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Escape a la Esperanza por Hiraki Oedo

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Notas del fanfic:

Hola!!!!

Aqui les traego una nueva historia!!! kukku se que aun no termino las otras.. pero no pude dejar de subirla, es adapatada en el libro "Un escape a la esperanza"  de Elizabeth Webster

Ya saben los personajes de Naruto no me pertenecen lamentablemente u.u...

Disfrutenla!!!

ESCAPE A LA ESPERANZA

 

Naruto estaba mirando las nubes que yacían puras y blancas, de cabeza en el lago, como si de cisnes se trataran; el agua se veía oscura, pero las nubes brillaban con luz propia.

Él amaba la luz, podía sentarse durante horas frente al lago para observar los reflejos, moviendo ocasionalmente las manos, como si fuera capaz de tocarlos y sentir su textura para poder dibujarlos en el aire.


Los lunes eran días de ir al parque, pero otros días también se volvían días de ir al parque, todo dependía de "el oso". El sábado era día de golpiza, era el peor, ese día las campanas en la cabeza de Naruto sonaban más fuerte que nunca, él solía esperar a que dejaran de sonar o que el ruido disminuyera para poder arrastrarse lejos y esconderse.


Los domingos, el oso se quedaba dormido toda la mañana y Naru se sentía a salvo, por la tarde se levantaba tambaleante y molesto, momento que Naruto utilizaba para salir y esperar a verlo salir rumbo a la cantina para poder entrar de nuevo a la casa.


Los días de golpiza Kushina, su madre, se portaba igual que los niños: sumisa y callada. Tratando de mantener a Hikari y al bebe, Kohaku, lejos del alcance del oso. Nagato, que era un poco mayor, a veces se atrevía a defender a Naruto y entonces el oso realmente se enfadaba. No golpeaba a Nagato o a los demás tan fuerte como a Naruto, puesto que eran sus hijos y como le gustaba repetirlo Naruto no lo era.


Si la golpiza era muy fuerte, Naruto no asistía a la escuela el lunes, se dirigía al parque donde todo era paz y tranquilidad, nadie gritaba y el podía sentarse junto al lago, a ver las nubes y los reflejos del sol. Pero no siempre estaba solo, junto a él, se encontraba un pequeño perrito zarrapastroso que parecía no tener dueño, al que Naruto había llamado "piérdete"; el animalito solía sentarse junto a él, y poner su húmeda nariz sobre la pierna del niño, mientras este hacia cariños en sus orejas.


En ocasiones se acercaba a los enormes troncos de los árboles y les abrazaba como si desease fundirse en ellos, disfrutando de la fuerza que emanaba hacia su frágil cuerpo. Entonces llegaba el guardia del parque gritando con voz estridente.


-¡No destruyas mis arboles rufián!


Naruto se alejaba tambaleante, escapando de los gritos y de las campanas que sonaban en su cabeza, rumbo al lago.


Fue así como conoció al "hombre que pinta". Estaba sentado en un banquito con un caballete frente a él y una caja de tubos de colores, a su lado, Naruto se quedo mirando fascinado como el hombre daba pinceladas en el blanco lienzo y como, mágicamente, los reflejos del agua, los arboles y el viento, comenzaban a surgir donde antes no había nada.


El hombre dejo de pintar y se le quedo viendo con curiosidad. Vio la hermosa curva de su cabeza rubia y los extraordinarios ojos azul oscuro "una belleza imperfecta" pensó al verlo con atención y luego se pregunto porque había pensado que era imperfecta.


-¿Te gusta pintar?


Naruto no podía escuchar la pregunta, pero sabía que el hombre-que-pinta trataba de comunicarse con él. El niño levanto la mano y trazo sobre el lienzo la línea de los arboles.


El hombre vio algo fijo y estático en el rostro del niño y un sentimiento le asalto. Con rapidez saco de entre sus cosas un pedazo de carboncillo, arranco una hoja en blanco de su block de bocetos y se los entrego a Naru. El muchacho movió el trozo de carboncillo entre sus dedos y luego hizo un trazo incierto en la hoja de papel.


-Eso es. ¡Dibuja! Veamos qué es lo que puedes hacer.


Naruto miro el árbol frente a él, y luego comenzó a copear lo que veía en la hoja de papel. Trabajaba con rapidez y el árbol crecía; negro y hermoso, brotando de la página en blanco. El hombre miraba sorprendido, aquel hermoso y callado niño dibujaba como un maestro.


Naruto continuo hasta que el árbol estuvo terminado, luego le ofreció el dibujo al hombre que pinta. Mientras dibujaba, una paz maravillosa invadió su mente y pudo escuchar todo con total claridad.


-Para ti


Susurro despacio, el hombre sonrió y acepto el dibujo, logrando que el niño le devolviera la sonrisa. Por un momento, el hombre permaneció sentado mirando al muchacho con asombro y compasión, observando la radiante y cansada sonrisa que revelaba el conocimiento del dolor.


"Dios mío", pensó, "¿Qué le pasara a este muchacho? Es como si fuera de otro planeta en el mundo equivocado. Es una belleza ardiente y triste, esa perplejidad y ansias de comunicarte… ¿Qué te ha hecho la gente?"


-¿Mañana?- dijo con voz alta y con claridad, después decidió ser un poco más claro- Estaré aquí mañana.


Hablo pausadamente, mirando al niño de frente. Naruto asintió y luego miro el cielo para ver la posición del sol. Tenía que irse, su mamá lo esperaba en casa de un momento a otro. Su mamá esperaba que él le diera de cenar a los chicos, puesto que ella querría irse a jugar lotería.


Y luego tendría que hacer su recorrido con el periódico. Le prestaban una bicicleta y depositaba diarios en los buzones. Le pagaban, pero tenía que entregar el dinero al oso, por supuesto.


-Toma estos


Le dijo el hombre-que-pinta, entregándole dos carboncillos y cuatro hojas de su block de bocetos. Naruto logro pronunciar un débil gracias, y acunando todo en sus brazos, salió corriendo por el sendero.


Al llegar a casa, escucho la delgada vocecilla de Hikari, de cinco años.


-¡Ya regresaste! ¿Qué hay de cenar?


-El bebe vomito, pero ya limpié- dijo Nagato, de siete años, de cabello castaño y muy delgado.


Naruto movió la cabeza, el zumbido en su cabeza le dificultaba escuchar lo que le decían, su propia voz le resultaba extraña… como un grito. El odiaba los gritos, el oso siempre gritaba y su madre respondía a gritos.


-No lo golpees, Madara. No ha hecho nada. ¿No es cierto Naru?


Y cuando el no respondía al "¿No es cierto Naruto?". Golpe


El oso le miraba furioso.


-¡Contesta cuando te hable tu madre!


Naruto miraba al oso perplejo, preguntándose que se suponía que debía decir.


-¡No puedo soportar verlo ahí sentado con esos grandes ojos como de vaca sin hablar jamás!- Gritaba Madara, luego lo sujetaba de los brazos y lo sacudía- ¡Oye tú! ¿Por qué no dices algo?


El problema era que el niño tenía un defecto imperdonable a los ojos del oso. Era demasiado apuesto. El cabello rubio le caía en un flequillo recto sobre uno de sus ojos azules muy grandes y sumamente expresivos. De alguna extraña manera aquello lastimaba al oso y, como se sentía herido, lo odiaba y se ponía furioso.


-¡Deja de mirarme así! – Le gritaba el oso


-Lo siento- murmuraba el chico, titubeando ante los ruidos en su cabeza. Y Luego repetía- Lo siento, Oso.


-¡Yo haré que lo sientas! – La mano del oso caía de nuevo sobre él, con fuerza.


Naruto se repetía una y otra vez: "No importa… el dolor no importa. El parque estará tranquilo".


Y cuando regreso ese lunes, luego de conocer al hombre-que-pinta, las cosas no se veían tan mal. Kohaku, el bebé, permitió que Naruto le llenara la boca de papilla y luego se durmió. Su madre, Kushina, se puso un vestido brillante y salió a jugar lotería. El oso estaba de buen humor, ceno y salió.

Naruto a costo a los otros niños y cuando ya estaba completamente solo sacó el papel y el carboncillo que le había dado el hombre-que-pinta y comenzó a dibujar.

Notas finales:

Quejas, comentarios, sugerencias y jitomatasos... son bien recibidos xDD

Se merece un Review?


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