La herramienta Amada
Entre los jóvenes de la alta sociedad muchos de ellos reciben una herramienta como obsequio de sus padres. La familia Tsukiichi no es ninguna excepción, además es una de las principales familias en la región; Akeru es el joven amo de la familia, él es muy popular entre las mujeres debido a su apariencia: cabello rubio, ojos color miel y una piel blanca, mas esto no es algo que le interese mucho, por lo cual a desarrollado una cierta actitud fría ante sus compañeros de clase, él es acompañado por Kusari, un joven de pocas palabras, que oculta su rostro y su mirada por lo general bajando la cabeza dejando de esta manera caer su cabello azabache en sus ojos azules, él es una herramienta, en otras palabras un esclavo, por lo general las herramientas son personas que tienen su destino marcado, ya que son vendidos o subastados para servirle a su amo en lo que le plazca, sin derecho a nada, Akeru tan solo es un par de meses mayor que kusari y en este momento ambos tienen 17 años.
Una tarde, después de la secundaria Akeru llego a la mansión Tsukiichi y como era de esperarse Kusari le estaba esperando, le abrió la puerta a su amo y luego de que este se cambiara le hizo compañía en la habitación. En el cuarto se planto un silencio algo incomodo, kusari se encontraba muy pensativo, de cuando en cuando Akeru notaba que su herramienta de vez en cuando se sobre saltaba junto con un leve sonrojo, él lo encontraba divertido ya que disfrutaba ver como su tímida herramienta se ponía incomodo; Akeru clavo su mirada en el menor logrando así romper el silencio.
-¿Amo?
-¿Qué ocurre kusari?
- Esto… yo, necesita algo?
-No, pero dime qué te pasa hace rato te noto más distraído de lo normal.
-Pues es que, yo me he estado preguntando…
-Si… continúa.
-Porque usted es tan bueno conmigo, si yo apenas le conocí hace un mes.
-No lo se.
-¡Pero amo!, lo normal seria que me metiera en una jaula, me encadenara o simplemente me lastimara de vez en cuando.
-¿De dónde sacas esas ideas?
-Esto… pues eso es lo que nos hacen creer antes de ser vendidos.
-¡Ah! –suspira, Está bien, si el echo de dormir en una habitación solo te molesta entonces dormirás conmigo.
-¿Eh?... yo… yo no quería decir eso
-Jeje –ríe amablemente, es raro, tú casi nunca me hablas y menos para preguntarme algo así, mas extrañamente eso me hace muy feliz –le dedica una pequeña sonrisa mientras este le observa algo confundido.
-Esto… yo
-¿Qué pasa?
-Em… gracias –dijo apenado con una sonrisa.
-Pero que cosas dices, tonto, no me agradezcas si yo no he hecho nada.
-Ah –tratando de retractarse… lo siento
-Tranquilízate –Akeru coloco sus manos en la cabeza de kusari obsequiándole una caricia.
-Esto… ¿Qué estás haciendo Amo?
-No pasa nada –bosteza, ya es algo tarde.
-Sí, es mejor que me retire a mi habitación para que pueda descansar.
Akeru tomó a Kusari del brazo y lo jalo de manera que ambos quedaron de frente -Oye… No te quedaras a dormir aquí conmigo.
-¡Eh!... yo esto – Que debería hacer, él esta demasiado cerca de mi, debo de verme como una chica apenada por la persona que ama… un momento ¿¡Que ama!?; que estoy pensado. Yo haré lo que usted me ordene Amo.
-Entonces esta decidido, de ahora en adelante te quedaras a dormir conmigo.
-Sí amo.
-Jmm… deja de ser tan formal conmigo y se tu mismo.
No hubo repuesta, Kusari simplemente asintió. Los dos jóvenes se fueron a la cama, Akeru se quedo dormido, mas Kusari se encontraba oculto bajo las sábanas algo inquieto, cuando este notó que su amo se encontraba dormido salió de la cama sin dudarlo y se dirigió al balcón ubicado al lado de la habitación, ahí se sentó en una banca de madera y luego de un rato una sensación de tristeza se apoderó de él y no pudo contener sus lágrimas en ese momento del cielo empezó a caer una péquela llovizna la cual poco a poco se incremento hasta dejar caer un aguacero.
-Que debería hacer, sin importar cuanto lo intente no dejo de pensar en él, sin importar cuanto me esfuerce mi corazón no deja de latir, a veces siento que… Sus palabras fueron interrumpidas por una mano que se poso en su hombro haciendo que este se paralizara -¿Qué sientes Kusari?
-¡AMO! –dijo mientras rápidamente secaba sus lágrimas; -que hace aquí con este clima se puede resfriar.
-Cuando desperté no estabas conmigo, iba a buscarte a tu habitación pero noté que la puerta del balcón estaba abierta.
-Discúlpeme, fui muy descuidado al dejar abierta la puerta este viento le pudo haber afectado y además de eso lo ha despertado.
-¡OLVIDA ESO!... –el menor se sobresalto al escuchar el tono de su amo, tu eres el que se puede enfermar, además mírate, estás empapado y… -cambia su tono alterado por uno más amable, estas llorando, ¿en qué pensabas que te ha hecho llorar de esa forma?.
-No ocurre nada es solo que este clima irrita mis ojos y salí ya que necesitaba algo de aire fresco; Amo creo que deberíamos entrar este clima no es muy favorable.
-Está bien, pero esta conversación no ha terminado aún.
En la habitación Kusari comenzó a secar el cuerpo de Akeru. La lluvia se volvia más fuerte, en un momento los rayos comenzaron a iluminar el cuarto y los truenos llenaban el ambiente con su música estruendosa. El menor al notar que el otro joven estaba muy serio rompió el silencio
-Es interesante ver como cae el agua, no lo cree amo.
-Supongo que sí, pero sería más interesante saber porque el agua emanaba de tus ojos hace un rato.
-De verdad no es nada, puede estar tranquilo amo.
-No sabes mentir Kusari, -él se acercó lentamente a su “herramienta”, la cual trató de retroceder , pero Akeru empujo al menor haciendo que este quedara bajo él, Kusari trató de levantarse y alejarse pero fue agarrado por la mano derecha del joven amo mientras que la izquierda le deposito una cálida caricia en la mejilla. –Mírame a los ojos y dime, ¿Por qué no dejas de pensar? ¿Por qué tu corazón no deja de latir? y ¿Qué sientes?, dime ¿Quién es el culpable de tu confusión?
-¿¡Me escachaste!?
-Sí, pero ahora responde mis preguntas
-Amo, no puedo… simplemente no puedo decir algo tan vergonzoso como eso.
-Kusari, esta es una orden de tu dueño, ¡contéstame!, por favor, solo contéstame. –Ante el tono de su amo kusari se desplomo, era la primer vez que su amo le daba una orden y también la primera en la que le levantaba la voz.
Bajo su mirada, el cabello mojado le cubrió los ojos y agua recorrió su mejilla hasta caer a la mano del mayor, definitivamente no se debió a la lluvia, finalmente contestó; -Amo lo que... lo que –Su voz se empezó a poner temblorosa, no podía ocultar más su llanto y sin poder evitarlo sus ojos se inundaron; lo que ocurre es que yo… yo no dejo de pensar en usted, en lo gentil que ha sido usted conmigo, ya que nunca antes en toda mi vi alguien me había tratado tan bien, siempre pienso que debo de ser un esclavo bueno pero termino arruinándolo ya que los latidos de mi corazón no se controlan cuando estoy junto a usted y me vuelvo muy torpe, de verdad le pido que me perdone por pensar que alguna vez usted me podrá ver como algo más que su herramienta, entiendo a la perfección que yo solo podré ser su juguete, pero simplemente no puedo evitar sentir este sentimiento que me quema por dentro.
Al escuchar esto el rostro de Akeru tomo un leve sonrojo apenas notable, luego de quedar en silencio un momento, apartó los cabellos azabaches del rostro del menor y mirándole dijo:
-Esto no lo esperaba, pero creo que me alegra un poco escucharlo, saber que en otras palabras tú, me amas.
-Esto yo… –sus sonrojo se elevó más de lo que estaba; Amo suélteme por favor, en verdad ya no puedo soportar esto, no entiendo porque dice que se siente feliz porque su terrible esclavo crea que es digno de que algún día su amo le quiera un poco.
-Kusari, yo te amo.
-eh? –sus palabras no pudieron seguir ya que fueron calladas por un beso depositado en sus labios.
-Mmm… esto es, mi amado amo me está, besando… esto debe ser un sueño, mi cuerpo… mi cuerpo está siendo invadido por una extraña pero placentera sensación –Pensó.
El momento acabó debido a la falta de aire los jadeos notorios salían de los labios de ambos jóvenes.
-Oye kusari, yo no puedo saber que es lo que quieres si no me lo dices puede que me equivoque y si no me pides que me detenga enserio, no lo haré.
-Esto… yo, amo no entiendo a que se refiere
-Jeje, yo creo que si lo entiendes a la perfección, pero aún no lo puedes decir, tranquilo, me encargare de que seas mas honesto.
Akeru bajo su mano de la mejilla del menor, metiéndola entre la camisa para luego empezar a acariciar su pezón.
-¡Ah! –pequeño gemido. Amo que estás haciendo… mmm.
El mayor vio como su juguete reaccionaba, esto le saco una sonrisa de satisfacción.
-¿Que es esto?, mi cuerpo se siente tan caliente, su… él esta tocándome de esta forma tan extraña, pero aun así se siente tan bien, yo me siento tan feliz, pero no entiendo nada –Pensó. Una mirada de confusión apareció en su rostro y sus ojos se volvieron cristalinos.
-Kusari, tranquilo, tú no tienes porque pensar en nada, solo relájate y verás que te haré sentir muy bien. –Sus manos llenaban de caricias el cuerpo del menor a las cuales este respondía con pequeños gemidos, Akeru se quito su camisa y desabotono su pantalón.
-Esto… a… amo porque está…
-Shhh, mi querida herramienta hoy te convertirás en mi “uke”.
-¿¡Eh?!
La mano de Akeru empezó a recorrer nuevamente la piel blanca bajo la ropa del azabache y este al sentirlo empezó a temblar de la sensación tan placentera que le recorría. Akeru acerco su rostro al del menor para depositar un leve beso en su frente, de ahí pasó a sus mejillas, luego al cuello, para de esta manera empezar a desabotonar la camisa blanca del munor.
-Amo…. No, si usted hace esto yo no podre…
-¿Que ocurre kusari, tienes miedo?
-No… no es eso…
-Shh, has silencio para poder estar más cerca de ti y escuchar mejor tus latidos
-Amo –exclamo
Akeru le quitó los pantalones y empezó a acariciar la entrepierna de su dulce uke, Kusari trato se mantener unidas sus piernas pero sus esfuerzos se dieron en vano ya estaba desnudo y ya no podía ocultar nada –Me siento tan avergonzado, esto.. esto es algo que yo jamás podre olvidar -Pensó. El mayor prosiguió lamiendo alrededor del “miembro” de su amado hasta que este dejo salir un gemido encantador para sus oídos -¡ahhh!. En ese momento Akeru mostro una sonrisa de algo malévola y seductora, mas cuando vio a Kusari inundado en lagrimas, perdido en la confusión y atemorizado, esa sonrisa se borró de rostro y en el apareció una expresión compasiva y algo arrepentida, luego Akeru tomo la mano de su amado y la colocó en su pecho –Te amo, por eso te pido que me perdones.
Kusari no entendía nada pero sintió una cálida sensación de felicidad que nunca antes había experimentado.
-¿Amo? –susurró.
Akeru hizo caso omiso a su nombre, simplemente se puso de pie, tomó la sábana y la dejó caer en el cuerpo ya marcado de Kusari. -Amo, que ocurre ¿Por qué de repente usted?
-Lo siento Kusari, quédate tranquilo, esto no se repetirá a no ser que tu así lo quieras y estés seguro de ello.
Un momento después se escucho una puerta cerrándose.
-Porque no le pude decir que yo deseaba y deseo sus caricias, a pesar de que solo sea por un momento.
-Este amor enfermizo es algo que no podre abandonar, te amo tanto, pero no quiero que sufras – dijeron ambos en lugares diferentes, Kusari en la habitación ocultando su llanto entre las cobijas y Akeru a recostado a la puerta a tan solo unos pasos de su amado, mas este avanzó hacia la ventana que estaba enfrente y bajo los rayos de la luna dejo caer una lágrima seguida de muchas más.