Había observado a Chanyeol durante toda la semana con su caramelo. Ese que el denominaba como Ovario de Mamut, porque se negaba rotundamente a admitir que era un huevo o cojón del mismo animal. Orgullo de hombres. Pero aquello no hacía que a Baekhyun se le hiciese más llevadero, más bien le mataba por dentro.
El menor no se daba cuenta cuando el bajo se quedaba mirándolo con la boca abierta, y si lo hacia lo atribuía a que el también quiera un poco del caramelo.
Se lo ofrecía, este negaba y volvía a metérselo en la boca una vez más.
Era impresionante lo feliz que podía ser con un simple caramelo a capas. Lo gracioso era que cada vez que descubría un color nuevo, lo gritaba a los cuatro vientos, haciendo saber a todo el mundo. Baekhyun adoraba esa inocencia tan característica de su compañero de cuarto, aunque no fuese tan inocente en todos los aspectos.
El mayor sabía que los sentimientos hacia su amigo eran una pura obsesión, algo que no iba a durar eternamente. Los sentimientos amorosos depravados, los de amistad tenía claro que perdurarían de por vida, eran demasiado compatibles para negarlo. O sea que esa noche, se armo de valor y se metió entre las cálidas sabanas de Chanyeol cuando este ya estaba dormido.
Nada más hacerlo el alto le atrapo entre sus brazos haciendo que Baekhyun se estremeciera tanto con su fuerte contacto como con la suave respiración que chocaba contra su rostro. Cogió aire para que su valor volviera a él y susurro.
-Chanyeol, si vuelves a lamer tu Ovario de Mamut se pondrá morado.
La boca del pequeño se entreabrió lentamente y se quedo así durante un instante antes de sacar su lengua y pegar una lamida a los labios del castaño, este sonrió satisfecho y se acurruco entre sus brazos nuevamente dispuesto a dejarse dormir. Feliz.
A la mañana siguiente pudo notar como Chanyeol lo agarraba con más insistencia aunque ya estuviese despierto. El mayor alzo la mirada confuso y este sonrió de oreja a oreja.
-¿Una mala pesadilla, Baekhyun-ah? –pregunto sin poder dejar de sonreír.
El nombrado asintió mientras sentía como todo su cuerpo ardía por dentro por la vergüenza. Había pensado en salirse de su cama a primera hora, antes de que se despertara y así poder hacer como si nada hubiese pasado.
-Yo también he soñado que era un Ovario de Mamut –repuso antes de volver a pegar otra lamida más a sus labios y reír al ver lo rojo que se había puesto su compañero.
Baekhyun solo supo ponerse rojo y esconder la cabeza lo más profundo que pudo para que no pudiera ver lo avergonzado que estaba de sus actos, y sobre todo de que lo hubiese pillado con las manos en la masa. Para intentar tranquilizarlo su amigo le acaricio el pelo con cierta suavidad, para que no se asustase o muriese allí mismo.
-No-no sabía que estuvieses despierto –murmuro con la voz entrecortada-. Gracias.