Capítulo 1
Era tiempo de entrar a clases, primer día de su ultimo año, estaba adormilado, jodido y cansado, es lo que pensaba aquel joven de ojos felinos.
Llego a la que sería su nueva escuela, era como cualquier otra, salones, pasillos, cafetería, baños, profesores, alumnos y la oficina, esta ultima era su primer destino a visitar.
Armado con su mochila a su espalda se aventuro en aquel familiar espacio que le era desconocido realmente.
Suspiro después de salir de aquella oficina llena a rebosar de otros estudiantes, aun que él fuera el único nuevo, por su mente aun corría el desasosiego, no había tenido una experiencia fructífera al visitar a administrativo de esa prisión a la que llamaban preparatoria, lo cierto es que era un alumno de notas excelentes, con un comportamiento impecable, de esos que los profesores ponían como ejemplo para los demás pobres estudiantes descarriados, poco le importaba lo que hicieran o dejaran de hacer los demás, no era de su incumbencia.
Con el tiempo aprendió esto último, fue una enseñanza que la vida le dio sin proponérselo, mismo aprendizaje que lo obligo a mantener bien ocultas sus emociones tras aquella mascara de perfecta felicidad.
En la oficina se había topado con una secretaría regordeta en sus 40s o ¿50s? No lo sabía y menos iba a preguntarlo, era una señora amable pero poco eficiente de esas que chismorreaban más de lo que trabajaban, pero nunca las despedías por lo agradables que eran.
Le entrego un horario con sus clases, la mayoría eran avanzadas y sólo debía tomar la absurda clase de literatura contemporánea con los alumnos de cursos más atrasados ya que en su antigua escuela no impartían una materia tan "ridícula", pensaba mal humorado aun que por fuera le hubiera sonreído amablemente a la señora aquella y diligentemente se hubiera dirigido a su primera clase que casualmente era aquella "ridiculez de materia" "¿Qué diferencia había entre literatura a secas (materia que ya había cursado y con honores por cierto) a literatura contemporánea?" refunfuñaba mentalmente sin descanso hasta alcanzar el salón indicado en su horario.
Para su mala fortuna ya era tarde, la clase había comenzado y un bigotón con una incipiente calvicie estaba parado frente a la clase, suspiro inaudiblemente antes de tocar la puerta del salón y preguntar educadamente –Buenos días emm ¿Señor Jung, puedo pasar?– esperando no fuera uno de esos maestros con costumbres extrañas lo miro sonriendo amable –Claro joven... –enarco una ceja interrogante. –Kim Jaejoong.
–¿Eres el nuevo estudiante transferido?– En respuesta sólo atino a asentir sin perder nunca aquella amable sonrisa –Como es nuevo lo dejare pasar sin mayor problema pero recuerde que es una infracción a mi autoridad el que usted no sea puntual.– "Genial, es uno de esos ñoños que hablan con palabras largas y según ellos son intelectuales y sofisticados" cada vez aborrecía más aquella clase.
Educadamente asintió y luego tomo un lugar a final de la clase, notando las curiosas miradas que los más jóvenes le dirigían a su paso, la que cautivo su atención fue la intensa mirada que un muchacho de ojos profundos y obscuros le dirigía, no parecía curiosa, era más como evaluadora, pensaba crípticamente Jaejoong mientras conectaba su mirada con la del contrario perdiéndose, los segundos que duro su trayecto a su asiento, en aquellos hermosos orbes que poseía su nuevo compañero de clases, enarco una ceja sonriendo de lado y volviendo su atención al profesor, Jae pensó que era "lindo pero atrevido" y le gusto aquel gesto, sonriendo ladino comenzó a creer que tal vez su clase de literatura contemporánea no sería tan mala.
Shim Changmin era el nombre de aquel muchacho de evaluadores ojos, con una hermosa sonrisa que mostraba a menudo, una prominente estatura, piel bronceada y corto cabello de medianoche, lo cierto es que era muy apuesto y cuando no estaba sonriendo cálida o divertidamente, se apropiaba de un aura misteriosa que provocaba acercarte y descubrir sus secretos.
Jaejoong había pasado su clase de literatura recibiendo y dando robadas miradas de soslayo y uno que otro coqueteo del más chico, eso sin razón aparente le había agradado más de la cuenta.
Las demás clases no fueron por así decirlo muy interesantes para el joven de cabellos obscuros, lo único memorable fue conocer a una extraña "pareja" aun no decidía si eran novios o simples buenos amigos, sus nombres eran YooChun y Junsu, eran muy agradables, algo entrometidos pero amistosos, le habían caído bien desde el primer instante que le hablaron, a simple vista parecían simples amigos, pero alguien tan observador como él podía decir que bajo esa superficie amistosa se cocía algo a un fuego no muy lento.
–Hola ¿Eres nuevo?– pregunto entusiasta –Mi nombre es Kim Junsu. – Sonrío de lado mientras lo veía –Lo soy, o eso podría decirse me llamo Jaejoong. – Junsu que era el único que había hablado comenzó a parlotear cosas sobre la institución. Fue interrumpido por la ronca voz de Chun –Y yo soy Yoochun. – extendió su mano para darle un saludo a lo occidental. –Un gusto. – dijo tomando su mano y estrechando esta.
Paso toda la mañana con aquel par, compartía todas sus clases con ellos. Y eran muy amables, le agradaban, el mayor de los dos, que era Yoochun, era apuesto, sonrisa fácil, ojos dulces y cabello oscuro muy largo llegando casi a su barbilla, Junsu por el contrario llevaba el cabello rubio recortado y en pico sobre su cabeza, le daba un aire infantil pero lo hacía verse bien.
Uno era un coqueto natural y él otro era sencillo, bromista y muy buen deportista. Jaejoong no supo cómo pero ese dúo logro ganárselo pronto, haciendo que riera y sonriera sinceramente, sólo sus amigos de su anterior escuela y ciudad conseguían aquella sinceridad por parte de él.
A la hora del almuerzo sonó puntualmente la campana y se dirigió a una atestada cafetería, siguiendo a sus nuevos amigos hasta una mesa sencilla donde se sentó con ellos, sacaron su comida y por un rato estuvieron tranquilos hasta que Junsu rompió aquella apacible tranquilidad. –¿Sabes Chun? no pensé ser capaz de decir esto pero extraño a Yunho–. Dijo con un suspiro –¿Enserio? También le extraño, aun que en mi no sea una sorpresa como contigo–. Enarco una ceja, un gesto con coquetería, tan natural como el respirar, Jae por costumbre no hacía preguntas, pero la curiosidad lo había picado y suavemente pregunto –¿Quién es Yunho?–.
El más joven dio un respingo como si súbitamente hubiera olvidado la presencia del contrario, el joven de ojos felinos ladeo el rostro esperando su respuesta, lo observaba dejando visible su curiosidad y recibió su añorada respuesta por parte del de cabellos oscuros –Es un buen amigo, anda de viaje, pero volverá en unas semanas, la cosa es que no sabemos cuántas...– dejo de hablar lentamente.
–¿Y cómo es él?– Jae se auto reprendió mentalmente, no era educado ni agradable hacer tantas preguntas, podría molestar a sus nuevos amigos.
–Él es...– comenzó Chun, pero fue interrumpido por la suave voz de Su –tendrías que conocerlo para saber cómo es, no creo que seamos buenos describiéndolo.–
Termino su frase con una tierna sonrisa, no era comentario malicioso ni nada por el estilo.
El mayor de los 3 sólo atino a asentir, no había logrado formarse una idea de cómo sería el susodicho Yunho, pero si había logrado ganar aun más curiosidad por saber quién podría ser aquel personaje que tenía tanta importancia para el dúo frente a sí mismo.
Pasaron los días y Jaejoong comenzó a olvidar sus pensamientos de índole suicida (por melodramatizar un poco) y sus añoranzas por regresar a su antigua ciudad y escuela.
Yoochun y Junsu eran como sus mejores amigos, no había podido descifrar la relación que esos dos se guardaban tan bien oculta, eso lo tenía sin poder dormir en las noches (Cosa que era un decir más que nada porque él dormía como un bebé todas las noches)
Ya se había habituado a las clases y demás cosas en el instituto, aun decía odiar "Literatura contemporánea" pero secretamente era su clase favorita, no por su contenido académico, sino por uno de sus jóvenes compañeros, aquel alto joven de cabello oscuro que acudía al nombre de Changmin, entre más lo mirara y coqueteara con él, más guapo e interesante le parecía, tenía un sentido del humor ácido, apropiados y deliciosos sarcasmos tan bien utilizados, eso entretenía al ingenioso mayor al cual apenas conocías mejor podías notar que hablaba hasta por los codos pero no querrías que dejara de hablar por lo gracioso que podría resultar.
Jaejoong guardaba con parsimonia sus pertenencias la clase había terminado, soltó un pequeño suspiro, últimamente se había sentido muy solo de nuevo, en días como ese no hacía otra cosa más que añorar estar en otro parte. "¿Qué estaría haciendo si estuviera ahí de nuevo?" Suspiro nuevamente decidiendo dejar de lado la autocompasión que parecía llenarlo a cada segundo que pasaba.
Termino de recoger todo y salió distraídamente al pasillo ignorando olímpica e inconscientemente al dúo dinámico que lo esperaba en la puerta para ir juntos a su siguiente clase.
Sin prestar la más mínima atención a sus alrededores se dirigió a su casillero, abrió el candado que lo protegía de ojos curiosos y manos traviesas, sacando los libros que necesitaría después y metiendo los que no tenían ya un uso por hoy, se alejo un paso para cerrar su casillero y se sobresalto al ver como este se cerraba solo y por "arte de magia", magia que trajo ante sus ojos la presencia de Shim.
—¡Hey! Jaehyung—. Sonrío coqueto, siempre sonreía de ese modo cuando estaba con el mayor. —Changmin-ah no esperaba verte así de pronto— hablo mientras gesticulaba, aun se le notaba agitado por aquella sorpresa, sorpresa que estaba logrando animar aquel gris día.
—Lo siento si lo asuste—. Por el tono que empleo y el semblante que su rostro mostraba, Jae dedujo que no lo sentía para nada, río suavemente y lo miro con curiosidad esperando que el menor continuara hablando.
—Bien quería ver si usted quería… quería… Umm, no sé… ¿Salir conmigo?— Soltó nerviosamente y alternando en evitar sus ojos o mirar a estos.
Jaejoong parpadeo sorprendido, no esperaba aquella invitación y menos ese nerviosismo poco común en el chico frente a sí mismo.
Antes incluso de que pudiera responder fue apartado de un codazo, se encontraba a medio pasillo, terminando más cerca del menor con el cual choco, volteo a ver al culpable y sólo alcanzo a ver a un joven como de la edad de Changmin, muy alto y de cabellos castaños, "parecía molesto" llego aquella conjetura a su mente pero luego la sacudió lejos "¿Cómo se supone que sepas eso si está de espaldas?" se reprendió mentalmente por dejar que su imaginación le jugara malas pasadas.
—Minho…— Esa era la voz de Minnie soltando aquel nombre tan suave y tan bajo que el mayor creyó haberlo imaginado, pero no había sido así…