Hyoga caminaba por la calle, muy despacio, con las manos en los bolsillos del pantalón, había tenido un día fatal, el mas terrible de todos. Nunca había imaginado que lo despidieran del trabajo y de paso, le dijeron que si volvía le esperaba lo peor, el ya molesto se fue sin decir nada de su antiguo trabajo, después de todo ya estaba arto del jefe.
-¡Que día! ¡Por los dioses! ¡Que mas me espera!-
Era de noche ya, miraba la luna incompleta. Paso rato caminando en una calle que se veía muy peligrosa. Al rato, vio unos perros que peleaban por algo, en eso, salió corriendo para controlarlos, no le deseaba la muerte a nadie desde que mataron su maestro Camus, logro que se dejaran de pelear y ambos perros de fueron del lugar.
-Estos perros, me ensuciaron todo- Se volvió a quejar-
A lo lejos, en un basurero, vio una cosita escondida entre la basura, se fue acercando con curiosidad, al verlo completamente, se dio cuenta que era un conejo, se veía muy pequeño, así que se dio cuenta que era un bebe todavía, también noto que estaba muy lastimado. Intento agarrarlo para curarlo, pero el conejito empezó a temblar a ver que Hyoga se acercaba a el, este lo miro muy triste y preocupado, se dio cuenta que había sido maltratado por un humano...
-¿Qué clase de persona maltrataría a un ser tan suave, cuchi y tierno? - Se quejaba Hyoga al verlo así-
No le cabía en la cabeza que un ser como ese muriera, así que empezó a hablarle para que se calmara un poco…
-Tranquilo, solo quiero que te mejores pequeño…- Dijo lo mas tranquilo y suave que pudo-
Y poco a poco el conejito dejo su temor y entro en confianza, se dejaba acariciar por Hyoga, después de largo rato esperando, Hyoga lo carga con mucho cuidado para no asustarlo ni maltratarlo, al chico rubio le gusto sentir ese animalito tan suave. Camino directo a su casa, en el curso del viaje noto que el animalito se durmió, se paro para sacar un paño que tenia y lo puso sobre el conejo, que al sentirlo se acomodo.
Apenas llego lo puso en el sofá, y fue a buscar medicinas, el conejo se despertó al notar que ya no era cargado, se quedo viendo la casa muy curioso, el chico regreso con una caja de primeros auxilios, el conejito lo vio con una cara muy graciosa.
-Déjame ayudarte, dame tu patita-
El conejito sin dudarlo le dio su pata, y Hyoga empezó a curarlo, lo vendo para que no siguiera sangrando, después siguió revisándolo para asegurarse de que estuviera bien.
-¡Me encanta tus ojos! - Exclamo Hyoga al ver sus ojos verdes, cuando termina de curarlo- Me sorprende, estas mejor de lo que creí-
Hyoga hablaba con el conejito como que si el conejo lo entendiera o le contestaría, fue a buscar algo de comida para el pequeño, este solo se acomodo en el sofá, al volver Hyoga se sorprendió al ver como el conejo se movió al otro lado del sofá y empezó a reírse a ver como estornudaba.
-Jaja, estornudas cómico, toma…-
Sin pensarlo dos veces, el conejo se lo arrebato de las manos y empezó a comer sin parar, el rubio noto que tenia tiempo sin comer nada, seguía viendo a su nuevo amigo, le parecía único, nunca había visto un conejo tan blanco y suave como ese.
-¿Cómo te llamare?-
El pequeño al escuchar, camino hacia un retrato donde estaba Hyoga y Shun, antes de que el chico rubio se fuera al avión. Hyoga se quedo mirando un rato el cuadro.
-Ese es Shun, su hermano tomo esa foto de mi cámara antes de despedirme de ellos- Suspiro y al rato le siguió explicando al CONEJO- Me siento tan mal por dejarlo llorando, realmente casi todos estaban triste, o eso creo, solo se que le note la tristeza a Shun…- Paro un poco a pensar- ¡Ya se! ¡Te llamare Shuni!-
El conejo salto de la alegría, a Hyoga le pareció raro, pero al rato se le olvido y fue a preparar todo para mañana, recogió algunas prendas, zapatos, libros, entre otras, que tenia en el suelo y las guardo. Después agarro a Shuni y lo puso en un lado de su cama, su cama era matrimonial, aunque era soltero, solo movió la cama hasta que quedo pegada a la pared para así evitar que su amigo se cayera de la cama.
Apenas termino de arreglar todo, fue directo a dormir pues se sentía muy cansado, Shuni se acerco a Hyoga, este solo sonrió y lo tapo con la sabana.
-Buenas Noches Shuni…-
Shuni al tonar que su nuevo amo estaba dormido mira la luna, con miedo de que la luna volviera a ser redonda, el sabia su secreto, solo el…
Al día siguiente Hyoga despierta de golpe al escuchar como un plato cae al suelo. Fue corriendo a la cocina y se encontró con Shuni intentando unir los pedacitos del plato.
-¡Shuni!- El conejito se paralizo al ver a Hyoga tan molesto- ¡No vuelvas a hacer eso!-
El pequeño conejito solo bajo sus orejitas largas, empezó a lloriquear bajito, Hyoga al nota que fue muy malo con el pues, noto que solo quería comida, se acerco a el y lo acaricio.
-Shuni, lo siento… no quise ser tan grosero contigo- dijo mientras se sentó en el piso para verlo mejor-
Shuni salto a los brazos de Hyoga, y este solo lo abrazo, se sentía tal culpable, se sentía como si fue el que le hizo daño físicamente a esa criatura tan inocente. No paro de disculparse, empezó a sentir que esa criaturita era más que un animalito sino un amigo, el amigo que le hacia falta.
-Vamos de compras-
Rápidamente fue a buscar todos sus ahorros y lo guardo en su monedero, agarro las llaves y su celular, tomo un poco de café, guardo algunas zanahorias y cargo a Shuni, y tras cerrar la puerta con seguro, se dirigió a la tienda de mascota mas cerca que había, fue primero por la cama, eligieron una de color verde como el cabello de su amigo Shun, pues Shuni corrió rápidamente hacia ese, Hyoga solo se rio al ver el color, después fueron a ver los platos, eran de metal, Shuni eligió uno verde y el otro azul, el chico que los atendía esta muy sorprendido por la inteligencia de ese animal.
-Oiga, dígame porque esta tan lastimado- Dijo curioso el veterinario cuando paso-
-Pues, ayer lo encontré en un basurero todo lastimado- Dijo Hyoga muy serio-
-¿Y porque no lo lleva al veterinario?-
-Pues, le pregunte a ese chico y me dijo que usted estaba muy ocupado como para atender a desconocidos-
-¿En serio?- Dijo muy molesto- ¿Es cierto?- Se refería al otro chico- Bueno no importa puedo revisarlo-
-Muchas gracias, pero no tengo suficiente dinero como para pagarle- digo muy triste Hyoga- Ayer perdí mi empleo-
-No hay problema, puede pagarme por partes, hasta incluso, ¿le gustaría ser mi ayudante? Así pagaría todas sus deudas-
-¿En serio? ¿Me dejaría trabajar aquí?-
-Claro, porque no, usted solo se encargara de comprarle lo material al pequeño, que por cierto puede traerlo a trabajar también, así no esta solo en casa-
-¡Gracias!-
Tras darle a Shuni al veterinario, fue a ver los collares, vio uno con verde, rosa y plateado, le hizo recordar mucho a Shun, así que sonrió y lo agarro, y se dirigió hacia donde estaba el veterinario.
-Bueno, aquí tiene la receta de lo que tiene que darle, no esta tan mal como creí, que suerte tuviste amiguito, si no hubiera llegado este joven quien sabe que habrá paso contigo-
-Bueno, gracias, vendré la semana que viene, ¿Esta bien?-
-Claro, pase tiempo con su animalito, después de todo necesita acostumbrarse, solo llámeme si pasa algo- Le da su tarjeta- Nos vemos Shuni-
-Vamos Shuni- Hyoga fue a pagar lo que le eligieron entre los dos, apenas salió de la tienda se sentó en una escalera y le puso el collar a Shuni, de repente Hyoga empezó a llorar, Shuni sin saber porque se acerco y movía su patita sobre las manos del chico, Hyoga solo lo miro y a los minutos los abrazo.
-Extraño tanto a Shun- Shuni bajo sus orejitas- ¡Tú me traes tantos recuerdos! ¡No quiero separarme de ti! ¡Nunca!- Lloraba Hyoga-
Shuni solo lo veía, pues no podía contestarle, pero el también sabia que era extrañar de verdad, pasaron los minutos y Hyoga se tranquilizo, así que recogió las bolsas y cargo a Shuni y se dirigió a la casa, ya era tarde como para andar solos por la calle.
Llegaron a la casa, Hyoga dejo a Shuni en el suelo, al igual que las bolsas, y se dirigió a buscar algo de agua y comida, después de un rato, la comida ya estaba lista, puso la comida en la mesa, saco los platos de Shuni, se quedo dudando cual de los dos ponerle el agua y pensó que el azul era el mejor y le puso zanahoria cortada en el verde, y los puso en el suelo cerca del comedor, Shuni fue corriendo a tomar agua. Hyoga se reía de los ruidos que hacia al tomar agua. Noto al rato que Shuni buscaba sacar la cama de la bolsa, pues con sus patitas intentaba jalar la bolsa.
-Déjame ayudarte- Dijo sacando la cama- ¿Dónde la ponemos?-
Shuni fue corriendo hacia la habitación de Hyoga y se ubico justo al lado de la cama del rubio, este solo sonrió y puso la cama ahí, Shuni de inmediato se acostó, Hyoga pidió que esperara un rato pues se iba a bañar primero, fue a buscar su pijama, y se dirigió al baño.
Después de unos minutos salió del baño, se sentó en su cama, viendo a Shuni, mientras se terminaba de vestir, para después secar bien su cabello para poder dormir después de un día muy lindo para el. Se prometió a si mismo protegerlo, y no alegarse nunca de el, en lo que Shuni le respondió lamiendo la cara de Hyoga, el solo se rio, tenia la lengua muy fría.
-Buenas noches, Shuni…- pensó un poco- Te quiero…-