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Mi cuento de hadas por JuneProductions

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Notas del capitulo:

Amane: Jo jo~
Maname: Hemos vuelto
Amane: Hemos vuelto con un nuevo capitulo
Maname: :D logramos, nuevamente, conseguirnos pc
Amane: Así que xD
Maname: No molestamos más y esperemos disfruten el capitulo uwu

Hablar dormida. Hablar dormida. Hablar dormida. Hablar dormida. Hablar dormida.

¡¿En qué demonios estaba pensando?! ¡Ponerme a hablar entre sueños! ¡Dios!

—Daniela. ¿Vas a venir a comer o no?

—Ah…—Salgó de mis pensamientos dos segundos para volver al mundo real—Ah…s-sí. Voy. Voy.

Me fui a sentar a la pequeña mesa que estaba en living-comedor. Viva mi departamento pequeño. La mesa ya estaba servida, era cosa de ponerme a comer. Mi princesa se sentó al otro lado de la mesa y comenzó a comer. Yo me quedé mirando el plato durante largo rato. Aun no sacaba aquello de mi cabeza. Hablar dormida. De verdad ¿Cómo es que me pasa ese tipo de cosas a mí?

Levanté la vista unos segundos a mi pequeña dulce princesa. Comía delicadamente, con total educación. Apreté los labios unos momentos y volví a bajar la vista a mi plato. ¡Ah! Es que sencillamente no me entraba en la cabeza como es que a mí me pasa ese tipo de cosas.

— ¿Pasa algo?

Su voz me sorprendió un poco, tanto que di un pequeño brinco en mi silla, golpeando la mesa sin querer. Le miré completamente nerviosa y sonrosada

—No, no…no me pasa nada. De verdad.

Frunció los labios unos momentos, como si no me creyera. Dejó el tenedor a un lado y me miró, suspirando—Llevas unos días así, tan pensativa y nerviosa. ¿Sucede algo?... ¿Me tienes que decir algo? Porque eso es lo que yo siento.

Me quedé mirándole otro largo, sin decir una sola palabra ni hacer expresión alguna. Luego sonreí, quizás riendo internamente de mí misma, o de que fui tan predecible. O quizás impresionada por lo fácil que fue para ella leerme. Suspiré y negué con mi cabeza.

—No…no es nada—Pensé mejor en aquello—No…la verdad es que yo te quería preguntar algo.

—Ah…Por supuesto. ¿Qué sucede?

Apreté y mordí mi labio los momentos que estuve pensando cómo demonios le haría la pregunta, o siquiera qué le preguntaría. Nos sostuvimos la mirada de nuevo, ella expectante a lo que le preguntaría y yo aun pensando en qué le diría. Suspiré derrotada, no había muchas formas de preguntar a menos que fuera directamente.

—Mi…digo. Eli…la…la otra noche. Ha-hace varias noches ya…bueno, la otra noche yo—Y era incapaz de pronunciar frase coherente alguna—Bueno…eso. La otra noche yo…

Se escucha un celular sonar. Nos quedamos en silencio, mirándonos como si así pudiésemos predecir donde sonaba, o si solo fue idea nuestra. Volvió a sonar, no era el mío. Mi princesita abrió más los ojos, al parecer era el suyo. Se levantó y yo…bueno, yo me quedé con las palabras en la boca.

—Esto no puede estar sucediéndome a mí…

— ¿Si? Diga.

—Dios…no puede ser verdad—Deje mi cabeza golpear con la mesa suavemente—No me puede estar pasando a mí, no. Nunca la llaman, nunca. ¿Por qué ahora? ¿Por qué?—Levanté mi vista al techo— ¿Qué quieres que haga, maldita sea?

—Ah…ya veo…

De repente el tono de voz de mi pequeña dulce princesa se hizo más suave y… ¿Vacio? Quizás desinteresado. Me costó un poco descifrarlo, pero de inmediato me alertó. Me levanté y me acerqué a la entrada de la habitación lo más silenciosa que pude, para no molestarla obviamente.

—Sí…sí. Iré…iré lo antes posible.

Suspiró y cortó. Se quedó mirando su celular un largo rato, sin reaccionar. Pensativa, quizás.

— ¿Sucedió algo?—Me atreví a preguntar, a entrar en la habitación y acercarme a ella.

— ¿Ah…?—Me miró algo ida todavía y luego me sonrió sin ganas—Ah, sí. Todo bien. E-es…es solo que ahm…

Le extendí mi mano mientras me iba acercando y le alcancé su cabeza. Deje a mi mano enredarse en su cabello, se movió hacía mi y buscó consuelo en mis brazos. La dejé estar así unos momentos en total silencio, hasta que decidiera contarme. No la quería molestar.

—Mi madre está hospitalizada…

Finalmente logró decirme lo que había sucedido. De repente todas las palabras se me escaparon de la boca, ya no sabía qué decirle en estos momentos. Qué sería correcto y que no.

— ¿Quieres…que te acompañe a verla?

Asintió con su cabeza—Si…no es mucha molestia. Porque creo que no lograré ir sola.

—No. No hay problema.

—Gracias…de verdad.

°/°/°/°

En todo el camino al hospital donde la madre de mi princesa estaba internada me fijé en que mi pequeña dulce princesa en ningún momento pareció preocupada o algo. Recuerdo que una vez me contó sobre el tipo de relación que tenía con su familia, pero no pensé que fuera tan mala la relación como para llegar a ello. Aunque era mejor que no me metiera en esos asuntos que a mí no me conciernen.

Al llegar pensé que era prudente quedarme afuera de la habitación. ¿Qué haría allí adentro de todos modos? Al final resultó ser que a la mujer le había dado un ataque al corazón. Algo peligroso a su edad, pero aun así dijeron que ahora se encontraba estable y que por ahora la tendrían unos días en observación.

— ¡No me hables como si fuera una niña pequeña!

— ¡Elisabeth! ¡Baja la voz y no le hables así a tu madre!

Ah… ¿Debería entrar? Sigo creyendo que es malo. Aunque creo que peor es espiar lo que hablaban.

—Yo voy a ser madre para no cometer los mismos errores que tú cometiste conmigo ¡Voy a ser madre porque desde pequeña quería ser madre!

—Elisabeth ¡No sabes lo que dices! Aun eres una niña inmadura, por dios.

En eso se equivoca señora.

—Y a mí no me importa lo que me digas ¡No me puedes pedir que los deje a un lado!

—Si los das en adopción aun estarás a tiempo de recuperar tu camino al éxito Elisabeth ¡Piensa en tu padre!

—Mi padre…

Se formó un silencio y yo, incluso desde afuera de la habitación, sentía lo tenso de la situación. En serio ¡¿Debería entrar?! Porque si esto sigue voy a entrar. No creo que a mi princesa le haga bien ese ambiente.

— ¡Mi padre hubiera estado bien con lo que yo decidiera! ¡Incluso! ¡Me apoyaría!

— ¡Elisabeth! ¡Baja la voz!

— ¡No!

— ¡Elisabeth no le grites a tu madre! ¿Qué pasó contigo? Tú antes no eras así.

—Antes estaba mi padre para defenderme. Ahora tengo que hacerlo sola.

Sentí la puerta abrirse de golpe, casi con rabia. Era mi pequeña dulce princesa que venía llorando, pero antes de salir giró una última vez a su madre.

—Si vine a verte fue porque me lo pidió mi tía Carola. Y yo sé que era importante para la imagen de la familia que viniera, pero ¡Dios! No debí haber venido.

Y luego de eso cerró de golpe y bajó la vista al piso, llorando en silencio. Inmediatamente fui a abrazarla, estrechándola con dulzura en mis brazos, pero así como yo no demoré en abrazarla ella me apartó.

—No…

Me quedé mirándole con una expresión de preocupación y tristeza— ¿Por qué no?

—Porque…—Levantó su vista hacía mí—Porque no quiero, de verdad que no quiero que se nos haga una costumbre.

Chasqueé la lengua y volví a abrazarla—No seas tonta. Está bien así, de verdad.

Se rehusó a aceptar el abrazo unos momentos, pero luego comenzó a llorar de nuevo y se abrazó a mí. Buscaba nuevamente en mí un consuelo.

—Daniela…vámonos. ¿Sí? Vámonos. Ya no quiero estar aquí.

—Está bien.

Y me la llevé. La saqué de aquel lugar, que ni siquiera a mí me gusta ver, y me la llevé a otro lado para distraerla.

°/°/°/°

Muy bien. Vamos a intentarlo otra vez.

Dejé unos días pasar. Hice feliz a mi princesita, es lo importante. Creo que logré que olvidara aquella visita a su madre lo mejor que pude, pero hay algo que todavía me come la cabeza y es que ¡Hable dormida de nuevo!

Tengo que hacer algo con eso. No se puede quedar así, no me puedo quedar con la duda. ¡Santo cielo! ¡¿Qué hice mal?! Yo soy buena ¡¿Por qué me haces esto?!

—Ni tanto tampoco.

Y pego un salto por la voz de mi hermana apareciendo tras mi espalda— ¡Ah la mierda! Que me asustas mujer…

Me sonrió divertida y se puso a un lado mío.

—Por la forma en la que miras al cielo por la ventana—Voy asintiendo con mi cabeza—Deduzco que te estabas preguntando “¿Por qué, si yo soy buena?” ¿No es así?

Asiento con la cabeza de nuevo—Te odio.

—Lo sé. Yo también te quiero.

Suspiré.

Volví al momento y me di cuenta de que era más tarde de lo que recordaba. A mi princesa la dejé durmiendo, pues ya era de noche. Yo aun seguía en el balcón, ahí mirando como el ritmo de la ciudad iba cayendo de a poco por la hora y el cielo a medio nublar dejaba ver las pocas estrellas que se pueden ver en la ciudad. Mi hermana también me ha notado algo extraña. ¿De verdad, de verdad soy tan obvia? ¿En serio? Dios. Debo aprender a actuar mejor, de verdad.

Ta tá

Mi hermana levantó sus manos cuando le giré a ver y traía dos latas de cerveza.

— ¿No la compartes con Dorian?

—Está trabajando. Hoy trabajaba hasta tarde

—Ya veo—Le dije recibiendo la lata.

— ¿Qué sucede contigo?

Lo sabía. Sabía que lo había notado.

Abrí la lata para darle un sorbo y ambas nos acomodamos. Bajé, ahora, mi vista a la calle y mi hermana me imitó. Suspiré algo cansada. No era sueño, pese a la hora, no. Era cansancio.

— ¿Por qué las princesas son tan complicada?

Hizo un sonido al sonreírme divertida.

—Quizás porque si fueran tan sencillas no tendría sentido luchar por ellas.

— ¿Acaso todas son iguales?

—Daniela. Tú también eres mujer.

Fruncí mis labios—No es el punto. Seré mujer, pero aun así…yo no soy tan complicada.

—Ah, ¿En serio?  

Mi hermana me miró con ojos reprochantes. Rodé mis ojos.

—Sí, está bien. A veces soy complicada.

—Exacto—Me dijo asintiendo y haciendo un ademán con la lata para darme la razón.

Suspiramos y nos quedamos en silencio unos momentos. Ambas mirábamos a un punto infinito en la nada misma que quedaba a lo lejos, allí hasta donde nuestras vistas alcanzaban y los edificios se perdían luego. Bebimos al mismo tiempo y seguimos sin decir nada por otro largo rato. Quizás, solo quizás, no había nada más para decir y disfrutábamos del silencio.

— ¿Cuál es la gracia de estar presente en todos los malos momentos de mi princesa?

Mi hermana me miró ante mi pregunta, esa que rompió con aquel largo silencio, y pensó bastante antes de responderme.

—Que luego tendrás que ser tú quien la levante y la haga reír de nuevo. Así se valoran los buenos momentos.

Ahora fui yo quien la miró, algo extrañada de su respuesta.

—Las mujeres como Elisabeth necesitan de alguien que esté ahí en todo momento. Son fuertes, pero a la vez frágiles…

Movió la lata para ver cuánto le quedaba más o menos. Poco menos de media lata, al igual que a mí. No siguió con lo que me estaba diciendo. Por alguna razón en especial no quiso hacerlo.

—Esa niña te está cambiando…

Aquel comentario lo soltó al aire sin siquiera mirarme, nuevamente miraba a las calles. Yo quité mí vista solo dos segundos para verle ante lo que me dijo. ¿Cambiándome? ¿En qué sentido?

—Te has vuelto…increíblemente, te has vuelto más responsable. Te has hecho responsable de Elisabeth como si ya fuera tu mujer, cuando aun ni siquiera pasan de ser amigas. Veo, incluso, como te quieres hacer responsable de los pequeños que está esperando—Me miró— ¿O me equivoco?

Negué con mi cabeza. Era verdad. Es cierto que deseaba hacerme cargo de Elisabeth y de los niños que esperaba.

—De verdad… ¡Oye! ¿Me estás diciendo que antes no era responsable?

Asintió con su cabeza—Antes…andabas como adolescente por el mundo. Cuidabas de tus parejas, es verdad. Fuiste buena y no lo niego…pero aun así. No eras responsable, eras incapaz de mantener algo estable.

Me comencé a sentir mal por sus comentarios. No en mal sentido. Sé que tenía razón, yo le encontraba la razón a todo lo que me decía. Aun así. La ofensa duele.

—No solo eso. Ya no eres impulsiva y te has vuelto más delicada.

Ahora eso si que no lo entendí— ¿Delicada?

Sonrió y terminó de beberse la lata en su último trago—Antes…antes de Elisabeth eras jodidamente impulsiva, así como violenta. Sé que no lo recuerdas, pero muchas veces te peleabas con todo aquel que tan solo osara ofenderte o algo.

Fruncí el entre cejo—Supongo que es normal. No voy a aguantar que me anden insultando o golpeando.

—No me refería a eso—Tiró la lata al suelo y la aplastó—Elisabeth es lo mejor que te ha podido pasar, incluso creo que mejor que la Andreita.

Abrí mis ojos en sorpresa—No digas eso. Yo a ella la quise mucho.

—Aun así. Con ella sostenías una relación inmadura. Eras complicada porque aun eras solamente un príncipe.

Se dio media vuelta y entró al departamento mientras yo le seguía con la mirada. Vaya, eso último no me lo esperaba, pero…

— ¿A qué te refieres?

Se detuvo en la puerta, antes de abrirla, y yo fui hasta ella. Se giró un poco para verme y poderme responder.

—La que sabe de cuentos de hadas eres tú, no yo…pero solo te diré: Ahora actúas menos como príncipe. Ahora eres como aquel caballero en armadura de plata antes que como un príncipe mimado. ¿No lo crees así?

Y luego de aquello salió para irse a su departamento. Me quedé mirando la puerta cerrada largo rato. El caballero en armadura de plata. Me gustaba como sonaba eso, pero sigo sin entenderle del todo. Ella y su costumbre de hablarme a metáforas. ¡Se directa mujer! Si vas a decirme algo, ¡Dilo!

Bostecé.

Estaba ya demasiado cansada de todo esto. Mejor era que me fuese a dormir. Me dirigí a mi habitación, dejando la lata que no alcancé a terminarme encima de la mesa. Ya daba igual. Me acerqué a la cama y me acosté con cuidado para no despertar a mi princesa, volviendo a bostezar y dándome media vuelta para dormir.

—Un caballero en armadura de plata…

Aquel susurro me asustó. Era mi princesa. ¡Yo creí que estaba dormida!

Me di media vuelta de nuevo, quedando de espaldas a la cama, y giré un poco la cabeza para ver a mi princesa.

— ¿Estás despierta?

—Me había dado sed y había ido por algo de agua.

— ¿Nos escuchaste?

—No realmente. Solo escuché lo que Nancy dijo antes de irse. ¿Qué quiso decir con eso?

Se giró un poco para verme y luego, con cuidado, se dio media vuelta para mirarme. Yo también me moví en la cama y quedamos frente a frente.

—Quiso decir…que ahora soy yo quien cuida de ti. Es que…mis hermanos, mi familia entera en realidad, tienen la costumbre de compararme con personajes de cuentos de hadas.

Hizo un sonido con la boca a modo de entender de lo que le hablaba. Pestañeó lentamente y suspiró.

—Y ¿Se puede ser ambos?

— ¿Ambos qué?

—Ser…príncipe y caballero en armadura al mismo tiempo.

Lo pensé un poco y me encogí de hombros—Supongo. ¿Por?

Me miró unos momentos y sonrió—No, por nada. Solo preguntaba.

—Ah…Eli.

Me miró y luego me sonrió tiernamente—Se siente raro cuando me dices así…

— ¿Te molesta?—Me apresuré a preguntar.

—De hecho no. No me molesta. Es…agradable.

Nos sonreímos mutuamente y pestañeamos lentamente. Como con sueño, algo así lo sentí. Suspiramos a modo de bostezo y mi princesa hizo un gesto con la boca, como para sonreír a la sonrisa que nos dedicábamos.

— ¿Qué me ibas a decir?—Me preguntó.

—Ah, verdad…Dime algo…—Pensé en que ya no tenía caso alguno seguir dándole rodeos y solo preguntar. Era más rápido— ¿Hablé dormida?

—No…

Siento que no me expliqué al escuchar su respuesta.

—Me refiero…a hace unas noches atrás. ¿Lo recuerdas? Tú ya estabas despierta.

—Ahm…—Pensó un poco esta vez, apretando su labio inferior y mirando hacia arriba, luego volviendo a mirarme—No. No has hablado dormida. O por lo menos yo no te he escuchado hablar dormida.

— ¿De verdad? ¿Estás segura?

Ella asintió con la cabeza—Si, de verdad. Estoy segura.

Hice una mueca de extrañeza. Estaba tan segura de que lo había hecho que no me logro creer que no fue así.

—Y… ¿No me has hablado tú entre sueños?

—Te he intentado despertar.

—No me refería a eso.

Suspiré, siento que no tenía caso seguir preguntando. Es solo que estaba tan segura que fue tu voz la que escuchaba entre sueños.

— ¿Entonces?

Lo pensé bien—Si tú no me hablabas entre sueños y yo no hablaba dormida…entonces ya no importa—Le dije sonriéndole—Ahora. Vuelve a dormir. Es tarde.

—Está bien.

Me hice hacia ella y mi princesa me aceptó a su lado. La vine a usar de almohada. Nos acomodamos entre las dos y cerramos los ojos, exhaustas.

—Daniela…

Me llamó, pero yo ya no quería nada. Me quedé callada, en silencio, y sin abrir los ojos. De hecho, creo que ya estaba entrando al sueño profundo. Es inevitable, estaba demasiado cansada.

—Gracias…

Me susurró y la sentí presionar contra la cima de mi cabeza, supongo que fue un beso de buenas noches. Sonreí y luego ya no recuerdo más…

Notas finales:

Amane: Y eso ha sido todo queridos lectores
Maname: Como saben aun no tenemos pc, por eso aun no sabemos cuando volveremos con un nuevo capitulo
Amane: solo les pedimos que estén atentos porque NO vamos a dejar esta historia de lado
Maname: ya la empezamos, y si la empezamos se termina
Amane: Ahora uwu muchisimas gracias a todos aquellos que nos leen 
Maname: Y a todos aquellos que siempre nos dejan reviews~
Amane: Hasta la proxima actualización~~
Maname: Nos vemos ^^


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