Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Volumen I por Am3li3

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Como me queda más cómodo meter pequeñas historias dentro de un fic y no hacer mini fics y llenar mi cuenta de unitarios, voy a dividir estas historias en varios volúmenes. Me da la sensación de que va a ser un arduo trabajo de años esto... pero bueno ¿Quién dijo que voy a dejar de escribir?

Gracias por la paciencia.

Notas del capitulo:

Este fic es re viejito. Estaba ahí olvidado entre los otros escritos que tengo. Tenía el simple título de 'Brad y Jake'. Así, nada más. Ni título tenía pobrecito. Resulta que estos días comencé a ordenar mis carpetas de la pc (que no es cualquier cosa eh) y al abrirlo vi que se podía mejorar mucho más de lo que tenía. Así que así fue, decidí reabrir la serie The Anthony's Cafe Stories e incluírlo ahí. Como para empezar, un empujoncito más a ese proyecto de nuevo en línea.

A lo largo de este único capítulo, mientras lo escribía, sentía que de a momentos el fic no tenía sentido y perdía gracia; luego, cuando continuaba, volvía a remontar y tenía un giro de tuerca copado, lindo.

El resultado fue este, un "mas o menos decente".

¡Espero que les guste!

La luna, el alcohol, la brisa fresca y nocturna que se infiltraba por la ventana, el perfumado edredón rojo… todo. Todo había sido perfecto para cometer el peor error de su vida. No debió haberle hecho caso, debió haber tomado sus cosas y marcharse como alma que lleva el diablo. Pero no, lo hizo de todas maneras.

 

Sin embargo, esa fue la noche más intensa de toda su vida.

.

.

.

.

.

 

 

-Un cortado por favor…

 

-Enseguida –Volvió a ser su respuesta. Se alejó con sus cabellos pelirrojos y pasos de camarera  trabajadora.

 

Era increíble pensar que al salir de esa misma cafetería todo aquello, había ocurrido.

 

 

 

***

 

 

 

-Cortado, por favor.

 

-Y yo con crema, gracias.

 

-Estarán listos enseguida –Respondió la pelirroja, alejándose con una sonrisa en su rostro.

 

-¿Y bien?

 

-¿Um?

 

-¿Qué haremos esta noche?

 

-¿De qué hablas?

 

-¿No lo recuerdas, verdad? ¡Hoy Amanda nos ha invitado a tocar en su fiesta!

 

-Cierto… Y ahora que lo recuerdo… Dejé los palillos en tu casa.

 

-¡Eres un despistado! Tendremos que pasar a buscarlos… Umm de paso me cambiaré.

 

-¿Por qué? Así te ves bien

 

-Jajaja, gracias. Pero prefiero ponerme algo mejor, ya sabes… Amanda tiene muchas amigas.

 

-Por supuesto, tú como guitarrista no debes perder el estilo.

 

-Exacto.

 

-Aquí tienen –Interrumpió la camarera, entregándoles sus pedidos.

 

-Gracias –Dijeron al unísono y ambos sonrieron.

 

Brad y Jake formaban parte de una pequeña banda que, como la mayoría de ellas, había nacido a partir de un hobbie que llevaban a cabo luego de la escuela, cuando tenían la tarde libre. Pero aquella actividad pasó a convertirse en algo más serio, y para sorpresa de todos, la suerte estaba de su lado.

 

Pero había un pequeño problema.

 

-¿Y qué? ¿Tú no te cambiarás?

 

-Mm... No lo creo.

 

-¿Porqué no?

 

-Por que no estoy en plan de conquistar chicas.

 

-Vamos Brad, han pasado dos años desde lo de Stacy, no puedes quedarte traumado por siempre, ¿Sabes?

 

-Prefiero no estar con nadie por ahora.

 

-¡Oh vamos! Apuesto que alguien te gusta…

 

-Jeje, diste en el blanco.

 

-¡Lo sabía! Y seguro que no te presta ni la más mínima atención.

 

-Algo así…

 

-En ese caso amigo, te ayudaré.

 

-No creo que puedas hacerlo.

 

-¡Oh claro que sí! Tú confía en mí…

 

-Si tú lo dices…

 

-Sí, yo lo digo.

 

Y zanjando el asunto Jake se llevó a los labios su taza de café con crema, mientras sonreía  triunfante. Estaba convencido de que podía ayudar a Brad a hacer que esa persona, fuera quien fuera, se enamorara de él. Brad con ironía lo observó en silencio. Si tan sólo lo adivinara.

 

-Vamos a casa Brad, debemos estar apuestos para la fiesta de Amanda. Neil y Jordan ya están avisados, nos estarán esperando allá.

 

-De acuerdo –Y dicho esto, le dejó una buena propina a aquella simpática camarera y ambos se encaminaron hacia la casa de Jake que estaba a no muchas manzanas de allí.

 

-Dime Jake, ¿No es algo temprano para ir a la fiesta? Son las siete…

 

-Bueno, bueno. Jugaremos un poco a los videojuegos, nos arreglamos y luego vamos, ¿Esta bien?

 

-Sí, de acuerdo –Concordó Brad con una sonrisa. Otro día en la casa de Jake.

 

Se conocían desde jardín de infantes, habían compartido todo de ellos para con el otro, tanto que habían entremezclado sus vidas, haciéndose amigos inseparables. Sin embargo Brad no pudo compartir con Jake el motivo real de porqué Stacy lo dejó así sin más. Sólo le había mencionado algo de que la chica era una histérica y que ya no la aguantaba más. Jake no se sorprendió al respecto. 

 

Tú te la pasas más con ese chico que conmigo, ¿De verdad no eres gay? ¡Ni siquiera muestras interés en mí!

 

Esa frase hacía eco en su cabeza una y otra vez.

 

Brad sabía desde hace mucho tiempo que algo no andaba bien, por eso había querido probar con alguna chica. Stacy era una castaña que le había seguido los pasos desde hacía varios meses atrás cuando los vio tocar en un concurso de bandas. Y... ¿Porqué no? Se dijo Brad, era justo lo que necesitaba. Pero los resultados no habían sido los esperados y para amargura de Brad… él ya lo sabía.

Al tercer mes habían cortado y Brad no quería saber nada con respecto al amor. Estaba desencantado. En esta vida a él se le daría muy difícil. ¿Por qué tenía que nacer gay? ¿No era suficiente problema encima tener que enamorarse de su mejor amigo? Para intentar olvidarlo, Brad se dio el lujo de llevar una pequeña vida clandestina, saliendo con otros chicos. Y a los 17 años de edad, felizmente había perdido la virginidad.

Stacy fue el detonante de muchos secretos que Brad escondía y que lo separaba paulatinamente de su mejor amigo. Pero… ¿Cómo rayos le iba a decir que era gay y que encima estaba enamorado de él? Porque a pesar de los tantos amantes que había conseguido, ninguno le quitaba al castaño de la cabeza. Ninguno.

Brad estaba resignado. Esperaría a que de una vez se le enfriara la cabeza, que sus sentimientos poco a poco se fueran apagando y ya. Una vez así, le podría confesar a su amigo acerca de su homosexualidad. Al menos se podría quitar un gran peso de encima. El problema era que habían pasado dos largos años desde lo de Stacy y ahora con 19 años sus sentimientos hacia su mejor amigo, seguían intactos.

 

-Brad, ¡Brad!

 

-¿Eh?

 

-¿Andas en la luna? Te estoy preguntando a cuál quieres jugar…

 

-Ah… Perdona.

 

Jake lo observó con una sonrisa socarrona haciendo que Brad se pusiera casi tan rojo como su cabello.

 

-Ya deja de mirarme así. –Le espetó arrebatando el joystick que el castaño tenía en sus manos. Lo conectó a la playstation y observó de reojo a su amigo. Éste ya se encontraba revisando su caja de videojuegos aún sonriendo con alegría. ¿Cómo no le iba a gustar? Era tan perspicaz…

 

-Juguemos uno de terror.

 

-Quiero matar zombies.

 

-Entonces ¿El Resident Evil?

 

-Pero ése se juega de a uno.

 

-Tienes razón… ¿Uno de pelea?

 

-Bien.

 

-¿Marvel vs. Capcom?

 

-Mortal Kombat…

 

-Ok, Mortal Kombat será.

 

Brad sonrió estúpidamente. ¿Cómo no le iba a gustar? Era tan dócil…

 

Cuando Jake se volteó a verlo, Brad puso cara de póker. Ya estaba acostumbrado, lo había hecho tantas veces... Y Jake ni se daba por enterado de ello. Comenzaron a jugar.

.

.

.

.

.

-¿A qué hora debíamos estar en lo de Amanda?

 

-A las 10, ¿Por qué? ¡Hey, hey! ¡Eso es trampa! ¡Deja de acorralarme!

 

-¡Jajaja! ¡Oye que tú lo has hecho y yo no te he dicho nada!

 

-¡Oh! ¡Ahhhh! Has ganado otra vez… Eres un tramposo.

 

-Que no.

 

-Que sí.

 

-Eres un envidioso Jake, deja de envidiar mis habilidades para el combate.

 

-Sí claro… Deja de fanfarronear… Oye, ¿Qué me habías preguntado?

 

-Que a qué hora debíamos estar en lo de Amanda…

 

-A las 10.

 

Jake revisó su reloj y de pronto la sangre lo había abandonado.

 

-¿Y bien?

 

-Son las 11 y media…

 

-¡¿Qué?! ¡¡Anda hay que correr!!

 

 

Llegaron a la fiesta media hora más tarde. A las 12 puntual, ni un minuto más, ni un minuto menos. Amanda estaba que hervía de rabia.

 

-¡¿Recién ahora llegan?! ¡¿Recién ahora?!

 

-Tranquila Amanda, tranquila. ¿Dónde debemos tocar?

 

-¡¿Es que no saben lo que es la puntualidad?!

 

-Ok… tú cálmala que yo preparo el resto. –Y dejando al castaño con la nerviosa chica, Brad se dirigió a toda velocidad hacia el escenario al fondo del patio. Tardaron al menos unos 20 minutos en comenzar a tocar. Agradecían que Neil y Jordan fueran puntuales, de lo contrario Amanda hubiese sufrido un infarto.

 

Hicieron sensación en la fiesta y pese al mal trago, Amanda les estaba profundamente agradecida. Tocaron hasta las 2 de la mañana y se retiraron a las 4, pero esas horas habían sido lo suficiente para que Jake se pusiera alegre con un par de tequilas. Brad, por otro lado, andaba a la caza y no precisamente de mujeres. Teniendo a Jake medio borracho podía darse la libertad de hacer lo que quisiera. De todas maneras todos lo sabían menos él…

Sus intentos eran inútiles. En ese momento se encontraba besándose con un muchachito más joven que él y aún así Brad no dejaba de pensar en su amigo que casualmente estaba detrás de él observando extrañado la escena. Brad no sabía que Jake no estaba tan borracho como él pensaba.

.

.

.

.

.

 

-¡Qué fiesta! ¡Me la he pasado genial!

 

-Sí, yo también.

 

-Amanda nos quería comer vivos ¡Jajaja! Pero qué chica más nerviosa… le hace falta una buena cepillada.

 

-Tú si que tomas y empiezas a hablar eh. Aunque yo también pienso lo mismo… A veces es muy pesada.

 

-Pásame esa almohada… No, esa no. La otra. Sí, esa.

 

-Oye, tu madre no se ha despertado ¿no? Sabes que te mata si te ve así…

 

-No, no. Mis padres han salido. No volverán hasta el amanecer.

 

-Ah, ahora tiene sentido porqué has bebido de esa manera.

 

El castaño sonrió jocosamente y  se tapó hasta la nariz con aquel viejo edredón rojo que siempre olía a perfume de rosas. Brad sonrió con ternura al verlo así. Le gustaba cuidar de Jake cuando se encontraba en ese estado pero también lo ponía de los nervios. Muchísimas veces había fantaseado con emborracharlo hasta los huesos y saltarle encima como un tigre hambriento, pero se recordaba que era su amigo, que no era gay y que le encantaría disfrutar esas cosas con un Jake sobrio y conciente, a que con uno que al día siguiente no recordaría nada de nada. Suspiró y prefirió darle la espalda para dormir. Otro día sin éxito ¿Cuándo lograría decirle sus sentimientos?

 

Brad no sería quién diera el primer paso.

 

-Buenas noches.

 

Jake observó a Brad unos minutos antes de apagar la luz de su velador. ¿Estaría bien preguntarle acerca de lo que había visto…? Apagó el velador.

 

-Oye Brad…

 

-¿Mm? –El pelirrojo intentó con todas sus fuerzas no darse la vuelta, pero no se pudo resistir. Al verlo, observó que la luz de la luna se filtraba por la ventana al igual que la ligera brisa de la noche. Podía percibir que la atmósfera había cambiado.

 

-¿Tu crees que Amanda sea virgen?

 

Brad volvió a darle la espalda.

 

-No lo sé. ¿Por qué lo preguntas? –Preguntas estúpidas sí las había. ¿Para qué quería saber? Seguramente su amigo había caído enamorado de Amanda y él no estaba de buenos ánimos para saber eso…

 

-No lo sé… Tal vez sí, ¿No lo crees? Siempre se altera con facilidad.

 

-Tal vez. O tal vez hace mucho que no tiene una cepillada, quién sabe.

 

-Sí… tal vez.

 

Silencio.

 

-Oye Brad…

 

-¿Mm…?

 

-Tú ya no lo eres, ¿verdad?

 

El pelirrojo quedó de una pieza. Luego de unos minutos respondió.

 

-Mm… no.

 

-¿Y no me lo ibas a contar…?

 

De nuevo, Brad volteó para ver a su amigo. Esta vez Jake lo estaba mirando asomado desde su cama. Sintió que la sangre se agolpaba en sus mejillas, aunque difícilmente se notaría en la penumbra.

 

-Es… difícil… de explicar.

 

-¿Y qué? ¿Aún así no me lo contarías?

 

Brad no sabía qué responder. Había tenido tanto miedo, tanto miedo de que ese maldito día llegara… Jake se terminaría enterando y ya. Todo al diablo. Adiós amistad, adiós todo. Y lo peor de todo es que ese día finalmente había llegado.

 

-Te vi.

 

-¿Eh?

 

-Te vi besando a ese mocoso.

 

Sintió un vacío en el estómago y cómo ahora la sangre huía de su rostro. No parecía ninguna broma, Jake estaba más serio que nunca. Las palabras se negaban a salir de su boca.

 

-¿Te gustan los hombres?

 

¿Por qué diablos Jake tenía que ser tan directo a veces?

 

-S-sí.

 

Silencio.

 

Brad tragó en seco mientras le sostenía la mirada a Jake, su amigo de toda la vida. Parecía molesto y con razón. Le había estado ocultando dos años de vida, prácticamente.

El castaño volvió a recostarse sobre su cama, aún un poco mareado. Tenía la voz ronca y el ceño fruncido. Brad temía lo peor y estaba esperando el momento para que esas palabras malditas salieran de su boca. Sin embargo el momento se hacía cada vez más extenso y el pelirrojo moría de ansiedad y angustia.

 

-Ven aquí. –Dijo finalmente el castaño. A Brad le tomó varios minutos procesar lo que había dicho. Se puso de pie a su lado y lo observó aturdido.

 

-Siéntate.

 

Brad obedeció.

 

Jake tomó asiento en su cama y lo miró fijamente.

 

-Bésame.

 

-¿Qué…?

 

-Que me beses.

 

-¿P-por qué? –Brad no entendía nada de nada.

 

-Quiero probar. Anda.

 

El pelirrojo rió nervioso. Sentía que todo era un sueño: la luz de la luna, el perfume del edredón, la penumbra del cuarto, Jake pidiéndole aquello. Comenzó a temblar mientras se acercaba al castaño. Al diablo pensó Brad. Me iré al infierno por esto.

.

.

.

.

.

 

 

Se despertó con un ligero aturdimiento en la cabeza. Pestañeó varias veces observando dónde se encontraba. Había amanecido en la cama de su amigo y no en la suya… y lo peor de todo era que el pelirrojo no estaba. Se refregó los ojos, confuso. Notó que tenía una mancha oscura en su brazo y la observó con detenimiento.

 

Ah… Ahora sí recordaba lo que había ocurrido.

 

 

***

 

 Brad se tomó la cabeza con ambas manos y su expresión era la de ‘Oh dios, acabo de cometer el peor error de mi vida’. Y… en cierta parte sí. Lo había hecho. Las preguntas en ese momento eran ¿Cómo demonios iba a hacer para verle la cara a Jake de nuevo? ¿Se acordaría de lo que había ocurrido…? Brad no estaba seguro. Sabía que había bebido pero… había estado lúcido. Demasiado lúcido para su gusto. ¿Y qué había sido todo eso de probar?

 

-Aquí tienes –Anunció la camarera.

 

-Ah… gracias. –Agradeció cabizbajo. Ella lo observó unos minutos y se alejó. Parecía que la estaba pasando fatal.

 

 

-Jake, ¿estas seguro…?

 

-Sí Brad. Hazlo de una buena vez… -Dijo el castaño cansado de tanta duda.

 

El pelirrojo pensó que se iría al infierno por eso, pero de todas maneras lo hizo. Juraría que su corazón subiría por su garganta de tanto latido. Unió sus labios con los ajenos suspirando mientras tanto. Ambos comenzaron a besarse despacio y un poco incómodos. Jake le rodeó la nuca haciendo que el pelirrojo se aproximara más hacia él. Brad accedió con ganas.

 

-Sí solo hubiera sido eso…-Se lamentaba el adolescente mientras tomaba un sorbo de su café. Se había asegurado de no dejar ninguna pertenencia cuando huyó del lugar. Sin embargo esta vez había olvidado su chaqueta de cuero en su cuarto. Tarde o temprano tenía que ir por ella. El pelirrojo se revolvió el lacio cabello que tenía. ¿Qué era lo mejor que podría hacer a estas circunstancias? ¿Ignorarlo por completo y desaparecer de su vida o…?

 

-Hola.

 

Brad volteó lentamente hacia quien le hablaba. Era Jake con una expresión indescifrable en el rostro, algo despeinado y con su chaqueta de cuero puesta.

 

-H-hola.

 

-¿Puedo sentarme?

 

-Sí, claro.

 

El castaño tomó lugar frente suyo. Había una atmósfera rara entre ambos y por supuesto, un incómodo y prolongado silencio.

 

-Buenos días, ¿desea algo para tomar?

 

-Sí, un café cortado por favor.

 

-¿Algo más?

 

-No, nada más.

 

-Enseguida le traigo su pedido.

 

Brad observó a Jake que miraba distraído hacia la ventana. Él siempre se pedía un café cortado cuando tenía resaca o cuando se encontraba muy cansado.

 

-¿Esto es normal?

 

-¿No te gusta?

 

-Mm… sí, pero…

 

-Tú quisiste probar.

 

-S-sigue…

 

 

El pelirrojo se puso del color de su cabello y bajó la mirada hacia su café. No habría sido tan malo de no haber sido que metió la pata con eso que…

 

-Te traje tu chaqueta.

 

Brad alzó la vista encontrándose con la de su amigo.

 

 

Se había separado luego del primer e incómodo beso. Brad decidió que había sido suficiente por lo que volvió rápidamente a su cama.

 

-Buenas noches.

 

-¿Nada más?

 

-No. Buenas noches.

 

-Brad… -Llamó al pelirrojo. Éste tardó en responder. Tenía demasiadas dudas en inseguridades en su cabeza como para seguir adelante. Pero aún así volteó a verle. Jake lo estaba mirando y no era una mirada inocente después de todo. Bastó un intercambio de miradas para que la chispa entre ambos se prendiera como una fogata.

 

Jake se bajó a la cama de Brad enterrándose en su cuello mientras éste se aferraba a sus brazos nervioso y alucinado.

 

Aquella mirada lo hizo temblar a lo que inmediatamente la desvió.

 

-Gracias… veo que la trajiste puesta.

 

-Sí… -Dijo casi en un susurro, también desviando la mirada. –Hacía frío y bueno… sabes que me gusta.

 

Su amigo lo observó atento.

 

-¡L-la chaqueta! Me gusta la chaqueta…

 

-Sí, sí. Lo sé…

 

De nuevo silencio incómodo.

 

-Sabes… -Comenzó a balbucear el castaño. –Eso, eso que me dijiste anoche…

 

Brad cerró lentamente los ojos. Dios… sí, se acordaba. Se acordaba lo que el pelirrojo no pudo contener. Sabía que no debió haberlo dicho, lo sabía.

 

-Ahh… Jake…

 

-Mm…

 

-Jake, te amo.

 

El castaño se detuvo.

 

-¿Qué?

 

-…-Brad se tapó la boca con ambas manos. No… no dijo lo que acababa de decir, ¿verdad?

 

-¿Qué tú qué?

 

Ah mierda. Lo acababa de arruinar, simplemente lo acababa de arruinar.

 

-Yo…

 

Jake lo observaba atónito. Nunca hubiese creído que su amigo de toda la vida le diría algo como eso. Era muy fuerte y no podía procesarlo. Brad se resignó y comenzó a hablar lo que tantas veces había ensayado.

 

-Jake… no te he dicho nada de…de que me gustan los hombres porque eres tú el que me gusta. Y no quiero arruinar nuestra amistad, no quiero perderte, ¿sabes? Tenía miedo Jake. No sabía como reaccionarías cuando te dijera… y, bueno. Me gustas mucho, demasiado. He intentado alejarte de mi cabeza estos dos años y no he podido ¿sabes? Lo de Stacy fue una fachada… para todos y para mí, y ahí es cuando…me di cuenta de que tú… bueno. Ya, no quiero perderte…como amigo.

 

No valió ni las centenas de veces que Brad había practicado frente al espejo pues su desastrosa declaración les había valido un baldazo de agua para ambos. La calentura se había esfumado tan rápido como vino y ahora lo único que quedaba era esa odiosa incomodidad, tan temida por el pelirrojo. Jake se recostó sin decir palabra. Brad imitó su hacer. Y cuando el pelirrojo volvió a abrir los ojos, ya era de día.

 

-Lo he estado pensando y…

 

-Aquí tienes. –Anunció la camarera entregando el café.

 

-…

 

-Gracias…

 

La pelirroja sonrió y se retiró sintiendo las vibras de una pelea entre amantes.

 

Jake tomó un gran sorbo de su café, cerrando fuertemente los ojos. Brad sonrió entre nervioso y enternecido por aquello. Luego se reprimió internamente. No era hora de la sonrisa estúpida.

 

 -Bueno…

 

-Ya, larga el rollo. –Dijo su amigo, refregándose los ojos. –Tanto suspenso me matará.

 

Jake rió por su comentario y eso los relajó a ambos.

 

-Bueno primero, estoy muy enojado Brad.

 

-Lógico.

 

-¿Cómo me has ocultado algo tan importante? ¿Acaso crees que por ser gay iba a quitarte de mi vida?

 

-No es algo fácil Jake…

 

-Pero tampoco para hacer gran drama por eso, Brad. Eres un exagerado.

 

-¿Y qué quieres? ¡Tenía miedo!, ¿Sabes? Además tú no eres… -y antes de terminar la frase, Brad se había puesto tan rojo como un tomate. Bajó la vista algo avergonzado.

 

-Continúa.

 

-Que tú no eres cualquier persona. Ya te lo he dicho ayer, no quiero perder tu amistad…

 

-Pretendes no perder mi amistad… -Comenzó el castaño haciendo asustar al pelirrojo por su tono de voz.

 

-Y sin embargo me dices que me amas…

 

Brad estaba derrotado, tenía ganas de que la tierra se lo tragase entero y desaparecer completamente. Nunca hubiera existido un Brad Sebastian Leith. ¿Brad? ¿Qué Brad?

 

El afligido muchacho asintió, muerto de vergüenza.

 

-Amar no es algo de todos los días…

 

-Hace dos años que estoy amándote. –Simplemente Brad era de esos bocazas que si no esta mal, él la pone peor.  No aclares que oscurece recordó que su madre siempre le repetía y cuánta razón tenía…cuánta.

 

Esta vez le tocó a Jake ponerse rojo como un tomate.

 

-Wow, espera. –Dijo abrumado por los sentimientos de su amigo.

 

-Bueno, ¿Quieres saber que siento? Pues aquí me tienes… te estoy diciendo todo.

 

-Brad… esto no es fácil para mí.

 

-Ayer no parecía que te costase… -Dijo mordazmente. Era hora de poner los papeles sobre la mesa y esta vez el pelirrojo no callaría. Ya llevaba 2 largos años callado, no más.

Jake no sabía qué decir y nuevamente el silencio incómodo se había extendido entre los dos.

 

-¿Por qué quisiste probar…? –Preguntó cautelosamente.

 

Jake observó a su amigo a los ojos un largo rato y decidió que era hora de contar su verdad también. Suspiró.

-Me dieron celos.

 

-¿Qué?

 

-Eso. Me dieron celos cuando te vi con ese mocoso.

 

Brad estaba anonadado.

 

-Pero ¿Por qué?

 

-¡No lo sé! Simplemente eso fue lo que sentí. Luego cuando llegamos a mi casa y te pregunté sobre si te gustaban los hombres… me dije ¿Por qué no? Y bueno… el resto ya lo sabes. –Bajó la vista y tomó otro sorbo de su café, ya frío. El baterista no creía lo que acababa de oír… O sea que ¿Había posibilidad?

 

-Oye… entonces…

 

Jake lo miró interrogante.

 

-Que… ¿Qué pasa ahora?

 

Nuevamente las mejillas del castaño se tiñeron, esta vez con más intensidad.

 

-No lo sé.

 

-O sea… eh, ¿Te ha gustado lo de… anoche?

 

Brad no podía explicarse como es que en aquel rostro anguloso y sonrojado hasta las orejas, cabía aún más pigmento rojo del que ya tenía. Juraría que Jake se había puesto bordo y eso era buena señal aunque no le respondiera su pregunta.

 

-Jake apenas nos hemos tocado…

 

-¡No lo digas tan fuerte! –Fue lo único que logró articular.

 

Brad sonrió con ironía. –Ahora ves que no es tan fácil, ¿verdad?

 

-Yo no he dicho nada… -Se atajó el guitarrista.

 

-Mira. No es necesario que correspondas mis sentimientos…-Aclaró el pelirrojo poniéndose serio. –Ya sabes que no te quiero perder como amigo, sólo eso.

 

-Tienes razón, es complicado.

 

Brad lo interrogó con la mirada.

 

-Es decir, no me quieres perder como amigo y sin embargo te gusto… Pero al estar aquí contigo me siento incómodo por lo que tú sientes por mí pero a la vez, estoy bien porque tú eres mi amigo y… estoy bien. Es una mezcla de sentimientos encontrados… No sé si me has entendido.

 

-Algo.

 

-Verás… no quiero ser frío. Pero no estoy seguro de lo que siento por ti. Eres mi amigo y te adoro como tal, pero… no sé si estoy preparado… para algo así. –Dijo señalando a ambos.

 

-No te pido que me ames con locura ahora, Jake.

 

-No sé si estoy preparado para amarte con locura alguna vez… Brad.

 

El baterista sintió la punzada de sinceridad en su pecho y sin embargo no era tan temible como esperaba. Era lógico que su amigo tuviera esa inseguridad. Lo que más le sorprendía  de todo el asunto, era que Jake realmente se lo estaba pensando.

 

-Mira, si quieres podemos probar…

 

-¿Probar?

 

-Sí, tu mismo me lo has dicho. Querías prob–

 

-Eso fue una excusa. –Lo interrumpió el castaño.

 

-¿O sea que querías besarme de verdad?

 

Jake se dio cuenta de su acto fallido, totalmente avergonzado. Bajó la mirada mientras Brad sonreía emocionado.

 

-Está bien… ya entiendo. Tú no quieres presiones, ¿verdad?

 

El guitarrista asintió.

 

-De acuerdo, entonces sigamos siendo amigos pero… -Dijo alzando el dedo índice. –si tenemos ganas, ambos, podremos… hacer cosas como las que sucedieron ayer.

 

¿Qué clase de trato es ese? Se preguntó Jake. Observó a su amigo con el ceño fruncido.

 

-¿Tu hablas de ‘ser amigos con derechos’?

 

-Algo así.

 

-Brad, no tienes remedio.

 

-Jake, eres el hombre más histérico con el que me he cruzado…

 

El guitarrista le hizo una mueca y su compañero rió.

 

-¿Y sabes qué? Me encantas así.

 

-Ya.

 

-Y bien, ¿aceptas o no?

 

-No tendremos que… depilarnos, ni vestirnos de rosa, ni nada de eso, ¿verdad?

 

Brad puso los ojos en blanco.

 

-Jake eres un imbécil.

 

El castaño comenzó a reír a carcajadas mientras su compañero se ponía de pie dejando unos billetes de propina en la mesa. El guitarrista lo siguió hasta la salida de la cafetería.

 

-¿Me devolverás la chaqueta? –Preguntó Brad prendiéndose un cigarrillo.

 

-No lo sé, tal vez. –Y sin previo aviso, Jake le robó un pequeño beso. Fugaz, tímido y tierno.

 

Brad sonrió abiertamente. Si la chaqueta sería la excusa perfecta para ir hasta su casa, entonces que así sea.

Sabía que tarde o temprano Jake lo terminaría amando con locura.

 

 

 

 

Notas finales:

Estoy contenta de estrenar serie con Brad y Jake. No se si recordarán que empecé este fic (que en realidad no iba a ser serie) con un capítulo llamado "Labios de canela".

Si no se acuerdan, bárbaro. Está todo más que genial.

Si se acuerdan, bórrenlo de sus memorias. Préndanle fuego y háganse una fogata para este invierno o lo que deseen.

Porque ese capítulo... no creo que vuelva a subirse.

Sí, soy una autora que se horroriza de lo mal que escribió en el pasado y que pretende escribir mejor para el futuro; y medianamente decente en el presente.

En fin, gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).