Pesadillas
Estas de nuevo en la Sala de los Menesteres, rodeado de fuego, con los pulmones llenos de humo y los ojos llorosos. Parece que tu vida va a acabar ahí, calcinado por las brasas. El calor te aturde, te quema; no quedan más sitios a los que agarrarte. Goyle ha caído también y sabes que tú serás el siguiente. A lo lejos, ves como Potter abandona volando la Sala. No puedes reprochárselo, porque no mereces ser salvado, no lo mereces…
Despiertas y ves los ojos verdes de Harry mirándote asustado. Su mano acaricia tu mejilla mientras te susurra: "Estoy aquí Draco, no me he ido". Te aferras a la realidad de su cuerpo y de sus besos; los que te aseguran que siempre estará a tu lado, que te merecías sobrevivir, que no hiciste nada malo, que volvió para rescatarte.
Y la pesadilla desaparece con la calidez de sus caricias y sus palabras de amor.
¿Es cierto?
—¡Papá! Albus dice que hay una sala en Hogwarts que te da todo lo que necesitas —grita Scorpius, nada más bajar del tren.
—Es cierto, papá Draco, me lo ha contado Nick casi decapitado.
Observas a tus hijos, alborotados por volver a casa. Sus ojos verdes y grises resplandecen de ilusión con ese descubrimiento que quieren que les confirmes que es real. A tu lado, Harry sonríe y acaricia tu mano con cariño. Y a pesar de que sabes que la Sala de los Menesteres ya no es accesible, no puedes negarte a la curiosidad de los niños.
—Tiene toda la razón. Esa sala existe y vuestro padre y yo hemos estado allí.
—¿De verdad? —pregunta Scorpius, todavía más emocionado—. ¿Entonces, es cierto lo que dice Albus?
Miras a Harry y sabes que también está recordando el día que os encontrasteis en la Sala y su mano nunca más te soltó: —Te lo prometo.
Este drabble son dos en uno y el único que tiene un rating PG-13 :)
Nada más importa
Nada más entrar, unas manos ansiosas te atrapan y tú te dejas capturar porque deseas que lo hagan, siempre lo has hecho. La ropa desaparece poco a poco de tu cuerpo y cae al suelo de esa Sala que ha sido participe de todos vuestros encuentros. Gimes cuando lame tu cuello, sollozas cuando sus dientes muerden tus pezones y gritas cuando la calidez de su boca devora tu carne. El pelo oscuro de tu amante roza tu vientre y dejas que se adueñe de todo tu ser, porque Harry es el único que tiene ese poder en ti. Es algo superior a la magia, es un deseo que ha estado calentándose a fuego lento y que ahora, hierve descontrolado.
Tu nombre suena como un pecado en sus labios: "Draco, Draco, Draco" y sólo eres capaz de sentirle adentrándose, besándote, tocándote, llenándote.
Todo lo demás no importa, sólo paliar esa necesidad que te abrasa cada minuto.
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Llevas esperándole toda la noche y cuando por fin distingues su dorado cabello te lanzas desmedido hacía él. Nunca imaginaste que Draco tendría esa influencia sobre ti, pero ahora, la necesidad es demasiado fuerte como para desecharla.
No es sólo sexo, piensas mientras lames su cuello; es algo más, mucho más fuerte, cavilas mordiendo sus pezones; es algo más intenso que puro deseo, crees chupándole su carne. Pero decirlo en voz alta te aterra demasiado. Gimoteas su nombre mientras te introduces y tus caderas chocan contra su cuerpo, una y otra vez, una y otra vez, completándote de una forma tan arrolladora que hasta te cuesta respirar. Bebes de su aliento, te empapas de su fragancia y el calor te abrasa, os abrasa.
Y sientes que sólo importan estos momentos, en los que dejas de ser Harry Potter para ser el amante de Draco. Lo que hay afuera de la Sala, ahora te es indiferente.
Y el último! Espero que os hayan gustado mi reciente descubrimiento en el mundo de los drabbles de 155 palabras!
Será diferente
Tú no tenías que estar ahí, pero sin darte cuenta, has acabado dentro de esa Sala en la que tanto sufriste y dónde llegaste a pensar que morirías preso de un fuego temible. Todavía huele a humo y un escalofrío recorre todo tu cuerpo. Vete de aquí, piensas de inmediato.
Escuchas un ruido; alguien más está dentro. Te giras y allí está Potter. Llevas años sin verle y su presencia, más que molestarte, te alivia. Es patético, pero sabes que es verdad. La única persona que ha conseguido que te encontraras a salvo ha sido él.
Te acercas y le ofreces tu mano. Esa que rechazo con once años y esperas, anhelas, que esta vez sea diferente. Y lo es. La mano de Harry es calida y el apretón es fuerte pero amistoso. Una sonrisa emerge de tus labios y notas una pequeña caricia en el dorso. Y sabes que esta vez todo será diferente.