-¿Ah? –Misaki hablaba en voz baja mientras miraba su celular con una expresión extrañada dibujada en su rostro -¿Por qué Kusama-san no contesta?... hmm, debe estar ocupado, aunque… tal vez más tarde lo valla a ver –un leve color carmesí apareció en sus mejillas.
Hasta que el ruido del timbre sonando le llamó la atención.
-AHH!! ¡Voy tarde! –así que emprendió una carrera olímpica hacia el aula que le tocaba.
Corrió rápidamente por los pasillos de la institución, tropezando con algunos estudiantes igual de distraídos y con unos seguros retardos que él; hasta que vio una silueta conocida: Hiroki Kamijou.
Sin dejar de correr su mirada cambió a una totalmente sorprendida, su respiración parecía agitarse excesivamente con cada paso que daba; cerró los ojos y bajo la cabeza mientras pasaba al lado del maestro…
… el tiempo pareció detenerse, el momento en que uno pasaba al lado del otro se pudo haber hecho eterno para Misaki…
Aunque Hiroki parecía estar muerto en vida…
El agitado estudiante siguió su curso, en un impulso de curiosidad por mirar al “maestro demonio” lo miró rápidamente de reojo…
-(// ¿Acaso no tiene la misma ropa? Y los ojos… –Recordó la baja mirada del maestro que solo pudo observar por un momento, se veía totalmente perdida; Misaki pudo haber apostado que Hiroki ni cuenta se había dado de su presencia- ¿Acaso será por Usagi-san? Sí, eso debe ser, debe estar muy triste por lo que sucedió… aunque no pude escuchar lo que paso después de que me fui, o… ¿Acaso será por Kusama-san?... //)
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-(// ¿Qué está pasando? ¿Porque todo se desmoronó? Estúpido Takahashi, de no haber sido por ese maldito… es verdad, ¿Qué hubiera pasado? No lo sé, tal vez estaría con Akihiko, no… de seguro el seguiría enamorado de Takahiro; pero, si él hubiera seguido enamorado de esa persona ¿Hubiera pasado lo que pasó? Bueno, ya no tiene lógica pensar en eso… tan solo… tan solo tengo miedo… ¿De qué? De quedarme solo, ¿Entonces por qué le hice eso a Nowaki? –detuvo por un momento su lento paso, aunque después ignoró el pensamiento y siguió su curso- Nowaki… ¿Acaso no lo quiero? Claro que sí ¿Entonces, porque lo hice? No lo sé… es absurdo, ¡No lo sé! Tal vez, es que me quedé enamorado de Akihiko –sonrió irónicamente- //)No, eso es imposible
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-Misaki, -el novelista yacía recostado sobre el sillón, preguntándose sin parar ¿Qué hacer? Recuperarlo ¿Cómo? ¿Con regalos? No, a él no le gustaban mucho esas cosas, ¿Obligándolo? “Ah, y ni se te ocurra tocarme, si lo haces te odiaré” Recordando aquella estúpida frase que lo dejó marcado, ¿Convencerlo de quedarse? ¿Cómo? Si la decisión, al igual que sus palabras había sido totalmente fría y decida… Cada vez eran menos las formas que se le ocurrían para recuperar al castaño -¿Por qué todo es tan jodidamente complicado? Misaki… no sé como lo haré pero, te recuperaré; no importa lo demás…
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-Hiro-san… (// Ya no sé qué hacer, quiero estar con Hiro-san, no entiendo lo que pasa, ¿Estaba ebrio? No lo creo, el realmente no se veía como las veces en las que tomaba de más, entonces ¿Su decisión de echarme fue definitiva? Supongo que sí, ¿Todo acabo? No quiero ni pensarlo ¿Por qué? Takahashi Misaki, si, el tubo la culpa, si tan solo jamás lo hubiera conocido –recordó al castaño, a su sonrisa y las tantas que compartió con él, a su tierna mirada de ojos verdes que le arrancaron tantos suspiros, las veces en las que lo abucheaban en los lugares que visitaban, el café, el cine, el baile, el beso, aquel beso que le quitó el sueño- cierto, ¿Qué hubiera pasado si no lo hubiera conocido? No lo sé… -sin darse cuenta ya estaba sonriendo ampliamente- Pero, definitivamente me arrepiento de haberlo hecho… //) Takahashi-kun…
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-Es todo por hoy, pueden salir –el maestro enfrente hablaba.
Y el primero en salir corriendo del salón fue Misaki:
-(// Kusama-san… espere por favor//).
No podía evitar estar tan feliz por ir a ver al mayor que tanto le gustaba, después de haberlo pensado durante todo el tiempo en su estancia en el instituto lo había decidido: confesarle lo que sentía.
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-¡A-ki-hi-ko U-sa-mi! –una enojada pelirroja de nombre “Aikawa” entró, no, más bien irrumpió en el departamento del novelista, prácticamente tirando la puerta -¡Donde estas! ¡Necesito la continuación de esto! –Nadie aparecía – ¡Usami-san! ¡No importa lo que hagas te encontraré!
Y así comenzó la búsqueda por el novelista, hasta que al fin lo encontró: en la habitación de Misaki tumbado sobre la cama boca abajo.
-¡Usami-san! –la editora estaba realmente molesta.
El novelista no respondía… y no parecía dormido.
-¿Usami-san? –La editora lo miraba algo confundida –¿Est-…
-No, no lo estoy –le interrumpió-… por cierto no habrá continuación del libro. Se acabó mi carrera como escritor.
-¿Eh? ¿¡P-pero de que estás hablando?!
-Lo que oíste… así que ya no es necesario que vengas más.
-Usami-san, ¿Sabes de lo que estás hablando?
El novelista seguía sin mirarla y no respondió.
-No importa lo que digas, no puedes renunciar, tienes un contra-….
-¿Un contrato? –Se levantó de la cama rápidamente y va contra la mujer totalmente enojado- ¡¿Un estúpido contrato?!
-Usami-san…. –La pelirroja lo mira asustada.
-¿Qué sucede Aikawa? –Se acercó a ella y la arrinconó en una pared, aprisionándola con ambos brazos- ¿Te doy miedo?
-Aléjate por favor… -la chica cerró los ojos fuertemente.
-Entonces vete –bajó los brazos y se alejó de ella.
El novelista iba a volver a la cama, pero la mano de su editora lo impidió.
-¿Qué tienes Usami? ¿Dónde está Misaki? A ésta hora ya debió haber salido la escuela…
-Misaki… -Susurró- Misaki ya no vivirá conmigo…
-¿Eh? –La pelirroja lo miró más que confundida y le soltó el brazo –No puede ser… ¡¿Qué paso?!
-No es de tu incumbencia.
-Te equivocas, yo estimo mucho a los dos, así que si lo es –la mirada de Aikawa cambió, fruncía el ceño y su mirada estaba decida –Usami…-suspiró y se calmó - ¿Qué sucede? –se lo preguntó de la manera más dulce, esbozando una sonrisa.
-Aikawa-san… -la miró un poco sorprendido, inmediatamente sus ojos amatista comenzaron a inundarse –Yo… -la abrazó fuertemente, recargando la cabeza sobre el hombro contrario- Yo no quiero que se valla, yo no quería lastimarlo, me equivoque lo sé pero, pero… ya no se qué hacer…
-Usami-san, -correspondió el abrazo y le siguió hablando de manera maternal- llora todo lo que quieras, luego me dirás que sucede ¿Está bien? (//Para que llores en frente de alguien debe dolerte mucho ¿no?//)…
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-Es todo por hoy, pueden irse –El maestro demonio daba indicaciones al frente.
Los alumnos recogieron sus cosas lentamente y un tanto sorprendidos porque ésta vez no hubo ninguna víctima de su buena puntería.
-(//Nowaki, -esbozó una sonrisa- ¿Qué estoy haciendo? //)
Si algo estuvo pensando durante toda la mañana en su trabajo, fue lo mucho que realmente amaba a Nowaki, el error que había cometido y que estaría dispuesto a recompensar. Dejó de lado su orgullo por un momento y decidió ir a disculparse formalmente con él, decirle cuanto lo sentía y que regresará con él… de seguro aceptaría.
Salió del salón apurado, Miyagi trató de hablarle pero el maestro castaño se pasó de largo ignorando completamente al pelinegro.
Tomó el tren, tan lleno como siempre. Observó una figura conocida entre la multitud:
-(// ¿Takahashi? No… no puede ser él…//)
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Misaki bajo del tren apresurado, entró al hospital, pidió información sobre la localización del peliazul:
-Amm disculpe…
-¿Sí?
-E-estoy buscando a Kusama-san…
-¿Kusama? Esto… ¿Nowaki-sensei?
El castaño asintió tímidamente.
-Ah, en el cuarto 4 subiendo las escaleras, en la puerta de “Pedagogía”.
-G-gracias.
-Ah, lo siento debo irme… ¿?
-Misaki Takahashi.
-Mucho gusto Misaki-kun, deberías ir a que te revisen…. Tienes las mejillas coloradas –le guiño un ojo acompañado de una sonrisa.
-¡Ah! Lo lamento mucho… con su permiso.
Misaki salió corriendo con los colores subidos al rostro, aun no sabía de dónde había sacado tanto valor para confesar lo que realmente sentía por Nowaki, pero definitivamente lo haría.
Siguió las indicaciones de la trabajadora del lugar, giró en el pasillo para llegar, y ahí estaba él: tan sonriente como siempre mientras jugaba con los niños del lugar. Tragó un montón de saliva, apretó los puños con fuerza, frunció el ceño y finalmente dijo tartamudeando:
-K-Kusama-san
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-¿Ah? Nowaki-sensei… emm… en la habitación 4 subiendo las escaleras; donde dice “Pedagogía” –le informó sonriente la trabajadora del lugar -Por lo que veo Nowaki-sensei ha tenido muchas visitas hoy.
-¿Visitas?
-Sí, un joven castaño vino a verlo hace un mome-…
Hiroki no se molestó ni en dar las gracias, salió corriendo siguiendo las indicaciones de la enfermera, giró en el pasillo para llegar con su amado Nowaki, pero… detuvo sus movimientos al ver dos figuras conocidas hablando:
-¿Nowaki?... ¿T-Takahashi?