Juntos, son como una canción, por separado ninguno de los dos tiene tanta belleza como cuando se unen y resuenan hermosamente, para que el mundo entero les escuche, los absorba y aprecie lo mágico que pueden ser juntos.
Separados, son sólo una parte de un todo.
Hyde se convierte en un poema, las letras de la canción sin música no son más que poesía, hermosa, con formas imaginarias y letras que toman vida, pero que no danzan, que caminan casi cabizbajas y no conmueven del mismo modo en que lo harían si tuvieran acompañamiento.
Hyde es la voz, la hermosa voz que llora de forma desesperada y transmite una emoción dolorosa, esperanzada, romántica, o simplemente furia a través de gritos controlados que brotan de su diafragma.
Letras que se desvanecen, que sin música, no tienen voz.
Palabras que son un mero recuerdo de algo inconcluso que no pudo ser, o que aún está esperando ser terminado, y lo será.
Tetsu, él es una melodía, un ritmo conmovedor y profundo que toca tus sentidos, pero no lo suficientemente para conseguir emociones intensas. Es un sonido prolongado sin palabras que le acompañen, un sonido que parece ser eterno y empieza a distorsionarse porque se siente solo y en su frustración deja de ser hermoso.
Es una progresión de notas tranquilas a desesperadas que avanza y te rodea por completo y te succiona la tranquilidad. A la larga, te deja sintiéndote un tanto vacío, como si hubiera algo faltante.
Notas musicales fusionándose unas con otras, pero sin conseguirse enamorarse mutuamente, porque son tan iguales, un mismo género que no está atraído a ellos. Quieren un género distinto, una especie más complicada, que dibuje paraísos imaginarios, que construya castillos en nubes y les haga encontrar un significado a existir.
Cuando se reencuentran, es como si entraran a un estudio y grabaran todos los instrumentos, y Hyde le diera vida a la melodía, susurrándole palabras que van contando su historia, y la música que Tetsuya compuso, le da un ritmo, le ayuda a no perderse simplemente hablando, está cantando y su voz es hermosa, como seda suave acariciando los sentidos de quien la escuche.
El prime roce, una caricia suave, Hyde suspira y la melodía empieza a ser compuesta, los dos están utilizando el instrumento de su voz para crear esa melodía sensual, gemidos largos, gruñidos roncos.
Se mueven de forma sincronizada, se tocan con casi desesperación, porque quieren terminar esta canción, disfrutarla.
El beso es como el coro, emocionante y común en casi todas las canciones, existe. Es un beso prolongado, húmedo, intenso y poderoso. Beso con lenguas y dientes, mordiendo, saboreándose y acostumbrándose de nuevo al sabor a nicotina que Hyde lleva casi siempre consigo.
Tetsu arruga la nariz, sacude la cabeza, pero no permite que ese pequeño detalle y su aversión al cigarro, arruinen este momento. Esta sesión de hacer música juntos. Aprieta con sus manos, dejando una marca en las caderas de Hyde, lo escucha murmurar algo.
La letra empieza a escribirse.
—Te extrañé —comenta y se lame los labios, siente el salado sabor del sudor que empieza a brotar de sus poros.
Tetsuya no responde de forma vocal, se inclina y vuelve a besarle, siente que puede comunicar más fácil y directamente, sus emociones de esa manera. Separa un poco más las piernas del vocalista, para ponerse cómodo y continuar la preparación.
Introducir sus dedos en aquella estrecha entrada es como empezar a acariciar las cuerdas de su bajo; el sonido que obtiene en esta ocasión es igual placentero a sus oídos, así que mueve más rápido los dedos, sabiendo que conseguirá aumentar el ritmo, el volumen.
Hyde, en ese momento, es un obediente instrumento musical que gime sonoramente y termina sucumbiendo al placer, derramándose sobre sí mismo y estirando las manos para poder apretar al líder contra él.
Húmedos los dos, de varios fluidos corporales.
—Hazlo de nuevo —murmura el vocalista, sonriendo contra el cuello de Tetsu, mordiéndole después.
Y él continúa preparándolo, acostumbrándolo de nuevo a la invasión a su cuerpo.
La presión tibia que parece succionarlo, le hace lanzar un gruñido casi animal, que hace a Hyde reírse. Más música, melodías sexuales que si pudieran convertir en una canción y hacerla apta para todo público, tendrían al mundo a sus pies.
Entre gemidos, y dulces nadas que Hyde y él se turnan para murmurar, continúan dándole vida a esta canción.
Después de prepararlo, lo penetra y es como si todo volviera a estar bien.
El mundo se ha compuesto en los momentos en que permanecen unidos de esa forma.
Roncos gruñidos, sonidos guturales, presión, arañones de parte de Hyde, marcando su espalda, sus dedos quedando impresos en la piel del pequeño vocalista, en esas estrechas caderas que giran, recibiéndolo y acomodándolo, haciéndolo perder casi la visión, para dar paso a explosiones de estrellas que casi lo dejan noqueado.
—Te amo, te amo, te amo —gruñe Hyde, la peor forma de cantar, con la garganta, pero suena tan sensual, que él lo imita un par de veces, mientras se mueve frenético, queriendo alcanzar algo, sintiendo como sus dedos casi lo sujetan.
Y cuando sus dedos lo hacen, él alcanza el clímax y Hyde lo hace también, y se derrumba sobre su vocalista, quien lo recibe y vuelve a morderle, esta vez el hombro.
Hyde se mueve un poco, estira su mano y sujeta el teléfono.
Cierra la aplicación de "grabadora de sonidos" después de guardar lo grabado y se ríe, aún ronco.
—Y ésa —empieza el líder, quitándole el teléfono a Hyde y observando la pantalla con una foto de un bajo de tetsuya como papel tapiz y sonríe—, es nuestra mejor canción juntos.
Hyde arruga la nariz y empuja un poco al bajista, sigue riéndose.
—Es una lástima que el resto del mundo jamás vaya a escucharla.
Tetsu vuelve a esconder el rostro en el cuello de Hyde, olfatea su cabello con aroma a shampoo y se mueve para besarle la mejilla.
Abrazados, con el sonido de sus corazones acelerados acompañándoles, la canción empieza a terminar, como una batería siendo golpeada rítmicamente, hasta que el sonido va disolviéndose y se convierte en silencio.