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Leyendas *SHINee* por mitsui-chan

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Notas del capitulo:

Espero que os guste!!!

Kim KiBum era el príncipe de Corea. Era hermoso, muy hermoso. Y poderoso. Y obviamente era muy rico. De hecho, lo tenía todo: un pueblo que le amaba, sirvientes, criadas, los mejores caballos, las mejores ropas… Todo.

Menos alguien con quien compartirlo.

No le importaba si era hombre o mujer. No le importaba tener hijos. No tenía paciencia suficiente, y eso lo sabía desde hacía mucho, desde que su primo, le vino a hacer una visita con su hijo.

Pero él quería ser feliz con alguien.

Y por eso había decidido hacer una recepción para todos aquellos que estuvieran interesados en ser su cónyuge.

Pero eso no significaba que cualquiera lo podría ser: tenía que ser hermoso y grácil, por supuesto, la reina o el rey no podía ser feo y torpe.

Tenía que ser inteligente y culto pues alguien tonto no podía ser inculto e ignorante, también tenía que dominar al menos un arte: tocar un instrumento, bailar o bien escribir poesía.

Pero lo más importante, tenía que ser sincero y valiente, pues eso era algo que el joven príncipe valoraba mucho, así que para poder ser su pareja, debían pasar cuatro pruebas: una de gracia y belleza, otra de inteligencia, una para demostrar sus cualidades artísticas y una para demostrar que eran personas sinceras.

Las primera se llevaría a cabo directamente: sino eras bello, no tendrías entrada, las dos del medio se llevarían a cabo en el castillo y última tendría cabo en seis meses.

Los criados de palacio habían salido a dar invitaciones a las muchachas y muchachos más bellos de la corte del mismo modo que también se la daban a las personas más hermosas que veían en la calle, cuando la que fue la maestra del príncipe oyó sobre la recepción y no pudo evitar sentir una gran pena por su hijo quien estaba realmente enamorado de su amo.

-¿Ocurre algo, madre?- le preguntó el chico a la vez que le daba un té.

-Hijo mío, temo que lo que voy a decirte, te va a romper el corazón: el príncipe está buscando consorte.- le dijo la mujer, cogiéndole de la mano.- Están repartiendo invitaciones por todo el país, quizás, si sales a la calle te van a dar una. Pero ten en cuenta que todos los que van a estar ahí presentes van a ser más bellos y ricos que tú.- sonrió con dulzura, besándole la frente.

-Sí madre.- dicho esto salió a la calle y, tras dar algunas vueltas sintió como le tomaban del hombro.

-TaeMin. Coge esta invitación, por favor.- le dijo el jefe de los criados.

-Pe-pero yo no…- y ahora que la tenía, se sentía flaquear.

-Mis ordenes han sido dárselas a las personas más bellas que pueda encontrar. Tú eres una de ellas.- le dijo.- Además, sé que tus sentimientos por el príncipe son puros.

-Gracias Sr. Suh.- se inclinó profundamente, agradecido.

Cuando el día de la recepción llegó, TaeMin se vistió con las mejores ropas que tenía, pero aun así, no eran ni por asomo igual de buenas y delicadas que las del resto de los presentes.

Cuando el príncipe entró, ¡se sintió tan nervioso! Lo veía cada día, pues él era el encargado de arreglar su cámara, por lo que se veían casi a diario, pero estaba casi seguro de que él ni siquiera sabía quien era.

-Bienvenidos a todos. Como ya sabéis porque estáis aquí, vamos a ir a las presentaciones directamente. Cuando pase por delante vuestro me diréis vuestro nombre completo y vuestro empleo.

Uno por uno fueron diciendo sus nombres y sus empleos. Había de todo: gente de la burguesía que no trabajaba, carniceros, pescaderos… pero ningún criado, y eso le aterrorizaba, porque sabía que se burlarían de él, pero eso no le importaba, él quería que su príncipe no le rechazara por su condición de sirviente.

-¿Cuál es tu nombre?- le preguntó al llegar a su lado.

-Lee TaeMin, mi señor.- respondió mirándole a los ojos.

-¿Y cual es tu profesión?

-Soy… soy… soy quien hace su cama y plancha su ropa, mi señor.- admitió mas la tentación de mentirle, pero sabía que si lo hacía, nunca podría volver a mirarle a la cara.

-¿Un criado?- dijo una chica que respondía bajo el nombre de YuRi.- ¿Tenemos que competir contra un criado? ¡No va a ser muy difícil superarle!

Nadie dijo nada, pero el monarca acarició el cabello del menor.

-Te recuerdo. Eres él hijo de Lee SunBi, ¿verdad?

-Sí, mi señor.- afirmó.

No dijo nada y se dirigió al centro de la sala, en un tarima donde podía ser visto por todos y donde podía ver a todos.

-Bien, la primera prueba va dar comienzo. Vais a poneros en cuatro grupos: música, danza, poesía y los que no saben hacer nada.- inmediatamente todos los presentes se situaron en los grupos.- Perfecto, vosotros ya os podéis ir.- dijo
señalando al cuarto grupo.- No quiero a nadie que no entienda de arte, así que fuera.

Sin rechistar los componentes de dicho grupo se fueron, obviamente desilusionados y algunos incluso enfadados, pero ninguno se atrevía a decir nada malo sobre la decisión del príncipe KiBum.

Uno por uno, fueron bailando, tocando sus instrumentos o recitando sus poesías, y uno a uno, su alteza decidía si se quedaban o no.

Su rostro seguía impasible, sin dejar entrever ninguna emoción.

Al final de la segunda prueba, solo quedaban cincuenta aspirantes.

-Bien, para la segunda prueba, voy a hacer diez preguntas, solo las diez personas que respondan pasarán a la última prueba.- les explicó y empezó a preguntar.

TaeMin sentía sus ojos escocer al ver que no sabía ninguna de las preguntas.

-La última pregunta es esta. Si me tuvierais que preparar un té perfumado, ¿con qué lo haríais?

-Con flores de jazmin, por supuesto.- dijo una agraciada chica.

-Con raíz de lotus, para preservar su juventud.- dijo otra.

-Con flores de almendra.- dijo un chico.

-Con licor de arroz y flores de naranjo, su majestad.- respondió TaeMin con seguridad. ¡Había visto tantas veces como sus noonas se lo preparaban!

-Correcto.- dijo sonriéndole con dulzura al chiquillo, que se puso colorado ante aquel gesto.- Eres muy lindo, TaeMin.

-Gracias, mi señor.- dijo bajando la cabeza, sintiendo miradas de odio

-Bien. Todos aquellos que han respondido se quedan, los que no, se van.- solo quedaron los diez finalistas: nueve chicas y TaeMin. Jinki, llévame esas semillas que preparamos ayer, por favor.- y el consejero del príncipe, quien a su vez era su mejor amigo.- Gracias.- dijo una vez las tuvo en sus manos.- Os voy a dar una semilla a cada uno, dentro de seis vais a volver. El que tenga la flor más hermosa, va a ser mi consorte, pues como imaginareis, no puedo casarme con alguien que no sepa nada de jardinería.

Cada uno se fue a su casa con la semilla que le había sido dada.

El tiempo pasó y TaeMin, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.

Pasaron tres meses y nada brotó. El joven sirviente intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.

-Madre, voy a ir, aun si nada a crecido, mi amor por el príncipe es sincero y se lo merece.- le dijo a su madre antes de irse, quien intentaba que su hijo se quedara en casa para que no sufriera.

-Está bien hijo.- le besó la frente antes de irse, con el pequeño tarro con la semilla, pero sin una simple hojita.

Cuando llegó al pabellón, las chicas llevaban grandes y exóticas flores, cada una más bella que la anterior.

-Parece ser que el pequeño criado no es bueno en jardinería.- dijo YuRi con una sonrisa burleta.

Pero antes de que otra chica tuviese tiempo a decir nada, el príncipe entró dentro y todas se apresuraron a mostrar su preciosas flores. KiBum fue mirando cada flor, pasando por delante de TaeMin, sin cambiar la expresión de su rostro.

-TaeMin, da un paso adelante, por favor.- temblando, el chiquillo obedeció.- Me alegro de que vayas a ser tu mi futuro esposo.- le dijo besándole la frente.

-Disculpe majestad…- dijo YuRi.- De su semilla no ha crecido ninguna flor.

-Por supuesto que no. Las semillas eran estériles. La prueba era para ver quien me amaba lo suficiente para no mentirme. Y me alegro de que sea ese dulce niño.- el rey atrajo al chico por las caderas y le besó la nariz.- No te sonrojes, ahora que vas a ser mi esposo, no voy a escatimar en darte mimos.-

-Sí mi…

-Y no me llames más “mi señor”, me conformo con un “yeobo”.- le guiñó un ojo que hizo que se sonrojara aun más.- El resto, podéis iros.- dijo el monarca.- Bien TaeMinnie, ahora vamos a buscarte ropas dignas de ti, ¿te gusta Lacoste? ¿Dolce&Gabanna?

-Cre-creo que sí, ¿yeobo?- dijo, aun avergonzado a lo que el otro rió alegremente ante su evidente vergüenza.- ¿Podemos ir a ver a mi madre? Por favor.- pidió.

Y así el príncipe vivió feliz para siempre en compañía se aquel que siempre le había amado desde las sombras.

Notas finales:

Espero que os haya gustado!

Dejad reviews!!! :3 <3

Saludos a tod@s!

El proximo puede que sea OnKey. Puede.

Nota: Corea de Sur no tiene principado ni reinado. Al menos no reconocidos oficialmente


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