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Tarde por Rush_Loves_Ren

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Notas del fanfic:

Es cortito, lo tenia escrito hace unas semanas y como me anime a hacer una nueva cuenta pense tambien en subirlo

Notas del capitulo:

Maki Murakami es la dueña. Seria feliz si me regalara a Eiri o a Rush

Llevaba corriendo al menos quince minutos y el cabello rosa estaba comenzando a pegársele apenas en la frente. La chaqueta oscura camuflaba un  poco su figura por mas conocida y unas gafas ocultaban sus ojos expresivos, perdiéndose entre el mar de gente pese a que algunas personas parecían reconocerle. Por eso no se detenía por mucho que gritaran su nombre con tono de duda

 

-Yuki me va a matar…. – Pensaba dando vuelta en la esquina de la residencial donde hace unos meses vivía con el escritor. Al menos ya había cruzado el centro y con correr unos minutos y subir el ascensor estaría en los brazos de su gruñón amante. Shuichi sonrió con tono soñador mientras apretaba reiteradas veces  el botón de la caja de acero esperando para poder llegar hasta el noveno piso.

 

-Jooo, apurate que me van a … ¡Ah! ¡ Menos mal- Dijo entrando rápidamente. Como estaba solo apenas apretó el nueve comenzó a tararear una canción en voz baja, subiendo el tono en los momentos mas importantes y de mayor sentimiento. Era nueva y estaba trabajando en la estrofa final y unos detalles del coro que no terminaban de convencerlo. Se la quería regalar a Yuki así como el le había dado Shining Collection.

 

 

Al salir del ascensor  había olvidado ya que Yuki iba a estar enfadado y sin dejar de tararear saco las llaves de su mochila. Al entrar las luces encendidas le dieron la bienvenida, haciendo arrugar un poco el entre cejo. El rubio tenia por costumbre mantener las luces apagadas cuando estaba trabajando así que entro rápidamente para asegurarse de que estuviera bien.

 

 

Apenas puso un pie en la sala la figura del escritor se recorto contra la ventana, haciendo dar un saltito de susto, llevándose la mano al pecho

 

-¡YUKI! Me asustaste!- Grito acercándose a el de todas maneras, sonriéndole infantilmente, dando vueltas a su alrededor. El rubio dejo la colilla del cigarrillo en el cenicero y entonces  y solo entonces el pelirosa noto la montaña de colillas.  Una sombra de preocupación cruzo sus ojos violetas e inmediatamente se pego a su pecho –¿Estas bien?

 

 

El rubio lo miro unos segundos, irritado y con la mirada dorada cargada de recriminación. Shuichi pensó que quizás alguno de sus fans había dicho algo o algún reportero se había metido nuevamente entre ellos, pero su novio no era de los que confiara en alguien mas aparte de él. Antes de que el vocalista pudiera preguntar la voz del rubio interrumpió sus pensamientos.

 

 

-Son las 11:30 –Shuichi miro el reloj de la pared, asintiéndole al rubio sin entender a que venia aquel comentario.

 

 

-Si, el ensayo de hoy fue mas largo pero ya mañana no tengo que ir….! –Pese a la felicidad con la que lo decía, Shuichi noto que algo no estaba del todo bien…

 

-Es tarde- Corto Eiri, soltándose de su agarre para caminar hacia el pasillo. Shuichi inflo las mejillas y le impidió caminar más, mirándolo a los ojos.

 

 

-¿Que sucede? –Si, el siempre solía llegar un poco mas temprano pero sino terminaba la mitad de la canción Suguru no pensaba hacerle ningún arreglo y nada pues que le toco quedarse hasta que se hizo de noche y… y entonces entendió.

 

Eiri tenia la mandíbula tensa y Shuichi se abrazó a él, besándosela tranquilo-

 

-Lo siento Eiri, la próxima vez te avisare –Porque Hace un tiempo atrás Yuki le había confesado todo lo que lo necesitaba y  que en el fondo se preocupaba por el.

 

 

El escritor asintió sin decirle si aquello era lo que le preocupaba. Luego de las ocho había comenzado a fumar un cigarrillo tras otro, intranquilo. Shuichi llegaba a las seis en punto siempre, gritándole alguna idiotez  y no ver sus piernas balancearse en su escritorio mientras parloteaba había provocado que esa araña negra que descansaba en su pecho se moviera por todos lados, provocándole ideas cada vez mas disparatadas. Por eso verlo ahora, tenerlo entre sus brazos y tomar su aroma juvenil tranquilizaba a ese animal salvaje.

 

 

Porque tener a Shuichi era todo lo que necesitaba para ser feliz 

Notas finales:

Cortito y dulce!


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