II. Mistake
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By RiSaNa_Ho
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El bullicioso ajetreo de la estampa nocturna acompañaba su camino, miró de reojo a las personas; los vagos sentados en las aceras o buscando comida en los botes de basura, en las esquinas algunas mujeres semidesnudas le coqueteaban en espera de algún cliente. O simples mocosos en busca de algún distribuidor de drogas. Poco a poco fue desvaneciéndose de aquella viñeta urbana al introducirse en los callejones descuidados y solitarios. Mantenía la mirada atenta a cualquier percance, resguardando el grueso paquete al interior de su chaqueta de cuero negro. Decidió cubrir sus cabellos rubios con una desgastada gorra azul marino. Entró a un nuevo pasadizo -demasiado familiar- verificándolo en busca de su objetivo. No tardó mucho tiempo, encontrándose a un hombre castaño de coleta alta andando hacia él. Menma formó una mueca rígida en los labios, y sin ningún tipo de protocolo sacó de su chaqueta el gran fajo de billetes, aventándolo a las manos del sujeto, quién lo agarró evitando su caída al suelo.
—Son tus 25 millones de yenes.
La voz del menor sonó sin titubeos, no lo volvería a intimidar. Por su parte, el yakuza abrió el sobre comprobando el contenido.
—¿He? ¿De dónde sacaste tanto dinero, mocoso?
La pregunta le hizo recordar la noche anterior. Tenía menos de veinticuatro horas de haber vendido su alma a un asqueroso hombre rico. Rió con ironía. No su alma, sino la de su hermano menor. Cuando Uchiha le preguntó su nombre no dudó en responder; Uzumaki Naruto, un callejero de diecinueve años, sin familia, y ni un mísero registro de su existencia. Sabía que no engañaría tan fácil a Sasuke. Pero sólo necesitaba tiempo para salir del país. El moreno lo citó la mañana siguiente en una cafetería al otro lado de la calle. Acompañado de una hermosa mujer de cabellos rosas, Uchiha llevó consigo el paquete de dinero. Le entregó sin titubeos, advirtiéndole su presencia en una semana; tiempo oportuno de terminar los asuntos que había ido a solucionar a Hong Kong. Dando una dirección falsa salió de la cafetería, siendo consciente que lo mantendría vigilado. Le seguiría su juego.
—No te importa.
Kidomaru sonrió satisfecho, ignorando la mala cara del rubio.
—Sabes, creo que podrías sernos útil —continuó sonrió contando los billetes. Los ojos del castaño reflejaban avaricia, ese niño tenía potencial. Prefirió presentarse—. Soy Kidomaru, pertenezco a la banda del Sonido, la más peligrosa de esta ciudad. Olvidando nuestras pequeñas "rencillas", puedes venir y presentarte ante nuestro Jefe. Estoy seguro que le gustaras a Orochimaru-sama.
Sin obtener respuesta del áureo, Kidomaru sacó un pequeño papel del bolsillo y Menma lo aceptó sin interés. Observó la pequeña tarjeta negra con el símbolo de una serpiente purpura, al reverso indicaba una dirección.
—Pareces lo bastante inteligente para saber que en este mundo, sólo sobreviven los más fuertes. Y Orochimaru-sama es uno de ellos. Piénsalo, y si quieres dejar de mendigar esperando que otro termine mi trabajo, ve a esa dirección. Obtendrás cualquier cosa que desees.
Uzumaki pasó su mirada azul de la tarjeta a la espalda del yakuza que salía del callejón. No le interesaba estar bajo las órdenes de un bastardo, sin embargo guardó el papel en su bolsillo.
Primera parte ejecutada.
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S&N
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Naruto entró al Ichiraku Ramen, buscando en los bolcillos de su chándal algunos billetes para comprar un par de tazones de fideos. Teuchi les regalaba, pero no podían abusar de su amabilidad. Además, necesitaba platicar con alguien y distraerse un poco. Le intrigaba no saber lo que Menma pensaba, parecía más distante de lo normal. Por ejemplo, esa mañana salió temprano sin volver aparecerse en todo el día. ¿Qué tramaba? Omitiendo sus pensamientos, saludó a Ayame y pidió su orden. Unos minutos después Teuchi apareció con la comida.
—Buenas noches, Naruto.
—¡Buenas, Teuchi-san!
Uzumaki le pagó lo indicado recibiendo la bolsa, dando las gracias estuvo a punto de salir del local, pero la voz del anciano lo detuvo. El rostro del dueño se veía preocupado.
—Naruto, sé que tú eres el hermano menor… —vaciló en continuar—, pero Menma a veces es un poco impulsivo, no piensa mucho en las consecuencias de sus actos. Solo se tienen el uno al otro, así que cuida bien de él.
A Teuchi le preocupaban el par de gemelos, días atrás había visto los golpes de Menma. Los apreciaba, no le gustaba verlos lastimados o en problemas.
—Gracias por preocuparse por nosotros, Teuchi-san —sonrió.
El mayor asintió, viéndolo salir del establecimiento.
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S&N
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Regresó al edificio siendo cuidadoso de no ser seguido por nadie. No le daba buena espina la excesiva confianza de Uchiha. ¿No pensaba perseguirlo e investigarlo, evitando que escapara? Debía andarse con cuidado tratándose de ese hombre. No sólo de él, sino de su curioso hermano. Naruto le haría muchas preguntas, que -obvio- no respondería. Su hermanito no necesitaba meterse en sus asuntos.
—¿A dónde fuiste, Menma?
No le sorprendió la repentina cuestión al entrar al cuarto, Naruto le esperaba con la cena servida.
—A dar una vuelta.
—Compré ramen con el viejo Teuchi, ¿quieres comer-ttebayo?
Al menor no le gustaba permanecer disgustado con su hermano, quería olvidar los eventos recientes y pensar que nada pasaba. Por una noche deseaba cenar sin discusiones. Las palabras de Teuchi seguían repitiéndose, recordándole que Menma -aún con su fuerte carácter- significaba su única familia.
Menma asintió a la pregunta. Tomó su lugar al lado de su hermano, degustando los fideos servidos. Ambos comían en silencio hasta que Naruto prendió el televisor. Acompañados de la película de acción presentada, continuaron cenando, cada uno perdido en sus propios pensamientos. Ante la amena situación, Menma se preguntó una cosa: ¿No le remordía la conciencia ver el rostro despreocupado de Naruto? No, él no tenía conciencia, su instinto de supervivencia lo llevaba a cometer actos que él mismo desconocía. Una parte podrida dentro de su alma le carcomía. Cosas aberrantes dispuestas a ejecutar sólo por salvar su pellejo, olvidándose de su único vínculo. ¿Qué hubiese hecho su hermanito en su lugar? Naruto representaba lo contrario a él; luz y sombra.
Una hora más tarde apagaron las luces disponiéndose a dormir. Menma no concilió el sueño, ocupó la silenciosa habitación para maquinar los detalles de su plan. A esas alturas no había marcha atrás.
En menos de una semana todo se convertiría en una ilusión.
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S&N
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Esa mañana, Naruto salió temprano en busca de alguna "presa". Al rubio no le gustaba subsistir a costa de robos, pero en una ciudad sin oportunidades parecía la única forma de sobrevivir. Dejó a Menma durmiendo, o eso pensó. Al dejar de escuchar sus pasos, el mayor se levantó con prisa, vistiéndose con lo primero que encontró. Sacó un fajo de billetes -una parte del dinero que le dio Sasuke- guardándolo en su bolsillo. Lo primero en su agenda, fue ir al supermercado. Ahí compró un tinte negro para sus cabellos -una persona rubia atraía bastante la atención-. También pasó por una óptica a solicitar unos lentes de contacto en tono rojo y disimular el azul de sus ojos. De esa manera esperaba perder de vista a los hombres de Uchiha. Andaban tras un rubio de irises azules, no un moreno de orbes carmesí. Con el dinero restante compró una computadora, ésta le serviría en su búsqueda de información.
No obstante, a cada paso sentía que alguien le vigilaba. Por suerte él era más inteligente, y siempre los despistaba antes de llegar a su edificio.
Volvió al cuarto al mediodía. Encontrándose solo prendió el aparato, tecleando con rapidez navegando por las paginas necesarias, buscó referencias sobre Uchiha Sasuke, encontrándose con una infinidad de información sobre él, tanto para el ojo público como los negocios bajo el agua, ésta última información bien resguardada. Abrió ligeramente los ojos a cada palabra que leía.
Por esa exuberante cantidad de dinero había puesto su cuerpo en las manos de un demonio.
Uchiha Sasuke representaba al actual dueño de una compañía de electrónica y software: Uchiha Corp. Sin embargo, también contaba en su poder con un Club único de acompañantes masculinos, llamado Black Angel's. Exclusivo en satisfacer a hombres millonarios y poderosos como el azabache. Mordió su labio inferior con frustración. No dejaría que ese sujeto presuntuoso le pusiera sus asquerosas manos encima. Y aunque una parte de su subconsciencia -ahí dónde resguardada todo el cariño que profesaba por Naruto-, le gritaba detenerse, su instinto ruin lo cegaba a continuar.
Tres días menos y su vida quedaría vacía.
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S&N
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Uchiha contemplaba la ciudad a través del amplio ventanal de la suite. Parte de su oficina se encontraba en el mismo lugar, acondicionada con muebles elegantes y exclusivos. Nada de restricción para el magnate. Pero aún con toda la comodidad, su semblante molesto reflejaba lo contrario. Su mente seguía divagando en aquel muchacho callejero que le pertenecía desde hace una semana. Mismo que se burlaba de él al pretender jugar "al gato y al ratón". La paciencia no representaba una de sus virtudes. Ese estúpido mocoso escondía cualquier pista de su paradero, teniendo el descaro de no presentarse a la fecha. El día anterior marcó su límite. Sasuke le dio la oportunidad de hacerlo por las buenas, aunque Naruto lo retaba al no cumplir su parte. No sabía que de Uchiha Sasuke, nadie se burlaba.
—Esa maldita rata me las pagará —susurró para sí, dando media vuelta quedó frente a un hombre de blancos cabellos—. ¿Lo has encontrado, Suigetsu?
Hozuki sonrió, mostrando sus afiladas hileras de dientes blancos.
—¿Con quién crees que tratas, Sasuke? —Uchiha frunció el ceño. Sabiendo que no estaba para sus bromas, continuó hablando—. Uno de mis muchachos dice haberlo visto por la parte sur de la ciudad, anda tan distraído cómo sino debiera nada —hizo una pausa, sacando una hoja de su bolcillo—, Karin es la encargada de su búsqueda, ésta misma noche me reuniré con ella para darme los detalles.
Cuando se trataba de trabajo, Suigetsu tomaba muy en serio su profesión. Sasuke pareció satisfecho con el reporte. Fue hasta su escritorio, abriendo uno de los cajones y sacando una foto del interior; misma que tomó el día que observó a Naruto robándole al ebrio del callejón. La calidad era pésima, pero gracias a su tecnología había conseguido mejorarla.
—Toma la foto y ve con Juugo. Karin ya debe tener la información en éste momento.
Suigetsu guardó la fotografía, asintiendo sin decir otra palabra. Caminó hasta la salida y abrió la puerta, encontrándose a una mujer con la mano al aire a punto de tocar. Le guiñó un ojo antes de salir, dejándola pasar. Ella suspiró resignada, cerrando otra vez.
—¿Por qué tanto interés en él, Sasuke-kun?
Sasuke bufó al escuchar la voz femenina de su nueva compañía. Frente a él, una atractiva mujer de largos cabellos rosas y llamativos ojos esmeralda lo veía con interés esperando una contestación. La opción lógica sería no responder, pero la conocía tan bien que no lo dejaría tranquilo hasta obtener una respuesta. Después de todo, esa mujer representaba su mano derecha.
—Pagué por él, me pertenece.
Haruno volvió a suspirar, ocupando uno de los amplios sofás que permanecía ahí. Seguía sin comprender ese obsesivo interés por aquel muchacho rubio. Aceptaba que era bastante apuesto y atractivo -y el color de sus ojos no pasaba inadvertido- pero aún con tantos detalles, le costaba trabajo creer el interés del moreno. Sólo pensaba en una idea bastante factible:
—¿Lo harás trabajar en el Black Angel's? —preguntó insegura.
Él dibujó una sonrisa arrogante.
—Sería una buena idea —admitió—. Aunque primero debo verificar la calidad de la "mercancía".
La mujer negó ligeramente. No le sorprendía el lenguaje ni la desfachatez que utilizaba el azabache. Tantos años a su servicio le hicieron conocer los gustos extravagantes de Uchiha. Además, estaba al tanto de los negocios en el club de citas. Admitía que sería un buen candidato, aunque -aún sin conocerlo por completo- dudaba que aceptara de buena manera, sin impórtale que Sasuke hubiese pagado por él.
—Es la primera vez que te veo tan interesado en alguien —exteriorizó sus pensamientos, ganándose una mala mirada de su jefe.
—Son figuraciones tuyas, Sakura —dictaminó con voz parca, dirigiéndose a su recamara y dejándola sola.
Sakura quedó sentada en el mismo lugar, divagando en sus propias suposiciones. ¿Figuraciones suyas? Posiblemente, aunque ella nunca se equivocaba. Naruto traería varios cambios a sus vidas. ¿Buenas o malas? Esa respuesta le preocupaba.
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S&N
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Dio un bostezo soñoliento antes de estirarse sobre el sillón frente al televisor. Abrió los ojos y miró a todos lados, percatándose de la ausencia de su hermano. Otra vez había salido toda la tarde. Últimamente, Menma se comportaba muy raro. En esos últimos días nunca lo encontraba en casa. No sólo eso, su radical cambio de look le desconcertaba. Jamás había escuchado a Menma quejarse sobre el color de sus cabellos y ojos. Y de un día a otro, lucía como una persona completamente diferente. Casi cae de espalda al verlo con el pelo teñido de negro y sus ojos reluciendo un tono escarlata. Le preguntó el porqué, pero no recibió respuesta clara. Sólo un "no te interesa" y un "pronto necesito que me acompañes a un lugar". En ese momento Naruto quiso jalarse los cabellos con ambas manos. ¿Por qué tanto misterio? Trató de no pensar en esas cosas. Aspiró bastante aire acomodándose en su lugar, sin embargo su comodidad fue interrumpida por el insistente sonido del golpeteo contra su puerta. Frunció las cejas, levantándose molesto a ver quién osaba tirar su puerta a patadas.
—¿Quién será? Menma siempre trae llaves.
Al abrir la puerta encontró a un par de hombres vestidos con trajes negros; uno de cabellos blanquecinos y otro de hebras naranjas. El más bajo sonrió, mostrando una singular dentadura afilada.
—¡Bingo! Encontramos a la princesita.
Uzumaki frunció el ceño ante la referencia. Preparó un buen insulto antes de cerrarles en la cara, no obstante el más alto advirtió su movimiento, impidiéndoselo al colocar su gran mano sobre la madera.
—¡¿Qué demonios quieren-ttebayo?! —inquirió molesto.
Sin responder a la cuestión, Suigetsu aprovechó a sacar un pañuelo con cloroformo, colocándolo en la cara del rubio en un rápido movimiento. Los ojos azules de Naruto se cerraron al instante, desvaneciéndose entre los brazos de Juugo.
—Sasuke tiene que darnos una recompensa, Juugo. Tenemos a su "juguete nuevo".
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Continuara…
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