Mientes tan bien por ariineko

 
 
 
 
 
–¡Aki-hi-ko! –gritó Hiroki haciendo su aparición, – ¡Ya te dije –exclamó señalando al aludido –que no haré ninguna orgía! –Entonces vio a Misaki parado detrás. Suavizó sus facciones, observando como Akihiko colgaba su abrigo en el perchero – No me digas que…
–No pienses idioteces, Hiroki.
Hiroki se sonrojo. 
–Usagi-san… –dijo Misaki, evitando la mirada de Hiroki – de verdad no debería… 
Akihiko se cruzó de brazos. Miró a Misaki parado en el recibidor y luego a Hiroki que estaba claramente enojado, con cierto toque de duda. 
Suspiró. 
–Ven conmigo –jaló a Hiroki de la manga, el cual repuso algo. Pero bueno, era Akihiko, no iba a escuchar. Lo llevó al baño y cerró la puerta tras de sí.
–¿Qué quieres? –Hiroki se cruzó de brazos y se sentó en inodoro – ¿Qué hace él aquí? 
–Estaba en el parque, –explicó Akihiko – lloraba. 
–¿Y eso me importa? 
–Hiroki –frunció el ceño – escucha…
–No –interrumpió.
–Hiroki…
–¡He dicho que no!
Akihiko volvió a suspirar.
–Sólo por hoy. No puedo dejarlo solo. ¿Pasaría lo mismo con Kusama, no es verdad? 
–Cállate… –Akihiko se agachó y lo tomó de las manos. Hiroki alzó la vista. 
–Te amo –aseguró y lo besó.
 
 
Misaki los miró entrar del baño. Observó la sala y se dio cuenta de que no había cambiado mucho. Si bien ahora había más repisas de libros, la esencia característica de la casa y Suzuki-san seguían intactos. Sobre todo aquel osito. Le dieron ganas de ir a abrazarlo y arreglarle el moño, un sentimiento un poco extraño de… ¿Nostalgia? 
Se quitó los zapatos y entró más a la casa. La recorrió con la vista y se detuvo en la cocina, ahora Akihiko tenía un refrigerador más grande. Fue a la sala y acarició al oso sobre el sofá. Miro las escaleras y se preguntó que habría sido de la habitación en la que él antes dormía. Quizás ahí dormía Hiroki, o quizás estaría llena de libros. Nowaki le platicó de Hiroki y su gran afición a ellos. 
Recordó.
–(// Nowaki… //)
Una puerta abriéndose lo hizo volver a la realidad. Miró al baño y a los sujetos saliendo de él.  
–Usagi-san… de verdad no debería…
–Ya estás aquí –contestó seguro – aparte, no ibas a encontrar un tren a esta hora. 
–Lamento las molestias…
–No es ninguna –dijo Hiroki un tanto arrogante, sorprendiendo a Misaki – eres bienvenido. 
Misaki sonrió.
–Gracias.
Silencio. 
Silencio.
Y más silencio. 
–Haré la cena –dijo Hiroki rumbo a la cocina.
–Te lo encargo –pidió Akihiko, sentándose en el sofá. 
Misaki los observó, y se sintió repentinamente feliz. Akihiko era feliz, eso se veía a mucha distancia. No se sintió incomodo, ni tampoco como si estuviera de sobra, le recordaba, –de cierta manera– a la casa de su hermano y su familia. Así de acogedor. Con el olor a limpiador y el ambiente relajado que se daba aun estando en silencio. El aroma a comida y el sonido que hacía mientras se cocinaba... cocina. Recordó que debía de dar clases de cocina mañana. 
–Ah, Usagi-san –llamó Misaki – ¿Puedo usar tu telefono? 
–¿Takahiro?
–No –dijo, con cierto aire sombrío–un terrorista.
 
 
 
 
–Esta sonando... –murmuró Miyagi.
–Dejalo sonar –dijo Shinobu, abrazandolo nuevamente.
El celular insistió.
–Podría ser importante –sugirió.
–O podría que no –volvió a besarlo. Miyagi correspondió y luego lo separó.
–Contesta –dijo casi en una orden.
Shinobu rodó los ojos. 
–Bien... –se levantó de la cama, tomó el móvil y contestó –Misaki... –dijo casi en riña.
–#¿Interrumpo algo?# –Preguntó Misaki al otro lado de la linea. 
–Si... –suspiró– ¿Qué quieres?
–#Mañana no vallas a la casa#.
–¿Eh? –frunció levemente el entrecejo – ¿Por qué?
–#No estaré... #
–Mañana es sábado. Es imposible que no estés.
Misaki tardó un momento en responder.
–#Saldré con mi hermano...#
–Oyes –dijo Shinobu –, si vas a cojer con Kusama-san solo dilo. No me voy a... –hizo una pausa – ¿Qué pasa?
–#¿Hmm? ¿De que hablas?#
–No me reñiste. ¿Qué pasa?
–#No pasa nada, iré a ver-...#
–Misaki... –interrumpió – odias que diga "cojer". No sabes mentir, ¿Pasó algo con Kusama-san?
Misaki tardó otro momento en responder.
–#Te explico luego, ¿Sí? Sólo que mañana no podré...#
–Bien –suspiró resignado–, me debes una grande.
–#Lo sé. Adiós# –colgó.
Bajó la bocina, mirando el teléfono por un momento. 
–¿Quién era, Shinobu?
–Misaki –respondió sobándose el entrecejo–, aún no sé porque me preocupo tanto por él. 
–Eres amable, quizá por eso –Miyagi se acercó. Acariandole la mejilla dijo–. Algún día la vida te lo recompensará.
–Sonaste como anciano... –ironizó Shinobu –Ah, se me olvidaba. Ya lo eres.
–Maldito mocoso. Que la vida te folle entonces.
–De eso te encargas tú... 
 
 
 
-Nowaki… –Tsumori le sonreía. Miró al frente, Misaki había desaparecido – Al final, él ha sido quien lo ha dicho. ¿No?
Es verdad. Misaki lo había dicho. Quería llorar y morir en ese momento, que la tierra se lo tragara y que no lo escupiera nunca. No quería perderlo a él, no a Misaki... No sabía nada. No sabía que hacer, ni como reaccionar, que decir o como actuar. Pero, sabía que esto no se podía quedar así. 
– Tengo que buscarlo –decidió. Es verdad. Misaki lo había dicho, pero, no sabía si era lo que en verdad sentía. Después de todo, Misaki era esa clase de personas que hablaban sin pensar. –(// Aún puedo alcanzarlo. Donde quiera que este, de seguro... //)
Tsumori lo sujetó de la manga deteniendo su camino, Nowaki giró, y está vez, estaba muy molesto.
–No lo hagas... –susurró Tsumori y Nowaki lo ignoró. Estaba a punto de irse, a punto de tirar de la manga y tomar el primer tren que lo llevase a su departamento –¿Por qué siempre tienes que ser tú? –pero Tsumori interrumpió, Nowaki volvió a verlo – ¡Tú eres que el que siempre va detrás! ¿Por qué? Si tu eres tan... –Alzó la vista, y Nowaki vio que lloraba – íncreíble... –dijo casi inaudible, entre un suspiro enamorado y un solloso causado por las lagrimas – ¿Por qué te hacen esto a ti? ¡Hiroki! ¡Misaki! ¿Quién sigue? –bajó la vista, mordiendose el labio inferior. – ¡No puedo permitir que te sigan ansiando daño! –Alzó la voz, Nowaki abrió la boca para decir algo, pero, no encontró las palabras correctas – Te amo... –aseguró Tsumori – y puedo hacerte felíz –sujetó la manga con más fuerza, controlando las lagrimas –. Una oportunidad, sólo eso pido. Así que, Nowaki... dame una... por favor.
–(// Yo siempre voy detrás...//) –Y se dio
cuenta, de que era verdad. Bajó la vista y calló en cuenta de que, la mayoría de las cosas que Tsumori había dicho, eran ciertas. Se mordió el labio en desquite.
Abrazó a su sempai, y él correspondió. Tsumori sonrió, cerrando los ojos, Nowaki lo escuchó susurrar su nombre sintiéndose repentinamente feliz. Feliz de alguien que lo quisiera de esa manera, ayudando en todo momento, soportando la soledad que ésto causaba.
-(// Es verdad... yo siempre... he estado detrás. //)