Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ramen para dos por Henta_Hime

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bien, antes que nada, aquí tanto Sasuke como Naruto conservan a sus familias, es decir que esas trágicas situaciones que vivieron de chicos, ya no las tendrán. Eso también afecta a las personalidades, que si bien es muy sutil, se nota más en Sasuke quien no es tan frío, pero no llega a ser ni meloso, ni cursi ni… bueno, sigue siendo él pero con sentimientos [?] También están vivos Itachi, Deidara, Jiraya y a medida que vaya escribiendo quizá reviva a alguien más [?] Hay ciertos asuntos, como por ejemplo:

*Kushina tiene chakra del Kyuubi al igual que Naruto, pero es él quien tiene al zorro dentro. *Modifiqué ligeramente las personalidades de Itachi y Fugaku, quería que tuvieran un poco más de… ¿tacto? Así que, aquí no será tan extraño encontrar a Fugaku o Itachi riendo, Sasuke también se adhiere.
*A pesar de que Minato y Tsunade estén con vida y los dos fueron Hokage, es Naruto el actual sexto Hokage. No sé cómo explicar los tiempos, así que aclaro aquí ante cualquier duda. 

Mis lemon son pobres. (?) No necesito decir más que eso ·3·

Todos aquí tienen sobre los veintiséis años, y muchas parejas son 'normales'. Las que son puramente yaoi son:

Sasuke x Naruto / Itachi x Deidara / Sai x Gaara 

¡Ahora sí, disfruten y gracias por leer esta larga nota!~ e,e

Con pasos presurosos saltaba de rama en rama con maestra agilidad. El sonido del viento siendo cortado con velocidad le era algo sumamente tranquilizante. Y tranquilidad, es lo que en esos momentos le faltaba. Detrás de él saltando con igual rapidez, se encontraba un moreno con máscara de ANBU. Éste portaba el traje característico de su rango y una capa encima. A pesar de que muy bien le conocía como su mejor amigo-rival y amante por ya más de nueve años, en ese momento simplemente era lo que vestía: Un ANBU guardaespaldas del Rokudaime Hokage.

No era la primera vez que solían tener peleas estúpidas que terminaban arreglándose con una simple lucha para demostrar al más habilidoso, o una invitación al Ichiraku Ramen. Pero en esa ocasión aunque el roce fue igual de banal que todos los anteriores a lo largo de su amistad, le había molestado demasiado a Naruto. No podía recordar bien cómo había comenzado, sólo podía saber que de alguna manera por un comentario descuidado del moreno y una contestación del rubio, ambos habían tenido que ser separados por el que en sus tiempos de Genin fue su Sensei, Kakashi.

A pesar de que no tenía la obligación —ni el permiso— para salir de misiones siendo el Hokage, él aún seguía tomándolas por diversión y a veces como en este caso, para despejar su mente por un tiempo. Su ceño estaba ligeramente fruncido, cambiándole con ese simple gesto la infantil cara a la que se estaba acostumbrado ver, a pesar de poseer ya sus veinticinco años encima. Sasuke bajo su máscara también estaba bastante igual. Era claro que ninguno de los dos tenía intenciones prontas de ceder.

No obstante su ensimismamiento tuvo que finalizar de súbito, algo en el ambiente había cambiado, estaba tenso y Naruto pudo sentirlo. No quería hablarle al imbécil de Sasuke, pero por el bien de la misión —y el suyo propio— tragó su orgullo de momento.

—Hay enemigos cerca, estate alerta. —Sin voltear ni un segundo su cara, le advirtió.

Sasuke por su parte, bufó sarcástico y esbozó una odiosa sonrisa.

—¿Así que ahora las disculpas se llaman enemigos? —Escupió ácido, mofándose de la situación. Su hinchado ego no le permitiría separar el orgullo del trabajo ni por un segundo.

Naruto enfurecido por el comentario se giró hacia él deteniendo su paso bruscamente.

—¿Cómo dices? ¡No puedo creer que seas tan estúpidamente ególatra, bastardo! —Sus celestes brillaron con peligro inminente y fue algo que Sasuke no pudo evitar notar.

—¡Já! ¿Yo soy el ególatra? Fíjate bien, Hokage-sama—recalcó el honorífico que sabía, Naruto detestaba proviniendo de él—, no hay ni un solo chakra alrededor. ¿No crees que estás siendo muy orgulloso al usarlo como excusa para hablarme y pedirme perdón? —De nuevo esa sonrisa que estaba exasperando al chico hizo presencia.

Pero justo antes de que pudiera responderle la maravillosa grosería que había pensado, un kunai le penetró con suma velocidad la mejilla, logrando que ésta sangrara al instante y en abundancia. Ambos se pusieron en guardia, dispuestos a enfrentar la que ahora era una lluvia de armas ninja. El menor del clan Uchiha no dudó en activar su Sharingan en milésimas, contando alrededor de veintisiete enemigos. Mientras que su compañero cargó un Rasen-shuriken dispuesto a ser lanzado en cualquier instante, y aunado con su molestia éste fue una gigante esfera de chakra.

Los cuerpos seguían llegando, saliendo de entre las ramas y algunos más habilidosos por tierra mediante un Jutsu. Sus ataques eran diversos y aunque eran una multitud, golpeaban muy descoordinados. Sasuke se encargó de eliminar a siete de un sólo movimiento con su Katon, lo había potenciado aún más en esos años por lo que no le fue ninguna dificultad lanzar otros seguidos del primero. En cambio Naruto, parecía tener problemas con sus oponentes. No eran más de once, pero sus ataques eran bajos y sucios, atacaban por la espalda con clones de sombra, lanzaban ataques al azar por toda su área e incluso estaban quienes tiraban bolas de pólvora mezcladas con alguna sustancia que le hacía arder los ojos. Claramente, el Hokage acabaría con ellos en cuestión de segundos, pero tal podía verse que algo estaba fallando…

Naruto ya había sido herido en múltiples lados y lo único que logró fue derrotar a unos pocos. Repensando en lo vergonzoso que eso se vería en los ojos del moreno, despejó su mente de cualquier pensamiento que no fuera el ganar. Fácilmente creó tres Rasengan de normal tamaño, que lanzó hacia lados opuestos dando de lleno en los enemigos que le enfrentaban.

Sasuke se había encargado ya de los que amenazaban su espalda, brindándole un poco más de tranquilidad. Gracias a su ataque los contrincantes restantes cayeron inconscientes finalmente. Aquellas pobres víctimas no habían aparecido en el momento más adecuado y habían cargado con toda la furia de ambos luchadores “legendarios”. Aunque se podía notar inclusive en esa situación que eran ninjas inexpertos, posiblemente hubiese sido su primera pelea en campo abierto.

Amainado el violento encuentro, Sasuke había tenido que por una milagrosa vez comerse su orgullo. Naruto había tenido razón y él sólo le tomó el pelo sin el más mínimo reparo. Tras unos momentos de reflexión personal, respiró hondo y cerrando sus párpados se viró hacia él para ofrecerle una debida disculpa. Pero su plan se vio obligado a cesar cuando visualizó al chico desplomándose con fuerza en el suelo, cubierto de sangre, corrió hacia él sin pensarlo.

—¡Naruto! ¡Naruto despierta! —Su ónice mirada escrudiñó la herida que poseía en la marcada mejilla, burbujeaba una sustancia verdosa y su aroma era mortífero. No pudo evitar preguntarse el por qué seguía allí, ya que el Kyuubi suele encargarse de cosas como esas en un santiamén. —Maldición…

Rápidamente lo tomó en brazos y se dio a la carrera para llegar a la aldea contigua, que, si bien recordaba, no estaba a más de 10 kilómetros.

~O~O~O~O~O~O~

Removió su pelo otra vez, totalmente inquieto. Su cara se arrugaba en una fea mueca con su ceño contraído y los ojos más turbados que de costumbre. Había tardado nada en llegar a la aldea y ser atendido por el gran hospital que reaccionó con gran entrenamiento cuando mencionó que el herido era ni más ni menos que el Rokudaime Hokage. Fue atendido al instante por una ola de médicos que le hacían variados exámenes estándar. Y aunque pensó que le tratarían como si de una enfermedad terminal padeciese ante su título, sólo le hicieron los estudios necesarios. Le perdió de vista tras ser llevado a una sala de cuidados intensivos.

Su preocupación muy mal disimulada aumentó considerablemente tras haber pasado una hora y media sin recibir noticias. Pero pareció haber sido escuchado, pues una doctora de fina apariencia y amable mirada se le acercó.

—¿Usted vino con Hokage-sama, verdad? —Preguntó cortésmente, Sasuke sólo asintió. —Él se encuentra estabilizado. Tardamos más de lo esperado ya que nos encontramos ante un veneno desconocido para nosotros en sus heridas, aunque pudimos contrarrestarlo lo mejor posible—explicó con calma, esbozando una diminuta sonrisa—, el resto de su cuerpo también fue atendido, aunque algunas tardarán un poco más en sanar. Puede pasar a verlo si gusta, está dormido en estos momentos.

Una indudable mueca de obviedad surcó su cara cuando entró a la habitación; creía que por una vez Naruto se comportaría como una persona decente, pero verle completamente enroscado en las sábanas y babeándose confirmó que no. No pudo evitar sonreír y relajarse verdaderamente por primera vez desde que llegaron al hospital. La fuerte punzada de culpa que sentía se había esfumado por el momento, aunque aún seguía latiendo despacito en algún lugar.

Se acercó hasta la cama arrodillándose ante ella y reposando sus brazos en el borde de ésta. Miró a Naruto unos segundos, grabándose más detalladamente cada facción de su cara tan conocida. Sus peculiares mejillas, aquel alborotado cabello, el suave tacto de su piel y, especialmente, aquellos labios que ya llevaban tatuado su nombre. Sonrió ligero observándolos, demasiado tentado a probarlos un poco. Por aquella estúpida pelea tenía abstinencia de labios desde hace casi tres días.

Pero se detuvo, recordando que había un asunto más importante que había quedado inconcluso. Se aproximó lo más que pudo hasta su cara procurando no despertarlo, pero sí ser oído.

—Lo lamento. Tú tenías razón, siento no haberte escuchado a tiempo—delineó con sutileza la bandita que tenía en la herida de su cara–… si tú no fueras tan idiota y despistado, quizá esto no hubiese pasado –Arrimó sus labios a los ajenos, pero se detuvo a un milímetro de distancia.

Le miró unos instantes breves mientras sentía cómo sus ojos se volvían más pesados de pronto. Se aproximó al modesto sofá que se ubicaba frente a la camilla, improvisó una almohada con su manchada capa y se acostó quedando dormido casi al instante.

~O~O~O~O~O~O~

Habían amanecido realmente temprano esa mañana, el sol recién asomaba perezoso sus flecos cuando ya Naruto estaba listo para partir, Sasuke le había seguido un poco después al ser retenido por una enfermera. Uzumaki agradeció el magnífico servicio que le fue brindado por el personal con una cálida sonrisa y se despidió con la prescripción de un medicamento para terminar de sacar el veneno que aún restaba. Ambos partieron en silencio, mas no era uno incómodo. Para su fortuna, el Señor Feudal al cual debía entregarle la petición de una ruta de comercio con Konoha estaba ya atendiendo deberes a esas tempranas horas, lo que les fue muy conveniente.

Sasuke se quedó fuera de la habitación en donde estaban reunidos con un fuerte café en manos mientras esperaba a que su Hokage charlara la propuesta. Y al cabo de unas pocas horas los dos hombres salieron visiblemente contentos, por lo que dedujo la misión fue un éxito.

—Agradezco su recibimiento, hemos sido muy bien atendidos. Espero que tengamos noticias suyas pronto, Surumi-san –Sasuke reviró sus ojos, algo divertido. Esa tonalidad formal que usaba para el trabajo le resultaba cómica en él. El anciano hombre estrechó manos con alegría y se despidió del rubio y su guardaespaldas.

—Y ahora, ¿de vuelta a Konoha? ¿O necesitas hacer algo más? – Inquirió acomodándose su máscara.

—No, he terminado aquí, volvamos. –Dijo sonriendo. Al parecer había decidido olvidar su pacto improvisado de no hablar, lo que fue un alivio para Sasuke.

—Después de usted, Hokage-sama –Picó sonriendo tras la máscara, Naruto le dio una fulminante mirada y golpeó su cabeza con algo de fuerza.

—Uchiha bastardo —Murmuró con un pequeño gesto de ofensa quizá, ocultando su rostro con otra máscara ANBU que, a diferencia de la otra, poseía rasgos más zorrunos.

— ¿No crees que sería más apropiado vestir tu ropa, en vez de esa? —Sugirió ya saltando por la ventana y siendo seguido por el otro.

— ¿Acaso quieres convertirme en blanco fácil? Ese traje se ve a mucha distancia y además se queda enganchado con cualquier rama —Bufó molesto, recordando situaciones en las que ya había vivido eso.

Sasuke simplemente calló conforme, ahora sí en marcha hacia su respectiva aldea.

~O~O~O~O~O~O~

—Deberíamos buscar un refugio pronto—Aconsejó Sasuke. Habían estado corriendo por casi tres horas y desde hace un rato percibía cómo el cielo se cubría lentamente de pesadas y espesas nubes negras. Naruto también elevó su mirada y comprendió sus palabras.

—No te preocupes, antes de que la tormenta comience ya habremos llegado –Respondió sin detener sus saltos. Él le miró algo enojado. ¿Es que tenía un sensor de buscar pelea últimamente?

—Naruto, creo que no me expresé correctamente –él se detuvo, imitando a su compañero, observándole–, si no buscamos un lugar para cubrirnos ahora, voy a patear tu redondo trasero hasta que ni tú puedas reconocerlo.

— ¿Es que acaso el gran Uchiha Sasuke le tiene miedo a unas gotas de agua? —Molestó con acidez, esperando por el contraataque.

Sasuke frunció sus cejas con genuina molestia y se acercó peligrosamente al Hokage. Éste lejos de intimidarse, infló su pecho en señal de que no se echaría para atrás.

— ¿Siempre tienes que ser tan estúpido? ¿Para qué mierda me eliges como tu protección si vas a estar ignorando cada cosa que te digo? —gritó sujetándolo por el cuello de su capa.

— ¡No siempre te ignoro! además, ¡¿qué hay de ti?! —Se defendió brindándole un golpe en el brazo que lo apartó—¿Por culpa de quién tuve que ir a parar al hospital en primer lugar? ¡Si me hubieses escuchado tú, en ese momento…!

— ¡Si eres el maldito Hokage deberías ser capaz de cuidar tu culo aunque sea un poco! ¡Mi deber es protegerte en caso de que tú no puedas hacerlo, no pelear tus batallas! —Rugió a la par de un fuerte trueno cubriendo el cielo, iluminándolos con fuerza.

Naruto calló súbito, pero no porque lo dicho por Sasuke le hubiese afectado, ni mucho menos para darle la razón. Simplemente porque no encontraba qué responder ante palabras tan… honestas. Sasuke también aminoró su cólera lo más que pudo. No era el momento para peleas sin sentido y pese a eso a su cerebro parecía no importarle mucho.

Las primeras gotas se dejaron sentir sobre sus cuerpos, caían con lentitud,  arrastrando un viento frío con ellas.

—Sigamos –Ordenó Naruto sin mirarlo. Sasuke le miró incrédulo de que aún siguiera tan empecinado.

— ¿Qué no ves que ya comenzó a llover? En unos minutos será una tormenta, tenemos que…

—No, no tenemos —interrumpió—, no tengo miedo de mojarme un poco, si tanto quieres mantener tu culo seco ve y cúbrete tú. Yo voy a seguir. –Su voz calmada tenía una potencia realmente temible. Sasuke frunció sus labios en una difuminada línea tras la máscara, una clara señal de que nada bueno podría venir. Tomó el delgado brazo con más fuerza de la necesaria y lo sacudió un poco.

—Creo que no fui suficientemente claro —los ojos carbón ahora brillaban de un precioso carmesí por los cuencos de la máscara—, vas a venirte conmigo, así quieras o no. Y no me importa tener que dejarte inconsciente para hacerlo. Tú eliges.

— ¡¿Por qué insistes tanto?! Es sólo agua tú sabes.

— ¡Es sólo agua que va a infectar aún más tus heridas, imbécil! hace horas que estamos corriendo, tus vendajes ya están sucios y sangran de vuelta —recriminó abriendo en un muy ágil movimiento su chaleco, dejando al descubierto la venda de su abdomen la cual, efectivamente, estaba muy rojiza. —Y no sólo ese, tu brazo y seguramente tu cara también. ¿Ahora, vas a venir conmigo o tendré que golpearte?

Naruto se quedó en silencio algo sorprendido ha de confesar. No había sentido ningún dolor en particular, ¿cómo había hecho para saber que estaban sangrando?

—Naruto…

—Ya, ya… tú ganas. Vamos —Naruto suspiró con irritación. Ambos se dieron en la búsqueda de algún lugar que les mantuviera cubiertos de la lluvia mientras las gotas ya tomaban lugar bajo sus ropas y máscaras.

Anduvieron por veinte minutos, los cuales habían bastado para que la tormenta se precipitara con velocidad envidiable. Sasuke farfullaba cosas inentendibles bajo la bruma, pero podía suponer que eran insultos por el énfasis con la cual los decía.

Habían visto putas cuevas y árboles huecos por todo el camino de un día espléndido, y ahora que necesitaban de uno parecían querer jugar escondidillas. Y cuando ya Naruto iba a mandar todo por la mierda, el humo de una cabaña le avivó los sentidos. Le dio el aviso a su compañero y de inmediato se aproximaron hacia ella. Lo normal hubiese sido golpear a la puerta y esperar a ser atendidos, pero dado que la lluvia ya incluso dolía al chocar contra sus cuerpos ingresaron con prisa, suspirando aliviados ante el reconfortante calor del hogar.

Un charco de agua delató sus pisadas bajo ellos en el tiempo que les tomó recomponerse un poco. Se quedaron postrados en el genkan [*], donde Naruto aprovechó para quitarse la máscara que le hacía dificultosa la vista, volcando más agua. Y fue sólo entonces que notó a la mujer parada al pie de una escalera, que les miraba entre miedo y curiosidad, sosteniendo una cesta de ropa. Más miedo que curiosidad, comprobó.

Él se apresuró con una graciosa y arrepentida mueca, en pedir disculpas por su intromisión haciendo una profunda reverencia.

—Mi nombre es Naruto y él es Sasuke, de verdad lamentamos haber entrado así, pero la tormenta está terrible allá afuera-ttebayo –Excusó algo apenado rascando su nuca.

—…Descuiden —dijo dudosa luego de un momento de silencio—, mi nombre es Mizuki, pueden quedarse aquí si gustan hasta que la lluvia se detenga, enseguida les traeré algo de ropa para que se cambien.

La joven mujer depositó la cesta en un pequeño mueble a su costado y se volteó para perderse por el amplio pasillo a su espalda, la perdieron de vista tras que ingresara en una de las habitaciones.

— ¿Crees que nos asesine y nos hierva para la cena? –Soltó Naruto cuando se encontraron solos, pillado por sorpresa por la gran amabilidad de la mujer.

—No seas ridículo… no creo que quiera comer a un idiota, le caería mal al estómago –Dijo él medio sonriendo, mientras acomodaba unos molestos flecos de su frente.

— ¡Tú…!

— ¿Quiénes son ustedes?

Una vocecilla dulzona les hizo virar hacia su izquierda, en donde un pequeño niño de revoltosa melena castaña y enormes ojos miel les investigaba con desconfianza. Los dos hombres le miraron como si fuese una anomalía de la naturaleza. El niño había clavado sus claros ojos fijamente en Sasuke, examinando con detenimiento aquello que cubría su rostro. Éste notándolo, se agachó hasta quedar a más o menos la misma altura y esbozando una encantadora sonrisa, oculta tras su careta, le respondió:

—Somos dos viajeros que tuvimos que detenernos aquí a causa de la tormenta, esa señorita fue muy amable en dejarnos pasar ¿tú también vives aquí? –La amigable voz que empleó dejó perplejo al ojiazul, ¿era ése el mismo tipo que venía insultando a diestra y siniestra hace no más de diez minutos?

El muchachito titubeó un instante pero cedió a la palabra ante la amabilidad del Uchiha y asintiendo enérgico se acercó a ellos con parsimonia. Miraba muy fijamente a Sasuke con un lindísimo sonrojo en sus pálidos cachetes. Naruto pensó que era la monada más linda que haya visto.

— ¿Cómo se llaman, señores viajeros?

—Soy Sasuke, y ese torpe de ahí es Naruto –presentó ganándose un rápido e invisible (a los ojos del niño) golpe en su cabeza de parte del mencionado.

— ¡Encantado! Mi nombre es Yukie, significa nieve, mi papi lo escogió para mí porque combina con el nombre de mi mami, que es agua —el tierno pequeño miraba con mucho escrutinio el rostro del moreno. — ¿Es un gatito? a mí me gustan mucho los gatitos —contó encantado.

Uchiha rió atrayendo la atención de los dos chicos. Deshizo el lazo de la máscara para quitársela y se aproximó al castaño con ésta en mano. —Sí, podría decirse que es un gatito, puedes quedártela si gustas — ofreció dejando relucir su perfecta y encantadora sonrisa.

El pequeño iluminó su redonda y pálida carita tomando el objeto con suma alegría. La oprimió contra su pecho riendo, sin darle importancia a que estaba mojando su chaqueta, una risa dulce y traviesa que hizo sonreír a ambos ninjas. Podría ser sólo imaginación de Naruto, pero juraría que ese lindo rojo que ahora golpeaba las mejillas del niño, se colocó ahí después de ver la cara de Sasuke.

—Lamento la demora –Mizuki apareció en escena con una pequeña cesta de ropa en sus brazos —. El baño está hacia el fondo. Les llevaré para que puedan cambiarse a gusto.

Tanto Sasuke como Naruto notaron un cambio de actitud en la mujer, la cual ahora parecía estar más confiada respecto a ellos. Ella empezó a caminar con Yukie a su lado por lo que decidieron seguirla. La casa era más grande de lo que apreciaron a simple vista, tenía varias habitaciones y estaba muy bien cuidada. Toda su estructura era de madera, lo que la hacía más cálida, además de que poseía una amplia iluminación. Se detuvieron frente a un cuarto del que salía un tibio vaho y al abrir la puerta un magnífico baño idéntico al de las termas los sorprendió, aunque a diferencia de los afamados, éste se encontraba en un lugar cubierto y no al aire libre.

—Tómense su tiempo, yo mientras iré a preparar la cena, llámenme si necesitan algo –Anunció dulce.

— ¡Ah! —Naruto detuvo—muchas gracias por todo esto, no sé cómo pagárselo, no tengo dinero ni nada por el estilo… —con algo de pena confesó. Ella le sonrió con conformidad.

—Siempre es un honor servir al Hokage-sama y su compañía.

Naruto abrió los ojos con mucha sorpresa ¿cómo lo había descubierto? No tenía su atuendo característico ni había dicho su apellido…

Y como si ella le hubiese leído la mente, aclaró: —Viví al servicio de Konoha muchos años con mi esposo, me retiré del mundo ninja al quedar embarazada. Por fortuna todavía puedo distinguir la vestimenta ANBU y al pequeño niño de Minato-sama.

Él hizo un gracioso gesto al oírla, como si de pronto sintiese vergüenza de que ella le conociera desde tan niño, incluso conocía a su padre. Se sentía mucho más tranquilo al saber que estaba siendo refugiado por una aliada.

—Bien, si ya no tiene más dudas, me retiraré ahora —Con un suave movimiento se dio la vuelta con el pequeño a su lado, quien antes de escabullirse por la gran puerta le echó una sonrisilla divertida al par de inquilinos.

—Parece que no había nada que temer —Comentó relajado girando hacia donde suponía estaba Sasuke, pero no lo vio allí; extendiendo un poco más su vista lo halló ya desnudo con una toalla sujeta a su cintura.

Inevitablemente un súbito y fuerte sonrojo usurpó sus mejillas, por fortuna él se encontraba distraído y no lo notó. Sasuke se zambulló con verdadero goce en el agua, deleitándose con la grandiosa sensación del agua cálida abrazando su cuerpo, recuperando poco a poco el calor perdido por la fría lluvia. Naruto no tardó mucho más en quitarse la ropa, pero cuando estaba por deshacerse de las vendas, la pálida mano del moreno le tomó por sorpresa.

— ¿Qué estás haciendo? –preguntó con genuina curiosidad.

—Yo lo haré. –Afirmó con convicción, soltando su brazo y llevando sus manos hacia el pequeño nudo que estaba en su costilla.

—Puedo hacerlo solo, no tienes que… —Mas la penetrante mirada le hizo guardar silencio y dejarse hacer. A veces admiraba esa habilidad tan única que tenía Sasuke para hablar con sus ojos.

Sasuke deslizó sus largos dedos por todo su abdomen, una y otra vez, quitando el sucio vendaje empapado y dejando expuestas las múltiples heridas. Las delineó con delicadeza, provocando un fuerte escalofrío en el rubio quien sonrojado, se apartó rápidamente.

—G-gracias, yo me encargo del otro —Naruto bajó sus azules con pena, casi murmurando. Sasuke le miró con una prepotente sonrisa en su perfecto rostro.

— ¿Te pusiste nervioso porque te toqué, Naruto? —Él se apresuró en abrir sus ojos y mirarle con su rostro en llamas, tal vez por el comentario o por la vergüenza que la situación le causaba al tener… sólo un poco de verdad.

—No seas tan engreído Uchiha, creo habértelo dicho —con orgulloso gesto se quitó velozmente el vendaje de su brazo y a raudo paso se sumergió en la gran tina. Se mantuvo allí unos pocos minutos hasta que sus pulmones exigieron aire nuevamente. Era realmente agradable sentir el agua caliente, aunque sus cortaduras ardieran un poco.

Al abrir sus ojos lo primero que halló fue a Sasuke mirándolo con diversión.

— ¿Q-qué quieres? —Acusó escondiéndose un poco más bajo el agua nuevamente. Sasuke siguió impasible, mirándole.

— ¿Te duelen? las heridas —murmuró suavecito sosteniendo su cabeza con una mano, luciendo de pronto más serio. Más intranquilo, tal vez.

— ¿Estás preocupado? —rió bajito— ¡no son nada para el gran Hokage-sama–ttebayo! —Sasuke pareció dudar un poco pero sonrió después de un rato.

—Aún no entiendo por qué no fueron sanadas por el Kyuubi en el instante, no te vi utilizar tanto chakra como para que se agote, incluso ahora siguen perfectamente visibles. –sumergiéndose en el cálido baño mencionó con casualidad. Naruto pareció pensarlo bastante, no había reparado en ello antes. Pero no llegó a una respuesta y simplemente contestó que desde hace un buen tiempo no tenía noticias del zorro, ya no se aparecía por sorpresa y suponía que quizá estaba cansado o aburrido; restándole importancia.

Siguieron hablando durante un buen rato como hace tiempo no hacían, ya Naruto parecía haber olvidado el incidente principal que le hizo tomar esa misión; Sasuke no lo había hecho, pero pretendería que sí para no tener que soportar otra pelea estúpida. Si su madre se llegaba a enterar que en vez de proteger a su amante Hokage, discutía con él cada momento que podía, le daría un sermón de esos que ningún hijo quiere soportar por más edad que se tenga. Ni siquiera Itachi lograba zafarse de ellos.

Iba a corregirle con gran diversión a Naruto la gran idiotez que acababa de decir, pero silenció de súbito. Las heridas estaban sangrando en abundancia de vuelta, mas éste parecía no notarlo. ¿Es que acaso había perdido la sensibilidad en el cuerpo? Con prisa se aproximó a él y lo único que atinó a hacer al ver que no había nada para detener el sangrado fue empujarlo del borde de la tina, para que cayera dentro de ella. Naruto claro está, cayó de lleno.

— ¿¡Qué mierda crees que estás haciendo, teme?! –Bramó al instante, dispuesto con todo su ser a regalarle un hermoso y redondo Rasengan en toda su perfecta cara.

— ¿En verdad no lo sientes? –Acusó algo molesto. Naruto le dio una mirada desentendida pero pareció caer de qué hablaba ya que bajó rápido su mirada, bajo el agua se podía apreciar cómo la sangre se dispersaba por todos lados.

—P-pero en verdad, no me duele…

Sasuke suspiró con resignación y tras unos segundos le pidió a Mizuki el botiquín de primeros auxilios. Ella ofreció amablemente su ayuda si necesitaban, pero él la declinó cortés, aclarando que no era nada grave.

—Sal de ahí, torpe –ordenó buscando las vendas y el desinfectante.

Uzumaki le obedeció y se sentó en una gran piedra que había al lado de Sasuke, enseguida éste le limpió más detallado las heridas, con un cuidado que le extrañó. Su tibia cara estaba sumamente concentrada en su tarea, lo que no era raro, pero le sonó distinto a otras veces. El silencio fue perturbador, pues si bien no era incómodo, a Naruto se le hacía bastante molesto estar callado durante tanto tiempo. Podía sentir las suaves manos que ahora se encontraban más cálidas de lo normal, por el agua supuso, paseándose por todo su cuerpo. La situación le hizo sonrojar con violencia y aunque trató de evitarlo, fue en vano; Sasuke envolvía su abdomen ahora, después de haber vendado su brazo.

Naruto se estaba concentrando demasiado en sus caricias. Los largos dedos deslizándose por su pecho, su aliento rozando con suavidad su cuello, su pausada respiración y el latido de su corazón. Podía sentirlo y oírlo todo con grandiosa claridad. ¡Ya habían pasado tres largos días desde la última vez que Sasuke lo tocó! Él no era de piedra para no reaccionar, ¡cualquiera lo haría! Fue sólo cuando se aproximó más a su cuerpo, que Naruto notó que también parecía estar en una situación similar a la suya. Mas envidió con considerables ganas su capacidad para disimularlo, pues a pesar de que podía sentir el corazón de Sasuke latir con fiereza, su cara seguía apacible y sin atisbo de exaltación.

—Terminé. —La voz logró que abriera sus ojos, todavía avergonzado. Palpó el reciente vendaje por costumbre y le agradeció con una sonrisita.

Se levantó para remojarse en el gran estanque una vez más y recuperar el calor que ese corto tiempo fuera del agua le había causado. Sumergió su cuerpo de una vez sin miramientos, con la oculta intención de que Sasuke no notara en qué estado le habían dejado sus caricias, y todo parecía que lo iba a lograr con éxito… mas cuando la boca del susodicho le aprisionó sus propios labios bajo el agua, supo que no había sido así.

Respondió el gesto con fervor, introduciendo su lengua para comenzar la única batalla que consideraba justa y divertida. Sasuke deslizó sus manos por los, ahora, completamente arruinados vendajes. Se entretuvo con el nudo que no pudo deshacer, jugueteando con ímpetu con la boca de Naruto.  Sin embargo el agua colándose entre sus labios le resultaba bastante incómoda, el aire urgía con vehemencia volver a sus pulmones.

Ambos sacaron su cabeza fuera del agua y respiraron casi ahogados, para luego de unos segundos empezar a reír. Naruto sujetaba su vientre en un tonto gesto por intentar calmar el dolor que la risa incontrolable le provocaba, mientras que Sasuke por su parte se aferraba al borde de la piscina.

—Eres un idiota, Naruto –limpiándose una lagrimilla que asomaba por el rabillo de su ojo izquierdo, el otro le miró en similar situación, objetando un por qué. —Acababa de cambiarte el vendaje, inútil, ahora tendré que hacerlo de nuevo.

Naruto se miró el cuerpo por acto-reflejo, con una divertida mueca de alarme, que sólo hizo reír más al moreno. Éste se aproximó hacia él y haciendo honor de su linaje Uchiha, lució la mirada seductora e insinuante que el otro captó casi de inmediato. Madurando su rostro en segundos, con gran semejanza a la seducción que portaba Sasuke, sus azules brillaron con un atisbo de carmesí. Llevó sus manos hacia su cara y marcó posición en sus labios en un excitante y fogoso beso, dando el pié para que comenzara lo que había estado esperando por tres eternos y malditamente largos días…

Y el gemido que provocó la mano de Sasuke reconociendo su parte íntima, fue toda la confirmación que necesitó para saber que el juego por fin acababa de empezar.

~O~O~O~O~O~O~

— ¿Piensan partir pronto?

La dulce voz de Mizuki le hizo virar sus ojos, los cuales cómodamente estaban ubicados viendo cómo el pequeño Yukie jugaba con Sasuke y su nueva máscara de gatito.

—Tan pronto como la lluvia mengüe, hemos perdido más tiempo del permitido —confesó él rascando suavemente su cuello. La mujer acomodada a su lado en el sofá, soltó una delicada risita que le hizo recordar a la de su propia madre.

Ella les ofreció hospedaje el tiempo que necesitasen y Naruto agradeció, casi convencido de tener que pasar la noche allí. Se mantuvieron un rato en mudez y como si los temas para charlar de pronto se hubiesen opacado, ambos llevaron su vista hacia el par que jugueteaba allí en el suelo. Sasuke parecía una persona completamente distinta, riendo tanto y haciéndole cosquillas al castaño de una manera tan… paternal.

Su semblante pareció más triste ante ese pensamiento, más la nostalgia no se comparaba a la de la mujer, quien se había perdido completamente en la escena.

—Él solía jugar así con su padre… hace mucho tiempo que no entra en confianza con otra persona de esa manera –contó con una voz cargada de felicidad y un ligero atisbo de algo que Naruto no pudo descifrar. Él sólo pudo sonreír tenue, entendiendo que estaba de más cualquier comentario.

Ambos se quedaron enfrascados en los dos chicos un buen tiempo, sin comentarios, simplemente viéndolos. Cuando él dio el último sorbo al té de hierbas que ella le ofreció, sintió como sus ojos luchaban con fuerza por cerrarse, ella lo notó e insistió en que no deberían salir esa noche, la tormenta no daba anuncio de cese y podía notar que tanto él como Sasuke estaban exhaustos. Pensó en rehusarse, mas la fiera mirada caoba de ella le hizo desistir y acabó por aceptar. Naruto no queriendo interrumpir la diversión de Yukie, entabló una charla con la joven para entretenerla un poco más.

No quería tocar un tema demasiado profundo, pues no tenía ánimos de distraerse mucho más tiempo, así que simplemente cuestionó de forma casual hace cuánto vivió en su aldea. Ella sonrió como recordando buenos tiempos y comenzó a relatar. Supo que nació allí y cuando tenía más o menos quince años, conoció al que años después sería su marido: Suzaku. Él era de la aldea de la niebla y se había instalado en Konoha hacía poco tiempo. Mizuki sonreía enamorada y un dulce tinte rosado teñía sus mejillas, detalle que se le hizo muy tierno al rubio. Cuando ella se graduó de la Academia Ninja, Suzaku era su mejor amigo y le ayudaba a perfeccionar sus ataques; fue así como al cabo de unos cortos meses, ambos cayeron perdidamente enamorados el uno del otro. Tres años más tarde, después de haber contraído matrimonio, ella habría dado a luz a Yukie. Decidieron que lo mejor sería que Mizuki se dedicara a criar a su hijo, y con eso en mente se trasladaron a aquel bosque y construyeron la cabaña para vivir allí, mientras que Suzaku seguiría cumpliendo misiones en la aldea.

El semblante de la mujer se ensombreció de pronto, pero aún con su delicada sonrisa siguió relatando.

—El pasado año, le fue asignada una misión de rango S, creyeron que sería el tiempo esperado, un máximo de tres meses, pero… aún no ha regresado.

Naruto podía ser la persona más despistada del mundo, pero incluso él pudo notar el quiebre fugaz en su voz. Se había centrado en la historia más de lo que creyó, por eso fue que cuando Sasuke se acercó con Yukie dormido en sus brazos, notó lo tarde que era.

—Lamento la molestia, es un niño demasiado enérgico cuando quiere —La madre se levantó de inmediato y cargó al pequeño en brazos, luego le mostró a la pareja dónde dormirían. Era una habitación común, con dos futones extendidos en el medio.

—Muchas gracias por todo, Mizuki-san. Prometo que algún día le devolveré el favor-ttebayo –sonriente dijo, la chica sólo rió asintiendo con la cabeza y se despidió dejándolos solos.

Ni bien ella estuvo lo suficientemente lejos, Naruto borró su sonrisa y cediendo ante el cansancio y el dolor que padecía su cuerpo, se lanzó agotado sobre el mullido futón. Permaneciendo así por unos minutos, ya a punto de dormirse. Abrió sus ojos una última vez para apreciar a su amante, el cual al igual que él, yacía acostado con su yukata azulada y cubierto sobre el segundo futón. En la oscuridad y después de un largo día, Naruto podría jurar que la piel de Sasuke era aún más pálida de lo normal. Sonrió desgastado y haciendo acopio de su poca fuerza restante, se escabulló bajo el edredón y se acurrucó a su alrededor. Sasuke no dijo nada, sólo esbozó una sonrisita y rodeó la estrecha cintura con su brazo. Ya sin más entretiempos, ambos cayeron rendidos ante el sueño.


Notas finales:

Espero les haya gustado, ¡Cualquier comentario es bien recibido! ^-^

[*] Genkan, es el recibidor japonés que tiene toda casa en japón.

Si llegaste hasta aquí, ¡Muchas gracias por leer y espero te haya gustado!~~

Sé que quizá es un poco confuso el por qué le di tanta importancia a la familia de la cabaña, pero más adelante me encariñé mucho con ellos y los haré aparecer de nuevo, ya verán cuándo -w-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).