Misaki se giró para ver a su atacante, no se equivocaba. Era él. Sonrió inconscientemente y correspondió al brazo, hundió el rostro en el pecho de aquel hombre y con ambas manos le arrugó el abrigo. Anhelaba que ese ser llegara. Después de haberlo pensado tanto, sabía que era él ¿Cómo olvidar todo lo vivido? ¿Cómo olvidarlo a él? Era tonto, pero no tanto. Lo sabía. No podía de ser nadie más. Solo de él. Estaba convencido, lo amaba demasiado y lo haría por siempre…
-Misaki… perdóname, no debí dejar que te fueras…
Misaki sonrió, aspiro aquel olor, alzó la vista y dijo:
-Descuida… sabría que vendrías…
=:= 5 minutos antes
Akihiko bajó del tren, movió la cabeza en busca de aquel joven, su rostro se alegró al ver al hermano menor de éste. Corrió y gritó hacia él:
-¡Takahiro!– se le acercó rápidamente, Takahiro se detuvo sonriente al verlo, pero, de pronto, la sonrisa de Akihiko se borró. Se equivocó, Misaki no estaba con él.
-Ah, Usagi –de pronto se asustó al ver como la expresión en el rostro contrario había cambiado a uno completamente aterrado – ¿Qué sucede?
-M-Misaki… –habló entrecortadamente – ¿¡Donde esta?!
-Acabo de llegar, –respondió preocupado –hubo demasiado tráfico y en la oficina no me dejaron salir luego ¿Le sucedió algo a Misaki? –Usami no respondió, separó un poco los labios y trató de controlar los latidos de su corazón al igual que su agitada respiración. ¿Dónde estará? ¿Estará con él? Se preguntó. – ¡Hey, Usagi!
Akihiko salió de su trance con aquel grito, recuperó el control de sus piernas y se alejó corriendo del hermano mayor de Misaki, logró escuchar como Takahiro gritaba su nombre. Lo buscó con la vista por todo el lugar, girando la cabeza, evadiendo personas, el latir de su corazón se hizo fuerte y rápido, su rostro parecía enloquecer por la presión en el pecho que no lo deja respirar, una terrible sensación de vacío le invadía el estomago, las piernas no se controlaban y por poco parecían no aguantar más su peso, temblorosas y débiles, Akihiko siguió su recorrido.
Entonces lo vio. A algunos metros de distancia Misaki se acercaba a una dulcería del lugar a paso lento. No pudo evitar sonreír ampliamente, tranquilizar su corazón y suavizar sus facciones, suspiró aliviado.
Pero, la tranquilidad no duró mucho: su mundo se derrumbó cuando Kusama tomó a Misaki en posesión con un abrazo por detrás, juntándolo cada vez más con a su cuerpo.
Observó la escena a lo lejos, ambos se abrazaron y susurraron algo, y lo peor de todo: Misaki no se opuso, si no todo lo contrario, lo correspondió en el abrazo y con una hermosa sonrisa, aferrándose más al abrigo del contrario. “Descuida… sabría que vendrías… Kusama-san”, estaba lo suficientemente cerca para poder leer en sus labios. Akihiko no pudo evitar derramar una lágrima. Inconsciente caminó lentamente hacia la pareja, sus piernas temblorosas, ahora se movían pesadas mientras ambos pies se arrastraban. La única lágrima se llenó de compañeras en el rostro del novelista, salían sin cesar y con rapidez, no podía evitarlas; no quería evitarlas. Al borrarse la sonrisa el odio creció. Aun no estaba todo perdido, aun era la guerra, aun podía ganar, aun quería a Misaki, aun podía deshacerse del otro…
“Aun”… sí, esa palabra, ahora que lo pensaba se la había estado diciendo desde que se sintió perder, “aun”…
-(// Aun pensaba que podía ganar//)
Entonces lo entendió.
-(// Con que a esto te referías, Aikawa-san… –recordó aquellas palabras de su editora “Entonces, si no puedes recuperarlo a pesar todo lo que ya hiciste, si aquella llamada y aquella persona realmente existen el corazón de Misaki-kun: aprende a perder”. Entendió tantas cosas, no es que él no se hubiese esforzado por recuperarlo, ni que Misaki fuera rencoroso, si no en el momento en el que se acostó con Hiroki, cuando cambió el amor por el placer, y Misaki se enamoró; Akihiko ya había perdido la guerra –No fue culpa tuya, por eso no te guardaré rencor, Misaki –se sonrió con pesadez aun derramando algunas lagrimas y apretando el puño con rudeza – claro que se perder, al fin de cuentas no es la primera vez//).
Detuvo su pesada caminata, todavía con la vista fija en aquella pareja en la que permanecían demasiado juntos como para notar su presencia inmóvil en medio del pasillo. Apretó con ira la tela de su pantalón mientras sonreía y lloraba, aunque ¿Sonreía? ¿Estaba feliz? Pero, ¡si había perdido al amor de su vida!
– (//Pero Misaki encontró a alguien mejor –De eso, estaba convencido, entonces si Misaki era feliz, tenía que sonreír, porque la meta de su vida fue ver feliz a ese chico y ahora lo había logrado. Por las malas, pero lo había logrado... así que tenía que sonreír de felicidad y llorar de tristeza – sé feliz chico –le deseó – ten la familia que jamás pude darte y ríe lo que yo te hice llorar… y tú Kusama… felicidades, ganaste, yo ya no puedo hacer más //).
Dio la media vuelta: compraría un boleto de regreso a casa. Se alejó dándole la espalda a la pareja que aun permanecía abrazada, se alejó a pesar de tener el corazón roto, se alejó haciendo que las lágrimas cesaran y la sonrisa se borrara, se alejó como todo buen perdedor.
-(//Misaki… Y ahora //) ¿Qué hago yo? –se susurró.