Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ramen para dos por Henta_Hime

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +


 

Capítulo 2: Despedidas, Casa, Hospital


Ya amanecidos y una vez que terminaron un gran desayuno que Naruto se encargó de deshacer prácticamente sin ayuda, ambos ninjas decidieron partir rumbo a su aldea. En verdad habían perdido mucho tiempo y el Hokage podría casi jurar, que en su ausencia Shizune se había entretenido armando una preciosa pila de papeles en su escritorio.

Pero tal parecía que el destino no quería dejárselo tan fácil. A la hora de irse ya con su ropa puesta y en la puerta de la cabaña Yukie parecía no compartir sus ganas de que regresaran. Se había aferrado con fuerza a la capa de Sasuke y no daba indicios de querer soltarla por lo próximo. Sus enormes ojos miel resplandecían como si estuviese a punto de llorar, sin embargo su cara era digna de admiración pues reflejaba una tenacidad increíble. Mizuki trataba de separarlo bastante apenada, pero no había manera; Naruto por su parte sólo miraba enternecido con sonrisa suelta, sin terminar de entender la situación.

—Yuki-chan, lo siento pero tengo que irme ahora, así que ¿podrías soltarme por favor? —Sasuke se agachó para quedar a su altura, de la misma manera que ayer cuando lo conoció. El niño negó rotundo y parecía que ahora sí lloraría pues unos gimoteos lo delataron.

—N-no quiero. Si te vas ahora… no te volveré a ver, Yukie quiere que Sasuke-niichan se quede aquí. Por favor…

Sasuke ablandó su mirada y revolvió las hebras castañas con una ternura extraña en él. —Entiendo lo que dices, pero mi familia también me extraña mucho en mi casa ¿sabes? si me dejas ir ahora, prometo que vendré a visitarte en cuanto pueda ¿qué dices? –Yukie pareció pensarlo, pero no terminaba de convencerse.

— ¿Cómo sé que vendrás a verme y no estás diciendo una mentira?

—Porque yo nunca digo mentiras y además, tienes a mi gatito. Si no vengo a visitarlo, él también se pondrá muy triste ¿no crees? tienes eso como garantía de que sin dudas vendré a saludarte –El "acuerdo" ofrecido por el moreno pareció una gran oferta para el niño de seis años, quien sonrió con entusiasmo y después de darle un efusivo abrazo a él y al rubio se despidió dejándolos partir de una vez por todas.

En el camino hacia la aldea no hubo mayores contratiempos, estaban a tan sólo dos horas y tal parecía que llegarían incluso más rápido, algo por fin salía bien. Sólo de a momentos Naruto tenía que detenerse unos minutos para recobrar el aliento, algo muy anormal en él que hizo preocupar a Sasuke en silencio. Ni bien llegaron fueron rumbo a la torre Hokage, eran a penas las 9.30, no habían llegado tan tarde, pero sin dudas era tarde para lo que era la misión… y Shizune parecía notarlo muy bien porque, en efecto, dos perfectas torres de papel esperaban por él. Naruto tiró su capa, su máscara y se desplomó en su amplia silla que lo recibió con mucho gusto.

Sasuke sólo se quitó la capa, ya que no tenía más su careta con él.

— ¿No crees que deberías avisar que llegaste? tu madre seguramente estará preocupada. Además tenemos que ir con Tsunade-sama para ver que todo esté bien contigo. Naruto… ¿me estás escuchando?

Sasuke fue acercándose para corroborar que el idiota no estuviese dormido ante el silencio de respuesta, pero unos segundos antes de que le decorara la cabeza con una cálida bola de fuego, el chakra del Kyuubi y sus completas nueve colas envolvieron el cuerpo de Naruto. Parpadeó creyendo ver alucinaciones y efectivamente, cuando volvió a abrir sus ojos ya no había nada ahí.

—Te escuché, te escuché. Sólo dame un minuto para descansar, ya no es tan fácil estar saltando tanto tiempo ¿sabes? No estoy tan joven como antes-ttebayo. Además tengo mucha hambre y seguramente Shizune-chan estará esperando estos papeles para mañana a más tardar, tendré que desvelarme para terminarlos a tiempo.

—Oh… ¿entonces lo que quieres decir es que mi pareja es un vejestorio oxidado? no te preocupes, igual te seguiré amando ¿sabes? Incluso cuando tenga que ayudarte a caminar porque tu espalda esté desgastada de tanto permanecer sentado aquí firmando papeles —Molestó, aproximándose en un corto movimiento y besando a Naruto antes de que éste reprochara algo.

Naruto por su parte sonrió entre el beso y se separó después de un rato. Lanzó un largo y cansino suspiro y cuando ya se consideró con suficiente energía para querer moverse, se levantó para ir a casa de sus padres a saludarles.

—Yo iré a visitar a los míos también. Al mediodía espérame en la puerta del hospital para una cita con Tsunade-sama, y no, no te estoy preguntando –Dijo firme, adelantándose a la futura réplica que latió en la boca de Naruto, quien ahora bufaba atrapado. Con una última sonrisita saltó de la ventana rumbo a la mansión Uchiha.

Uzumaki resopló molesto, claro que sabía que tenía que ir, no es como si fuese a negarse tampoco. Después de meditar un segundo consigo mismo se encaminó a calmo paso hacia su antigua casa. Si bien ya no vivía con ellos ni era un niño, su madre le había inculcado la costumbre de "reportarse" con ella ni bien finalizara una misión. Gesto que le hacía pensar que Kushina todavía le veía como un adolescente de catorce años y no como el líder de la Nación del Fuego.

Tampoco le molestaba demasiado, siempre le gustó esa sobreprotección brindada por su madre, además toda excusa era válida para ir a visitarla de vez en cuando. Acarició su cabeza para tratar de desvanecer el repentino dolor que punzaba con ímpetu, haciéndole cerrar los ojos con fuerza. Ni bien éste hubo desaparecido, entró a la casa saludando como era costumbre.

—Ya llegué.

— ¡Naruto! ¡Bienvenido! tardaste más de lo esperado, ¿estás bien? ¿No tienes ninguna herida verdad? ¿Comiste adecuadamente? por tu bien te conviene que no hayas estado bajo esa lluvia todo el camino hasta aquí, ven, ven. Te prepararé algo para que comas, estás muy pálido. ¿Cómo salió todo, pudiste firmar el tratado? siéntate que luces muy cansado, ¿de verdad te sientes bien? espero que no hayas cogido nada en el camino, porque si es así…

—Ya, ya. Déjalo respirar un poco cariño, creo que le has mareado con tantas preguntas. Siéntate, Naruto, en verdad luces cansado.

Ah, sí que se sentía lindo visitarlos. Se sentó alegre en la mesa, mientras su padre hacía quién-sabe-qué con un par de pergaminos y su madre le preparaba lo que, suponía (y esperaba), era un enorme tazón de rico y delicioso ramen. Fiel a su instinto, momentos después Kushina apareció con el platón de fideos colocándolo frente a él.

—Come, come. Cuéntanos qué tal te ha ido en la misión, ¿tuviste algún problema? —con su radiante sonrisa digna Uzumaki, la joven inquiría acariciando con maternal cuidado las hebras doradas del muchacho.

— ¡Claro que todo salió bien! El Señor Feudal firmó encantado con la idea, así que pronto empezaremos con los preparativos para construir la ruta comercial. Sólo espero que eso no dé mucho trabajo, porque conlleva mucho papeleo y Shizune-chan ya me ha dejado muchas cosas para hacer, incluso me obliga a quedar hasta después de horas para completarlo, y eso que yo soy el Hokage-ttebayo —gimoteó degustando con encanto los deliciosos fideos. Sin dudas, el ramen del señor del Ichiraku Ramen y el de su madre eran los mejores que jamás probaría.

— ¡Ese es mi hijo! Eres un digno Uzumaki ¿lo sabías? —estiró las marcadas mejillas con ganas haciendo que la cara de Naruto se viera aún más graciosa. —no te quejes por el papeleo, puedes decirle a alguien más que lo haga por ti, después de todo tú das las ordenes ¿verdad?

— ¿Qué clase de consejos son esos? —Minato quien se mantenía oyendo la conversación, soltó riendo con diversión.

— ¡Tengo razón-ttebane! El Hokage da órdenes que tienen que ser cumplidas, así funciona —Cruzando sus brazos como si eso reforzara sus palabras, defendió empecinada. Su marido rió al igual que Naruto.

Se mantuvieron un buen rato hablando de muchas cosas entre las cuales Naruto se enteró de que Jiraya volvería a la aldea después de un largo viaje de dos meses en busca de material para un nuevo libro. También, que se debía en parte a Tsunade quien insistía en que su marido volviera y controlar que no estuviese acosando a lindas y esculturales chicas en baños públicos. Sin embargo Kushina detuvo su carcajada de pronto y comenzó a olfatear como si fuese una especie de animal, su cabello se erizó ligeramente y sus celestes ojos se rasgaron haciéndola parecer un verdadero depredador.

— ¿Qué ocurre? —Naruto se alertó con sutileza e hizo una muy graciosa mueca de miedo arrugando los ojos, su madre solía hacer esa cara sólo cuando estaba enojada o a punto de retarle por algo que había hecho.

—Algo… huele raro, ácido…

Minato trató de entender de qué hablaba, pero por desgracia no poseía las cualidades particulares de su mujer, por lo que sólo se quedó esperando a ver a qué se refería. Ella se levantó de su asiento y se aproximó hacia Naruto, olfateaba con más ganas como si él fuese el que emanaba ese olor. Y efectivamente, cuando estuvo cerca del pecho confirmó que así era. Le quitó el chaleco de ANBU y bajo su remera apreció el vendaje manchado de sangre, al igual que su brazo izquierdo y su cara a los cuales no había prestado atención.

—No me dijiste que tenías una herida así, ¿por qué no te has sanado? —Reprochó quitando la bandita de su cara y dejando expuesta la incisión que todavía emanaba un vaho tóxico, que si bien ahora no era letal olía como una pila de ácido.

—Oh, esto. No es la gran cosa, un descuido nada más. Ya fui al hospital y dijeron que sanaría pronto, sólo tengo que tomar un medicamento. No te preocupes, estoy bien —relució toda su perfecta hilera de dientes blancos tratando de tranquilizar las inquietudes de la mujer. Pero ella no parecía muy divertida con la situación.

—Sabes que no es a eso a lo que me refiero, Kurama, ¿por qué no ha curado tus lesiones? Suele trabajar rápido cuando te lastiman con venenos, ¿acaso el sello está fallando? —Kushina acumuló un poco de chakra rojizo en sus manos, brindado por los restos que el mismo Kyuubi había dejado en ella, y trató de neutralizar la ponzoña, sin embargo fue rechazada por el mismo chakra rojo proveniente de su hijo.

— ¿Pero qué…?

—Vaya, vaya, será mejor que le hagamos una visita a Tsunade-sama lo antes posible, si es que no quieres terminar hospitalizado gracias a tu propia madre –Namikaze sugirió, al ver que la ira de su mujer estaba siendo descargada con su pobre hijo, quien ahora recibía los violentos sacudones de la mujer. —Cariño… no creo que debas agitarlo así, todavía está lastimado sabes…

~O~O~O~O~O~O~

—Yuu-chan bájate por favor, me duele ¿sabes?

— ¡No! ¡Sasuke-ojîsan tienes que jugar conmigo! La última vez te fuiste en medio de la pelea, nunca debes dejar una pelea sin terminar.

El pequeño niño de cabello carbón y ojos grisáceos se afirmaba con terquedad a su cabeza, halaba de él y babeaba torpemente su pelo. Sasuke riéndose muy entretenido con la situación, cogió al chico por la espalda y lo tiró al suelo para atacarlo a cosquillas. Yusuke se extendía en el piso víctima de las carcajadas y suplicaba porque parase. Cuando el ojinegro notó que la cara de su sobrino se teñía de rojo, sólo ahí, se detuvo.

—Has perdido una vez más, sigue practicando y quizá algún día puedas ganarme —dijo triunfante y con sonrisa de autosuficiencia.

— ¡No es verdad! ¡Hiciste trampa! —Reprochó con sus cachetes inflados de manera demasiado tierna para su tío.

—No fue así Yuu-chan, él ganó limpiamente.

Los dos morenos giraron su vista para toparla con Itachi, el cual al igual que el resto de la familia estaba sentado cómodamente y degustando una tentadora tarta de chocolate. El niño pareció resignarse ante la palabra de su padre, así que haciéndose el ofendido y con estoica pose para sus cortos cuatro años de estreno, se subió a la mesa para pedirle a su abuela Mikoto que le sirviera un poco a él también.

—Heredó el carácter de su madre, no hay duda. —Acotó Itachi, provocando sutiles risas de las demás personas en la habitación a excepción de una.

— ¿Qué quieres decir con eso? —Preguntó la susodicha madre, clavando sus pozos azules en la cara de su marido, éste sólo sonrió y logró desviar el tema con agilidad envidiable.

—Así que Sasuke, ¿tienes algo que hacer en lo que queda del día?

—Algo así, tengo que acompañar a Naruto al hospital.

— ¿Y eso? ¿Está enfermo? —Mikoto tintó su semblante con un deje de preocupación, así que Sasuke se apresuró en aclarar que no era nada grave, una simple visita de rutina.

— ¿Tuvieron suerte con el tratado de comercio? —Fugaku, quien permanecía entretenido jugueteando con su nieto, preguntó.

—Sí, Naruto supo manejarlo bien, el hombre parecía encantado con la idea. Con un poco de viento a favor y si las cosas se hacen rápidamente, a fines de año ya tendremos la ruta instalada y lista para usarse.

El comentario desató una amena charla que mantuvieron por un buen rato, para cuando quiso darse cuenta ya era pasado el mediodía. Se levantó de la mesa y disculpándose por no acompañarlos a almorzar se marchó hacia el hospital. Se suponía que Naruto ya tendría que estar ahí esperándolo. Mas cuando llegó no lo vio ahí, sus primeras opciones fueron el que se hubiese quedado dormido, o lo hubiese olvidado o simplemente se negara a venir por tenaz. Pero queriendo confiar en su palabra, ingresó primero. Aprovecharía para saludar a Sakura, hacía rato que no pasaba a verla. La buscó con la mirada unos segundos y la encontró enseguida, su pelo siempre fue una buena señal para distinguirla. Caminó hacia donde estaba y la saludó con un gesto de mano.

—Oh, qué tal Sasuke-kun. ¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes a ver a Naruto? —Sakura terminó de anotar algo de su paciente en la tablilla y se volteó hacia él para darle completa atención.

— ¿Naruto está aquí? —Preguntó ingenuo sin entender por qué había entrado sin esperarle.

—Sí, llegó hace un rato con Kushina-san y Minato-san. Parece que era algo importante porque pidieron ir directo con Tsunade-sama. Creí que por eso estabas aquí –Haruno dio un largo suspiro y acarició su espalda cansada, acomodando un mechón de pelo detrás de su oreja.

—No lo sabía, subiré enseguida. ¿Y tú… cómo estás? –Dijo, posando sus ojos en el abultado vientre de la mujer con un dulce gesto que ella correspondió con una enorme sonrisa.

—Muy bien, gracias, aunque la espalda me está matando. Sólo quiero que nazca de una vez, era más lindo cuando todavía era fácil cargarlo –rió suavecito y posó su mano en su estómago acariciándolo. —Sasuke-kun, lo siento pero tengo un par de cosas que atender, si necesitas algo más no dudes en llamarme, estaré en mi oficina.

Sasuke se despidió y empezó a caminar por las escaleras hacia el anteúltimo piso, en el que se encontraba la oficina de Tsunade.

~O~O~O~O~O~O~

Tsunade miraba con tranquilidad a la familia, específicamente a Kushina. Frente a ella en su escritorio había un par de papeles que ya habían sido revisados.

—Bien, a excepción del veneno, no presentas nada más grave que nos haga pensar que estás enfermo —comenzó. —, respecto al Kyuubi, entiendo su preocupación pero es algo que está más allá de mi conocimiento, tal vez simplemente no consideró que fuese una herida mayor como para necesitar de su chakra.

—Tsunade-sama —interrumpió Kushina—, entiendo lo que quiere decir, pero incluso en situaciones mínimas su chakra siempre ha curado cualquier herida que yo tenía. Así que espero entienda el por qué de mi intriga —el duro semblante de la mujer parecía un tanto (muy) exagerado para el joven Hokage, era una mundana lastimadura, ¿por qué insistía tanto en ella?

La Quinta largó un cansino suspiro y ofreció hacerle unos análisis para corroborar que todo estuviese en orden, pero que según ella no había nada de qué preocuparse. —Una etapa de rebeldía, sólo eso. Además de que él no siente nada fuera de lo normal, ¿o sí Naruto?

—Tengo hambre, si eso cuenta.

Fueron sus únicas palabras. Aunque a decir verdad, Tsunade también estaba algo consternada. Ella había sido testigo de las habilidades curativas del zorro y no entendía por qué no funcionaban ahora. Se distrajo con el ligero golpe en la puerta y al ritmo de su tenue "pase" pudo apreciar a Sasuke Uchiha parado ahí.

— ¿Teme, qué haces aquí?

— ¿Qué qué hago? te dije que venía a traerte, te adelantaste.

—Oh, cierto. Te-he, lo siento, mamá estaba algo preocupada así que me trajo ella primero. Todo está bien, no moriré pronto, tendrás muchos más años de mí –bromeó mientras, contradictorio a sus palabras, sujetaba inconscientemente su abdomen, presionándolo. Sasuke lo notó y le echó una feroz mirada que él hábilmente esquivó.

—Tengo que volver al trabajo, hay muchos papeles que tengo que llenar y si no empiezo ahora Shizune-chan se enojará —dijo, riéndose con su típica energía que no perdió a través de los años mientras se ponía de pie para acomodarse bien la ropa.

Cuando levantó su vista para despedirse, el atento escrutinio que recibía por parte del grupo le intimidó bastante, mucho… a decir verdad.

— ¿Q-qué pasa?

—Nada —Al unísono las cuatro voces contestaron, haciéndolo parecer aún más sospechoso. Naruto les miró desconfiado un momento y tras analizar sus expresiones unos segundos, se despidió saltando por la ventana. Sasuke fue el primero en hablar ni bien se asegurara que Naruto ya no estaba cerca para oírles

—Por favor, díganme que esta vez no sólo yo lo vi, eso de recién era…

—El Kyuubi, sí —Aseguró Tsunade con sus manos juntas y posicionadas frente a su cara, su mirada lucía más seria ahora que instantes atrás.

—No es muy buena señal que no note que el chakra del zorro se escapa de él, ¡llegué a ver cuatro de sus colas! Y esta no es la primera vez, hoy cuando llegamos pasó lo mismo, pero creí que había sido mi imaginación.

Tsunade fruncía su boca, pensativa. —No lo entiendo… no hay de nada malo en él. Su sello está perfectamente y a estas alturas, no tendría que tener problemas con controlar su chakra. Algo debe de estar molestando al Kyuubi. Pero aún así no deja de ser extraño, no tiene ningún otro síntoma que pueda explicarlo —dudó.

Sasuke pensó un momento y recordó varias situaciones, como el que no sintiera el dolor de sus heridas cuando éstas sangraban y la falta de aire cuando volvían. Cuando lo comentó, Tsunade guardó silencio y aseguró que iba a investigar a fondo hasta encontrar el problema. Acto seguido despachó al grupo y dejó el mensaje para Naruto de que mañana en la mañana se presentara otra vez en el hospital para hacer los análisis correspondientes.

—Naruto… ¿qué diablos te está pasando?

~O~O~O~O~O~O~

Al siguiente día, cuando Sasuke fue a buscar a Naruto al trabajo, se encontró con éste hundido en una montaña de papeles que le hacían fundirse con la habitación. Se aproximó con intenciones de hacerle unas pequeñas bromas para animarlo, sin embargo se llevó una buena sorpresa cuando las respuestas del rubio no sólo no fueron las que esperaba, sino que además fueron dichas con una molestia muy poco común en él.

— ¿Qué quieres, no ves que estoy ocupado? —sin mirarlo y enfureciendo más su voz, escupió mientras escribía un documento con rapidez. Sasuke frunció el ceño, ahora igual de irritado.

—Tienes una cita con Tsunade-sama, así que deja eso y mueve tu culo.

Oh sí, Sasuke Uchiha sabía exactamente qué decir para calmar las aguas en un momento de cólera, damas y caballeros. Naruto arrugó con fuerza sus cejas claramente enojado por el comentario. Ese maldito estúpido.

—Cuida tus palabras, Uchiha. No sé si lo notaste, pero yo  tengo trabajo que hacer, así que ve y dile a Tsunade que cancele lo que sea que planeaba hacerme. No me moveré de aquí.

Ordenó sin levantar ni una vez sus ojos de la torre de papel. Sasuke contó mentalmente hasta diez antes de mandarlo a la mierda y empezar una pelea que sabía, no quería volver a iniciar. Sus dedos se contrajeron tentados a formar una bola de fuego, o cualquier Jutsu que implicara el derramar sangre, y eso, cualquiera sabía: no era una buena señal. Mas cuando su conteo interno falló y estaba a milésimas de ceder ante las ganas de un nuevo pleito, el chakra del Kyuubi rodeando a Naruto y esparciéndose por la habitación sirvió como freno.

Prestó de pronto más atención en Naruto y notó también el cambio de color en sus ojos, quienes ahora estaban imitando a los suyos propios con su Sharingan activado. Naruto tenía los ojos de su transformación en Kyuubi.

En silencio caminó hasta él, se paró a su lado de la silla, esperó a que se volteara a verlo y cuando lo hizo le asestó un puñetazo en el medio de su cara, la cual se apresuró en girarse hacia atrás por la sorpresa. Cinco segundos después, cuando el contraataque del rubio le devolvió el mismo golpe en el mismo lugar, Naruto volvía a tener su color normal y el chakra ajeno no daba indicios de vida.

— ¿¡Qué mierda estás haciendo!? —gritó sobándose la nariz que ahora estaba cruelmente magullada. Sasuke sólo se reincorporó también, tocándose el puente de su propia nariz, cuando vio que ya volvía a ser el mismo idiota de siempre suspiró algo más tranquilo. Su nariz dolía…

—Tenía ganas de golpearte, estabas ignorándome y me sentía muy solo —Dijo, dramatizando con un tono sutilmente burlesco que imitaba al de una mujer desatendida. Naruto parpadeó sorprendido por la respuesta y después de entender que era una broma soltó una graciosa risa que incitó al moreno a esbozar una débil sonrisita.

—Ya va mi princesa, ¿qué haces aquí? —Preguntó ahora, olvidando de pronto las torres de papel que hasta hace unos minutos lo entretenían, apoyando sus codos sobre el escritorio para sostener su cabeza en ellos.

Sasuke le miró entre obviedad e irritación, ¿de verdad estaba preguntándolo? Sin embargo comprobó que, evidentemente, lo decía en serio. Así que disimulando, le mencionó nuevamente lo de la cita con la rubia.

—Oh, cierto. Obaa-chan se pondrá furiosa si no nos damos prisa, andando.

Y como si ese motivo fuese justo la excusa que estaba buscando para alejarse de esa maldita habitación infestada de tareas de Hokage que él detestaba, se quitó el gracioso gorro puntiagudo y se abalanzó hacia el ventanal siendo seguido de cerca por el moreno. Una vez que llegaron al hospital fueron guiados por Tsunade hasta una sala oculta en su oficina que parecía de todo… menos una sala de hospital. Si bien era igual de blanca y brillante, estaba llena de pergaminos, una biblioteca con infinidad de libros extraños en ella, tubos de ensayo con sustancias que Naruto no-quería-saber-qué-eran y varias cosas más.

—Ne… abuela ¿qué es este lugar? —musitó con inquita voz, ojeando curioso uno de los enormes libros que había ahí. Tsunade no sólo no reaccionó ante el llamado de Naruto, sino que procedió a evocar una especie de Jutsu que incluso él como actual Hokage, desconocía.

—Naruto, escúchame bien. Esto parece más de lo que es en realidad, pero no tengo otra manera de hacerlo ya que yo no tengo tanta fuerza para entrar dentro tuyo y fijarme por mí misma, verás: el chakra del Kyuubi ha estado burlando el sello y escapando de tu cuerpo y no entendemos el por qué. Eso y que el zorro no pueda curarte, nos desconcierta un poco, así que te traje aquí para comprobar que todo estuviese en orden. Sólo tenemos que colocarte ahí —señaló un gran círculo de sellos extraños en el suelo—, no tardaremos mucho.

Naruto iba a responder naturalmente que no había nada de raro, que aquello sólo era una pérdida de tiempo pero que lo haría sólo para que dejasen de insistir. Pero, aparentemente, no fueron esas las palabras que su boca pronunció.

— Ya no soy un niño, puedo cuidarme bastante bien sin ayuda de nadie ¿saben? No necesito que anden detrás de mí como si fuese un idiota. No voy a hacer ningún tratamiento, ningún Jutsu, ¡nada! es una lastimadura de mierda que no pudo curarse y la tratan como si fuese el fin del mundo ¿pero qué diablos les pasa? —Naruto bramó realmente cabreado, justo como hace unos minutos con Sasuke, y no sólo eso, su cara volvió a adoptar aquella forma que le hacía ver igual que… si estuviese transformado en Bijû.

Los azules ojos se rasgaron y tintaron de carmesí, sus dientes se afilaron y el acostumbrado cabello crispado ahora parecía un erizo en modo de defensa. Y por si eso fuese poco, el mencionado chakra rojizo ahora se esparcía por la habitación con total libertad formando otra vez cuatro colas. Tsunade reaccionó de su sorpresa con rapidez y formó un sello menor para que retuviera el cuerpo del rubio, pero ni bien éste hizo contacto con su cuerpo Naruto cayó desplomado al suelo. Ella aprovechó el momento y ordenó a Sasuke que lo pusiera en el círculo trazado en el piso para examinarlo antes de que despertara.

Él obedeció de inmediato y ni bien estuvo bien acomodado, dio inicio. Para tanto preparativo, Sasuke se esperaba un gran despliegue de técnicas y desgaste de chakra; pero parecía que lo que dijo en un principio era verdad, sólo era un méndigo chequeo bien decorado. Lo único distinto era que el sello grabado en el piso ahora brillaba con llamativo color. La mujer no se había movido de su posición y parecía estar en una especie de trance, quizá estuviese dentro de Naruto en este momento. En la puerta de la celda del Kyuubi, tal vez.

Bostezó por segunda vez cuando pasaron treinta minutos y no hubo señal de ningún avance. Diez minutos después el círculo se apagó, avisándole que Tsunade ya había terminado lo que fuera que estaba haciendo.

— ¿Todo está en orden? —preguntó, cuando la mujer no pronunció palabra alguna al cabo de un rato. Ella le miró entre sorprendida y… más sorprendida. — ¿Qué ocurre?

—Quizá quieras llamar a sus padres… y a los tuyos también. —fue lo único que dijo, y Sasuke casi podía asegurar que un atisbo de sonrisa se había dibujado en la cara de la mujer.

¿Qué acababa de pasar?


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).