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Mi cuento de hadas por JuneProductions

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Notas del capitulo:

Amane: bueeeno, y comenzamos la semana en día domingo
Maname: si, la semana para nosotras empieza el día domingo
Amane: bueno, aquí estamos con el capitulo 5 yaa...
Maname: ;u; nunca antes habiamos llegado tan lejos
Amane: oh por dios ;u; le agradecemos a todos quienes nos leen por éste magnifico logro
Maname: y comenzamos con el capitulo!

—Nancy ¿Sabes dónde mierda guardé mi guitarra?—

— ¿Cómo? ¿No está en tu apartamento?—

—No la encuentro—

No hay nada más gracioso que después de todo el trabajo que le lleva a una guardar tantas cajas, encima sola y encima pesadas, tiene que bajarlas porque se le había olvidado que ahí, justo ahí, en ese mismo armario, en el fondo de seguro, guardó su guitarra. Y no es nada pequeño, es bien ancho y profundo.

—Daniela ¿Encontraste lo que buscas?—Al menos Lily ya me dejó de hablar por “usted” y me tutea como se le da la gana.

—No, Lily. Aun no la encuentro—Acabo de mover todas las cajas y sacarlas. Me metí dentro y aun no la veo. Bueno, ni tan adentro, pero aun así—Nancy, estoy segura que cuando me cambié saqué todo y lo primero que me traje fue mi guitarra—Al celular tenía a mi hermana, porque la floja esa no quiso venir a ayudarme.

—Bueno, no es mi culpa que decidieras guardarla porque creíste nunca la volverías a usar—Me regañó.

—No he vuelto a dedicarle canciones a nadie, era obvio que la iba a guardar—Le ataqué yo, moviendo algunas cosas y encontrando cosas que realmente pensé había perdido—Jooh...Mi cajita de los recuerdos, pensé que la tenía mi madre—La dejé a un lado, ya la vería después—Estoy segura que la dejé aquí. ¿Tú no me viste cuando me cambié?—Le pregunté ya molestándome.

— ¿Qué sé yo? Nunca me dejaste tocarla cuando te estabas cambiando, la tuviste tú todo el tiempo. Mira ¿Por qué simplemente no lo olvidas y usas una de las que lleven nuestros tíos?—Parece que ella también se estaba enojando conmigo por estar molestándola por cosas como estas.

— ¡¿Estás loca mujer?! Es mi regalona. Es la que me regalaron mi hermano y mi primo cuando éramos pequeños, ambos se esforzaron mucho para dármela y no la pienso...—Hice una pausa y tomé la guitarra que estaba a un ¡lado! Mío—Nada, olvidalo. Ya la encontré—Y colgué antes de que me comenzara a insultar por teléfono.

Bajé con la guitarra y comencé a guardar las cajas, no sin antes dejar mi cajita de los recuerdos apartada y a la vista, de seguro me entraran las ganas de verla más tarde. Una vez todo guardado tomé la guitarra y le quité el polvo. La limpié bien limpia, devolviéndole algo del brillo que el tiempo no le quitó y afinándola bien, rogando que sonara bien o tendría que verle cuerdas nuevas. Toqué un par de notas, recordando a la perfección, eso es bueno, no se me ha olvidado por lo menos. Le paso la mano, acariciando con delicadeza cada rincón, trayéndome recuerdos con cada trazo. Me puse nostálgica, sus buenas cuecas toqué con esta guitarra. Le dediqué canciones a mi hermano y a mi primo, éramos inseparables nosotros tres, todo lo hacíamos juntos. También las canciones que les dediqué a mis amantes, todas aun deben estar grabadas aquí. Vaya recuerdos. Los que más me gustan son de las canciones con mí familia. Tan llenas de risas y alegrías. Quizás nunca fui una profesional del canto, ni estudié para ello, pero si tenia una voz lo suficientemente buena como para que me soportaran mientras cantaba. Ya ni siquiera sé por qué la guardé. No debí, mis mejores recuerdos están aquí. Aunque quizás enterarme de que las reuniones en familia, en donde estaban todos, ya no se darían más por los caminos que todos tomamos me entristeció un poco. También se me mezcló con el hecho que quise tomarme un tiempo con esto de las relaciones y eso significaba dejar de dedicar canciones. Acaricié las cuerdas, con total delicadeza, escuchando con encanto ese suave sonido que producían. La aparto un poco de mí, para darle la vuelta, solo para comprobar que el tiempo no me haya gastado lo más lindo de mi regalo. “No serás artista, no serás famosa, pero sí que sabes tocar y cantar. Nunca dejes de hacerlo” y debajo de esa dedicatoria tan infantil y que tan feliz me hace “Firmado:
Tu Jorgito y Tu Palomo”

—“Tu Jorgito y Tu Palomo” ¿Quiénes son?—Me preguntó Lily, apareciendo de sorpresa por detrás de mí.

—Son mi hermano y mi primo, los dos idiotas con los que me crié. Mi hermano se llama Jorge y mi primo Paolo—Le respondí, mirando con nostalgia esa guitarra.

— ¿Y por qué palomo?—Quiso saber mi curiosa princesa.

—Porque así le decía yo. Eran sus apodos de cariño y eran míos. Eran mi Jorgito y mi Palomo—Pasé mi mano por encima de sus nombres, con una sonrisa—Aunque ya no sé si eso siga siendo así—Volví a tomar la guitarra como correspondía y me acomodé en la silla.

— ¿Tocas?—Me preguntó sentándose en el suelo.

—Pero por supuesto—Le respondí como si aquello hubiera sido algún tipo de ofensa para mí—Tomaba la guitarra de mi padre o la de mis tíos y me ponía a tocar, claro, como podía porque en esos días no sabía. Pero fui aprendiendo sola y mi hermano con mi primo lo sabían, les encantaba escucharme tocar—Seguí afinando la guitarra mientras le hablaba—Después se enteraron mis tíos y mi padre y me preguntaron cual de todas las guitarras me gustaba más, yo señalé a la de mi padre. Era hermosa, su color, como sonaba, incluso en manos torpes como lo eran las mías en esos días, aunque de guitarras no sé mucho. Mi padre me sonrió y me felicitó por mí buena elección, claro que mis tíos solo se rieron ante el orgullo de mi padre y me dijeron que no pude escoger una peor—Me preocupé de cómo sonaba, quería que todo estuviera perfecto—Me dijo que me la iba a regalar solo si aprendía a tocar bien. Me hicieron distintas pruebas entre todos, con distintos grados de dificultad, pero la que más me costó fue la de mi padre. Era una niña, aun no sabía mucho sobre como tocar una guitarra, así que no logré pasar la prueba, aunque si me esmeré mucho en conseguirlo. Realmente quería una guitarra para mí y si era esa mucho mejor—Estaba terminando los últimos detalles de mi guitarra. La miraba con tanto amor y nostalgia—Y cuando logré pasar la prueba de mi padre pasó algo increíble—Lily me miraba atenta, parece ser que realmente le gustaba lo que le estaba contando.

— ¿Qué pasó?—Me preguntó al ver que no seguía.

—Bueno, si tanto quieres saber. Antes de que mi padre me entregara, con una sonrisa de orgullo en su rostro, su guitarra favorita y después de ese conmovedor discurso suyo. Mi primo y mi hermano aparecieron con una guitarra en las manos. Quedamos todos extrañados y se acercaron a mí. Me miraron sonrientes, se veían tan adorables, y me dijeron: “Toma. Esta será tu nueva guitarra, es un regalo de nosotros para ti”. No fueron las palabras más tiernas, o el conmovedor discurso de mi padre, pero para mí significaron tanto—Puse mis dedos sobre las cuerdas de la guitarra, simulando que tocaba las notas de la primera canción que se me vino a la cabeza—Entre mis tíos y mi padre me golpearon con orgullo en la espalda, me dijeron que esta sería mi guitarra y que con orgullo la tocara. Esta sería la que acompañaría en tantos recuerdos míos, solo míos, sin mezclarse con el de los demás. Y así ha sido, ¿Sabes? Ha estado en tantos momentos míos que no me lo puedo creer—Le terminé de decir con una sonrisa en los labios, una del recuerdo.

—Entonces, esa te la compraron para ti. ¿Y que fue de la de tu padre? ¿Pensé que querías esa?—Me dijo sin entender por qué acepté esta y no la de mi padre.

—La guitarra de mi padre la tiene él. Y claro que quería esa, era linda y sonaba lindo, pero esta. Esta me enamoro en la primera nota. Además mírala, es hermosa—Le dije, orgullosa de mi guitarra.

—Yo nunca en mi vida toqué un instrumento—Comentó ella mirando a la guitarra.

—Venga, te canto una canción—Le dije con una sonrisa de alegría, amplía, hasta acalambrarme las mejillas—Anda, dime cual quieres—Le pedí, lista para tocar lo que fuera.

Me pidió un par de canciones y nos quedamos cantando con alegría, gritándole al viento, con la felicidad de nuestro lado. Nos la pasamos bien. Nos divertimos. La vi sonreír nuevamente, con esa alegría suya que me enamoró. La vi brillar nuevamente, irradiaba felicidad. Aunque fuera por ese lapso de tiempo en el que estuvimos jugando y cantando un rato, la vi como antes, tal y como me había enamorado.

º/º/º/º

 

Íbamos de camino a la casa de mi madre, tan espaciosa que es esa casa. Es toda una parcela, o creo que eran dos. Al menos Dorian, la pareja de mi hermana, hizo algo bueno con su dinero y se compró un auto. Parecía uno familiar. Es increíble como a un a sus edad quieren tener una familia, y que creí que sería Dorian el primero en negarse.

—Dorian, bien bonito tu auto—Le comenté para molestarlo. Sé que mi hermana lo obligó a comprarse éste auto, que era más caro, en vez del que quería él, que era más barato y sencillo

—A ver encanto, al menos tengo un auto ¿Tú que tienes?—Me devolvió, mirándome por el espejito del auto. Ese que está en frente para mirar los autos de atrás. Nunca supe como se llamaba.

—Una hermosa mujer que está esperando un hijo mío—Lily me miró como si hubiera enloquecido, pero le lancé una mirada para que me siguiera el juego.

— ¿Cómo es posible que una irresponsable e infantil mujer como ella pueda tener familia y nosotros no?—Le recriminó a mi hermana, acompañado de una sutil risa.

—Bueno, cariño, es que si le pusieras más empeño eso no sería así—Comentó mi hermana, poniéndose de mí parte.

Todo el viaje fue así, entre bromas y bromas. Nos queremos tanto. Supimos pasar las aburridas horas de viaje de una forma entretenida. Lily no sabía como reaccionar. Y eso que acaba de conocer a una parte muy pequeña de mi familia, aun falta lo demás. Se reía junto con nosotros y hacía algunos comentarios, contagiándose de nuestra espontaneidad.

                                           º/º/º/º

 

 

Llegamos a la entrada de la casa, era un largo camino que recorrer hasta adentro. Claro, caminando. Con mi hermana nos bajamos de inmediato, nuestras piernas nos lo agradecieron, mientras Lily se quedó en el auto, Dorian dejaría el auto cerca de los demás que estaban ahí, o sea, cerca de la casa, así era mejor para Lily.

Caminamos con mi hermana, acostumbrando nuestras piernas y devolviéndoles la circulación. Ya no la sentíamos de tanto tiempo estar sentadas. Iba un poco preocupada, Lily aun era amiga, pero no sabía como se lo diría a mi familia. Que ella me gusta y todo eso. Será algo complicado. Más si les tengo que hacer entender que Lily aun no lo sabe. Porque como ser disimulados, eso es algo que mi familia no sabe.

—No te preocupes, yo estaré para apoyarte—Me dijo mi hermana, acercándome a ella, pasando su brazo por mi cuello.

—Gracias, es lindo saber que te tengo de mi lado—Le agradecí imitándola, pasando mi brazo por su cuello.

Nos fuimos así hasta llegar a la casa. La primera en salir a saludarnos fue nuestra madre. Nos separamos y nos abrazó a ambas. Con fuerza.

—Hace tanto que nos las veía, mis niñas—Nos saludó, pellizcando las mejillas de ambas—Están tan grandes—Nos condujo hasta adentro de la casa, en donde ya se podían ver a los primeros que llegaron. Parece ser que los demás llegarían durante éste fin de semana.

— ¿Y mi hermano?—Preguntó Nancy, adelantándose a mí.

—Llegara mañana, tengo entendido—Nos respondió mi madre.  

—Nancy, amor, ven a ayudarme con sus cosas—Gritó Dorian desde la puerta, haciéndome señas para que también fuera, pero yo no me moví—Bien, si se me aplasta tu guitarra no va a ser mi culpa—Me amenazó.

—Dorian, ven a saludar a tu suegra—Le regañó mi madre.

Con una disimulada risa seguí a mi hermana hasta el auto para ir por nuestras cosas. Lily estaba sentada todavía en el auto, aun teniendo la puerta abierta. Miraba hacía la casa, de seguro asombrada por lo grande que era— ¿Dónde voy a dormir yo?—Preguntó sin despegar su vista de la casa.

—Dormirás en la pieza de mi hermana, con ella—Le respondió Nancy.

— ¿Cómo? ¿No tenemos más habitaciones?—Pregunté tomando mi bolso, el de Lily y mi guitarra.

—Por supuesto que sí, pero te recuerdo que somos muchos más que la reunión de la ultima vez. Y eso fue hace mucho—Me respondió mi hermana, tomando su bolso y sacando el de Dorian.

—Bueno, vamos Lily. Déjame mostrarte donde dormirás—Le dije para que saliera del auto y mi hermana pudiera cerrar todo y dejar con llave.

Guié a Lily por la casa hasta mi habitación, aun no la presentaba, pero quería mostrarle primero el lugar donde se quedaría por esta semana. Dejé ambos bolsos en la cama, siempre me gustaron las camas grandes, eso es bueno. Respiré hondo, ese aroma a campo y esa brisa tan fresca que entraba por la ventana me traía tantos recuerdos. Esos recuerdos de antaño. Me acerqué al closet, de repente sentí que si lo abría me saltarían a la cara muchas, pero muchas polillas. Lo abrí con cuidado, aun estaba mi ropa vieja ahí, eso no me lo esperé, lo único que si estaba esperando no pasó, algo bueno. Saqué mi ropa para dejar espacio a la que ahí guardaría ahora.

—Tienes muchos vestidos—Comentó Lily tomando alguno de los colgadores que tenían mi ropa.

—Me los ponía para las fiestas, mí padre me los regalaba asique no me quedaba de otra—Le dije yo comenzando a sacar su ropa.  

— ¿No te gustan los vestidos?—Me preguntó y yo negué con la cabeza. No es que no me gusten, es que no me gusta usarlos.

—Me siento incomoda con ellos—Era mejor respuesta—Además, mi hermana me dejó con trauma—Comenté con una divertida sonrisa.

— ¿Por qué?—Me preguntó preocupada y yo solo me reí.

—Porque no es nada lindo que te ocupen de barbie, te maquillen y te vistan como a tu hermana y a tus primas se les dé la gana—Le respondí.

Puse sus vestidos en el lugar que correspondía y sus camisas y sus pantalones en los cajones que ahí había. Dejé que de su demás ropa se encargara ella. Fui por mi ropa y abrí el primer cajón del mueble que estaba a un lado de mi cama. De ahí salieron un par de polillas, vueltas locas las desgraciadas, y se fueron contra mi cara. Me asustaron y pegué un pequeño grito ahogado, cayéndome hacía atrás.

— ¿Es enserio?—Pregunté molesta. Como odio a las polillas.

— ¿Pero qué te pasó?—Lily volteó a verme preocupada, y yo intenté parecer lo más normal posible.

—Éste...No, nada. Solo que me pillaron desprevenida—Le respondí como si nada, volviendo a lo que hacía.

Saqué mi ropa vieja de ahí, mirando con nostalgia las camisetas que usé en tantas aventuras mías. Encontrando incluso las que usaba para escalar árboles y las que mi madre tanto se esmero por quitarme y botarme a la basura, cosa que nunca logró. Comencé a guardar mi ropa una vez vacié todos los cajones, mientras que mi ropa vieja la guardé en una caja, siendo incapaz de botarla. De seguro que mi madre me retaría, pero soy realmente incapaz.

º/º/º/º

 

Bajamos al living con Lily, fui más que nada porque se estaban escuchando demasiadas risas. Aparecimos y todos voltearon a verme, aun riendo por supuesto.

—Hablando del rey de roma—Comentó mi padre abriendo sus brazos para que fuera a saludarlo.

—A ver ¿Qué maldiciones me estaban echando?—Pregunté con una sonrisa mientras iba a saludar y abrazar a mi padre— ¿Cómo has estado viejo?—Le pregunté una vez en sus brazos.

—Muy bien, cariño ¿Y tú?—Me preguntó besando mi frente.

—Bueno, aquí ando—Lily se quedó de pie en la entrada, sin moverse o decir alguna palabra. Claro que ante esa extraña actitud todos quedaron mirándola.

— ¿Y tú quien eres, pequeña?—Preguntó mi padre, con un tono de autoridad, asustando a la pobre de Lily.

—Soy Elisabeth, señor, mucho gusto—Se presentó ella, con los nervios y la timidez tiñéndole las mejillas.

—Papá, se más amable—Le regañé yo—Es una amiga mía y viene conmigo—Anuncié a todos los presentes.

—Está viviendo con mi hermana—Comentó Nancy. Claro que aquello no era necesario.

—Así que solo una amiga, eh—Dijo mi padre, levantándose de su lugar. Su sillón. Su trono.

—Sí, papá, solo una amiga—Dije yo, al ver que se estaba acercando a Lily, en un tono de advertencia. Espero no diga nada, porque ella no sabe nada.

—Disculpa, pequeña, ¿Pero estás esperando cría? ¿O es qué has comido mucho?—Le preguntó, de la manera mas desubicada que pudo encontrar.

— ¡Papá!—Le gritamos yo y mi hermana—No es un animal—Le regañamos ambas a la vez.

—Perdón, pero es lo que hace tanto tiempo viviendo entre animales—Se disculpó él, con una amable sonrisa.

— ¿Y yo?—Preguntó mi madre como si aquello la hubiera ofendido.

—Perdón, entre animales y fieras salvajes—Todos comenzaron a reír y la pobre de Lily solo sonreía tímidamente.

—No sea tímida, cariño, y venga a disfrutar con nosotros—Le ofreció mi tío José. Éste hombre es el hermano mayor de mi madre y vive también por aquí, pero el pedazo de tierra que le tocó no es tanto como el de mi madre, aunque si le va bien a ese hombre.

Le hicieron espacio en el sofá, quedando entre mi tía y mi madre. La mujer es la hermana menor de mi madre, es bien linda y dulce mi tía. Ella vive en la ciudad, pero bien lejos de donde estamos yo y mi hermana, creo que al otro lado de la ciudad. Lily les sonrió a mi madre y a mi tía, intentando sentirse cómoda. Mi madre le devolvió la sonrisa y la de mi tía la hizo sentir más cómoda. Ya se acostumbrara. Solo ahí que esperar que lleguen los demás.

—Oiga padre, y sus hermanos ¿Cuándo vienen?—Preguntó mi hermana interesada. Yo también quise saber. Me dijeron que saqué ese lado de la familia, y no lo dudo, asique quiero saber cuando vienen mis iguales.

—Se supone que llegarían hoy, pero por problemas llegaran el fin de semana—Nos respondió mi padre. Para estar viejo se ha conservado bien, aun tiene un espíritu alegre y libre como cuando era joven, el mismo con el que me crió a mí—Oiga, señorita, usted no me ha respondido—Recordó mi padre, dirigiéndose a Lily.

—Así es. Estoy esperando a dos pequeños—Le respondió con una dulce sonrisa maternal.

Wait a fucking moment. ¡¿Dos?! No era uno como yo creí. ¿Cuándo pasó eso que no me enteré?— ¡¿Dos?!—Pregunté yo levantándome del brazo del sillón en donde estaba— ¿No es uno? ¿Cuándo qué no me lo dijiste?—Quise saber.

—Pensé que si te lo había dicho. Cuando me ofreciste vivir contigo te dije que estaba esperando hijos—Me respondió, cargando el tono en hijos para dejarme en claro que eran más de uno.

—Pues yo no me acuerdo—En realidad sí, solo que no había prestado atención, soy algo lenta con esas cosas. Por esas revelaciones que te cambian la vida.

—De seguro te lo dijo y tu no te acuerdas porque no prestaste atención—Dijo mi hermana, descubriéndome.

—Déjala amor, tú sabes que tu hermana es así—Comentó Dorian con una burlona sonrisa. Claro que no se salvó del golpe en el estomago que le di—Bruta, salvaje—Dijo recuperando el aire.

—Fiera como su madre—Comentó mi padre desatando nuevamente la risa.

º/º/º/º

 

Se nos hizo de noche y afuera hicieron una fogata. Vi a mi padre sacar su guitarra, su querida regalona, pensé que iba a tocarla y quise hacerle compañía, pero después de que la dejó de lado entendí que estaba esperando a sus hermanos para ponerse a tocar, así que decidí hacer lo mismo. Subí a mi habitación, para mi desgracia daba justo donde se encontraban ellos, para el patio trasero en donde tenían echo el fueguito y el bullicio. Pero no importa, estoy acostumbrada. Además es mejor dormirse con eso que con el ruido de los autos o de la ciudad.

Me acosté a un lado de Lily, no sé si dormía, ya me ha engañado varias veces, pero si sé que se veía muy tranquila. Supuse que estaba durmiendo y le acaricié el vientre. Con que son dos, eh. Me quedé pensando en eso. No era uno, eran dos. ¿Es que acaso serán gemelos? ¿O mellizos quizás? No quise preguntarle a ella, ni siquiera sé si ella lo sabe. Podría estar guardándose la sorpresa para cuando nazcan. Palpé con suavidad, acariciando con la yema de mis dedos con total delicadeza. Espero que no seas tan sensible, o tan cosquillosa como yo. Sentí un movimiento contra mis dedos y apoyé mi mano, se sintió tan lindo. Ahora me encantaría saber que se siente la maternidad. Iba a quitar mi mano de una vez por todas, ya se me andaban metiendo ideas estúpidas en la cabeza.

—No—Me detuvo Lily tomando mi mano y devolviéndola a su vientre. La envolvió con la suya y la apoyó contra su vientre, con delicadeza, no vaya a ser que la dañe a ella o a las criaturas—Esto es algo que Enrique nunca hizo—Susurró mirando mi mano—Y se siente bien, es como si te conectaras con los pequeños ¿No lo crees? Porque yo pienso que por eso nunca lo hizo—Movió mi mano, buscando a uno de los dos pequeños.

—Debe ser lindo...Esto de ser madre ¿Verdad?—Comenté también mirando mi mano y la suya, que sostenía la mía con tanto cariño.

—Sí, esto es algo que realmente quería: Ser madre—Sonrió tan esperanzada, tan encantadora.

—Vas a ser la mejor madre que estos pequeños puedan tener. Se te nota en la cara—También sonreí, enternecida y dolida—Si hasta me dieron las ganas de ser madre a mí—Comenté en un susurro, esperando fuera solo para mí.

— ¿Es que acaso no puedes?—Me preguntó interesada.

—No, no es que no pueda—O quizás sí—Es solo qué...No sé, digamos que hay ciertas condiciones que me lo impiden—Claro, si es que ser homosexual es una condición que te impide ser madre, aunque eso es algo que nunca entendí.

Lily no me dijo nada más, no me hizo más preguntas y me dejó la mano en su vientre, envuelta dulcemente en la suya. Su mano me entregó un calor tan relajante, realmente será una buena madre. Nos quedamos dormidas ante el silencio de ambas. Por mi ventana entraba el cálido color del fuego que iluminaba mi habitación, mientras abajo el bullicio iba disminuyendo en lo que pasaban las horas. Prácticamente me quedé dormida abrazada a mi pequeña dulce princesa. Era la primera noche en lo que esto sucede y no se sentía nada mal. Era tan cálida y acogedora, podría acostumbrarme a esta sensación.

Que descanses mi pequeña dulce princesa...

Notas finales:

Maname: ese ha sido nuestro capitulo de hoy!
Amane: esperamos les haya gustado!
Maname: bueno, para los sgtes. capitulos estaremos tratando solo con una semana de la historia ya que pasaran muchas cosas importantes para la historia
Amane: según mi hermana, así es...pero bueno
Maname: con esto terminamos
Amane: y no olviden dejarnos sus review
Maname: hasta la otra semana!


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