Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi cuento de hadas por JuneProductions

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Amane: bueno, aquí estamos de nuevo con un nuevo capitulo :D
Maname: somos unas irresponsables, no tenemos fecha de actualización :D ...¬¬
Amane: es verdad, perdón por eso, pero verán. Nosotras, las hermanas aquí presentes, no tienen internet, tenemos que venir a la casa de un familiar para poder actualizar
Maname: pero al menos si tenemos algo seguro, que actualizaremos cada semana
Amane: asi que cada vez que empiece una nueva semana, estén atentos a la actualización
Maname: bueno, con esa noticia dejamos de interrumpir para que puedan leer tranquilos, lectores
Amane: que lo disfruten :3

Al llegar a casa me encerré en mi habitación. No hice nada. Ni siquiera me digné a quitarme mi ropa o a ducharme. Nunca había sentido lo que era perder a alguien a quien creíste amar, y ahora estoy así por alguien con la que nunca hablé. Toda la noche despierta, trasnochando con lágrimas. Mis únicas compañeras en el dolor de aquella extraña perdida que había experimentado mi corazón.

Me parece tan divertido como lo que yo dije se hizo realidad. Como el cruel destino se iba a enojar conmigo por nunca haber aprovechado las oportunidades que me dio y me iba a decir: “desaprovechaste cada oportunidad que te di para que hablaras con ella, y como no lo has hecho, debo creer que no te interesa. Así que espero disfrutes el ultimo día en que la verás”. Ahora estoy pagando por ello y me estoy preguntando: “¿Qué hubiera pasado si...?”. Me rio de mi estupidez, aun con las lágrimas bajando y acariciando mis mejillas, como una loca. Nunca enfrenté éste dolor y ahora que lo hago, es horrible. Siempre fui tan segura de lo que hacía, que al terminar con alguien siempre sabía por qué, entonces nunca me dolió. Fui. Si, ahora estaba segura de es en pasado. Porque de repente aparece ella y acaba con todo lo que yo formé de mí misma, mi seguridad, mi confianza, mi determinación. Yo siempre sé que es lo que quiero. Ahora la quería a ella. Y siempre hago todo por ello. Pero como idiota me quedé observando, a distancia, segura de que nunca me odiaría. Nunca cambio de opinión. Y nunca lo haré, incluso ahora quiero ir por ella.

Mi hermana siempre me dijo que aquella terquedad mía sería mi ruina, que cargaría con un inmenso dolor algún día, pero nunca le quise creer. ¿Cómo? Sí yo siempre lograba lo que quería, obtenía lo que quería y nunca salía herida. “¿Y las demás personas que quisiste? ¿Las personas a las que dejaste?”. Hermoso, ahora la vida se venía a vengar de mí. Yo sé que nunca dejé llorando a alguien cuando terminaba, siempre lo hice en los mejores términos. No es justo, yo era buena. Lo único que estaba buscando era una persona que amar para toda la vida. “Y vivieron felices para siempre”. Solo buscaba a la princesa de éste príncipe. Siempre me dijeron que eso no existía, pero yo no les quería creer. Incluso ahora con casi treinta años de edad, aun busco a mi princesa. Con veintiocho años, es difícil, pero yo todavía busco a mi princesa.

Quiero crear mi final feliz junto a la persona que vaya a amar para toda la vida. Creí haberme enamorado muchas veces, pero antes de darme cuenta el amor se me acababa más pronto de lo que creía. Me dolía dejar a la persona que le prometí amor eterno, por eso hablaba con ella hasta quedar en los mejores términos posibles. Nunca hice sufrir a nadie. ¿Por qué yo si lo estoy entonces? “Quizás estoy viviendo mi historia de amor”. Tal vez. Tal vez solo debo pasar por eso desgarrador dolor por el que pasan los personajes de novelas de amor, antes de conocer al amor con el que vivirán su final de cuento de hadas. Sé que algún día tendré un final feliz, una familia, alguien a quien amar para toda la vida...
Solo quiero mi “y vivieron felices para siempre”...

º/º/º/º

 

Últimamente no he podido dormir bien, no sé por qué. Al cerrar mis ojos, sin que yo quiera o sepa por qué, comienzan a brotarme las lágrimas que, silenciosas, se deslizan por mis mejillas y no me dejan conciliar el sueño. Me mantienen despierta toda la noche porque incluso debo callar los sollozos, aliviar el dolor de mi garganta, y el dolor de mis ojos no lo soporto. Nunca antes había llorado tanto, nunca antes me había sentido tan derrotada. Intento que nadie se dé cuenta, sobre todo mi hermana. Cuando va a verme, o me encuentra casualmente por los pasillos del edificio, intento parecer lo más normal posible, claro, como solía ser yo. Algo que no he logrado, no he logrado recuperarme, no he logrado volver a ser yo, no he recuperado mis ánimos, mis fuerzas, nada. Me siento derrotada, cansada, lo único que quiero es estar acostada todo el día en mi cama, intentando conciliar el sueño, descansando y olvidarme del resto del mundo.

Suspiro cansada, agotada, éste empleo ya no es tan divertido como lo era al principio. Ya no me digno a mirar a la cafetería por miedo de que al pasar la hora no aparezcas, o peor, que si aparezcas y te vea caminando de la mano de quien seguro ahora pasara a ser tu esposo. Tampoco me he dignado a entrar a ese lugar, si no llegas se sentirá vacio y me darán ganas de descansar eternamente en ese mismo lugar, porque ya no tendré fuerzas para siquiera levantarme del asiento, y si llegas se me oprimirá el corazón, sentiré como mi pecho lo estrangula y se marchita, dejándome morir con cada segundo que pase mirándote, y eso es algo que no quiero vivir. Ya no doy más, ni con las punzadas, ni con el cansancio, ni con la depresión. Nunca antes me había pasado, no sé como manejar con esta situación, con esta sensación de vacio. No sé que hacer y no puedo pedir consejo, no quiero preocupar a nadie, menos a mi familia. No quiero imaginar como se pondrían al verme así, no sabrían que hacer o que decirme, nada, porque nunca antes me había pasado. Eres la primera mujer por la que sufro tanto y nunca me atreví a hablarte en la vida, eres prácticamente una desconocida para mí, aun así, estoy pensando en ti como si te conociera de toda la vida y lloro por ti como si te hubiera amado desde mucho antes de conocerte.

Tengo miedo, el pecho me duele, me cuesta respirar, debo pensar que estoy enferma, esto no es normal. Suena el despertador, pero no me quiero levantar, no quiero salir, no quiero moverme, me tomaré el día libre. Sería mejor si me despidieran. Fingiré estar enferma, no sé, pero no me quiero levantar. He visto como se me vuelan los días, en donde cada minuto del día lo pasé pensando en ella y llorando por su culpa. Como pasan las semanas, con una tortuosa lentitud, como si de repente mi muerte se haya decidido tomar una pausa y me quiera dejar sufrir antes de ver el final. Al menos no me hago más joven con cada segundo que pasa. Si no me pasa por encima un tren, entonces que me mate la edad y el dolor que mi pobre corazón ya no puede soportar. Me doy vueltas en la cama, nuevamente no he podido dormir bien, no encuentro el como. Me arden los ojos y mi garganta está seca. El recorrido de mis lágrimas que pasaron por mis mejillas están secas, mi pobre piel ahora debe sufrir con un poco de sal porque no me pienso en lavar la cara todavía. Algunas lágrimas llegaron a mis labios, dejándome saborear el salado gusto del dolor de una pérdida de un imposible. Me lamo los labios con la poca saliva que me queda, estoy a punto de pasar por una seria deshidratación porque he estado llorando más de lo que he consumido líquidos. Esto será mi ruina, pero quizás eso sea lo mejor.

— ¡Sabía que te pasaba algo!—Se anunció mi hermana, sorprendiéndome, entrando de golpe a mi habitación, con un grito.

—Dios, Nancy. ¿Es qué acaso no sabes que hora es?—Le pregunté dándome vuelta en la cama para poder verla, pero sin levantarme ni nada.

—Y a mí me vale la hora, nunca hace nada bueno por alguien—Parece ser que estaba realmente molesta. Se fue a sentar a un lado mío y me miró, con enfado y preocupación. Suspiré cansada y me acomodé un poco en la cama— ¿Me piensas decir que pasó?—Me preguntó una vez quedé un poco más a su altura.

Respiré profundo, intenté pensar, no sé si es buena idea. Tan solo intentar decirle a alguien me dolía, porque para eso tenía que recordar lo que pasó y es lo que estoy intentando olvidar y superar. Se me formó el estúpido nudo en la garganta, tragué con dificultad, nada quería pasar por el apretado nudo. Se me aguaron los ojos, me ardían de nuevo, más de lo que ya me dolían, a éste paso quedaré ciega, se me hincharan los ojos hasta que se me salgan o algo así. Abrí mi boca para decirle algo, pero no salía sonido alguno. Me senté en la cama y me acomodé, para tomar una actitud seria y volví a abrir mi boca, pero nuevamente nada salió. Si sentí los sollozos, las lágrimas, el nudo apretándome cada vez más. No logré decirle nada. Las imágenes de mi pequeña princesa diciéndole a su pareja que estaba esperando un hijo me asaltaron la mente, recordándome que nunca fue mía. Volví a abrir mi boca y al segundo después me encontraba envuelta en sus brazos, llorando, ocultándome en ella, manchando con mis saladas lágrimas su blanca camisa que llevaba puesta. No me volvió a preguntar, solo me dejó llorar. Es horrible. No me gusta llorar sola, pero menos me gusta llorar cuando alguien me mira. Los cálidos brazos de mi hermana me envolvieron, consolándome en mi pobre sufrimiento sin sentido, al menos eso sentía bien. Me desahogué por completo, no dejé de llorar, no hubo más preguntas, solo mi llanto, era lo único que se escucho durante un largo rato.

º/º/º/º

 

Los días siguieron pasando, convirtiéndose en semanas y las semanas en meses. Ya han pasado tres y ni cuenta me había dado.  Ya era septiembre y las cálidas temporadas estaban llegando. Ahora el sol se podía sentir y el frío duraba hasta cierta hora de la mañana. También están incluidos los revuelos de “Fiestas Patrias”. Chile, el único lugar que se toma cinco días para celebrar algo. Que se podía esperar, nos encantan los feriados para escaparnos del trabajo. Yo también estoy esperándolo con ansias, serán cinco lindos días en donde iré con mi familia, a la casa de mi madre, ahí se hará el festejo. Volveré a ver a mi hermano, desde que se fue al extranjero a estudiar solo he sabido de él por teléfono. Mis primos, mis tíos, vienen todos incluidos porque la casa en grande y mejor se pasa en familia. Suspiro, molesta. No importa cuanto quiera intentarlo, no logro olvidarme de ella. No logro olvidarme de nada de ella. Ojala sirviera quemar mi libreta, a ver si de esa forma logro olvidarme de ella, como si fuera magia o algo así.

Solo por hoy me atrevo a cruzar la calle para llegar a la cafetería, solo porque no traje que comer y me estoy muriendo de hambre. Como si fuera una costumbre, totalmente automático en mí, me fui a sentar a la misma mesa de siempre. Me regaño mentalmente por eso, pero ya no importa, me quedaré aquí. Respiro profundo, aclaro mi mente. Rebusco entre mis cosas y ahí estaba, mi libreta, mi sagrada libreta. Acaricio con mis dedos su tapa, mordiéndome el labio, cuantas cosas logro escribir en una de estas. Es algo que hago desde iba a escuela, desde pequeña no tan pequeña. Tengo montones de libretas que contienen la evolución de mi escritura. No he perdido ninguna, no me lo perdonaría nunca, pero soy incapaz de leer una de las primera, me daría algo de vergüenza pensar en ello. Suspiro más relajada, al menos pude pensar en otra cosa aunque fuera por un breve lapso de tiempo. Me atrevo a abrir la libreta y a tomar, nuevamente, después de tres meses, un lápiz para escribir. Me siento incomoda, rara con el lápiz nuevamente en mis manos, atrapado entre mis dedos y listo para escribir. Había pasado algo de tiempo. Algo golpea con mi brazo izquierdo, haciéndome rayar una hermosa hoja en blanco. Contengo la ira, apretando con rabia mis labios, respirando despacio. Inhalo, exhalo, tranquila, ya pasó, ya fue.

Levanto la vista, buscaría al culpable para echarle maldiciones imaginarias, a ver si alguna se hace realidad. Para mi sorpresa, alguien se atrevió a usar la mesa de “ella”, la que está a dos mesas y un pasillo de distancia. Más aun para mi sorpresa, era “ella”, la personaje de mis cuentos, la princesa de mi historia, mi pequeña dulce princesa estaba ahí. Aunque había algo distinto, algo extraño, y no solo lo decía por tu el bulto de tu vientre, lo que de seguro es el pequeño del afortunado idiota. Ladeo mi cabeza, entrecierro mis ojos y me quedo mirando. ¿Por qué Dios es tan cruel conmigo? Aunque no es lo único extraño, algo en ti, algo que me está costando descifrar. Te miro, atenta, estudiando cada detalle, cualquier cosa que note distinta a lo que fuiste antes de que te perdiera y dejara de verte. El brillo de alegría que irradiabas ya no está, tu alrededor luce tan apagado, tu sonrisa desapareció, miras fijo al suelo, con la vista oculta con tus cabellos, desapareció el color de tus mejillas y no te ves para nada bien. Veo una solitaria y silenciosa lágrima rodar por tu suave y pálida mejilla. Eso me dejó sin aliento. No aguanté, no lo pensé dos veces siquiera, corrí hasta ella y la abracé. Oculté su rostro en mi vientre, dejándola llorar para que desahogara sea lo que sea que le estaba pasando. Hipaba del llanto, intentaba callar sus sollozos, y yo solo atinaba a apretarla más contra mí. Conozco el dolor del llanto y cuanto se necesita de brazos cálidos que te estrechen y te den consuelo, espero que conmigo te sea suficiente. Enredo mis dedos en tu corto cabello, acariciándote la nuca, intentando pensar que más puedo hacer por ti. Tus manos se apretaron contra la chaqueta de mi uniforme, te aferrabas con tanta fuerza, queriendo ocultarte y controlarte y yo aun no encontraba que más hacer. Dejé que empaparas mi uniforme con tus lágrimas si esa era una manera de ayudarte.

Ya más calmada fue a lavarse su cara, a limpiarse las lágrimas y mojar la garganta. Volvió a mi lado, sentándose en frente mío. Aun no sabía que decir, como actuar, que hacer. Lo único que me importó es que estaba sentada en tu mesa, en el lugar que corresponde a tu pareja, wow.

—Lo lamento—Se disculpó ella, con una sonrisa, quitándose el ultimo rastro de lágrimas de sus ojos—No pensé que alguien lo notaría—Claro que no, y si alguien lo notaba nadie se acercaría, pero yo no, yo realmente me preocupé.

—No tienes que disculparte, está bien. Soy yo quien debería disculparse por el atrevimiento—Intento sonar amable, comportarme ante su presencia.

—Gracias, de todos modos. Necesitaba desahogarme—Me sigue sonriendo, no lo soporto, no es su sonrisa de siempre. No, esta es más para intentar convencerse a ella y a su acompañante de que está bien, cuando en realidad es obvio que no es así.

—Claro, no hay problema. Por cierto, soy Daniela—Le digo, para presentarme, esperando que me devolviera la cortesía y se presentara. Una buena forma de lograr conseguir lo único que he querido conseguir por casi cinco meses, su nombre.

—Soy Elizabeth, pero me puedes decir Lily, no hay problema—Se presenta ella. Memoricé eso, como si mi vida fuera a depender de ello algún día.

Me quedé pensando un poco, no sabía si debía o no preguntar, pero aun así me atreví—Mira, perdóname por el atrevimiento de la pregunta, sé que no debería ya que estoy recién conociéndote—Mentira—pero dime ¿Por qué estabas llorando?—Estaba realmente interesada.

Me miró, pensándolo un poco y luego sonrió, bajando su vista a la mesa—Claro, era obvio—Susurró para ambas. Levantó su vista de nuevo a mí. Ahora sí, sus ojos eran grises, ahora que los miro más de cerca, pero porque ahora no tienen el mismo brillo de antes—Nada en especial, solo que, como puede notar, estoy embarazada. Voy a ser madre y soy la mujer más feliz del mundo, pero usted no me creería que eran lágrimas de felicidad. ¿Qué más? Déjeme ver. Dejé la universidad, perdí mi beca, me voy a casar con el hombre que creí amar, con el mismo hombre que estuve saliendo desde terminé la escuela y que con tanto amor me trató, vamos a ser padres los dos. Estamos felices los dos y por supuesto, como no, me entero de que me es infiel desde hace algunos años, más específicamente desde los cinco primeros meses en los que comenzamos a salir. Pero no es nada especial, no lloraba por nada en especial, solo lloraba porque soy una ingenua que amó tan ciegamente....

Notas finales:

Amane: lo leemos
Maname: y lo leemos
Amane: y lo volvemos a leer
Maname: y nos gusta como va quedando, quizás no son necesarios capitulos taaan largos para hacer algo bueno..
Amane: esperamos que les haya gustado tanto como a nosotras
Maname: como saben, actualizamos la proxima semana y dudo que hayan problemas
Amane: si, asi que para que estén atentos
Maname: hasta la proxima semana :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).