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Tras aquel dolor... por Lady Conan Doll

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Notas del fanfic:

Bueno esto surgió de una extraña situación, en realidad estaba en mis clases de Desarrollo y pues mientras leíamos una lección la idea se me vino a la mente.

Bueno yo les dejo con el Fic y que lo disfruten. Las frases entre comillas son los pensamientos de Ciel.

Notas del capitulo:

Mi pequeño trabajo después de una larga jornada de deberes, espero poder contar con sus comentarios :D

Spoilers:

Ya saben los personajes no son míos, si no de Yana-sensei. Yo solamente los pongo en contextos en los que simplemente encajan.

“¿Es ingenuo el que se ha dejado llevar por las mas bellas palabras? Otra cosa lo puede describir, no es igual pero es similar, por contigüidad, por necesidad y por circunstancias. Palabras que han pretendido remplazar mis penas, me han atrapado en su atractivo valor de hacerme olvidar las cosas inmundas y desgraciadas que despiertan junto a mi existencia, así es como he comenzado un escarceo a la experiencia mas disonante de mi vida, ¿si hay dolor, hay placer? Si puedo pensar en que todas las cosas que he sufrido pueden llevarme a tus brazos ¿no me hace eso un enfermo, un masoquista que disfruta lo que le sucede para dormir y hacer el amor contigo cada noche? Si puedo ver cada detalle de lo que estoy pensando eso quiere decir que estoy consiente de que tu eres la razón de mi vida, y que la razón por la que caigo en tus juegos es por que te necesito, es por que amo ser comprendido y aliviado por tus caricias…  ”     

-          S- Sebastian –el frágil cuerpo sentía recorrer el éxtasis en cada rincón.

-          -Ahh – los dulces gemidos resonaban en la enorme habitación, la vorágine les inundaba y la luna que brillaba sublime en el cielo nocturno, era la única testigo de la pasión desenfrenada de aquella mutua complicidad entre amo y sirviente.

El mas joven suspiraba de manera desacompasada, sentía el calor invadirle y el corazón demandante bombear con fuerza la sangre encargándose esta de teñir sus mejillas.

El conde, el amo, el noble malvado se encontraba ahí apretujando con intensidad e ímpetu las sabanas de seda, gimiendo, perdido e implorando por más.

¿Desde cuando había pasado esto? ¿Cuando se había vuelto tan dependiente?

Porque así se volvió, dependiente, así era él.

 

El sufrimiento, el ostracismo, su propio pasado, todos los días cada uno de ellos.

Había estado predisponiendo el fin de su condena, pero ¿Por qué solo sentarse a esperar pacientemente por ella? , es decir, si ya había renegado toda fe, y toda esperanza.

 

Cada noche su cuerpo  recibía las caricias de su mayordomo, sentía esas manos descaradas recorrer cada centímetro de su piel, sus muslos, su espalda , su pecho; desatando la libido, poniendo al borde sus sentidos, ahogando su miseria, pretendiendo hacerle olvidar  lo que esa vida marcada le ha dado.

Gustaba de cada roce y de cada palabra susurrada a su oído cargada de extrema, sensual e incoherente dulzura,

Los sentimientos son subjetivos e inabordables y, sin embargo en otro orden son perfectamente objetivos y precisos”

Sentimientos; ¿quien, se iba a sentar a esperar a ser amado?

“Él no”

“Yo tampoco”

“Nadie”

Porque resultaba demandante, por que resultaba en ocasiones increíblemente cansado ser como él era…por que simplemente de esa manera tenia que ser.

Porque resultaba preciso tenerte cerca

 

Y, ¿saben algo? Le gustaba cada beso que su sirviente le daba apasionadamente. Sentir recorrer con su lengua su lechosa piel otorgándole de esta manera su cálido contacto.

Todo, todo se ha vuelto monotonía en su mansión, las reuniones, sus deberes, e incluso sus propios objetivos, si estos carecen de emoción. La meta estaba ahí ¿pero que es una meta?

Si no la máxima representación de sus percepciones penosas y alteradas, la única cosa llamada voluntad, la única que forma ante si, que solo esa y solo esa tiene validez.

Pero en fin… Así era él.

-          Quédate hasta que me duerma

¿Qué se suponía que era eso?, tan solo el reflejo de un deseo desbordante refrenada con su inteligencia emocional, con su distorsionada inteligencia emocional, de su paranoia, de la vulnerabilidad mas turbia, de la fragilidad que siempre tuvo desde el principio de su existencia.

Y, de esta manera, cada noche esos ojos, azules, tan azules como un abismo marino, atisbaban el rostro perfecto, la sonrisa hermosa, el cuerpo que lo empujaban a la lujuria. ¿Qué lo empujaba? Que curiosa forma de ponerlo así.

Objetivos, precisos”

En un principio el Conde, tembloroso, acercaba las delgadas y pálidas manos a aquel rostro; dudoso, las deslizaba por esa piel de porcelana fría e irónicamente inmaculada; tímido, acercaba sus delineados labios a la boca contraria; pero, ahora todo es tan sencillo, pero que tontería, jamás será sencillo y mucho menos simple, era lo mas complejo que jamás pudiera describir, sin embargo tan solo así era. Ya no existía el descaro ni las preocupaciones cuando ambos se encerraban en su habitación.

A la mierda todo lo demás; si me voy a ir al infierno, ¿que mas da que sea ahora?”

 

-          S-Sebastian, me duele un poco – se quejaba el aristócrata aferrándose a los hombros de su siervo, este le mordía levemente el lóbulo de su oreja haciendo que Ciel sintiera pequeños espasmos placenteros en su cuerpo.

-          Tan solo un poco mas My Lord –gimió levemente a oídos de su Joven Amo, el mencionado sentía dolor, lo suficiente como para que un mínimo de esas perlas saladas se asomaran  de sus orbes deslizándose por sus suaves y sonrosadas mejillas, sin embargo el mayor las lamia y depositaba un beso en ellas y luego en su boca, al momento que le penetraba de una sola estocada.

-          Ahhh- gruño quedamente torturando sus labios, suspirando pesadamente enterrando sus uñas en la blanca espalda de Sebastian.

-          ¿Se encuentra bien? –pregunto con aparente preocupación, sosteniendo el pequeño cuerpo entre sus brazos, deslizando entonces delicadamente su mano por una de las suaves piernas del casi adolescente para acomodarla alrededor de su cadera indicándole que debía hacer lo mismo con la otra.

-           Continua –Respondió firme en su última palabra viéndole directamente a los ojos.

 

Tal vez no todas las personas comprendan, por que no todas son como él.

“Y, que cosa tan extraña es eso que llaman placer que va estrechamente ligada con el dolor”

Pensaba el Conde recordando esas noches, la anterior y la anterior mientras se encontraba en su estudio. Las mejillas se le incendiaron al darse cuenta de lo mucho que disfrutaba de esos contactos, provocando que la tinta de la pluma se le derramara en la mano.

Por la noche una vez más el cuerpo más grande aprisionaba al más menudo, se movía incitador y provocativo al ritmo de sus besos. Sus manos acariciaban la espalda casi desnuda del noble, desasiéndose ya de las ropas que le estorbaban, su boca besaba el cuello, esos besos que se volvían roces tortuosos de los labios contrarios que tocaban todo el pecho de Ciel, remarcando su cadera hasta llegar a su hombría ya despierta.  Y, entonces un delicioso vaivén comenzaba en toda su extensión, subía y bajaba procazmente esa lengua cálida, haciéndole como si de un delicioso helado se tratase, para entonces ser aprisionado por esos delgados y perfectos labios.

¿Y, que era de Ciel en esos momentos?

Un cuerpo que no era capaz de controlar todas aquellas emociones al mismo tiempo, un frágil y bello cuerpo que se retorcía a causa de un infinito y enloquecedor placer, una melodía compuesta por aquellos dulces gemidos cargados de un cariz inocente e inmaculado que no le correspondían, de esos que extasiaban mas al demonio que aumentaba frenéticamente su labor haciendo que esas manos apretujaran con mas fuerza las sabanas de seda y gimiera sin pudor incontables veces su nombre: Sebastian…

Luego venia lo que aquel quien le daba placer, mas disfrutaba; aquella escancia dulce que el peliazul derramaba en la boca de su mayordomo y este, lo degustaba, lamia y relamía de las comisuras de sus labios lo poco que se le pudiera escapar. Disfrutaba verle ofuscado, agitado recuperándose de esa intensidad que exploto en su interior. Sebastian sonreía con el deseo a flor de piel, y aun si Ciel no terminaba de volver a la realidad le tomaba de nuevo en brazos, y una ves consiente en menos de lo que esperaba, el menor le besaba con ímpetu, su cuerpo exigía y demandaba ese orgasmo que llegaba  luego de que su mayordomo estuviera  dentro suyo y ese vaivén de caderas de nuevo lo mantuvieran envuelto en un desbordante placer.

 

Esa sonrisa amplia que era dibujada en el rostro de ese pequeño mientras dormía, luego de aquel acto, era contemplada por esos astutos ojos de iris carmín, ese frágil cuerpo que estaba recargado es su fornido pecho compartiendo la cama en un abrazo mutuo hasta el amanecer.

 

-          Sebastian tráeme algo dulce de comer – pedía al día siguiente luego de la cena.

De alguna manera esas cadenas terminaron por atarlo a lo que menos pensaba.

“Lo que al individuo le parece placer no es mas que la eliminación del dolor, de la sensación incomoda

Esas noches, esos besos, esas caricias, esas palabras, esas miradas, el placer…

Todo era obtenido a su precio, todo eso era pagado, a costa de su sufrimiento día con día a causa del perseguimiento incansable de su venganza…

“Pues, sin dolor no hay placer”

 

Eso que más daba. Si implicaba poder olvidar todo cada noche en los brazos de Sebastian, de caer una y otra vez en el dulce pecado que su cuerpo le otorgaba, si suponía hacerse el convaleciente luego recibir lo mas parecido que conocía al “amor” ; o si implicaba tener que exigir y necesitar una atención y un placer mas grande para soportar la amargura. Sin placer no hay dolor.  Porque solo de esa manera conoce y concibe esa relación.

Ya que nada más importaba.

Nada más tenia sentido, además de todo lo que es.

Nadie lo rescataba, como de la manera en que lo hacia Sebastian.

 

¿Qué si le duele?

Quien sabe

¿Qué si esta mal?

Acaso ¿eso realmente importa?, pero estas son sus percepciones   Así es el Conde

Porque es el perro interesado y de propia pragmática de su majestad.

Porque es a su propia manera.

Porque así desde un principio fue

Siempre será

Porque…

Así es Ciel Phantomhive.

Y eso es todo…

 

 

 

Notas finales:

 

Siento que quedo raro, pero eso solo ustedes me lo pueden decir ;D

Que me digan y que opinen si no nunca sabré si les gusto o que onda.

Cuídense nos leemos pronto. ^^

 


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