-entonces nos vemos ahí? – pregunto el pelinegro a otro que era mas alto que el, Kai se encontraba un poco sonrojado y nervioso en cambio el mas alto le sonreía con ternura.
- por supuesto, estaré puntual – le respondió el Rubio, y antes de irse le dio un beso en la frente su querido koi.
El pelinegro recordaba todo eso que paso en la mañana fuera del instituto. Llevaba saliendo con Reita por un mes, exactamente ese era el día que cumplían un mes de estar saliendo oficialmente como pareja. Kai estaba muy contento ya que fue el quien le pidió al mas alto que se vieran en la noche en el parque lugar donde se habían declarado su amor, era la primera vez que se atrevía a ser el quien citara al otro.
Estaba por la calle, faltando casi 1 hora de lo acordado para verse, abrazaba el regalo que le había comprado al mas alto se encontraba un poco nervioso preguntándose si al mas alto le gustaría lo que le había escogido como regalo. Al mismo tiempo estaba tan feliz de la vida que aun no podía creerse que ya estaba saliendo por un mes con el chico del que había estado enamorado por tanto tiempo y también seguía sin creer que este le correspondía, y la verdad fue el Reita quien le había pedido salir eso ultimo era lo que menos se podía creer; y al ratos temía que todo fuera un sueño y que pronto despertaría y todos los momentos tan felices que había pasado con el mas alto se desvanecerían en un vano recuerdo de otra increíble ilusión que solo se lograba tener en el mundo de los sueños. Pero no era así y el estaba muy seguro de eso.
Esperaba a que el semáforo se pusiera en rojo para poder cruzar la calle, aun estando atento al semáforo el pequeño pelinegro se encontraba bastante distraído y perdido en su pequeño gran mundo que no dejaba que su nerviosismo se perdiera, noto que la gente comenzaba a cruzar y por inercia hiso lo mismo, pero no noto que de cerca venia un auto a una alta velocidad que no tenia las mas mínima intención de frenar, varios regresaron corriendo a la acera todos menos el que se dio cuenta muy tarde que el auto se encontraba a pocos metros de el… lo ultimo que se escucho fue una frenada seca y un fuerte golpe.
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En una sala de hospital habían tres personas, una parada cerca a la ventana su rostro denotaba tristeza, otra sentada a lado de la camilla en su rostro había se notaba claramente la muestra de preocupación que cualquier madre sentiría por su hijo y estaba sosteniendo la mano de la tercera este, que yacía dormido sobre la cama. Kai llevaba inconsciente por tres días cualquier rato despertaría, es lo que el doctor les había dicho además de aquel accidente solo había quedado con uno de sus brazos fracturados solo había que esperar a que despertara debido a la contusión del golpe recibido en la cabeza.
La madre del Kai a pesar de la preocupación se sentía un poco molesta e incomoda por la presencia del Reita, odiaba al padre de este de este ultimo todo debido a los mucho problemas que le había causado en el pasado y que aun no podía olvidar y le costaba mucho aceptar que su pequeño hijo se había enamorado del hijo del ser que mas odiaba en la tierra. Pero no podía hacer nada sabia que si intentaba alejarlos su hijo la odiaría de por vida y no quería eso de su pequeño hijo mas querido ya que estaría sola, ya que además hasta su hija mayor se había ido pero porque se caso y para una madre tan sobreprotectora era lo peor y hasta le tenía un pequeño rencor al esposo de su hija por habérsela llevado.
La señora seguía intentando enfriar su mente para no gritarle al otro y botarlo de la sala, sabia lo preocupado que este estaba por el pequeño solo por eso no lo botaba aun tenia algo de bondad en su interior. Pero de repente sintió que la mano que sostenía de su pequeño comenzó a moverse.
- Nhh… - el pelinegro comenzaba a reaccionar y de a poco abría sus ojos intentando acostumbrarlos a la luz que inundaba a la sala.
- mi pequeño – su madre se acercaba mas a él apretando mas su mano, y el mas alto igual se acercaba pero no tanto sabia lo que la madre de su pequeño pensaba de él.
Y cuando por fin logro abrir los ojos el pequeño miraba a ambos intentando distinguirlos y se detuvo frente a su madre.
- quien eres? – fue lo primero que salió de su boca casi inaudible. Y su madre no podía creer lo que escuchaba salir de los labios de su querido hijo.
- soy tu madre – dijo casi en un susurro a punto de llorar por lo sucedido.
- y tu quien eres? – se dirigió al mas alto. Este no sabia que responderle tal vez si le decía que eran pareja este no le aceptaría antes de decir algo su madre se adelanto.
- nadie importante, lo mas importante es que el medico te revise ahora mismo – se levanto y miro seriamente al rubio indicándole que saliera de la habitación.
- no quiero que lo vuelvas a ver – le dijo la señora apenas salieron de la habitación.
- per-
- él no te recuerda – le interrumpió – todo fue tu culpa, no te acerques mas a el – dicho esto ultimo la señora salió a buscar al doctor.
En cambio Reita se quedó parado con la cabeza gacha pensando ¨tiene razón todo es mi culpa¨. Y no pudo evitar recordar…
- En serio no me dejaras? – preguntaba el Kai a su queridísimo rubio, ambos se encontraban comiendo en la terraza en la hora de descanso.
- Nunca –le respondió.
- Me lo prometes? –
- Nunca te dejare. Te lo prometo – diciendo esto sostuvo la mano del Kai cruzando sus dedos meñiques – pase lo que pase seguiré amándote, siempre – dejo su mano y se acercó más al pelinegro para darle un beso en los labios y el menor lo acepto gustoso, le alejaron sin dejar de mirarse y ambos comenzaron a reír.
- lo siento – dijo en un susurro mirando por la pequeña ventana de la puerta mirando a su pequeño. Y luego se alejó saliendo del hospital. Decidió alejarse de su pequeño pensando que sin él estaría mejor.
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- ah – suspiraba Kai luego de haber despertado recién. Ya iba a ser casi un año desde el accidente. – quien eres? – se preguntaba a si mismo. Otra vez había soñado con ese chico rubio desconocido, según el. Desde hace 6 meses que había comenzado a soñar con el y cada que lo veía en sus sueños inexplicablemente el ritmo cardiaco de su corazón se aceleraba y últimamente era mas seguido, en si soñaba con el todos los días en ese ultimo mes. Ya no quiso pensar mas y decidió levantarse y darse una ducha y bajar a desayunar.
Entro a la cocina y ahí ya estaba su mamá terminando de preparar el desayuno.
- Buenos días – le sonrió su mama – dormiste bien?
- si – Kai no había hablado nada acerca de sus sueños con su madre, extrañamente prefería guardárselos para si mismo. No entendía porque pero sabia que si se lo contaba aquello molestaría de sobre manera a su madre.
- nos mudaremos – dijo de repente
- que? Donde? - el pelinegro se sorprendió.
- a Tokio – le respondió de lo mas feliz.
- y mi hermana la dejaremos sola en aquí en Osaka? – la verdad es que Kai no quería irse, con el colegio no había problemas ya que como en una semana mas terminaría su ultimo año.
- no estará sola, para eso esta su esposo – dijo secamente – iré a hacer las compras – se despidió y salió de la casa.
- Nunca te dejare. Te lo prometo –
- pero qu- - la cabeza comenzó a dolerle de repente luego de que aquellas pequeñas palabras se le cruzaran por su mente. Pensó que ya se estaba volviendo loco… - mejor voy a descansar – se levanto sin terminar su desayuno y se fue a su cuarto a dormir.
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El pelinegro estaba terminando de guardar todas sus cosas en las cajas que su madre le había dado, esa tarde dejarían Osaka posiblemente para siempre. Desde aquel día que tuvo ese tipo de recuerdo sus dolores de cabeza eran mas seguidos y a la vez todo tipo de escenas, cortas, pasaban por su cabeza. En todas esas escenas estaba ese chico desconocido con el que tanto soñaba, ya comenzaba a preguntarse ¿será que era real y el mismo conocía o conoció? Y seguía sin decirle nada a su mama, a parte de no querer preocuparle no quería causarle molestias seguía creyendo que aquello la molestaría.
- Ya estás listo hijo? – le llamo su madre desde abajo.
- ya bajo – cerro su maleta y se aseguro que todas sus cosas estén en sus cajas respectivas, ya luego los de mudanza se encargarían de sacar el resto. Estaba un poco triste realmente no quería irse intento convencer a su mamá de dejarlo con su hermana pero su madre no cedió para nada.
Bajo a paso lento cada paso lo ponía mas triste y las imágenes de aquel chico pasaban a cada momento por su cabeza y volvía a dolerle la cabeza pero con mas intensidad, salió y el taxi que los llevaría al aeropuerto ya estaba ahí su hermana junto a su esposo también estaban ahí para despedirlos. El dolor se sintió insoportable y cayo de rodillas sosteniéndose la cabeza su madre y su hermana se acercaron preocupados, dio un grito que los detuvo a ambas asustadas.
- hijo?
- no… - el pequeño comenzó a llorar – no me iré.
- qu- - su madre quiso volver a acercarse pero el pelinegro se levantó vio a su madre con los ojos llorosos, lo cual detuvo a su madre que se llevo la una mano al pecho.
¨lo siento¨ fue lo último que su madre pudo leer en los labios de su pequeño hijo. Y el pelinegro comenzó a correr; su madre no hiso nada para detenerlo ya lo temía, sabia que lo recordaría todo pero esperaba que fuera luego de salir de ese lugar.
- hija – la señora se dirigió a su hija – cuida de mi pequeño – al final termino resignándose, ya no podía quedarse con su hijo este debía ser libre y ser feliz con quien quisiera al igual que su hija. Sabia muy bien que ese chico que tanto detestaba nunca dejaría a su hijo a pesar de haber pasado todo un año, lo había escuchado de sus amigos de su hijo el mas alto seguía esperando por él.
- adiós – se despidió y subió al auto… no estaría del todo sola, ya que su esposo había vuelto a Japón desde Taiwán donde estuvo viviendo debido a su trabajo, volvería con él.
Por otro lado el pequeño pelinegro seguía corriendo sabía exactamente dónde ir, pero no estaba seguro si lo encontraría ahí se preguntaba si el mas alto aun seguiría manteniendo su promesa… esperaba que así fuera quería creer en él. Doblo la esquina y llego a la calle donde paso su desgracia, eso no volvería a pasar esta vez nada lo detendría. Paso la calle una cuadra mas y llegaría al parque corrió con mas fuerzas y llego.
A lo lejos pudo ver el árbol un sauce llorón, se detuvo un poco, estaba mas grande de lo que recordaba no era de sorprenderse ya que era todo un año sin verlo, su madre no le había dejado ir a ese lado de la ciudad ahora entendía porque. Se acercó mas y vio una figura que tocaba aquel árbol y volvió a correr hasta estar quedar a un par de metros detrás de aquel hombre, quien al notarlo se dio vuelta, y Kai se abalanzo al mas alto para abrazarlo y este ya le esperaba con los brazos abiertos. Se abrazaron el mas pequeño lloraba pero de felicidad al saber que el rubio no lo había olvidado, estaban tan felices de haberse encontrado otra vez el mismo día que habían cumplido un mes de pareja… hace exactamente un año.
- estas aquí – dijo Kai sin deshacer el abrazo.
- no puedo romper la promesa que te hice… que nunca dejaría de amarte – le contesto Reita.
- y yo no volveré a olvidarte, nunca! Pase lo que pase yo volveré a ti! – lo miraba con los ojos llorosos.
- lo se… eso me lo acabas de demostrar – sostuvo el mentón del mas pequeño acercándose a su rostro para darle un beso lleno de amor. Ahora estaban seguros de que nada ni nadie volvería a separarlos.
Un amor verdadero no se puede olvidar.