El castaño miraba el suelo, su cara ardía en un rojo carmesí. El doctor lo miraba.
-Y-yo… -Misaki trataba torpemente de hablar.
-¿A qué has venido? –preguntó Nowaki con cierto desinterés.
-¿Eh? Esto… -alzó la vista, el mayor lo miraba de manera desagradable: como si fuera a persona más asquerosa del mundo -¿Kusama-san?
-¿Qué es lo que quieres? –mantenía aquella mirada y tono.
-Tan sólo quería hablar con usted… -dijo bajando la vista.
-No tengo tiempo –El doctor estaba a punto de irse, pero la mano de Misaki sujetando su brazo se lo impidió.
-¿Se encuentra bien? –le preguntó con una irónica sonrisa.
-Es mejor que te vayas –apartó la mirada y siguió hablando fríamente.
-¿Kusama-san? No entiendo lo que pasa…
-Lo que pasa es que –la mirada asqueada volvió su tono de voz se hiso más frio -ya no te quiero ver más.
Misaki quedó atónico: esas palabras le dolieron como si le hubiesen clavado una espina en el alma. Lentamente soltó el brazo del peliazul, rozando aun con la punta de los dedos su larga bata blanca.
Nowaki siguió mirándolo con odio, se dio la media vuelta y estaba dispuesto a caminar para alejarse del castaño.
-¿Por qué? –preguntó Misaki sin mirarlo, con la voz apagada y triste.
-¡¿Por qué?! –Nowaki se volteó para mirarlo -¡¿Preguntas por qué?! –sonrió falsamente, su mirada contenía odio: parecía enloquecer – ¡Todo esto es tú culpa!
-¿Kusama-san? D-duele… -el mayor lo había sujetado del brazo.
-¡Si tan solo tú no hubieras aparecido! –comenzó a jalonearlo y a apretarlo más fuertemente.
-¡B-basta!–el menor cerraba los ojos con presión -¡D-duele!
-¡Hiro-san me odia y todo es por tu culpa! –Lo azotó contra una pared, manteniendo la expresión de locura en su rostro.
-¡Basta!
-Si tan solo tú no hubieras aparecido, si tan solo… –Pareció calmarse por un momento- (//No me hubieras gustado//) -pero de nueva cuenta volvió a fruncir el ceño, a enojarse y a gritarle -¡Nada de esto hubiera pasado!
Misaki se animó a abrir los ojos, Kusama lo miraba enojado.
-(//No, no es de quien me enamoré//) –el menor se enojo también, tomó valor, lo empujó y le gritó- ¡Aléjate!
Nowaki retrocedió a causa del impacto. Misaki comenzó a hablar:
-Kusama-san… ¿Sabe? –bajó la cabeza, observaba el piso, mientras sonreía irónicamente –Me equivoque. Siempre me equivoco, pensé que lo entendería, el cómo me siento. Lo sé, usted ama a Hiroki-san, pero… ¿Acaso no se da cuenta? Ellos se reían de nosotros. No, tal vez no sepa de lo que hablo… usted no estuvo encerrado en un ropero rodeado de infinidad de osos de peluche mientras escuchaba cómo la persona que más quería te partía el alma en millones de pedacitos y mandaba a la basura todo, del como su acompañante hacia lo mismo y gritaban tan estúpidamente… No, no lo sabe… yo tampoco lo creería si me lo digieran.
Nowaki lo escuchaba atentamente, ninguna expresión se notaba en su rostro… simplemente, escuchaba:
-¿Sabe? –Misaki continuo hablando, aunque ahora lágrimas recorrían sus mejillas y mojaban el piso, a pesar de todo mantenía la misma irónica, boba e incrédula sonrisa –Tal vez estoy haciendo mal las cosas… tal vez confié en las personas equivocadas: me entregue a una persona pervertida que no sabe más que solo escribir novelas y, equivocadamente, me enamoré de alguien que no puede darse cuenta cuando alguien lo utiliza. Tal vez el tonto aquí sea yo, creer ciegamente en las palabras de alguien no es la mejor opción, tal vez fingir que lo llamé no fue lo mejor que se me pudo haber ocurrido, de seguro Hiroki-san se enojó por eso… no, no puedo saberlo, no lo sé, porque el hecho llegar y que de pronto te reprochen por algo de lo que no tienes ni la más mínima idea no te va a dar las respuestas. Al principio no sabía qué hacer, pero me di cuenta de que yo ya no quiero seguir siendo un juguete, en la que solo me utilicen, no quiero… tengo dignidad, por mucho que quiera a Usag-… -sonrió más ampliamente y se corrigió –Por más que quiera a Usami-san no le perdonaré que jugara conmigo… -levantó la mirada mas no la cabeza, la dirigió al doctor, frunció el ceño acompañado de una sonrisa, aunque esta vez no era irónica sino totalmente decidida –Tal vez yo estoy haciendo las cosas mal, tengo que rectificar mejor en quien confío - finalmente levantó la cabeza, se incorporó y se secó las lágrimas –Pero, bueno, ésta ya es la despedida. Le deseo lo mejor Kusama-san, a pesar de que usted me odie yo, aunque sea torpemente, lo amo. Vine aquí por esa razón: para decirle lo que siento; pero descuide, me mudaré de la casa de Usami-san y posiblemente de ciudad así que no tendrá que aguantarme más.
Apartó al doctor del frente de él y caminó rumbo a las escaleras, no sin antes decirle sin mirarlo:
-Espero y ya no sufra más, recuerde que la vida no solo se trata de una persona, el cambio es bueno… hasta nunca, Kusama-san.
La pequeña figura se alejó, Nowaki lo miraba atontado.
-Takahashi-kun…
Salió del hospital con la cara en alto y una amplia sonrisa en su rostro. Tomó el directo, llegó a casa, aun sonriendo como loco, deseando que poder llegar y pudiera desahogarse toda la noche…
Pero… el novelista ya lo esperaba:
=:=
Hiroki subió las escaleras rápidamente, dos personas platicaban en el pasillo:
-¿Nowaki?... ¿T-Takahashi?
De pronto el castaño menor se aproximaba a las escaleras, Hiroki lo miro con odio permaneciendo parado a un costado la pared, recargándose en ella, Misaki pasó a un lado y:
-(// ¿Acaso está llorando? //)
Pasó y no lo vio.
El maestro volvió la vista al doctor, éste permanecía en shock: totalmente paralizado de pies a cabeza mientras observaba al ojiverde alejarse.
-Nowaki… -se dijo en un susurro.
Su rostro se entristeció y a paso lento, caminó hacia Kusama, odiando más a Misaki:
-(// ¿Qué le habrá dicho para que se ponga así? //)
Y Totalmente decidido a recuperarlo.