VIII. Together
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By RiSaNa_Ho
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El despacho quedó sumergido en un incomodo silencio. Naruto tragó saliva, observar los ojos brunos de Uchiha flaqueaban su convicción, y los segundos continuaban pasando sin dar pie a una respuesta. Sasuke arrugó las cejas, la paciencia nunca fue una de sus virtudes. Detalló cada movimiento del rubio, notando un ligero temblor en sus manos… ¿nervioso? Él empezaba a desesperarse.
—¿Qué pasa, Naruto?
Sasuke inquirió nuevamente, esperando obtener una respuesta. Uzumaki supo que debía continuar sin importar nada, separó sus labios pretendiendo soltar la primera palabra, sin embargo el sonido de la puerta al abrirse, y la intromisión de una nueva persona a la habitación, lo interrumpió. Naruto reconoció la singular cabellera rosa de Sakura y desistió emitir cualquier ruido. Ella caminó con pasos rápidos, parando frente al escritorio de Uchiha, ignorándolo al rubio que permanecía a un lado de la puerta.
—¡Buenos días, Sasuke-kun!
Haruno sonrió y colocó unas hojas sobre la madera del escritorio. Ignoró cualquier protocolo sabiendo que Uchiha siempre estaba solo. Sasuke la miró e intentó detenerla.
—Sakura, ahora estoy ocupa…
—¡Encontré información sobre ese tal Menma! —interrumpió, comunicando su logro—. Y cómo pensamos desde un principio, está relacionado con Orochimaru.
El moreno solo frunció el ceño. No obtente, Naruto colocó una mueca incrédula. Recordaba haber escuchado ese nombre. ¿Orochimaru? ¿Uno de los hombres más peligros de Hong Kong? La respuesta era obvia. Abrió ligeramente sus orbes azules, agradeciendo que Sasuke estuviera más atento a la mujer de cabellos rosas, y no a su rostro desencajado. Necesitaba salir de ahí y reordenar sus ideas. Aún no estaba seguro si aquel Menma y su hermano eran la misma persona, pero con aquel dato sobre Hong Kong las posibilidades parecían reducirse. Debía ser precavido. ¿Qué pensaría Sasuke ahora? Lo mejor sería posponer su conversación, andar con cuidado hasta que supiera más sobre aquel sujeto. Instintivamente dio un paso hacia atrás y movió un mueble cerca de la entrada, ocasionando que el ruido atrajera la atención de Sakura. Ella giró la cabeza sobre su hombro, percatándose del menor.
—No sabía que tenías compañía, Sasuke-kun.
Uzumaki intentó sonreír, moviendo una mano para restarle importancia.
—No es nada importante, Sakura-chan. Será mejor que me vaya para que hablen-ttebayo.
El áureo salió a prisa de la habitación dejando a los mayores desconcertados. Uchiha no comprendió esa reacción, pensó que Naruto tenía que decirle algo realmente importante, pero posiblemente solo exageraba. Miró a Sakura y ella comprendió, asintiendo levemente. Sasuke se levantó de su sillón en dirección a la salida.
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S&N
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Caminó hacia el jardín, buscando poner sus ideas en orden. ¿Por qué Menma trabajaría para Orochimaru? No lo conocía personalmente, pero en el barrio rojo todos sabían de él, uno de los hombres más podridos y peligrosos. Se sentó junto al estanque, con los ojos fijos en los peces rojos que nadaban ahí. Unos minutos después, por alguna razón, no le sorprendió la presencia de Sasuke junto a él.
—¿Y qué era eso tan importante, Naruto?
Uzumaki lo miró de reojo, detallando el perfil del moreno. No debía precipitarse hasta saber si el hombre que buscaba Uchiha y su hermano, eran las misma persona.
—Nada importante —mintió—. Solo quería agradecerte por las clases de Iruka-sensei.
Sasuke no pareció convencido por su respuesta, pero no siguió insistiendo.
—Vamos a desayunar.
Naruto asintió, sin decir otra palabra.
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Los días continuaron transcurriendo con tranquilidad. Sin embargo las cosas iban cambiando poco a poco, pequeños detalles que no pasaban desapercibidos para ellos. En un abrir y cerrar de ojos pasaron dos meses. Dos meses en dónde habían aprendido muchas cosas uno del otro. Las actividades no parecían diferentes; las clases con Naoki le resultaban algo extrañas, siempre pensó que si hubiese ido a una escuela habría sido un desastre, y ahora lo comprobaba. Las enseñanzas de Iruka eran buenas pero él se distraía bastante, sobre todo cuando Sasuke asistía a sus clases. En dichas ocasiones Naruto lo miraba molesto, sabiendo que Uchiha sonreía burlón ante su frustración. No obstante, Naoki le ayuda. Le agradaba jugaba con el pequeño de ojos violeta. Y entonces, esa sonrisa burlona desaparecía, dándole paso a una sincera, solo por escuchar las carcajadas del niño rodando en el pasto, sometido al ataque de cosquillas proporcionadas por Uzumaki.
Durante las noches la rutina también continuaba. Naruto no abandonó su puesto de crupier, y Sasuke tampoco dejó de ir a observarlo. Desde la barra, Uchiha miraba a Uzumaki, detallando su cuerpo, notando esos pantalones apretados enmarcando su trasero. Cada velada lo veía luciendo ese uniforme de crupier, provocando que las ansias de poseerlo incrementaran al doble. Sasuke no era una persona paciente, y el límite de su tolerancia comenzaba a desvanecerse; los besos, caricias o simple toqueteos ya no le eran suficientes.
Deseaba más. Pronto llegaría a su límite, y sabía que Naruto también.
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Naruto sonrió triunfante cuando la "casa" ganó el juego, recogió las fichas de las apuestas y miró hacia la barra en busca de los ojos brunos de Uchiha, deseaba restregarle en la cara su triunfo, sin embargo su sonrisa desapareció al observar a su acompañante. ¡Otra vez ese maldito hombre! Frunció el ceño y dejó todo tirado, indicándole a otro de sus compañeros continuar el próximo juego. Salió del casino directo al baño, ignorando las pupilas ébano que percibieron cada reacción de su rostro. Sasuke sonrió, viéndolo desaparecer tras la puerta.
—Parece que algo bueno pasó.
La voz de Kimimaru le hizo girar a mirarlo.
—Algo parecido —respondió, levantándose de su lugar—. Me tengo que ir, nos vemos después.
Kimimaru asintió, alzando su copa.
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Mojó su cara con bastante agua, esperando desaparecer su irritación. Tal vez el agua fría no era la solución, pero algo debía hacer. No comprendía su mal humor, aunque el simple hecho de ver a ese anfitrión junto a Sasuke le molestaba. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?… ¡Al carajo! Lo aceptaba, le gustaba Sasuke. Negarlo sería una verdadera estupidez. Podría sonar cursi, pero durante ese periodo de tiempo había descubierto la naturaleza de sus sentimientos. No obstante, no le diría nada, sabía que Uchiha lo tomaría solo como otro más de su lista. Además, el asunto de Menma le impedía confiarse.
Salió del baño -aún maldiciendo por lo bajo- y recorrió el pasillo a paso lento, pero su ameno camino terminó al escuchar el abrir de una puerta. Sintió un jalón en el brazo, arrastrándolo al interior de la habitación oscura. Uzumaki chasqueó la lengua y arrugó las cejas. La noche anterior le había pasado lo mismo; un cliente requería de su "servicio", y no precisamente de crupier. A Naruto no le importó estar en penumbras, deshizo un poco el agarre y giró su cuerpo para -como la noche anterior- darle un puñetazo al cliente.
—Cálmate, soy yo, dobe.
Esa voz bastante familiar llegó a sus oídos, provocando que detuviera su puño.
—¿Sasuke?
Uchiha lo soltó y encendió la luz, dejándole a Naruto observar su alrededor, comprobó que permanecían en una de las suites más lujosas. Volvió a fruncir las cejas y cruzó los brazos en espera de una respuesta, algo le decía que no estaban ahí para charlar de la decoración.
—¿Qué hacemos aquí? —inquirió, tanteando el terreno. Sasuke encogió los hombros—. ¡Entonces me voy! Estoy trabajando.
—Yo soy tu jefe.
Uzumaki entrecerró los ojos, mirándolo de mala manera. No necesitaba recordarlo. Lo miró por unos segundos sin obtener otra respuesta.
—Me largo.
—¿Por qué me evades, Naruto?
El mayor preguntó con rapidez. La repentina cuestión le hizo parar en seco.
—¡Yo no te evado, bastardo! No te creas tan importante-ttebayo.
¡No! Jamás aceptaría frente a Sasuke que estaba celoso. Eso solo le agrandaría el ego al maldito. Pero Uchiha se deleitaba molestándolo y no desistiría hasta obtener una respuesta.
—Me evades —afirmó, acariciando sus labios.
Y Naruto explotó.
—¡Vete a perder el tiempo con tus anfitriones y a mí déjame en tranquilo!
Sasuke parpadeó sorprendido ante el reclamo, pero sonrió.
—Estás celoso.
—¡No!
Dando la media vuelta, Naruto decidió salir de ahí. Verse descubierto le desconcertaba. Pero Sasuke no lo dejaría escapar tan fácilmente, lo sujetó atrayéndolo a su cuerpo y besarlo. Unió sus labios en su beso rudo, saboreando un poco de aquel rechazo, que poco a poco fue cediendo hasta corresponderle.
—¿Por qué lo niegas? —cuestionó al separarse—. Reconoce que te gustan mis besos, Naruto.
Y como una colegiala enamorada, su corazón volvió a latir con fuerza.
¡A la mierda el razonamiento! Sólo deseaba seguir sintiendo a Uchiha. Y Sasuke permanecía en las mismas condiciones, su "abstinencia" le cobraba factura. No desaprovecharía esa oportunidad.
En respuesta, Naruto lo jaló de las solapas del saco negro para volver a besarlo. Entre beso y beso, caminaron a trompicones hasta llegar al borde de la cama.
Uchiha tiró su saco a un lado, importándole poco el lugar dónde fuera a caer. Su mente dejó de formular pensamientos coherentes e innecesarios. Únicamente percibía el aire caliente de la habitación envolviéndolos en una capa de placer, difuminada por los ligeros gruñidos que Uzumaki emitía cada vez que mordía la piel de su cuello y clavícula. Cegados y embriagados. Distantes del por qué y el cómo. No solo un desfogue impulsivo. Naruto parecía en un "trance" similar. ¿En qué momento cayeron sobre el colchón? Lo ignoraba y poco le importaba. Permanecía en blanco, ajeno a cualquier cuestión o razonamiento inteligible. Ni siquiera le importaba que Sasuke estuviese encima de él, intentando desabrocharle la camisa blanca. ¿Olvidaría lo demás, sus idealismos y reservas?… ¿A Menma? Por esa noche parecía posible. Sin embargo recordó al hombre de cabellos blancos, y toda la pasión desapareció siendo sustituida por furia. Entonces reaccionó. ¡Él no sería plato de segunda mesa! ¡Menos quien calentaba la cama de Sasuke después del otro! Aún guardaba mucha dignidad.
Abrió los ojos, y antes que Sasuke terminara con el último botón, le lanzó un golpe pegándole en la mandíbula. La fuerza del impacto hizo girar el rostro de Uchiha, quien no esperaba un ataque. Sintió un dolor en la quijada y degustó el sabor metálico de la sangre. Frunció el ceño, molesto.
—¡Qué te pasa, imbécil!
Naruto lo miró directo a los ojos sin intimidarse. Sasuke estaba furioso, esos ojos ébano lo taladraban con rencor.
—¡Te dije que no voy a ser tu zorra! ¡Consíguete a otro de tus fulanos y a mi déjame en paz!
Uchiha parpadeó sorprendido. ¿Zorra? ¡Maldición! Si era la primera vez que no veía a una persona como negocio o un polvo de una noche. Y Naruto salía con eso. ¿Cuántas veces le había visto tratar a otra persona como a él? Solo ese imbécil rubio no distinguiría la diferencia. Respiró pausadamente esperando encontrar un poco de paciencia, cerró los ojos y masajeó ligeramente el punto de su nariz. Naruto detalló cada acción.
—Eres un gran dobe —sentenció, mirándolo a los ojos. Era tiempo de expresarse un poco—. No quiero que estés conmigo solo ésta noche. Pude haberte obligado desde el principio, pero no lo hice. Ni yo mismo sé por qué. ¿Acaso no te das cuenta, usurantonkachi? Quiero estar solo contigo.
Uzumaki quiso creerle, Sasuke parecía sincero.
—No sigas hablando, bastardo.
Lo besó para callarlo. Sasuke no rebatió, continuando su labor de sacarle la camisa. Bajó sus dedos pálidos recorriendo ese abdomen bronceado, paró hasta llegar al bode del pantalón y desabrochó el zipper colando su mano, sujetando la hombría del rubio. La apretó en un brusco movimiento, friccionándola de arriaba a abajo, provocando endurecerla al instante. El cuerpo de Naruto se contorsionó ante la ola de placer y las corrientes eléctricas difundidas por sus extremidades. Incrementadas al doble al percibir la boca del mayor recorriendo el mismo camino de sus dedos, dejando un camino de tibia saliva. Ni siquiera reclamó cuando el azabache le arrancó los pantalones junto a su bóxer, su concentración recaía en la nueva acción de Uchiha, quien llegó hasta su pene y lo engulló sin ninguna contemplación. La humedad y calidez envolvió su carme, causándole fuertes espasmos.
Naruto no tenía experiencia sexual, pero tampoco podría considerarse una blanca paloma. Como todo buen adolescente con hormonas, satisfacía su curiosidad viendo películas porno, utilizando "su amiga" la mano derecha para bajarse la calentura. Siempre pensó que le gustaban las chicas -aunque nunca tuvo una novia-. ¡Pero al carajo! ¡Aún él sin experiencia, estaba seguro que Sasuke era un puto dios del sexo! Porqué esa felación le aturdió los sentidos. Su primer orgasmo fue tan rápido que no tuvo tiempo de avisar, y terminó dentro de la boca de Uchiha. Sasuke lo escupió en su mano y rió con burla.
—¿Tan rápido, usuratonkachi?
Uzumaki frunció las cejas.
—¡Cállate, teme! ¡Es mi primera vez! —enrojeció por su inconsciente confesión, esperó recibir una carcajada burlona, pero Uchiha solo sonrió levemente. La mano del moreno bajó a su entrada y él abrió los ojos, pasmado—. ¿Pero qué ray…?
Sasuke lo besó, evitando terminar la pregunta.
—No digas nada, Naruto, solo déjate llevar.
El áureo tragó saliva. ¿Qué pensaba hacerle? Intentó reclamar, siéndole inútil. Cada roce del moreno le calentaba más. Entretenido en dicho placer, omitió los delgados dedos de Uchiha colarse en su trasero, ocupando el semen para lubricar su entrada. Soltó un par de gruñidos y cerró fuertemente los ojos, soportando la incómoda intromisión. Nadie estaría soltando gemidos placenteros con semejante dolor en el trasero. Sin embargo, Sasuke parecía muy concentrado en su labor, saboreando cada expresión de su rostro sudoroso y contraído.
Valiéndose del lapsus de pasividad en Naruto, desechó su propia ropa quedando desnudo igual que Uzumaki. Continuó besando sus labios, y sin alguna advertencia, llevó su duro miembro a la lubricada entrada del menor, penetrándolo en un solo movimiento. El rubio abrió bastante los ojos e intentó gritar, pero los labios del moreno lo impidieron. Sasuke permaneció en la misma posición por unos segundos. No obstante, aquella posición -Uchiha sobre él y entre sus piernas- no le agradó al blondo. Uzumaki nunca fue una persona sumisa, y ahí no sería la excepción. En un repentino movimiento empujó al otro hacia atrás, recostándolo sobre el colchón para colocarse sobre él. Rió al notar el desconsiento en las facciones del mayor, pero no le dejó quejarse al sujetar el miembro del azabache y auto-penetrarse. ¡Dolió como los mil demonios! Sin embargo las caderas de Sasuke comenzaron a moverse, y él continúo el ritmo. Uchiha sentía su falo ser engullido por esas cálidas y estrechas paredes virginales. Naruto colocó ambas manos sobre su pecho pálido, tomándolo de apoyo, aumentando la sensación de profundidad, sintiéndolo hasta su próstata haciéndole gemir de placer.
Esos labios entreabiertos seduciéndolo una vez más, fueron suficientes para aumentar las embestidas. Para Uchiha, escuchar el armónico eco de sus jadeos, acompañados por el lúbrico y lascivo sonido del líquido de su hombría pegando contra el trasero del menor, le pareció el paraíso.
—¡Sasuke, más fuerte! —no pidió, exigió en un ronco jadeo.
Naruto nunca rogaría, no habría excepción. Abrió más las piernas, sintiendo como Uchiha levantaba su cuerpo hasta tirarlo -otra vez- sobre el colchón. Su rostro quedó pegado a las sabanas y sus brazos tras su espalda, sujetados por una sola mano de Sasuke. En dicha posición, el moreno ocupó su mano libre para alzar su cadera y volver a penetrarlo. Tan fuerte que pensó, lo partiría en dos. Y sus caderas comenzaron a moverse al instante.
—Te lo dije, solo querrás que yo te toque —susurró sobre su oído. No hubo respuesta, su respiración entrecortada no lo permitía. Naruto advirtió un nuevo orgasmo cuando Sasuke -en una fuerte embestida- tocó una vez más su próstata, incitándolo a derramarse sobre las sabanas. Uchiha salió de él, vertiendo su esencia sobre aquella espalda morena. Con dicha acción, el rubio probó una sensación extraña e inigualable; caliente y adictiva—. Nunca lo olvides —volvió a susurrarle, lo giró perdiéndose en esos irises añiles—… tú me perteneces, Naruto.
Y Sasuke lo abrazó.
Uchiha lo reconocía, ya no podría dejarlo ir. Porqué igual que su hermano Itachi, el caprichoso destino le hizo encontrar "ese" sentimiento raro e ilógico en la persona menos esperada. Con tal fuerza que parecía idílico. Nadie imaginaría que él, Sasuke Uchiha, se había enamorado de aquel desquiciante muchacho de carácter impulsivo.
Naruto sería su perdición.
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Orochimaru saboreó el dulce sabor de su vino, mientras admiraba sus preciadas fotografías. Pronto tendría lo que deseaba. Recordó a Menma y sonrió. Su historia si tenía "cierta" parte de verdad: él trabajó junto a Fugaku para destruir a Minato, Namikaze andaba tras sus pasos y no les convenía. Mientras él se encargó del rubio, Fugaku fue quien secuestró a Kushina, era verdad que Orochimaru ignoraba el embarazo de la pelirroja, pero en ese momento le importó poco. Al final, Fugaku le traicionó desviando la investigación de la muerte de Minato hasta su territorio, y como consecuencia tuvo que salir de Japón para internarse en Hong Kong, pero nunca perdonó esa traición. Buscó una forma de acabarlo, logró comunicarse con Itachi, pero éste se negó a trabajar con él. Al final, lo mató a él y a su esposa.
El siguiente era Fugaku pero, convenientemente, Uchiha le ofreció una compensación; dejaría el asesinato de Itachi como un "accidente" y le regalaría a su nieto. Sus rencillas quedarían saldadas. Orochimaru aceptó gustoso al ver al lindo niño que dormía entre sus brazos. Aunque nunca imaginó que Sasuke iría por el pequeño, dejándole una cicatriz en el rostro y destruyendo parte de sus negocios.
Miró la fotografía del pequeño Naoki, el pequeño Uchiha sonreía mientras cargaba un dinosaurio verde.
—Lindo y encantador.
Su venganza contra Sasuke no tardaría, con Menma de su lado lo conseguiría pronto. Rememoró la petición de Uzumaki para aceptar su trato.
"Quiero acabar con Sasuke frente a los ojos de Naruto, mi hermano sabrá que estoy arrepentido. Si mato a su verdugo, él será libre…"
El albino sonrió, evocando cada palabra. ¿Qué haría Menma si supiera que Sasuke trataba tan bien a Naruto, igual a un miembro de su asquerosa familia? ¿Y Naruto? ¿Perdonaría a Menma por matar a Uchiha?
Ese par de hermanos le harían disfrutar un buen espectáculo.
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Recostado bocabajo, estiró su cuerpo entre las sabanas revueltas, y un segundo después sintió una punzada dolorosa en su espalda baja, más específicamente en su entrada. Fue entonces que las imágenes de la noche pasada llegaron a su cabeza como una avalancha. Abrió bastante los ojos y su rostro enrojeció al instante. Giró lentamente la cabeza hacia su lado izquierdo, y respiró aliviado al no encontrar a Sasuke durmiendo junto a él. Se levantó como pudo, buscó su ropa con la mirada, pero no encontró nada, sin embargo no pasó desapercibido la ropa nueva que permanecía doblada en una esquina de la cama, con una nota sobre éstas. Estiró la mano y sujetó el papel para leerlo:
"La ropa es para ti, tuve que salir primero. Te espero en mi oficina."
¿Su oficina? ¿Para qué rayos quería verlo en su oficina? En ese momento sólo deseaba irse a casa y dormir el día completo con la esperanza de despertar de ese sueño. Para su mala suerte, sabía que no era ningún sueño, sino su realidad. Y sinceramente, no parecía arrepentido de ese hecho. Al contrario, le gustó en más de una forma.
«… tú me perteneces, Naruto.»
Uzumaki recordó de la nada aquella frase y volvió a enrojecer. Cruzó los brazos, frunciendo sus facciones en un gesto pensativo. ¿Qué pasaría ahora? ¿Qué eran ahora? ¡¿Y por qué le hacía malditamente feliz saber que no había sido solo un polvo de una noche? Debía estar mal de la cabeza.
Y no quería volverse loco ahí encerrado.
—Será mejor que me cambie y piense en eso después-ttebayo —habló para sí mismo, tomó la ropa y entró directo al baño.
Le esperaba un largo día.
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Media hora después, Naruto salió de la habitación, vistiendo unos jeans azules y una sudadera naranja, miró a todos lados esperando no encontrarse a nadie. Caminó por el pasillo, aunque su discreción parecía ridícula sabiendo que Kakashi lo miraba del otro lado del lente de la cámara, pero no deseaba pensar en la sonrisa pervertida de aquel sujeto. Apresuró el paso en dirección a la oficina del moreno. No tardó en llegar a su destino, pero detuvo su mano antes de tocar la puerta… ¿Qué debía hacer? Lo meditó por unos segundos hasta escuchar una voz a su espalda.
—¿No piensas tocar, usuratonkachi?
El inconfundible timbre de Sasuke le asustó, haciéndolo dar un ligero brinco en su lugar. Pero aquel tono monótono le alentó, sonrió, la actitud de Uchiha continuaba igual.
—¡Casi me causas un infarto, imbécil! —reclamó.
—Es tu culpa —respondió, ignorando el reclamo.
Sasuke rió. Naruto seguía igual, el mismo idiota gritón e irrespetuoso, que le gustó desde el primer día. Encogió los hombros, abrió la puerta, esperó que Uzumaki pasara y entró detrás del rubio. Una vez en el interior, el menor dio una vuelta sobre sus talones, soltando un silbido de sorpresa admirando la amplia oficina del mayor.
—¿Siempre tienes que ser tan presumido, Uchiha?
La oficina del azabache era tan elegante como el resto del edificio, con su inconfundible estilo minimalista y un toque de High-tech.Decorada con finos muebles diseñados por algún famoso arquitecto o un diseñador reconocido. Sin embargo lo que más llamó su atención fue el gran ventanal que lucía tras su escritorio, éste dejaba ver la pintoresca mancha urbana que formaba el centro de Tokio. Naruto giró para mirar al moreno y dio un ligero saltó hacia atrás al encontrarlo bastante cerca de él. No supo cómo pasó, pero no reclamó al notar los brazos de Uchiha abrazándolo por la cintura, ni cuando sus pálidos labios devoraron los suyos, como si fueran conocidos de toda una vida. ¿Raro? Bastante.
Un pequeño carraspeo de garganta los hizo separarse. Ambos miraron al lugar, notando a Sakura en el umbral de la puerta. Haruno rió nerviosa, entrando a la oficina.
—Lo siento, toqué pero nadie me escucho —se disculpó—. No me gusta interrumpir, pero te esperan en la sala de juntas, Sasuke-kun.
Uchiha asintió, esa junta con los inversionistas Alemanes era la razón de haberse levantado temprano y dejar solo a Naruto. Sin ninguna inhibición, soltó al rubio y acomodó su corbata. Miró de reojo a Sakura y salió del lugar, dejándolos solos. Uzumaki observó el techo de la habitación -con la cara roja-, esperando que Haruno despegara sus ojos verdes de él. Ser taladrado por esa mirada jade le ponía nervioso, pero ella no cedió.
Suspiró resignado.
—¿Estás enojada, Sakura-chan?
Sakura no apartó la mirada.
—¿Por qué?
—Porqué a ti te gusta Sasuke.
Naruto nunca fue una persona muy observadora, pero durante la convivencia con ellos, descubrió la forma diferente en qué Sakura trataba al moreno, casi dándolo todo por él. Uniendo las piezas del rompecabezas no necesitaba ser un genio para conocer la respuesta. No sabía su historia pasada, cuánto tiempo habían vivido juntos, o que experiencias enfrentaron uno al lado del otro, pero Sakura no sentía solo respeto por Uchiha, sino un sentimiento más profundo. ¿Amor? Posiblemente.
—Sí, me gusta —aceptó, obteniendo su atención—. Pero en una manera diferente de hace años.
—¿Eh?
Uzumaki no comprendió. Ella decidió sincerarse.
—Conozco a Sasuke-kun desde que éramos niños, la familia Haruno siempre ha estado al servicio de los Uchiha. Mi padre murió en una balacera con otra familia, y mi madre tomó su lugar como la asistente de Fugaku-san, pero ella también murió junto a él en el accidente de avión —hizo una pausa. Recordar los sucesos tristes de su vida no era fácil—. Desde joven me sentí atraída por él, aunque nunca se fijó en mí, sólo me veía como una amiga. Para mí era suficiente… pero después de la muerte de su hermano Itachi, Sasuke construyó un muro invisible, y si no fuera por Naoki, seguramente hubiera seguido los mismos pasos de su padre. Por eso decidí convertirme en su mano derecha y estar cerca de él para ayudarlo.
El rubio parpadeó incrédulo ante la repentina confesión. ¿El hermano de Sasuke había muerto? Ahora entendía la razón de esquivar ese tema cuando le preguntó en la azotea. Debía ser bastante doloroso perder a un hermano. Él jamás lo olvidaría.
—Sakura-chan… —intentó decir algo pero lo interrumpió.
Haruno volvió a negar, continuando con sus palabras.
—Me hubiese gustado ser yo su persona especial y sanar esas heridas, pero no pude —aceptó derrotada—. Los he observado todo éste tiempo, y sé que las cosas entre ustedes has cambiado bastante. Sasuke te ha permitido entrar en su barrera… por eso quiero que tú lo ayudes por mí —sonrió, imaginándose más joven—, si hubieses aparecido cuando era una adolescente, seguramente habría querido "sacarte" los ojos por acercarte a él, pero ahora sólo quiero verlo feliz. Y si tú puedes hacerlo, tendrás todo mi apoyo, Naruto.
Sakura lo aceptaba, fue derrotada por ese joven callejero. ¿Dolía? Sí, pero no debía comportarse como una niña egoísta o caprichosa, ella era una mujer madura que aceptaba lo evidente. El comportamiento de Sasuke hacia Naruto le daba la respuesta. No mentía al decir que deseaba la felicidad de Uchiha, y si Naruto poseía ese poder, ella lo reconocía. Valía la pena por ver a Sasuke como lo recodaba en su adolescencia, cuando Itachi aún vivía y el menor deseaba viajar por el mundo. Sonrió con melancolía y alzó su brazo, extendiendo su mano en una muestra de tregua. Uzumaki la miró sin intención de sujetarla, no podía aceptar algo que lo rebasaba. ¿Hacer feliz a Sasuke y curar sus heridas? ¿Uchiha sentía algo tan grande por él? No sabría responderse. ¡Ni siquiera había sido confiable para Menma! ¡¿Cómo podría ayudar a Sasuke?!
Pero no importaba que lo negara infinidad de veces, cada día junto a Sasuke le quería más, aunado a la noche pasada, la respuesta parecía clara. Todavía no sabría definir si aquel sentimiento llegaba a tal extremo como el "amor", pero lentamente iba adquiriendo aquel significado. Sus besos, sus caricias, hasta sus peleas sinsentido. El pasar tiempo con Naoki, casi como una familia. Su orgullo no le permitiría decirlo, pero deseaba que ese momento de su vida no fuera un efímero sueño. Menma también entraba en sus planes a futuro.
¡No! Jamás volvería a ser un inútil.
Sakura observó el rostro del rubio, dispuesta a cuestionarle su indecisión, pero no tuvo tiempo de preguntar al sentir los brazos de Naruto alrededor de su cuerpo, tomándola desprevenida como la primera vez, cuando Uzumaki le robó la tarjeta. Pero contrario a ese día, la mujer de cabellos rosas pasó sus brazos alrededor de su espalda, hundiendo su rostro en el cuello de él, apretándolo ligeramente. Necesitaba ese abrazo.
—Eres una persona muy fuerte, Sakura-chan —alagó—. Sé que Sasuke te aprecia a su modo-ttebayo.
Ella asintió, separándose poco a poco.
—Pero no te atrevas a lastimarlo, porqué no te gustará verme realmente enojada —alzó un puño, y volvió a reír.
Naruto tragó grueso por la amenaza de Haruno, pero también rió junto a ella. Sakura le había ayudado a reafirmar sus pensamientos… Deseaba permanecer junto a Sasuke.
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Continuara…
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