“Estar en el lugar adecuado, en el momento preciso, para conocer a la persona indicada, solo ocurre una sola vez en la vida”
Solté un gran suspiro, de esos en que pierdes un pedacito de alma de tan profundos que son, lo que llamó la atención de la persona que reposaba a mi lado tratando de conciliar el sueño
- ¿Qué pasa Yuu, no puedes dormir? –me preguntó cariñosamente Shima-
- No, creo que hoy es un día para recordar
- Uhhmm –acarició mi mejilla con la punta de su nariz, corriendo un pequeño camino, para devolverse y volver a empezar- En las tardes de lluvia siempre te pones así, deja que te relaje
Llevó su mano a mis cabellos y comenzó a acariciar la piel cubierta por estos, mientras depositaba un suave beso en mi mejilla, pero no, yo aun no deseaba dormir, hoy era uno de esos días en que aquellas pequeñas inseguridades se hacían más grandes, por el solo hecho de sentirte un poco nostálgico. Con cuidado tomé su mano y la llevé a mis labios depositando un suave beso como el que él me había dado para luego pasar a admirar su rostro un tanto adormilado y besar con dulzura sus labios, los que desde el primer momento correspondieron a los míos, degustándome con su sabor, impregnándome con su olor, deleitando mi tacto con su suave piel.
- Qué hubiese sido de mí, si no te hubiera conocido –pregunté nostálgico, recordando aquel día-
- Qué hubiese sido de mí –repitiendo mis mismas palabras- si aquel día en que me accidenté tú no hubieras arriesgado tu vida por mí.
- Tú pedías ayuda, yo solo te la brindé – a lo que Shima solo respondió acariciando mi espalda, llenando de recuerdos ambas mentes al instante-
Aquel día, no había sido más que un transeúnte como cualquier otro que pasaba por aquella gran avenida, un auto que viajaba a exceso de velocidad, impactó a otro haciendo que se volcara, para luego golpear a un segundo, produciendo un resultado similar, solo que ahora ya eran tres vehículos en las mismas condiciones y ahí fui cuando te vi, como una de las víctimas que pedía auxilio, tras quedar atrapado en su auto, aquel hermoso rostro cubierto de lágrimas y sangre al que corrí a socorrer, abriendo la puerta y desabrochando su cinturón de seguridad, para luego con un poco de esfuerzo destrabar su pierna atrapada y salir del lugar ante la alerta de uno de los presentes que uno de los estanques estaba filtrando el combustible. Una gran explosión se produjo en el lugar dejando a muchas personas heridas, incluyéndonos.
Ante la onda expansiva caímos, siendo alcanzados por el fuego que produjo graves quemaduras en mi espalda, solo pude abrazarte, escuchando tus sollozos perdí toda noción del tiempo. Al despertar me encontraba boca abajo en una cama blanca, lo primero que vi fueron tus ojos curiosos que me miraban, el resto de tu rostro se encontraba escondido detrás de un libro, el que dejaste a un lado para mostrar una bella sonrisa seguido por un “muchas gracias, me salvaste la vida”.
Y claro que lo había hecho, al tiempo después en que me contaron lo sucedido, los ocupantes de los otros dos automóviles habían fallecido y sin mi ayuda Shima habría corrido la misma, pero era algo de lo que no me arrepentía a pesar de haber pasado una dolorosa recuperación, haber salvado a aquella personita que ahora con solo verlo sonreír alegraba mis días, valía ese sacrificio y muchos más.
- Yuu sabías desde la primera vez que vi me enamoré de ti –me sacó de mis recuerdos, haciéndome volver a la realidad- y además de ser tan guapo, fuiste un héroe para mi, ¿Qué más podría pedir?
- Que fuera un súper modelo millonario –respondí en un tono juguetón, a lo que ambos reímos ante mi comentario-
- Hay Yuu –iba a responder, pero un rayo se dejó caer sobre la ciudad, asustándolo, desde el día del accidente que le temía a los sonidos fuertes y no lo culpaba, debía admitir que yo al igual que él con solo escucharlos se me erizaba la piel-
- Tranquilo mi amor, yo estoy aquí para protegerte de cualquier daño –le dije, pues desde que lo conocí siempre quise protegerlo y esta no sería la excepción-
Lo abracé fuerte, acomodando su cabeza en mi pecho, a lo que él solo se aferró a mí como un niño pequeño se aferra a su muñeco de felpa cuando tiene miedo. Me hundí en las cobijas y nos tapé a ambos hasta la cabeza, dejándonos a oscuras a pesar de que aun no anochecía
- Soy el monstruo de las cobijas, no podrás escapar muajajaja
Comencé a juguetear con él y poco a poco a pesar de que seguían cayendo rayos sobre la cuidad, lo distraje, lo tenía tan ocupado tratando de zafarse del “monstruo” que entre risas y pataleos, terminamos enrollados entre las sábanas y cobijas sin poder salir, ambos estamos abrazados y totalmente enrollados
- Yuu no puedo moverme –me dijo con sus mejillas sonrojadas por el calor de nuestra batalla y las risas-
- Pues yo tampoco puedo –me moví para tratar de zafarme, pero nada- además creo que tenemos todas las mantas de la cama –le dije mirando a nuestro alrededor-
- Eres un bobo – se rió y me dio un pequeño beso-
Nos llevó tiempo desenrollarnos, entre giros, aplastamientos y una que otra mano traviesa que se iba donde no debía, logramos volver a la realidad, en donde tuvimos que volver a armar nuestra cama para volver a acostarnos y así protegernos del frío que había en esos momentos.
- Yuu tengo frió
- Ven aquí –lo apegue a mi cuerpo y lo abracé brindándole mi calor, mientras el posaba sus frías manos en mi espalda-
- Es igual
- ¿Es igual que? –pregunté un tanto desconcertado-
- Es igual a cuando me abrazaste por primera vez
Era verdad, desde el primer instante en que lo vi, no pude evitar sentir amor hacia su persona y sin darme cuenta, desde el primer momento ya se lo demostraba
- Te amo Shima
- Y yo a ti Yuu
Y así ambos fuimos cayendo en un dulce sueño, compartiendo nuestro calor, impregnándonos con nuestro olor, dedicándonos cada uno de nuestros respiros, siendo yo para él y él para mí, porque el destino nos unió y no desaprovecharíamos la oportunidad, porque no quería dejar escapar esta gran oportunidad que me había brindado el destino al estar en el lugar adecuado, en el momento preciso, para conocer a la persona indicada, es algo que solo ocurre una sola vez en la vida.
FIN