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Tres momentos. Tres emociones. por piruleta3

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Todos los personajes de este fic pertenecen a J.K Rowling. Yo sólo juego con ellos.
Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro de La noble y ancestral casa de los Black.

El personaje que elegí fue Sirius Black y las emociones que me tocaron fueron: entusiasmo, culpabilidad y odio y la extensión máxima de cada escena eran 1000 palabras. Con estos tres sentimientos, os podéis imaginar que no será un fic fluffy como acostumbro a hacer, pero, me lo he pasado pipa. Gracias a Aeren por ayudarme beteando y por animarme a participar en el reto. 

Sentado en el vagón del tren dirección a Howgarts con James, Remus y Peter, pienso en la velocidad a la que pasa el tiempo. Con casi diecisiete años tampoco es que me sienta muy mayor, al contrario, tengo toda una vida por delante, éste será el último curso y pienso disfrutarlo al máximo. Aunque desde que Cornamenta está saliendo con Lily las bromas han pasado a estar a un segundo plano. Que lo entiendo, los dos parece que están muy enamorados, o al menos eso es lo que me ha repetido James cada día durante el verano, a parte de cuanto la echaba de menos. Merlín, el amor le ha vuelto un idiota al pobre.

Yo por el contrario, prefiero no atarme a nada. ¿Para qué voy a quedarme con una pudiendo tener varias? Además, ninguna de las chicas con las que me he acostado me ha hecho sentir algo… ¿especial? No, sólo ha habido muchos roces, besos y sexo y sinceramente, prefiero ir diversificando; hay que probar diferentes opciones hasta encontrar a la persona indicada, ¿no? Tampoco puedo abandonar la fama que tengo en la escuela y en los Merodeadores. Todo el mundo sabe que yo soy el ligón del grupo. Colagusano… bueno, es Colagusano; con esa palabra creo que todo está dicho y Lunático…  mi querido Remus… Antes de las vacaciones me confesó con las mejillas rojas como un tomate que era homosexual. Lo único que le respondí fue que no me importaba y que la próxima vez que me pajeara en la habitación iría con cuidado. Todavía recuerdo su cara de vergüenza y como me mandó a la mierda en cuanto empecé a reírme de su reacción. Aunque… no he podido olvidar como sus ojos dorados brillaron por un instante con algo parecido al amor de la mirada de James hacía  Lily y la lujuria que siento cuando quiero liga con alguien.

Remus gay… nunca había pensado en esa posibilidad y ahora la idea de que a mi amigo le gustaron los hombres, me parecía… ¿interesante?

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Es increíble, inaudito. Soy la persona que más veces ha estado en la Torre de Astronomía  dándose el lote, se podría decir que tengo un jodido pase VIP, pero hoy todos mis planes se han ido por el desagüe. Cuando he visto a mi Lunático, a mi Remus, besándose con un insignificante  Hufflepuff —¡un  Hufflepuff, maldito Merlín!—, me he quedado parado. Una cosa es saber que tu amigo es gay y otra ver como un tío le esta metiendo la lengua hasta la campanilla mientras le toca ciertas partes de una forma ¿indecorosa? Y no es porque tenga algo en contra de los homosexuales es porque… porque… ¡no y punto! Remus no puede estar con alguien en una escala tan baja de Hogwarts. No, él se merece a alguien mejor, alguien que esté con él las noches de luna llena, que le cure las heridas, que le quiera, alguien como… ¿yo? Y entonces, si soy el indicado y sé que tengo razón… ¿Por qué demonios es otro el que le está sobando el culo?

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—¿Dónde estabas Lunático? —le pregunté tumbado en mi cama.

—Dando un paseo, ¿Por qué te interesa Sirius? ¿No tenías una cita? —dijo acercándose a mí.

—Tenía… tú lo has dicho, pero, digamos que alguien me ha hecho darme cuenta que la persona con la que me iba a encontrar no era la indicada.

—¿A que te refieres? ¿Has visto a otra que está más buena?

—¡No Remus, no! —respondí furioso, incorporándome—. He visto como un tío te metía mano.

—¿Cómo? —inquirió molesto—. En todo caso… ¿a ti eso qué te importa? Ni que fueras un santo. A no ser que realmente te dé asco que sea gay.

Me levanté de un salto y antes de que Remus pudiera reaccionar, ya lo tenía sujeto con mis manos: —Claro que me importa… ese chico no es el apropiado para ti.

—¿Acaso tú sabes quién es el apropiado Sirius? —me cuestionó furioso—. Dímelo. ¿Tú conoces a la persona que aceptara que soy un lobo, que me transformo en una bestia cada mes, que no le importarán mis cicatrices, que me aceptará tal y como soy? —acabó gritando e intentado liberarse de mi agarre.

—Por supuesto que lo conozco…

Fue entonces cuando le cogí de la nuca y le asalté la boca con decisión. Yo era el hombre para Remus, yo era el único que tenía derecho a tocarle; yo y nadie más. Desplegué todas mis técnicas aprendidas besando; le chupé y le mordí los labios, enredé su lengua con la mía, bebí su saliva y me perdí en el placer más exquisito y sabroso que había tenido en toda mi puñetera vida. Nunca había sentido algo así; sólo con el placer de la jugosa carne que jugaba con la mía. Sin necesidad de tocarle más allá de la cintura, estaba excitado a unos niveles que superaba con creces todos los encuentros que había tenido antes. Eso había sido un puro engaño comparado con esto. Estaba frenético, entusiasmado, envuelto en un sinfín de sensaciones a cada cual más perfecta.

—¿Por qué? —preguntó con un débil susurro cuando finalmente nos separamos—. ¿Por qué Sirius? Si esto es una broma, si es por lástima, no lo quiero, no…

De inmediato lo silencie con un dedo: —No es nada de lo que tu cabecita de licántropo está pensando… —aseguré mirándole a sus brillantes ojos de color miel—. Jamás te haría daño Remus. Entiéndelo. Jamás.

—Pero…

Remus intentó hablar de nuevo, pero la caricia de mi pulgar en sus labios hizo que las palabras no llegarán a salir. Esto era lo que quería, lo que había buscado. Tantos años a mi lado y es ahora cuando por fin me doy cuenta. Pero, prefiero no pensar en el tiempo que hemos perdido; es preferible dejarme llevar por el entusiasmo que siento entre los brazos de Lunático y que espero no perderlo nunca.


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