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Mi cuento de hadas por JuneProductions

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Notas del capitulo:

Amane: *y suenan las trompetas* estamos llegando a los puntos claves del final del capitulo de la historia de nuestra querida Daniela
Maname: a punto de iniciar una nueva historia
Amane: pero para que nos entiendan mejor e.e
Maname: les traemos el nuevo cap.
Amane: queridos lectores, con ustedes: el capitulo 9 "Inconscientemente aun enamorada"
Maname: que lo disfruten :D~~

— ¿Te asustarías si te dijera, hablando en serio, que me gustas?—Le pregunté tan directa como siempre.

— ¿Por qué la extraña pregunta?—Quiso saber extrañada, haciéndome esa mueca suya.

— ¿Acaso te parezco rara porque me enamoré de ti?—Esperaba respuestas, no más preguntas.

—Sí—Me respondió en seco, segura, sin titubeos, destrozándome por completo. 

Nos quedamos mirando por un largo rato, mis ojos ardían, eso quiere decir que me iba a poner a llorar. No quería que me viera en tan patética actitud. Sus ojitos esmeralda me hipnotizaban nuevamente, no podía apartar mi mirada de la suya. Brillaban nuevamente. Sentí la primera lágrima caer, siempre le gustó tanto romperme el corazón. Le sonreí con el dolor apretándome la garganta, le tomé ambas manos y le bese la frente antes de irme sin decirle una palabra. Estaba esperando que me detuviera o algo, pero eso nunca pasaría. Vaya, y yo que realmente me había enamorado. Quizás me adelanté demasiado a lo que sé no es para mí todavía. Bajé mi vista al suelo y limpié mis lágrimas con mis manos, ensuciándolas con la tierra de mis mejillas. Quizás el creer que a ella también le gustaba pasar tiempo conmigo me daba esperanzas, pero nunca fue así.

— ¡Espera!—Me grita corriendo hacía mí. Me detuve pero no volteé a mirarla. No, realmente no quería que me viera así. Me abrazó rodeándome con sus delgados y blancos brazos. Realmente tengo algo mal en la cabeza, no sé por qué ando pensando en estas cosas, en ella. Apoyó su cara contra mi espalda, ocultándose ahí—Lo siento, no te quería lastimar. No te quería decir eso—Me dijo susurrándome y apretándome con un poco más de fuerza.

Entonces qué era lo que me querías decir, porque he quedado destruida con esto— ¿No? ¿Entonces, qué?—Le pregunté intentando callar mis lagrimitas y terminar de quitarlas de mi cara.

—Es que tengo miedo—Se limitó a decirme con su voz tiritando.

Volteé para hacerle frente, como pude porque me estaba abrazando con demasiada fuerza. Una vez quedamos cara a cara ella la bajó y la ocultó en mi pecho. La rodeé ahora yo con mis brazos, por su cuello, acunando su cabeza. A veces se me olvida que es menor que yo— ¿De qué tienes miedo?—Le pregunté besando la cima de su cabeza, acariciando con mis labios su dorado cabello.

—De esto, tengo miedo de esto—Me respondió. Le levanté el rostro para que me mirara a la cara— ¿Recuerdas ese día en el que nos besamos?—Me preguntó con sus ojitos brillando de las lágrimas que se le estaban aglutinando, pero que no querían caer, y con sus mejillas sonrosadas. Yo asentí con la cabeza, es algo que no puedo olvidar porque me dejó en claro tantas cosas. Es algo que pasó hace tiempo y pensé que lo olvidaría, pero al parecer no fue así—Bueno, estábamos pequeñas, lo sé, pero aun así... Yo sentí cosas, las cuales no entendía y tú me dijiste que es lo que pasa cuando te gusta alguien—No se atrevió a mirarme al decirlo, solo miró para otra parte mientras yo sostenía su mentón.

—Sí, lo recuerdo—Le dije en un suave tono.

—Te recuerdo que eres mayor que yo por tres años y yo solo era una niña inocente en esos días—Me miró a la cara dejando chocar con violencia su mirada con la mía—Aun así te creí y me enamoré de ti. Entre más tiempo pasábamos juntas más lo iba sintiendo y yo creí que era raro. Creí que yo era rara por sentir eso hacía una mujer. Como con el tiempo lo olvidamos y no volvió a pasar creí que solo estabas experimentando conmigo así que intenté olvidarlo—Devolvió su rostro a mi pecho, ocultándose nuevamente—Pero no pude. Por eso, que me digas así tan de repente que estás enamorada de mí me asustó—Concluyó dejando caer sus lágrimas en mi pecho, mojándome la piel con sus cálidas lágrimas.

—Lo siento tanto, Andreita—Susurré yo con cariño—Es solo que a veces se me olvida que eres menor que yo y te cuesta entender ciertas cosas. Se me olvida que tú no eres como yo, que tú dudas y yo no. Como yo estaba tan segura de lo que yo quería, de lo que soy, de mis gustos, se me olvidaron por completo tus sentimientos. Perdóname—Le pedí...

 

—Perdóname, perdóname...—...una y otra vez

— ¿Perdonarte? ¿Por qué debería?—Me habló una voz despertándome de mi extraño sueño.

Abrí mis ojos con dificultad, entrecerrándolos para acostumbrarme a la luz del día. Miré a quien me hablaba y aunque se veía algo borroso intenté reconocer quien era. Como no era una voz que conozco mucho no logré saber quien era a la primera, de a poco la imagen se comenzó a volver más clara y al ver unos molestos ojos esmeraldas adiviné quien era. La Andreita se había colado a mi habitación y me miraba mientras despertaba.

—Dios, ¿Andreita, qué haces aquí?—Pregunté llevando mis manos a mi cara, restregándome los ojos a ver si lograba despertar.

—Como me dijeron que aun dormías pensé en venir a despertarte—Me respondió levantando sus hombros, restándole importancia a que acaba de violar mi privacidad al entrar a mi habitación sin mi consentimiento.

— ¿Qué hora es?—Pregunté aun cansada y adormilada.

—Como las doce y media de la tarde—Me respondió acercándose un poco a mí— ¿Sabías que hablas dormida?—Me preguntó.

—No, no sabía—Le dije yo mirando a mi mesita de noche y luego al otro lado. Como no encontré a mi pequeña dulce princesa en la cama debo pensar que ya está abajo con todos.

— ¿Puedo saber con qué soñabas que no dejabas de repetir “Perdóname” una y otra vez?—Quiso saber acercándose más a mí.

—No tengo ni idea, no puedo recordar mis sueños nunca—Aunque si me acuerdo que estabas en él.

Andrea se acercó hasta casi chocar nuestras frentes y rozar mis labios. Apoyó una de sus manos contra el marco de la ventana que estaba sobre la cama, en la pared, y la otra la llevó a mi mejilla— ¿Será acaso que soñabas conmigo?—Me preguntó asustándome con su pregunta, como si pudiera leerme la mente. Su mano la llevó a mi mentón y lo levantó un poco.

— ¿Qué tramas, Andreita?—Le pregunté sin moverme, no la creía capaz de hacerme algo.

—Solo respóndeme la pregunta—Me ordenó con un fuerte tono de enfado e impaciencia.

Tocaron a mi puerta— ¿Oye, Andreita, ya la despertaste?—Preguntó mi primo desde afuera.

Ambas miramos a la puerta y luego nos miramos. Andrea me soltó y se levantó de la cama, salió de la habitación y le habló a mi primo mientras comenzaban a caminar lejos de mi habitación. Me dejaron la puerta abierta asique no me quedó de otra que levantarme e ir a cerrarla.

º/º/º/º

 

— ¿Y ya has pensado en algún nombre para ellos?—

—No, aun no—

— ¿De verdad? ¿Y no tienes alguna idea? ¿Nada?—

—No, nada—

¿Es qué ahora a todo el mundo se le ocurrió interrogar a la pobre de Lily? Mi prima Andalucía está, hace ya un buen rato, molestando a mi pequeña dulce princesa con preguntas sobre las pequeñas criaturas que está esperando. Yo solo estaba escuchando ya que me vine a sentar a un lado de Lily, igual me interesaban algunas cosas, pero las preguntas quería hacerlas yo. No quería que todas las mujeres de mi familia comenzaran con el interrogatorio de Lily.

— ¿Por qué no hablan de otra cosa?—Les pregunté para que cambiaran de tema y dejaran de acosarla.

—A mí no me molesta—Dijo Lily con una sonrisa. ¿Realmente te sientes cómoda con esto? Mira que te están haciendo todas esas preguntas porque a mí se me ocurrió hablar el día anterior.

—Ves que no le molesta a la niña—Dijo mi madre como si me estuviera regañando.

—Como quieran—Dije yo levantándome de la silla y marchándome de ahí.

Me puse a vagar por la casa a ver que encontraba para hacer, ojala algo entretenido porque me estoy aburriendo. Encima sigo cansada porque me despertaron a la fuerza. Aunque creo que me desperté con mi propia voz. Como sea. Vagué por los pasillos de la casa. Escuché unos gritos al fondo del pasillo del segundo piso, y eso quiere decir que estaban discutiendo muy fuerte porque yo estaba recién subiendo las escaleras. Me dirigí a ver que pasaba y reconocí, en el camino, las voces de mi primo y mi hermano. Nunca antes los vi pelear, esto es algo nuevo para mí.

—A ver, ¿Qué les sucede? ¿Por qué discuten?—Les pregunté al llegar donde ellos, sorprendiéndolos.

—Nada, solo estábamos arreglando algo—Me respondió mi primo como si los gritos no hubieran sido nada y se marchó rápidamente, dejándome sola con mi hermano.

— ¿Qué pasó?—Le pregunté a mi hermano extrañada por la actitud de mi primo.

—Nada, de verdad—Me respondió mi hermano no muy convencido. Es pésimo mintiendo—Solo discutíamos—Dijo marchándose y dejándome sola.

Suspiré derrotada, ¿Quién los entiende?

º/º/º/º

 

Al final decidí por ir a vagabundear por ahí por los alrededores que por la casa, de seguro solo me terminaría encontrando con más problemas. Comencé a ir a mi ritmo. Ese lento y relajado. Un ritmo en donde la fresca brisa me puede abrazar como quiere. Extiendo mis brazos hacía los lados al sentirla pasar y los llevo hacía arriba, dejando que me envolviera. Me relaja tanto esta sensación. Me hace pensar con claridad y no me estresa. Respiro profundo, inhalando el frescor y ese aroma a tierra. Me pongo a pensar en todo lo que ha pasado últimamente. Lo que ha pasado con la Andreita, me extraña mucho su comportamiento. Me comienza a doler la cabeza, como si hubiera olvidado algo importante. Llego hasta al manzano, ese que es como mi amigo, un viejo y buen amigo. Suspiré cansada, necesitaba entender que estaba pasando.

—Me he enamorado, viejo amigo, y creo que esta vez encontré a la correcta—Sé que le estoy hablando a un árbol y también sé que no me va a responder. Pero es mejor esto que hablarlo con otra persona. Reflexiono más así que con otra persona—Tú presenciaste cuando me enamoré por primera vez y estaba pequeña. No recuerdo mucho de lo que pasó, o como terminó, pero si sé que no duró. No era lo que buscaba, lo que quería, lo que necesitaba—Me siento al pie del manzano, apoyando mi espalda contra el tronco. Me abrazo a mis piernas y apoyo mi cabeza en mis rodillas—Tú ya la conociste, es hermosa ¿Verdad?—Cierro mis ojos para descansarlos, aun tengo sueño—La quiero enamorar, pero eso me llevara mucho trabajo y tiempo. Tendré que aprender a tener paciencia—Pasa el viento y las hojas se mueven, siento como si se estuviera riendo de mí—Sí, lo sé. “Paciencia” es algo que no suele estar en mi diccionario, pero tendré que aprender sí o sí—Comienzo a pensar en eso, es verdad, paciencia es algo que nunca aprendí.

Me quedo en silencio un momento. Me pregunto si tú viste como terminó todo. Muchas de las cosas que viví fueron aquí. De echo, de haber sido por mí, lo demás también. O si recuerdas lo que pasó, porque yo no. Ahora voy recordando de a poco. No recuerdo muy bien mucho de lo que viví aquí, o quizás sí. En realidad ahí cosas que mi cerebro, de repente, decidió olvidar de la noche a la mañana y entre esas cosas está lo que pasó con la Andreita. Otras son las vagas ideas que tengo, pero son recuerdos a fin de cuentas. Quizás el que viniera aquí y empezara a recordar ese tipo de cosas es cosa del destino. ¿Pero que quieres de mí ahora? ¿Es acaso éste mi castigo por qué te he desafiado y ahora estoy con Lily? ¿O es algo que tiene que pasar por qué será importante en mi camino para enamorar a mi princesa? ¡Respóndeme!

Destino y la puta. Me puso a prueba de nuevo y esta vez no sé que es lo que quiere. Ni siquiera sé por qué le doy tanta vuelta al asunto si de lo único que me tengo que preocupar es de enamorar a Lily. Quiero cuidar de ella, hacerme cargo de ella y de sus hijos. Quiero que esté conmigo y es lo único que debe importarme. ¿Y si se trata del capitulo que debo cerrar? No lo había pensado así. Si se tratara de que debo cerrar un capitulo de mi vida para poder estar con Lily, podría tratarse de una posibilidad. Pero no tengo ni idea de qué es lo que debo cerrar. Quizás tengo que cerrar algo bien. ¿Puede haber sido posible que haya lastimado a la Andreita? Aunque eso si es imposible, yo misma me encargué, toda mi vida, de terminar mis relaciones de la mejor forma posible, sin lastimar a nadie. Aunque con ella se me olvidó gran parte de lo que pasó y no recuerdo el final de aquello. ¿Y si nunca hubo final? ...

º/º/º/º

Vuelvo a la casa con mis ideas un poco más claras, pero aun confundida. Mi cuento de hadas lo creó el destino y lo narro yo. ¿Qué clase de mal chiste es ese?

— ¡Danielita! ¡Venga a beber algo con su padre!—Me gritó mi padre como invitación, a la que yo acepté encantada.

—Hoy nos pensamos embriagar hasta que caiga el último de nosotros—Me dijo mi tío Eduardo con una botella en la mano, de cerveza, y sirviéndome un vaso.

—Ustedes van a beber, hay otros que no—Aclaro mi madre llegando con dos jarras de jugo natural para los que no iban a beber, y para los que no podían también.

— ¡Oye Daniel! ¿Cómo vas con la carne?—Preguntó mi padre, girando un poco hacía atrás, para ver a mi tío Daniel.

—Voy bien, hermanito, usted quédese ahí no más—Le respondió mi tío.

— ¡Ese es mi hermano!—

Estábamos todos disfrutando de los chistes del tío Edgar mientras esperábamos la carne. Andaban todos con guitarra en mano y como la mía estaba en mi pieza se me ocurrió tomar la de mi tío Daniel, ya iría después por la mía.

—Tóquela con orgullo Danielita, mire que esa guitarra es buena—Me dijo con orgullo mi tío Daniel al ver que tomé su guitarra.

—Pero por supuesto, Tío—Le digo yo acomodándome para tocar.

—Te ves tan feliz cuando tocas—Me comentó Lily, solo para que yo la escuchara—Es casi como si te olvidaras de todos los problemas y solo fuera tú y la música—Agregó con una sonrisa y luego volvió a lo que estaba ocurriendo, prestando atención al humorista de mi tío. 

Últimamente, olvidar es algo que ya no quiero que vuelva a suceder. Estábamos todos riendo y disfrutando, aprovechando que el humorista comenzaba a emborracharse y eso lo hacía más divertido.

—Raúl, ya llegamos—Se anunciaron los vecinos, apareciendo a donde estábamos nosotros.

Mi padre fue a recibir a los vecinos y yo, como si fuera algo automático en mí, me dedique a buscar a la Andreita. Por ese segundo se me había olvidado que había estado aquí desde la mañana no tan mañana, me fue a despertar incluso. Me ruboricé un poco y dirigí mi atención a lo que estaba pasando. Tomé mi vaso de cerveza para beber un poco, solo un poco. Sentí a alguien abrazarme por mi espalda y de la pura sorpresa casi me atraganto con todo lo que me quedaba de cerveza en el vaso. Tragué y volteé a ver hacía atrás, un poco enfadada porque casi muero ahogada. Recibí un beso en la mejilla y eso si que me descolocó.

— ¿Me estabas buscando?—Me preguntó Andrea en un suave tono, abrazándose a mi cuello. ¿Acaso había bebido?

—Ah, no. No ¿Por qué preguntas?—Pregunté extrañada con su actitud.

Esbozó una sonrisa y se mordió el labio inferior—A mí no me mientes, yo sé que me estabas buscando. Siempre hacías lo mismo cuando llegaban mis padres a esta casa—Me dijo con un tono de diversión.

— ¿Enserio? Yo no lo recuerdo—Dije para ambas. Sabía que era algo automático en mí. La Andreita se molesto y se separó de mí.

—No, si parece que a ti se te ha estado olvidando todo últimamente—Me dijo molesta y se fue a donde estaba mi hermana.

Parece ser que realmente ha estado bebiendo demasiado. Miré mi vaso que casi quedó vacio por el trago que pegué. Fui por la botella para llenarla nuevamente y mientras me servía quedé pensando en algo. “Se me ha ido olvidando todo ¿Qué quiso decir?”. Más me preocupa el tono que usó la Andreita, el como se enfadó porque se me había olvidado eso. Realmente necesito recordar que pasó.

º/º/º/º

 

Ya a cierta hora de la tarde todos los que estuvimos bebiendo estábamos mal, pero mal ¡mal! Si creo que hasta yo estoy ebria a morir. La cabeza me da vueltas incluso. Bueno, al menos los pequeños y a los que no se les ocurrió beber se estaban riendo con las payasadas de mi padre y sus hermanos. Estaban contando historias también, y ebrios son más divertidos. Si hasta yo aporto en sus anécdotas y no tengo ni idea de que están hablando. Mi querida Elisabeth está riendo, pero con ganas, como se debería reír siempre. Me encanta escucharla reír, fue una muy buena idea traerla aquí y hacer que se olvidara de todo lo que ha pasado en la ciudad. Mi princesa, te amo tanto.

¡La fiesta aquí no termina nunca! Ni siquiera los pequeños se podían ir a descansar y estaban que caían dormidos en el suelo. Fueron sus madres quienes les insistieron en que se fueran a dormir.

—María, ven oye, ven—Llamaba mi tío Daniel, a lo que mi madre y su hermana voltearon a verlo.

— ¿Pero cual de las dos Marías?—Preguntó mi madre.

—Tú, mujer, tú—Le dijo moviendo su mano, indicándole que fuera hasta donde él estaba.

— ¿Pero qué quieres, hombre?—Le preguntó mi madre molesta.

—Tráenos otra ronda de cervezas—Le pidió con un tono amable.

— ¿Me crees tu empleada? Levántate tú a servirte—Le dijo mi madre como si hubiera sido ofendida.

—Pero mujer—Se quejó mi tío levantándose él por la botella.

—Oiga vecino, ya es tarde. Mejor nos vamos—Anunció el amigo de mi padre, levantándose con ayuda de su mujer. Ese si que estaba ebrio— ¿Y mi hija? ¿Dónde se metió?—Preguntó mirando para todos lados, buscando a la Andreita.

—Debe andar por ahí, pero no se preocupe, déjela con nosotros esta noche—Le dijo mi madre mirando para todos lados también, intentando ubicar a la Andreita.

— ¿No será una molestia?—Preguntó la mujer. Algún día me acordaré de sus nombres.

—Por supuesto que no, no hay problema—Le dijo mi padre en una actitud amable.

Le agradecieron a mis padres y se marcharon, aunque el hombre se fue apoyado en su mujer porque de la borrachera casi no se podía mantener en pie. Yo también me dediqué a buscar a la Andreita con la mirada, no aparecía por ningún lado. O yo estaba demasiado ebria como para poder verla. Observé todo el lugar hasta encontrar a mi pequeña dulce princesa. Estaba con mi prima Andalucía, la que tiene a los dos pequeños. Ariel todavía andaba con ella, igual que la pequeña Cristina, por eso todavía no se iba a dormir el niño. A la pequeña Cristina la tenía en brazos mi pequeña princesa, mientras que a Ariel lo tenia mi prima, aunque no en brazos. Éste, como siempre, andaba pendiente de su hermana. Mi pequeña dulce princesa se veía muy feliz con la niña en brazos. Me encanta verla compartir con todos. Parece más alegre, como si realmente todo lo que paso antes de venir aquí se le hubiera olvidado.

—Oye Danielita. ¿No has visto a la Andrea?—Me preguntó mi hermano algo preocupado.

— ¿Y por qué tengo que saber yo?—Le respondí en un tono pesado. Lo que hace la ebriedad—Es decir. No, no la he visto por aquí—Le respondí en un tono más calmado y suave.

—Si la ves dile a mi madre que la encontraste, porque está un poco preocupada. Por aquí no anda—Me pidió antes de dirigirse a donde mi primo.

¡La cabeza me está doliendo a horrores! Mejor me voy a acostar, estoy derrotada. Vaya, soy la primera en caer, realmente que no celebrábamos todos juntos hace tiempo. Miré a todos una ultima vez antes de ir a la casa, quería asegurarme de que Lily estaba bien antes de irme a dormir. Entre moviendo los brazos para todos lados, con la casa a oscuras y el mundo tambaleándose para todo lados es difícil caminar. Tocaba los muebles y las paredes hasta encontrar el pasamano de las escaleras. Mi vista se empezó a acostumbrar de a poco a la falta de luz. ¿Y para qué si cuando llegue a mi pieza va a iluminarse de nuevo?

Un poco antes de llegar a mi habitación alguien me arrincono contra la pared. No podía ver bien y todo estaba borroso, así que no pude identificar de quien se trataba. Por ultimo, el olfato me funcionaba y su aroma era tan parecido al de mi pequeña dulce princesa. “¿Y si era ella?”. Me besó con una demandante pasión y yo le correspondí, no era consciente de mis movimientos en realidad. La rodeé con mis brazos dejando que mi cabeza me engañara. Era una sensación que no sentía hace tanto tiempo así que la atraje más hacía mí. Ambas parecíamos ansiosas. Me llevó hasta la puerta de mi habitación y yo la abrí, empujándola adentro de esta. Todavía no podía ver bien, sobre todo cuando la luz me atacó de repente. Su aroma aun estaba impregnado en mí y mi cuerpo actuó por si solo cuando me convencí de que sí era ella, era mi pequeña dulce princesa. Esta vez ataqué yo y la dejé recostada en la cama, debajo de mí, besándonos con esas ansias de volver a probar algo que había dejado por tanto tiempo.

—Sabía que no pudiste haber olvidado todo, mí querida Danielita...—

º/º/º/º

 

Voy despertando de a poco, la cabeza aun me da vueltas. Hora de la venganza. Por eso la iglesia dice que no consumas en exceso, hace mal. ¿O era mi madre? Maldita resaca. No me quiero levantar. Me muevo un poquito y me detengo al sentir a alguien. Mi pequeña dulce princesa, de seguro la desperté. Mis brazos se encuentran rodeándola. ¿De qué mierda me perdí anoche? Su cintura está envuelta en mis brazos y me encuentro tan cerca de ella. Esto es un sueño, esto tiene que ser un puto sueño. Muevo una de mis manos, la que estaba encima de ella, y acaricio sus suaves piernas. Me acerco un poco más a ella. Sueño o no, voy a aprovechar. Pongo mi nariz en su cuello, inhalando su dulce aroma. Con mi otro brazo la rodeo un poco más, abrazándola como pude, y dejando mi mano llegar a su vientre. Beso su hombro, con cariño y ternura. Sonrío. Dios me ama. Ella se mueve y hace un adorable quejido de recién despierta. Llevo mi otra mano a su vientre también y toco con delicadeza. Soy tan feliz...Espera... ¡¿Pero qué...?! ¡¿Y su estomago de embarazada?! ¡¿Y los mellizos?! No puede ser que hayan desaparecido de la noche a la mañana ¿O sí? ¡No! Es... Es, ¡Es imposible! Vuelvo a tocar para asegurarme, pero no está, no lo encuentro. ¡¿Y tu adorable bultito en el estomago?!

Me levanté desesperada de la cama, sacando mi brazo de debajo de ella. De... De quien sea. Me levanté tan de golpe que me fui hacía atrás hasta caer de la cama y chocar con la muralla. Eso dolió. Quedé sentada en el piso, o media sentada y con la cabeza contra la pared. Esto no es un sueño ¡Es una pesadilla! Eso es. La “intrusa”. ¿Es intrusa si yo la empuje contra la cama? Como sea. La “intrusa” de mi cama se movió y se sentó con total calma. Se acomodó en la cama y me miró desde arriba, claro si yo estaba en el piso. Miré asombrada, sorprendida, atacada, al ver de quien se trataba.

—A... ¡¿Andreita?! ...

Notas finales:

Maname: omg, ¿y? ¿que les pareció?
Amane: algo corto y con ganas de más? lo sabemos
Maname: pero queremos que sepan que nosotras tenemos claros la duración de cada capitulo y como queremos que terminen
Amane: bueno
Maname: con esto nos despedimos hasta lo proxima semana
Amane: si es que aparecemos, nos chuparan el alma esta semana en la escuela
Maname: demasiados trabajos atrasados y pruebas atrasadas
Amane: D: mandenos sus reviews con los animos que necesitamos para aparecer por aquí la prox semana c;


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