Después de un montón de explicaciones, Misaki logró entender la vida de Shinobu y Miyagi.
-¿Entonces él es tu “ex” cuñado? –preguntó Misaki curiosamente mirando hacia a Miyagi.
-Supongo –dejó salir todo el humo de tabaco por la boca –aunque aún no se por qué te estoy contando esto.
-(// Y yo pensé que Usami-san estaba loco //) Supongo por qué quiere que no diga nada –respondió.
-Así es… –miró a Misaki más seriamente mientras apagaba la colilla del cigarrillo aplastándolo contra el cenicero –Si dices algo…
-Descuide –le interrumpió sonriente antes de escuchar la amenaza –no tenía intenciones de hacerlo (// Yo hacía lo mismo de todas maneras //) –una gotita de sudor recorrió su cien –jeje…
-Sabía que Misaki era de confiar –respondió sonriente Shinobu –Ahora… –puso un semblante serio, muy característico de él, arrugando el ceño y con voz amenazadora dijo: –vamos a comer.
La sangre se le heló a sus acompañantes.
=:=
-Gracias por la comida –dijo sonriente Misaki.
-Gracias por la comida –repitió Miyagi, dejando de lado los palitos.
-Tsk… –hiso ese sonidito un Shinobu enojado girando la cabeza hacia otro lado.
La razón de su enojo: La comida que hiso pues… simplemente no era comestible. Así que Misaki cocinó, ese no era el problema, el problema era que al profesor le había encantado la cocina del ojiverde.
-Supongo que ya me voy –dijo sonriente Misaki –Usami-san se preocupará si llego tarde; así que con su permiso.
La pareja se levantó del asiento y lo acompañaron a la puerta:
-Vuelve cuando quieras Misaki-kun (// Así podré comer bien //) –le respondió sonriente Miyagi.
Shinobu miró con odio al profesor.
-Llámame cuando quieras Misaki –volvió la vista al de cabellos chocolate y le sonrió –espero verte pronto.
-Claro, Shinobu-san, Miyagi-san, con permiso –hiso una reverencia, se puso los zapatos y salió de la residencia los “terrorista”.
-Y bien… –habló Shinobu –¿Te comiste el almuerzo?
-He… –el profesor se rascó la cabeza y cerró los ojos – he, claro…
-Mientes –lo miró enojado.
-Shinobu…
-Claro, como no cocino igual que Misaki –dijo en reproche y caminó hacia la habitación.
-¡Shinobu! –lo tomó del brazo interrumpiendo la carrera el castaño.
-Miyagi… –El profesor le dio un tierno beso en los labios.
-No me importa como cocines… –otro beso hacia la boca del menor inició lo que sería un juego de besos, caricias y placer de toda una noche.
=:=
-Ya llegue –anunció Misaki al entrar.
-Bienvenido –le sonrió el novelista.
Takahashi se dirigió hacia su habitación después de dejar su abrigo sobre el sillón. Subía la escaleras tranquilamente hasta que…
-Misaki… –Usami lo tomó del brazo.
-¿Usami-san? –El menor lo miraba confundido; el mayor tenía la cabeza baja a pesar de la fuerza que ponía en el agarre. Apretó con un poco más de rudeza del brazo contrario.
-Por favor, que todo vuelva a ser como antes –suplicó Akihiko –, volvamos a ser como antes…
-Usami-san –Misaki quedó observando la figura tan penosa que el novelista le mostraba –Lo siento, pero me humillaste-..
-¡Solo fue una vez! –mintió el novelista.
-Mientes, Usami-san –contestó –Aunque, no importa. Una o cien veces, es igual: lo hiciste –tiró de su brazo, librándose del agarre. Siguió caminando hacia su habitación. Cerró la puerta, le aseguró y se botó sobre su cama… quizás hoy tampoco duerma bien.
Usami, se quedó en las escaleras, petrificado. Pensando. Se contuvo por preguntarle donde estaba y que había estado haciendo, pero… ahora ya no tenía la autoridad para hacerlo y lo peor de todo: solo le quedaba un día para evitar su partida.
=:= Al día siguiente =:= (^^)
El pelinegro se encontraba sentado en su escritorio, esperando que la campana sonara para empezar sus clases, o que Hiroki Kamijou llegara para comenzar a molestarlo: lo que pasara primero.
Y el destino le trajo a Hiroki…
-¡Kamijou-san~! –El pelinegro se abalanzó sobre el maestro demonio, pero notó que este no se molestaba, ni siquiera le importaba, traía la mirada baja y perdida y debajo de ella ojeras estilo L de Death Note – ¿Kamijou-san?
-Buenos días profesor –respondió cabizbajo y en un tono de voz que parecía desaparecer.
Hiroki siguió su camino, dejando sus cosas sobre su escritorio, miró el reloj: faltaban menos de 10 minutos para que sus clases comenzaran.
-¿Qué sucede Kamijou? –Preguntó serio Miyagi
-Nada profesor…
-Kamijou…
La campanilla sonando intervino.
-Lo lamento profesor, pero-…
-Kamijou –interrumpió el pelinegro –Enserio, ¿Qué sucede?
Hiroki no respondió, bajó la mirada y salió de la oficina.
-Kamijou...
Miyagi no lo pensó dos veces, abrió la puerta e interrumpió la caminata del castaño tomandolo del brazo y girándolo para que lo mirara.
-Kamijou, ¿Qué sucedió? –preguntó intrigado, observándolo y con un tono de voz que sonaba demasiado preocupado. Hiroki no respondió. Algún radar que tienen las personas se hizo presente en You Miyagi, rápidamente entendió: – ¿Qué paso con “él”? –Su colega no respondía – ¿Te hizo daño?
Hiroki seguía sin mirarlo, y en un leve susurro lastimero respondió:
-No… yo lo lastimé…
Kamijou levanto la vista, ambos profesores se quedaron mirando, el menor daba lástima…
-¿Qué sucedió? –preguntó Miyagi.
-Profesor… –intervino Kamijou – tenemos clases…
-Kamijou… Hiroki –Miyagi le sonrió – si quieres, desahógate…
-Miyagi…
A Hiroki los ojos se le hicieron pequeñitos al mismo tiempo en el que se le inundaban, se abalanzó sobre su superior en un abrazo, mojando el abrigo de éste con lágrimas, lágrimas que salían sin cesar. El pelinegro correspondió el abrazo, acariciándole y revolviéndole los cabellos.
-Hiroki…
-Yo no quería que todo acabara así… yo no quería –Kamijou cada vez se aferraba más a su superior, restregando la cara en su pecho sollozando y susurrando –no pensé que estar con Akihiko fuera acabar así... quiero que todo vuelva a ser como antes, volver a escuchar los “te amo” a cada rato, quiero estar con la persona que más quiero, quiero estar con Nowaki…
Permanecieron así por algún momento. Los alumnos tuvieron una hora libre. Hiroki contó todo sobre lo sucedido, Miyagi, como un buen amigo que era, escuchó sin preguntar. Hablaba solo para consolar.
-Y ¿Qué has hecho desde entonces? –preguntó.
-Le he mandado un par de mensajes…
-¿Has hecho algo más?
-No… no sé qué hacer. Tan solo quiero recuperarlo. Quiero estar con él. Lo necesito… me equivoqué, lo sé. Pero, ya he pagado lo que le hice… verlo besarse con alguien más… eso, eso fue muy duro, fue más que suficiente... No supe que hacer, quería ir con él, golpear aquel chico, besarlo y pedirle perdón… pero lo único que hice fue acostarme otra vez con Akihiko. Quería vengarme de Takahashi… y todo me salió tan mal…