se hallaba fuera del departamento, con una maleta a un lado, Hiroki mirándolo enojado, aun con lágrimas recorriendo sus mejillas… y gritándole por última vez:
-¡NO VUELVAS!
El ruido de la puerta azotarse, de seguro despertó a más de uno. Eran aproximadamente las 5 de la mañana, dentro de poco se iría a trabajar al hospital, como todo los días, a la misma rutina… aunque casi no pasará seguido… hoy, no tenía ganas de salvar vidas… más bien, sentía la necesidad de acabar con una…
=:=
Un par de ojos verdes comenzaban a abrirse… al castaño, estos le ardían un poco, llorar casi toda la noche tenía sus consecuencias. Miraba de reojo el reloj, 6:30; era lunes así que tenía que ir a la escuela, llamar a su hermano pues necesitaba una casa nueva… tal vez se fuera a vivir con él a Osaka, aunque no era lo que él quisiera realmente…
-(//… Quiero pasar más tiempo con Kusama-san //)
Un leve sonrojo apareció en sus mejillas, seguido por una sonrisa, al recordar al peliazul, a su cálida sonrisa, sus ojos llenos de ternura… todo lo que le gustaba de él…
-(// Aunque ¿Qué habrá pasado con Hiroki-san?... Ellos son pareja, así que de seguro fue con Kusama-san… -cubrió su cara con la sabana, frunciendo el ceño un poco- me molesta… //)
Salió del agarre de las sabanas, realmente los lunes estas se hacían más cómodas, el no haber dormido mucho comenzaba a afectarle, se miró en el espejo del baño, tenía ojeras y los ojos rojos… parecía un:
-Parezco un zombi.
Se decía a sí mismo.
Bueno, haría lo mismo de todas las mañanas, arreglarse, acomodar un poco la casa y servirle de desayunar a…
-Usagi-san… -dijo en un tono algo triste, volteando el rostro para ver la puerta de la habitación del novelista que se encontraba cerrada- (// ¿Qué debo hacer?... ¿Debería ir a verlo? A pesar de todo el ha sido el mejor amigo de mi hermano, aunque… Lo que me hizo no tiene perdón… -desvió la mirada hacia el suelo- Ni lo que yo le hice tiene perdón… ¿Cómo puede hablarle así?...//)
Y siguió sumido en pensamientos… mientras que el novelista comenzaba a despertarse…
=:=
Abrió lentamente los ojos adoloridos, miraba a su alrededor: Misaki no estaba ahí. Tenía una ligera esperanza de que todo hubiera sido una pesadilla de la que debía despertar, que ahí estaría su castaño parado en el marco de la puerta, gritándole que se despertara, reclamándole alguna tontería, como el porqué se basaba en él para hacer sus novelas Boys Love, que era un pervertido, o que el desayuno ya estaba listo y que dejara de holgazanear. Después el se molestaría por haberlo despertado y comenzaría a hacerle “eso”, hasta quedar totalmente satisfecho… pero no… no iba a ver más de esa lindas escenas en las mañanas, realmente todo se había acabado.
-Misaki… -fue lo primero en decir, aun con la voz ronca- Misaki, perdón…-recordaba aquella frase desgarradora– Misaki… (//“la que me hizo olvidar que te quería”//) - y ahora ¿Qué hacer? Bajar a buscarlo y decirle que lo sentía, cuanto lo amaba, besarlo y pedirle perdón… pero… - (// “Y ni se te ocurra tocarme, si lo haces, te odiaré” //) – recordó aquellas palabras, no podía arriesgarse a que lo odiara, lo amaba demasiado, entonces si lo amaba… ¿Por qué lo había hecho? Aunque eso era lo que menos importaba, ahora tenía que recuperarlo…
-No importa como…
=:=
Misaki estaba a punto de salir, había dejado el almuerzo preparado…
“Solo falta recalentarlo”
…Misaki
Escribió en una nota…
Miró otra vez la puerta de su casero: se estaba tentando. Quería subir, de mirar si estaba bien, si seguía siendo el mismo Usagi-san; pero la manija de aquella puerta comenzaba a moverse.
El castaño se asustó por un momento, salió rápidamente del departamento… respirando agitadamente recargado sobre la puerta, si colocabas la oreja muy pegadita a la puerta aun se podía escuchar algo:
Unos pasos bajando lentamente las escaleras, al parecer cruzaron la sala y llegaron a la cocina…. Hubo un momento de silencio… sollozos comenzaron, eran muy fuertes, pues se podían escuchar perfectamente; sollozos seguidos de gritos… el castaño no pudo evitar las lágrimas, su corazón de pollo no se lo permitía… dirigió temblorosamente su mano hacia la manija, preguntándose a sí mismo:
-(//No quiero que sufras Usagi-san, es lo último que quiero pero… pero debo alejarme de ti… entonces ¿Qué hago?… ¿Abro? //)
.
.
.
El tiempo transcurrían, los sollozos seguían, el castaño tenía la mano sobre la manija de la puerta junto con un gran dilema… ¿Abrir? Si lo hacía, todo lo que dijo se iría al caño, a la basura; de seguro lo perdonaría, lo abrazaría y lo besaría…
Pero, esta vez no…
Lentamente alejo la mano de la puerta, aun escuchaba los gritos dentro del departamento. Dejo caer el brazo al costado, miraba el suelo, lagrimas amenazaban con salir.
Se puso a correr.
Fue lo más valiente y maduro que se le ocurrió.
Llegaría a la universidad en menos de 10 minutos llegaría temprano; de eso estaba seguro, lo primero que haría: Llamar a Kusama-san
=:=
-Hiro-san… -Nowaki miraba el piso, esperando la respuesta de alguien en la puerta.
-¿Nowaki? –Tsumori lo miraba desde el otro lado sorprendido por su visita a las 7 de la mañana.
El peliazul no respondió.
-¿H-Hey que te pasa?… te vez mal –se sorprendió mucho al ver las maletas a un lado de él, por un momento lo comprendió todo –Ven pasa…
Nowaki asintió de manera simple: en un lento movimiento de arriba hacia abajo con la cabeza.
Tsumori paso las maletas, al peliazul se le habían olvidado; lo miraba… ¿Realmente era Nowaki? Se lo preguntaba. El peliazul se sentó en una de las mesas del comedor.
-¿Ya desayunaste? –Le preguntó de la manera más simpática que se le ocurrió, pero no escucho respuesta alguna- Tomaré eso como un no… -Lo miró nuevamente, tenía la miraba baja; su flequillo impedía que se le vieran los ojos, apenas y se le veían la nariz y la boca… ah la boca… parecía un C hacía abajo – (// ¿Realmente estás triste no?//) Haré algo de desayunar, aguarda aquí –salió del comedor para dirigirse a la cocina.
-(//Hiro-san… //)
De momento su móvil comenzó a sonar:
*Llamada entrante*
Takahashi Misaki
Abrió los ojos, dilató sus pupilas y levantó las cejas… y luego se enojó. Frunció el ceño miraba el teléfono con odio, apretaba el aparato con ganas de destrozarlo como si el daño que le hiciera a eso se le pasará al de la llamada.
*colgar*
Apretó de manera enojada con el pulgar. Apretó tantas veces esa tecla que el botón terminó por salirse de su sitio.
Seguía enojado, respiraba rápidamente mirando el celular con rabia; finalmente optó por botarlo contra una pared.
-¡HEY NOWAKI! –Su sempai ya había llegado con el desayuno- ¡Tranquilízate! –Lo tomó de los hombros, moviéndolo de un lado a otro – ¡Hey! –Pero la mirada perdida y llena de odio del peliazul no volvía- ¡NOWAKI! –El sonido de una bofetada resonó por la habitación.
El peliazul calmo su respiración, miraba hacia otro lado por efecto del golpe que le habían dado, sus ojos dejaron de mostrar tanto odio para mostrar sorpresa.
Dirigió la mirada hacia Tsumori, éste lo miraba un tanto agitado y sorprendido.
-¡Eres idiota ¿O qué?! –le reclamó su sempai.
-Tsumori-sempai… yo… -el peliazul trataba de disculparse.
-Idiota.
-Lo siento.
-¿Qué te pasa? –Se atrevió a preguntar el castaño- ¿Qué sucede Nowaki?
-¿Eh? –El peliazul lo miraba de manera extrañada- No pasa nada, fue so-…
-Mientes –interrumpió el castaño- ¿Crees que soy idiota o qué?
-¡NO! Jamás pensaría eso de Tsumori-sempai… -bajo un poco la mirada.
-Ah… -dio un pequeño suspiro, cerrando los ojos para abrirlos después, esbozando una sonrisa de medio lado- Nowaki, no te voy a pedir que me cuentes si no quieres… tan solo, puedes llorar.
-¿Eh? –alzó nuevamente la vista, vio al castaño: le sonreía- Tsumori-sempai… -comenzó a hacer pequeños los ojos, queriendo juntar las cejas, sus pupilas comenzaban a inundarse, las lagrimas se hicieron presentes por sus mejillas –Tsumori-sempai –Se abalanzó sobre el mayor, lo abrazó fuertemente y comenzó a llorar incontrolablemente sobre su hombro derecho.
El castaño solo correspondía al abrazo y le revolvía el cabello con una mano.
-(// Estúpido Hiroki… //) –pensaba Tsumori al escuchar lo sollozos del menor.