El sonido de la puerta cerrándose estruendosamente le despertó de su sueño, había estado tranquilamente dormitando apoyándose en un cojín, porque estaba cansado, eso de viajar de Japón a Corea casi cada dos días estaba dejándole demasiado desgastado y sus pocas horas de sueño al día hacían que en los minutos que tenía libre, últimamente lo único que quería hacer era dormir.
Y ese sonido brusco le había espantado el sueño y casi había saltado de su posición en el sillón.
Miró a Changmin, quien estaba de pie a unos metros de él, luciendo demasiado serio, y compuso su mejor expresión, una sonrisa tranquila y se sentó más derecho.
Escaneó el departamento, queriendo ver si no había algo fuera de sitio que pudiera haber activado esa mirada asesina en el otro, pero lo vio tal como estaba cuando Changmin había salido a reunirse con Kyuhyun y Minho.
El reloj de la pared indicaba que habían pasado tres horas, así que no había aprovechado su tiempo muy sabiamente y el libro que estaba sobre su regazo le reclamaba que no hubiese continuado su lectura.
Soltó un suspiro.
—Minnie... —empezó, pero éste le lanzó una dura mirada que le hizo detenerse antes de decir cualquier cosa más.
Casi le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, volvió a repetir el escaneo a la habitación, para asegurarse que no estaba pasando nada por alto, y hasta se miró los pies, para corroborar que no estaba usando zapatos dentro de la casa.
No, estaba descalzo y el suelo se sentía frío contra sus pies.
—Minnie. —Intentó de nuevo, llamándole con afecto reflejándose en su voz.
Pero el menor le regresó una mirada aún más dura que la anterior y le dio la espalda, para dirigirse a su habitación, aquella que casi nunca usaba porque estaba ya acostumbrado a dormir con Yunho.
El segundo portazo dejó al líder un poco más confundido.
¿Qué demonios había hecho para hacer enojar tanto a Changmin?
Entró al departamento, estaba cansado, había tenido otra práctica con Boa para la coreografía de "Only one" y estaba físicamente cansado, con los músculos pidiéndole un descanso y la mente un poco de tiempo libre, que dejara de pensar en horarios, presentaciones y entrevistas, que cuando menos le diera de diez a quince minutos de tranquilidad.
Pero no fue así, porque en cuanto cerró la puerta tras él y se dirigió a su cuarto, Changmin salió del suyo y le recibió con esa mirada fría a la que, si continuaban así, iba a acostumbrarse.
—Quítate los zapatos —y lo pasó de largo, sin saludarlo, sin dedicarle la mirada preocupada que era suficiente para ayudarle a recuperar un poco de energía.
Y eso le hizo sentirse aún peor. Se regresó a la puerta, se quitó los zapatos y caminó hacia su habitación, lanzando miradas de reojo al menor, quien estaba sentado en el sillón, sus dedos moviéndose velozmente mientras escribía un mensaje de texto en su teléfono.
Lanzó un suspiro y continuó su rumbo.
Se daría un largo baño y después dormiría un poco, después de lo mucho que habían estado trabajando, sentía que se lo merecía.
Changmin se había quedado dormido, con la cara pegada a un cojín y el teléfono en la mano derecha, que colgaba del sillón.
Le quitó el teléfono y se lo colocó sobre el pecho, después acomodó al menor para poder alzarlo en brazos y llevarlo a su habitación, la que llevaban un par de días sin compartir porque el menor estaba molesto con él.
Changmin en ningún momento dio indicios de despertarse.
Lo acomodó sobre la cama, lo cubrió con su manta y lo vio tan cómodo e invitante bajo sus mantas que a pesar de lo mucho que sentía que había dormido, volvió a ignorar el libro que desde la sala le llamaba a gritos, y se volvió a meter en la cama, porque a pesar de haber dormido, sin Changmin a su lado, sentía como si no estuviera descansando tan bien.
Cuando abrió los ojos estaba atrapado en el abrazo de Yunho, y se sintió bien, hacía ya más de dos días que no lo sentía y después, cuando recordó exactamente porque no lo sentía, se apartó de golpe, empujó a Yunho, pero estaban los dos tan cerca de la orilla que el líder rodó y se cayó de la cama.
—¡Changmin! —exclamó el otro cuando el golpe le despertó— ¿Qué es lo que sucede contigo?
Y el menor sólo le miró fijamente, como diciéndole todo con la mirada, y Yunho comprendía esa mirada, pero no entendía de qué demonios podía estar celoso el menor cuando había llegado al punto en que si fuera un poco más obvio al hablar de Changmin, todo el mundo se enteraría que estaban en una relación.
—¿Por qué me trajiste a tu habitación? —preguntó con voz fría.
Yunho se encogió de hombros, se movió para estar sentado y apoyó la espalda en el buró junto a la cama.
—Porque te extrañaba —dijo con seriedad, le miró hacia arriba, Changmin se veía tan imponente en la cama y él se sentía tan pequeñito en el suelo, abrazándose las piernas contra el pecho—, y no he podido dormir bien sin ti estos días.
La risa de Changmin no fue burlona, pero sí fue un sonido seco, carente de emoción, que le hizo estar un poco más alerta y preguntarse qué demonios es lo que había hecho para estar recibiendo este tratamiento de parte de su pareja.
—He extrañado tus cuidados —concluyó, creyendo que con eso iba a poder llegar a ese dulce Changmin que con él era un poco más considerado que con el resto del mundo, el mismo que le preparaba siempre té y le ofrecía masajes y simplemente permitía que le abrazara para desestresarse, a pesar de lo mucho que le disgustaba esas muestras excesivas de afecto de Yunho, que convertía los abrazos en algo más, siempre (y no sexo, porque de éste Changmin nunca se quejaba).
Pero no fue así.
En cuanto las palabras salieron de su boca, el menor salió de la cama, le lanzó una almohada y su peluche de bambi, antes de decirle en un tono muy bajo, pero que sin duda le llegó.
—Entonces deberías ir con Boa, a que te dé un poco de esa energía que siempre te da.
Y sin decir más, aunque no era necesario porque Yunho ya tenía su respuesta a porque Changmin estaba tan molesto, se marchó dando un portazo a la puerta y haciendo temblar la fotografía que estaba colgada en la pared.
Yunho cerró los ojos y se pateó mentalmente por no haberse dado cuenta antes del motivo del enojo de Changmin.
Igual no era como si él fuera alguien muy observador, si no más bien lo contrario, era distraido y un poco torpe, y por eso cosas como la que había dicho de Boa, en un programa donde habían ido a hablar de ella, luego terminaban explotándole en la cara.
Se pasó una mano por el cabello y suspiró.
Después de la partida de Jaejoong suponía que Changmin no volvería a tener ningún episodio de celos tan intensos, pero se había equivocado.
Aunque seguramente era su culpa, porque conocía a Changmin y... pasó saliva. ¿Qué iba a hacer ahora?
La respuesta le llegó muy poco después, estaba sentado en una esquina del cuarto de práctica y Changmin estaba bailando, él mientras descansaba, porque había sufrido un calambre por no haber hecho todo el ejercicio de calentamiento completo, y por eso estaba en una esquina, con un paño humedecido en agua fría sobre la pierna.
Sus ojos en ningún momento dejaban de seguir la actividad física de Changmin, cualquier movimiento que éste hiciera era registrado y grabado por los ojos del mayor, quien los archivaba en una parte de su cerebro que estaba completamente dedicada al maknae.
—Deja de verme —exigió el menor y aprovechando que estaban ellos solos le lanzó una toalla en la cara, que Yunho recibió con una amplia sonrisa.
Eso molestó un poco más a Changmin, pero no hizo nada, sólo continuó enfocándose en su práctica.
Como se suponía que estaban practicando una coreografía en grupo, mientras Yunho reposaba, los bailarines se habían marchado un momento, sintiendo la mala vibra que el menor le mandaba al líder, y para no estorbar mucho mejor se habían retirado. Regresarían en diez minutos más, esperando que Yunho ya pudiera unirse a la práctica.
—No puedo dejar de verte —respondió el mayor—, lo que dije en aquel programa no fue verdad y tú lo sabes.
Changmin rodó los ojos y se arrepintió de haber lanzado antes la toalla, ya no tenía nada más que lanzarle a Yunho, a menos que se quitara los zapatos deportivos... pero mejor no, porque eso podría ocasionar demasiado daño.
—Tú eres mi suplemento alimenticio, eres mi vitamina C.
Changmin hizo un movimiento y su pie se resbaló un poco, pero logró mantener el equilibrio, miró de reojo al otro, pero sólo de reojo, porque sentía el rostro caliente y no quería que Yunho viera que estaba sonrojándose.
Además, llevaban ya casi una semana sin ningún tipo de verdadera interacción entre ellos dos y esas palabras ayudaban mucho a terminar de disipar esa cortina de enojo que aún continuaba presente en él... ya no tan gruesa, pero aún ahí.
—Eres un idiota, Jung Yunho —respondió, en ningún momento dejó de bailar, pero ya no estaba tan concentrado en sus movimientos para ignorar a Yunho, ahora era al contrario, estaba más concentrado en la presencia del otro tras él, observándole, que en continuar con la coreografía.
Y Yunho se rió, porque fue dicho en ese tono afectuoso que extrañaba tanto, y no era la primera vez que Changmin le decía de esa forma, ya estaba acostumbrado, además, la inflexión de su voz era siempre lo que importaba.
—Pero soy tu idiota —le contestó.
Esta vez la risa de Changmin no fue como las últimas veces, fue divertida y sus ojos se entrecerraron, uno más que el otro, sus hombros se sacudieron y Yunho se sintió feliz de verlo así, riéndose libremente.
Se levantó, sintiéndose emocionalmente mucho mejor, y con el calambre desapareciendo de a poco, pero ya podía continuar moviéndose, y no podían perder más tiempo. En ese momento entraron los demás, y sintieron un aura mucho más tranquila en la habitación y así, empezaron de nuevo con la coreografía.
Varios meses después, a finales de Septiembre, con el lanzamiento del nuevo álbum... Yunho le dejó un regalo en su agradecimiento a Changmin, una forma de recordarle quién era la persona que estaba siempre en sus pensamientos.
"...Y por último, Changmin, gracias por continuar siempre conmigo... ^_^ A veces discutimos mucho, lloramos juntos, nos reímos juntos, y hemos pasado más de diez años juntos... Es vergonzoso, pero… por favor cuida de mí de ahora en adelante, también."