No, no, no, no era cierto, no podía ser verdad. No debía dejarle botado en aquel país. No... no era cierto, no era cierto, no lo es, no puede.
El oji-verde sale caminando rápido de su casa al leer aquel mensaje recibido en su celular. Llovía, pero no le interesaba, ni siquiera llevaba un paraguas para protegerse.
No podía ser peor... ¿Por qué...? ¿Por qué ni siquiera el otro había luchado por quedarse junto a él? ¿No lo amaba?
Aún tenía unos 40 min. para llegar al aeropuerto al cuál debía ir a buscarlo y hacer que se quedara en la ciudad...
Aún tenía las fuerzas, aún tenía la esperanza de que Takano Masamune se quedara junto con él.
Al pasar de los 15 min finalmente recorre un buen trazo de camino, pero se le empezaba a hacer difícil. Las calles estaban algo repletas de personas. Era como si salieran de la nada, como si se multiplicaran en cada segundo.
Lo comenzaba a desesperar bastante.
Miraba los rostros de la gente, unas normales, otras serias, pocas felices. Si... todo el mundo se veía triste en el fondo, él podía notarlo... ¿O era su imaginación?
Sentía que de a poco su mundo se derrumbaba con cada paso que daba por el sendero hacia a aquel lugar. Un poco de viento se hace presente en las calles de todo Japón, despeinando los cabellos del chico que iba hacía el lugar donde su novio se encontraba.
Iba lento ahora. La lluvia empapaba sus ropas que pertenecían al uniforme. Sus ojos verdes derramaban lágrimas saladas, que viajaban en sus suaves mejillas, pero que aún así no eran notadas. De a poco aligera el paso, llorando mucho mas, mientras que la gente solo seguía con su rumbo. Más y más pasos. Sonrojándose con tan solo pensar en lo que podía suceder.
¡Saga Sempai!
Parte a correr, chocando a veces con personas, pidiendo disculpas en casi gritos, y sigue corriendo, le quedaban unas cuadras. No podía dejarlo irse. No debía.
Se tropieza, cayendo al suelo y rasmiyándose en el piso de cemento, pero nuevamente se levanta, mientras que su rostro demostraba una leve señal de dolor, provocada en su rodilla.
Un vacío lo llena, pero decide no darse por vencido, no quería que se fuera... No podía dejarlo ir... Su corazón no podía aceptarlo.
Nuevamente avanza, y corre ya desesperado. Era como verlo allí, esperando a aquel avión, a que lo alejara de él, a que le quitara el amor de su vida. No podía detenerse... No... podía.........detenerse.....Nunca
- ¡Sempai!
Grita con todas sus fuerzas al verlo sentado, con sus maletas hechas, empapado también con la lluvia.
- Ritsu...
- ¡Sempai!
Corre con muchas más fuerzas y al llegar hacia él lo abraza tremendamente fuerte, llorando, mirándolo, ruborizándose.
- Por favor, dime que no te irás. Por favor Sempai, quédate conmigo... Sempai... Sempai...
- ...
Finalmente las lagrimas agolpan las mejillas del mayor, y lo abraza fuerte, llorando con el otro.
- ...Perdóname, Ritsu...