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Formalidades por Kimiyu

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Notas del fanfic:

 Esto es lo que salió mientras intentaba darle forma a mis vagas ideas. Ojalá lo encuentren agradable. Si quieren algo más, díganmelo.

Notas del capitulo:

 Lo seguiré en el siguiente capítulo, que tal vez sea el último. Veré cómo hago sufrir a estos dos xD

  La reunión del Consejo con el Kazekage Sabaku no Gaara había finalizado a las 4:30pm, una hora y media antes de lo previsto. Ésta era la primera vez que el joven Kage se sentía contento con su pasado y sus grandiosos poderes: logró convencer (obligar) al Consejo a aceptar oficialmente a Rock Lee como su pareja.

  El encuentro había sido largo y tenso, pero gracias a la voluntad inquebrantable del pelirrojo, y a sus sólidos argumentos, diciendo que Lee sería honesto, y fiel a Sunagakure hasta el fin de sus días, el documento que avalaba el casamiento estaba firmado.

 Así, a las 4:00pm, el joven Sabaku no Gaara, ciudadano y líder de Suna, de 18 años, se casaba con Rock Lee, nacido en Konoha, de 19 años, ante la presencia del Consejo de Ancianos. Posiblemente, la ceremonia más fría, breve, e incómoda de la historia de la aldea. No hubo besos durante el acto, para preservar el cerrado y obstinado corazón de los ancianos del Consejo.

 A la mañana siguiente, los aldeanos se encontraron con una nota oficial informando sobre la nueva pareja oficial del líder de la aldea, Rock Lee, de Konoha. En otras palabras, un extranjero, peor, un varón.

 No hubo felicitaciones de parte del pueblo, pero algunos altos miembros de Suna no tuvieron otra opción que felicitar al Kazekage.

-“Le deseamos una feliz convivencia, Kazekage-sama.”- decía el general de la armada de Suna.

-“Que tenga usted una vida longeva y llena de satisfacciones, Kazekage-sama.”- decía un jounin de la aldea. Gaara asentía, Lee sonreía.

 Una semana después, la gente se tranquilizó un poco, y la vida de la aldea retornó a su curso normal.

-“Gaara-san, ¿qué quiere cenar esta noche?”- preguntó Lee a su pareja mientras ésta daba por finalizada sus tareas burocráticas del día.

-“Mmmn, vayamos al puesto de takoyaki(1) de Kimura-san.”- sugirió Gaara.

-“¡Como usted diga!”- Respondió Lee con alegría. Se dirigieron en silencio al puesto de takoyaki, caminando uno al lado del otro, Lee mirando con devoción a Gaara, éste mirando el piso con los brazos cruzados.

 Llevaban una semana casados, pero sin variar la rutina diaria. Dormían en la cama matrimonial de Gaara, abrazados. Gaara se levantaba primero, preparaba el desayuno para sus hermanos y Lee, y luego desayunaban los cuatro juntos. Lee acompañaba a Gaara hasta su trabajo y luego iba hasta la academia a enseñar taijutsu a los niños.     

  Llevaban viviendo así cinco meses antes de casarse.

-“Buenas noches, Kazekege-sama, Lee-san, ¿qué desean?”- les preguntó amablemente el dueño del puesto.

-“Buenas noches, Kimura-san, deseo el menú simple.”- dijo Gaara.

-“Buenas noches, Kimura-san, yo deseo el especial de la noche.”- dijo Lee con entusiasmo.

-“¡Enseguida!”- les guiñó Kimura y desapareció tras la parrilla.

 Los chicos esperaron unos segundos antes de iniciar la conversación. Esta vez Gaara tuvo la iniciativa.

-“Lee, ¿cómo estuvo tu día?”.- preguntó con lentitud, mirando los grandes y bellos ojos de su esposo.

-“Maravilloso, Gaara-san, el poder de la juventud de los niños me conmueve. Siempre quieren saber más, sus ganas de competir los convertirá en shinobis poderosos y con fuerza de voluntad. Usted simplemente se sentirá orgulloso de ellos cuando se gradúen de la academia.”- respondió con entusiasmo el chico.

-“Ya veo, pero, tú eres el que debería sentirse orgulloso, ellos serán el fruto de tu esfuerzo, dedicación y buena voluntad.”- La voz de Gaara transportaba a Lee hasta lugares que sólo él conocía, y a veces tardaba varios segundos en volver a la realidad.

-“Lee, ¿qué ocurre?”- preguntó Gaara al notar el semblante distante de Lee.

-“Oh, nada Gaara-san, no se preocupe”- contestó avergonzado Lee. Gaara dejó de beber el té y miró con el ceño fruncido a Lee.

-“Lee, deja de llamarme Gaara-san”- demandó.

-“P-pero, usted merece ser respetado, Gaara-san!”- se desesperó Lee, el pedido de su esposo lo tomó por sorpresa.

-“Lee, desde que entramos en confianza, el sufijo “san” pasó a ser innecesario”- la voz de Gaara evidenciaba el enojo que sentía. Realmente, el trato educado de Lee no permitía al pelirrojo sentirse enteramente cómodo,  era como si Lee aún tuviera alguna barrera que los separara. Como si hubiera jerarquía entre ellos. Superior, inferior. Arriba, abajo. Gaara opinaba que eran iguales, que se amaban de la misma manera, a pesar de ser diferentes.

-“Nnghh… etto”- Lee se sentía descolocado, no sabia cómo responder. Para él, Gaara era una estrella en el cielo, que él observaba desde la tierra. Y merecía ser tratado como la más bella de las joyas.

-“¿Qué? Concéntrate, respóndeme. Este asunto de las formalidades me hace sentir inseguro, Lee.”- Dijo Gaara pausadamente, con mucho esfuerzo. No le gustaba hablar de sus sentimientos, pero llegó a la conclusión de que si no lo hacía, terminaría sufriendo innecesariamente, y eso lastimaría a Lee, que era muy perspicaz.

-“¿Por qué? Usted es el Kazekage, y yo soy un shinobi a vuestro servicio. Lo amo con todo mi ser, y aún más, pero eso no implica descortesía.”- Exclamó Lee, gesticulando apasionadamente, como siempre.

 Antes de que Gaara pueda replicar, llegó Kimura con los pedidos.

-“Aquí están vuestros pedidos. Buen provecho.”-Dijo antes de marcharse. El ambiente tenso era fácil de percibir.

  Comieron en silencio, sumergidos en sus pensamientos. Lee podía sentir el resentimiento en Gaara, pero no podía comprenderlo. ¿Qué estaba haciendo mal?

 

 

 

Notas finales:

(1) takoyaki es una bolita de harina de trigo con pulpo, es mi comida japonesa favorita.

 Listo, esto es todo por ahora.

 Cuídense!


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