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El caso de las cartas por Rhape

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Notas del fanfic:

-Spoiler (no grave) del último caso en AT:Apollo Justice.

Eran aproximadamente las 8: 20 a.m. cuando Trucy me entregó una carta que decía ser del fiscal Gavin. Aquello me pareció muy extraño. Es decir. Habiendo teléfonos celulares e Internet ¿por qué una carta?...y dirigida a mí.

Comprobé el remitente, y releí la carta para asegurarme de haber entendido bien el contenido. El fiscal Gavin me citó a las 10: 00 a.m. en el Parque People, según para hablar de algo importante. Dudé de que se tratase de un caso. Por ahora no tengo clientes, mi único trabajo es recibir encargos ridículos del Sr. Wright. Así que, sin importarme mucho el asunto, preferí asistir a quedarme en el bufete.

A las 9: 45 a.m me despedí de Trucy y me dirigí al parque.

10: 24 a.m.
Parque People

- ¡Lamento la tardanza! – me disculpé con la respiración agitada. Había estado arrastrando mi bicicleta casi todo el transcurso al parque.

- Sr. Frente, ¿acaso no sabe que es de mala educación hacer esperar a las personas? – me amonestó el fiscal Gavin con su habitual sonrisa relajada.

- Lo sé y lo siento. Pero la cadena de mi bicicleta se soltó y no conseguí ponerla en su lugar. Tuve que venir caminando –

- No me diga que esa cosa es su medio de transporte –

- Sí.... ¿Hay algún problema? –

- No, ninguno. Es sólo que me parece muy tierno de su parte ser ecologista –

- ¿Ecologista? – entorné la mirada por su cinismo – Si tuviese buen sueldo me compraría un automóvil –

- Vaya. Con todos los casos que ha ganado creí que le pagaban bien –

- Eso me gustaría... Como sea. Tendré que ir en bus otra vez hasta poder arreglar mi bici – comenté resignado. Levantarme temprano a esperar el autobús no era algo que me animara.

- Debo admitirlo, Sr. Frente; creí que por ser usted sería difícil romper el hielo –

- ¿Romper el hielo...? – repetí dudoso, entonces recordé qué hacíamos allí – ¡Ah! Sobre la carta... –

- ¿De qué quería hablarme? –

- ¿Eh? – yo no tenía nada de que hablar...

- ¿Sucede algo? – preguntó confundido por mi reacción.

- Bueno...- me crucé de brazos – según la carta, usted es quién tenía algo que decirme –

- ¿Qué? – frunció el ceño y me miró desconcertado – Pero estoy seguro de lo que leí. Usted es quien va a decirme algo, al menos eso fue lo que escribió –

- ¿Lo que yo escribí? –

- Sí. No debería enviar cartas si después olvidará el contenido, Sr. Frente. Es descortés –

- ¿Q-qué? ¡Pero usted me mandó la carta! – repliqué apuntándole acusadoramente. Entre juzgado y juzgado, señalarlo con el dedo se me estaba haciendo costumbre...

- ¡¿De qué habla?! ¡Mire estos garabatos! ¡Es su letra! – de un bolsillo de su traje sacó un sobre que me restregó en la cara – ¿Ve? –

- ¡S-sí! ¡Es mi letra! – exclamé atónito, pero rápidamente volví a mi postura tranquila – Pero... mire esto – le mostré la carta que había recibido – Esta es su letra –

El fiscal tomó el papel y lo examinó con cuidado. Y, con sólo ver la expresión que se formó en su rostro, supe que reconoció su letra. Después comparó los textos.

- Las cartas son idénticas – dijo al fin – Exceptuando el remitente y el destinatario; se invierten. Al parecer ni usted ni yo las escribimos, por lo que sólo se me ocurre que alguien nos está jugando una mala broma –

- No, no creo que se trate de una broma – comenté pensativo – Quizás alguien no nos quiere en algún sitio en específico... ¿Dónde recibió “mi” carta? –

- En mi oficina. Estaba entre mi correo. Y usted ¿dónde recibió la “mía”? –

- También en mi oficina. Pero me la dio Trucy, lo que me pareció raro porque ya había revisado el buzón minutos antes y yo no vi que estuviese allí... – entonces algo tuvo sentido – ¡Trucy! –

Trucy tenía una risita maliciosa, casi siniestra, cuando me entregó el sobre, pero no le di mucha importancia porque ella siempre es así de rara.

- ¿Cree que la señorita maga tenga algo que ver en esto? –

- No lo sé – negué con la cabeza – Pero regresaré a la agencia a preguntarle. Le avisaré si descubro algo – tomé mi bicicleta y comencé a arrastrarla con la intención de marcharme, pero...

- ¡Espere! Déjeme acompañarlo. Vayamos en mi moto –

- ¿Su motocicleta...? – inquirí aterrado.

No es que le tema a las motocicletas, pero... he visto cómo maneja la suya el fiscal Gavin y no me inspira confianza.

- ¡No es necesario! – dije – La agencia está a 15 minutos a pie. Puede esperarme ahí. Yo debo cargar con mi bicicleta – intenté decir como excusa, pero él rió.

- Déjela aquí. Puedo traerlo por ella más tarde –

- ¡¿Y si me la roban?! –

- Se lo compensaré. Prometo comprarle una nueva si eso sucede – por sus ademanes tan despreocupados supe que no mentía – Como sabrá, me sobra el dinero –

- Presumido...- murmuré con la mirada entornada.

- ¿Dijo algo? –

- ¡N-no, nada! Decía que le tomaré la palabra – “aclaré” con una sonrisa nerviosa. Debo dejar de ser tan imprudente.

- Muy bien – sonrió a pesar de que juraría que sí escuchó lo que dije.

Se dirigió a la moto y con una seña me indicó que lo siguiera.

- Suba –

Asentí, aunque todavía no muy convencido. Me situé detrás de él en la moto y me aferré a sus hombros.

- No sea tímido – me reprendió. Y me cogió los brazos para obligarme a rodearle la cintura – Más vale que se agarre bien de mí si no quiere que haya accidentes –

- D-de acuerdo – contesté con dificultad, un poco incomodado con respecto a nuestra posición; el aroma de su costoso perfume me llenaba la nariz y me intoxicaba.

- Por cierto, tendrá que indicarme el camino hacia su bufete –

Y sin dar más avisos, echó a andar su motocicleta a toda velocidad. Por cosas del instinto de supervivencia o qué se yo, me pegué a él tan fuerte como pude.

- ¿Nos estamos poniendo cariñosos, eh, Sr. Frente? – pude oír su risa burlona.

- Temo por mi integridad física – grité para que pudiera escucharme.

- ¿Acaso duda de mí? –

- No, ¡para nada! – respondí sarcástico – Dé vuelta a la derecha – le indiqué.

Al girar la moto hizo algo que yo no espera; derrapó, con lo que no pude evitar aferrarme más a él.

- ¡Tranquilícese! – siguió riendo – No dejaré que nada le pase –

- ¡Usted está loco! – exclamé aterrorizado. ¡Estuve a punto de sufrir un paro cardiaco! – ¡¿Sabe lo que creo?!, ¡Estoy seguro de que usted envió las cartas para subirme a su motocicleta y matarme de un susto! –

- Es una buena teoría – dijo con un poco de seriedad, ¡al fin! – Pero su argumente tiene fallas –

- ¡Ilumíneme! –

- Para empezar, no soy capaz de reproducir su letra; y en segunda, existen maneras menos rebuscadas para asustar a una persona. Además, ¿cómo sé que usted no envió las cartas y estropeó su bicicleta para montarse en moto? –

- Eso suena ridículo... Izquierda – derrapó de nuevo – ¡DEJE DE HACER ESO! –

- No se preocupe – rió – Ya hemos llegado – dijo al percatarse del letrero de neón que claramente decía “Agencia Polivalente Wright”.

Odio ese letrero. Irónicamente fue idea mía, pero se lo había sugerido al Sr. Wright con sarcasmo...

Al detenerse la moto me bajé como pude y deseé besar el suelo.

- Espero no haberlo traumatizado, Sr. Frente – comentó divertido.

- Yo también lo espero  – contesté tambaleante. Sentía como si el piso se me moviera a propósito.

Él tan sólo sonrió y se dirigió a la entrada del bufete.

Nada más abrir la puerta nos topamos con el rostro pálido de Trucy.

- ¡Apollo! ¡Fiscal Gavin! ¿Qué hacen aquí? – al cuestionarnos parecía en verdad confundida, como si no debiéramos estar allí.

- Bueno...- cuando quise dar una explicación noté su nerviosismo, lo que confirmó mis sospechas. Pero necesitaba pruebas – ¿Qué que hago aquí? Aquí trabajo –

- Sí, es cierto – rió más nerviosa – Pero, ¿no se supone que estarían en el Parque People? –

Fue más fácil de lo que esperaba...

- Ya estuvimos ahí, ¿no, Sr. Frente? – dijo el fiscal Gavin pero yo no contesté.

- Um...Trucy –

- ¿S-sí, Polly? –

- ¿Cómo sabías que el fiscal Gavin y yo nos encontraríamos en el Parque People? –

- ¡¿Ah?! – me miró incrédula, sin embargo, sonrió – ¡N-no sé! De...debiste haberlo dicho antes de irte –

- No – negué con la cabeza – Recuerdo haberte dicho que me reuniría con el fiscal Gavin pero no recuerdo haberte dicho dónde lo vería –

- P-pero...estoy segura que tú... -

- Trucy, alguien me envió una carta supuestamente escrita por el fiscal Gavin y a él otra supuestamente escrita por mí. Ambas cartas nos citaban en el Parque People a las 10: 00 a.m. en punto, ¿Sabes algo al respecto? –

- ¡N-no! No creo... –

- Pues debería – me apoyó el fiscal – Si el Sr. Frente no le mencionó el lugar de la cita, la única manera de que usted lo supiese es que conociera el contenido de la carta de ante mano. ¿No lo cree así, señorita? –

- ¡Eh! ¡Yo...! ¡Aah! – y antes de que pudiéramos seguirle haciendo más preguntas, una cortina de humo nos envolvió.

No pudimos evitar toser hasta que la nube se disipó, y cuando lo hizo, Trucy había desaparecido.

- ¡Fue Trucy! ¡Ella escribió las cartas! – exclamé irritado y sintiéndome traicionado. ¿Por qué Trucy me hacía este tipo de jugarretas?

- No creo que la señorita maga haya sido – comentó tranquilo a diferencia de mí.

- ¿Eh? Si no fue ella, ¿entonces quién...? – cuando pregunté chasqueó los dedos.

- A mi mente regresa un caso viejo, el de Drew Misham, espero lo recuerde –

- Por supuesto. Además, no es tan viejo. Es de hace apenas unos meses – contesté sin saber muy bien por dónde iba la cosa.

- Entonces, debo suponer que también recuerda a la acusada Vera Misham y su extraordinario talento –

Me quedé callado unos segundos... ¡Vera Misham! ¡Por supuesto! ¿Cómo pude ser tan tonto para no darme cuenta de eso antes? El talento de Vera básicamente consiste en copiar. Fácilmente ella pudo haber escrito las cartas simulado nuestra letra. Pero, ¿por qué lo haría? ¿Y qué tenía que ver Trucy en esto?

- Tenemos que hablar con Vera Misham – sentencié. Estaba más que dispuesto a llegar hasta las entrañas del asunto.

- Lo que usted diga –  el fiscal Gavin asintió sin problemas – Esto será divertido – agregó con una sonrisa burlona que no entendí hasta que volvimos a su moto...

Luego de varios derrapes, baches, una señal de alto ignorada, casi estrellarnos contra un coche, y yo gritando histéricamente, por fin llegamos al domicilio de Vera Misham.

- Ya puede soltarme, Sr. Frente – dijo el fiscal Gavin divertido por causarme un ataque de nervios.

Pero yo no podía soltarlo. Estaba pegado a su espalda como gato asustado. Hasta que mis pies tocaron el fiel y seguro pavimento pude respirar con tranquilidad.

- ODIO su motocicleta – le hice saber con la mirada más molesta que pude lanzarle con el estómago revuelto.

- Qué pena. Pero si usted le agrada –

Rodé los ojos y me hice el sordo antes de ir a tocar el timbre. A los pocos segundos se abrió la mirilla y vi que un par de ojos azules se asomaron con cautela.

- ... ¿Sr. Justice? – escuché la voz tímida de Vera.

- Sí, y también el fiscal Gavin – respondí.

La rendija se cerró. Oímos ruidos de cadenas y un clic; entonces la puerta se abrió para dejarnos pasar.

Notas finales:

Fic publicado originalmente en Fanfiction.net el 2/13/2011 por Rhape (me :3)


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