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La tumba falsa por pandita_chan

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Notas del fanfic:

Otro fic resubido, no beteado y éste si que está desastrozo D: 

Notas del capitulo:

A la persona que adivine quien es el otro batero y me deje la respuesta, le hago un one shot cómo regalo~ 

Se suponía que una nueva vida era motivo de gran alegría, más si milagrosamente ocurrió en un hombre, parecían una pareja tan sólida, sin embargo cuando él se enteró de que su novio estaba embarazado lo dejó, prefirió irse para no tener que lidiar con los síntomas de un fenómeno embarazado, para desligarse de sus obligaciones como padre y vivir la vida loca llena de sexo que su pareja le había quitado...

 

Con un mes de gestación a cuestas, e innumerables lágrimas resbalando sobre sus mejillas, Kai quedó solo en el departamento que compartía con quien había atravesado la puerta sin explicación y de seguro no volvería jamás a su vida, sabia que después de la mala reacción que tuvo el padre de ese niño que crecía dentro de él, no le quedaría más que eso, un vago recuerdo de la linda relación que alguna vez  tuvieron, era obvio que él no pidió embarazarse, tampoco sabia que eso era posible, pero por ese bebé saldría adelante sin pretender buscar a Nao otra vez, desde que ese hombre le gritó y se fue del departamento, había muerto para él, y esa sería la explicación que le daría a su hijo o hija una vez que naciera, tu otro padre murió antes de que puedas nacer...

 

 

Nao una vez salió de ese departamento hecho una furia por la noticia que le dio su novio, se fue a la casa de un amigo. Con él se quedó hasta que su mente enfrió y tomó la decisión definitiva de irse y no volver, sabia que hacia mal, que había hecho mal en dejar a su novio estando embarazado, pero debía admitir que era un cobarde y que le daba miedo esa gran responsabilidad, por lo que optó hacer su vida aparte e intentar borrar de su mente que alguna vez tuvo una relación y que algún día tendría un hijo...

 

Por su parte el embarazado lloró esa noche, derramó todas las lágrimas de una sola vez y se prometió dar vuelta la página, si bien aun amaba a su ex novio no valía la pena amargarse por un cobarde que dejó a su hijo sin padre, sabia que estaba solo pero no se derrumbaría, había sufrido bastante ya a lo largo de su vida como para seguir humillándose. Su bebé era y sería todo lo que necesitaría desde ese momento en adelante...

 

empezar de cero no era un panorama muy alentador, al menos no después de haber establecido una vida anteriormente con una persona por mas de cinco años, maravillosos años debía admitir, pero la decisión ya estaba tomada por lo que Nao se fue alejando poco a poco de su ex y de su antigua vida, primero cambió de empleo, luego se fue trasladado a otra ciudad, más tarde a otro país y estando a miles y miles de kilómetros de distancia tenía la oportunidad perfecta de volver a comenzar, aun así el vago pensamiento de ¿Qué estará haciendo Kai en estos momentos? ¿Cómo se vera con su pancita? ¿El bebé estará bien? no lo dejaban totalmente en paz como él quería...

 

los tres primeros meses tras el abandono fueron terribles para Kai, aparte de los clásicos síntomas como el vómito y los mareos no tenía nadie quien pudiera apoyarlo en esos momentos, hasta había perdido la linda sonrisa de su rostro, pero aun así siempre mantenía su frente en alto, sin importar los comentarios a sus espaldas y todas las veces que fue apuntado con el dedo, ya sabia que era un fenómeno de la naturaleza, Nao se había encargado de dejárselo bastante claro con los gritos que le brindó antes de irse de su vida, pero a pesar de todo se sentía afortunado de poder engendrar vida en su interior, estaba consciente de que tenia el privilegio que muchos hombres deseaban, pero alguien lo favoreció a él con ese milagro...

 

Se controlaba sagradamente cada mes y procuraba seguir las indicaciones que le daba la doctora que lo atendía al pie de la letra, tomaba sus vitaminas a la hora, comía bien, descansaba bastante. Poco a poco comenzó a instalarle un espacio en su departamento al bebé aunque no sabia aun el sexo de éste, se aventuró a seguir sus instintos y pintó la habitación con colores neutros e instaló cosas tanto como para niño y niña, algo le decía que serian dos, pero faltaba su siguiente control para saber y confirmar su sospecha...

 

cuando por fin llegó el ansiado día de la ecografía que le daría a saber el sexo de su bebé se fue mas temprano de lo normal ya que quería caminar, pero en el camino esos mareos que lo habían abordado meses atrás volvieron de una manera bastante intensa, se tambaleó y se afirmó en la pared, no echaba de menos para nada esa sensación e incluso le dio pánico al recordar la soledad en que antes estuvo cuando esos mareos lo abordaban, para más mala suerte estaba en la calle y no había gente alrededor a quien recurrir o al menos eso creía...

 

cerca de donde Kai estaba afirmado pasó un vehiculo, el conductor vio a Kai apoyado en la pared  por la baja velocidad a la que conducía pudo notar la aflicción en su cara, no había que ser inteligente para darse cuenta de que estaba embarazado por lo que no pudo hacerse el desentendido y se devolvió a ayudarlo...

 

—¿estás bien?— preguntó

—no, me siento mareado— respondió sin mirar

—¿cuántos meses tienes? — cuestionó con curiosidad

—Kai abrió los ojos de golpe al verse interactuando con un desconocido— más de cinco— respondió mirando con desconfianza

—ya veo, pero no me mires así quiero ayudarte— sonrió y mantuvo su distancia

—no es necesario, ya me siento mejor— contestó tratando de no hacer notar el mareo que aun lo invadía

—no te creo, pero si quieres, veámoslo como un cambio de favores, yo necesito llegar a ese lugar —le mostró un papel con una dirección— y si tu me ayudas yo te ayudo— le propuso

—está bien— cedió

 

aceptó ese trato ya que iba con demasiado tiempo demás para llegar a su control, por alguna razón esa persona le inspiraba confianza y se dejó guiar hasta el auto que estaba en las cercanías, como primer paso se dirigieron al lugar donde debía ir él conductor, el camino fue corto, Kai solo hablaba para dar la indicaciones aun así el silencio no era para nada incomodo, una vez llegaron el chico le pidió que lo espere un momento, entró al edificio y salió en menos de cinco minutos para poder llevar a Kai a donde se dirigía desde un comienzo, la consulta medica de sus doctora, una vez allá cayeron en cuenta que habían pasado todos esos minutos sin haberse presentado...

 

—¿Me dirás tu nombre antes de que me vaya?— preguntó Kai

—cierto, pero tengo un problema— respondió

—¿cuál?— volvió a preguntar

—no me gusta mi nombre— contestó bajando del auto, se dio la vuelta y abrió la puerta— pero puedes decirme Ken— le tendió la mano para ayudarlo a bajar

—en ese caso tú dime Kai, tampoco me gusta mi nombre— contestó y se dejó ayudar una vez más

 

Después de conversar un poco más y luego despedirse Kai entró al recinto muy sonriente, encontrarse con Ken había sido una linda casualidad, la cual le devolvió la sonrisa sincera y lo hizo también olvidar el mareo que minutos antes lo había abordado, se sintió apoyado y no le importó que hasta hace unos minutos haya sido un desconocido, ya que tenia el presentimiento de que algo bueno sacaría de todo eso.

 

El control trascurrió con total normalidad hasta el momento de la ecografía, la cual mostró el resultado que Kai ya intuía, lo que esperaba era: mellizos...

 

si bien no tenía con quien compartir su alegría más que su doctora, eso no disminuía la intensidad de su sentimiento, se emocionó tanto al ver que sus suposiciones eran ciertas, esos mellizos serian su vida, ya los amaba y cuando nacieran lo haría aun más, solo le quedaba esperar y escoger sus nombres...

 

logró rehacer su vida, era un hombre exitoso en todo sentido y era reconocido en ese país, pero de nada le servía a nao el reconocimiento y el éxito si cada vez que quedaba en la soledad de su departamento se le venia la culpa encima, la cara y los sollozos de su ex lo invadían cada noche haciéndolo sentir el hombre más miserable sobre la tierra, su cobardía lo llevó a tirar a la basura cinco años de noviazgo, cinco años de lindas experiencias, tenia buenos recuerdos de ello, pero aun así el único recuerdo amargo opacaba a los demás, se odiaba a si mismo por haber abandonado a Kai y a ese bebé que podía haber sido una linda mezcla de ellos dos, podría haber estado disfrutando lindos momentos con su ex y con ese regalo que les dio la vida, pero el prefirió darles la espalda y tenía que aprender a convivir con la culpa, porque su orgullo era mas grande y no le permitía volver, menos a pedir perdón...

 

El embarazo de Kai trascurría en normalidad y soledad, la doctora siempre lo felicitaba por ser obediente y cumplir a las indicaciones que le daba. Con el pasar de los meses que le quedaban de gestación terminó como pudo de acomodar las cosas en el cuarto que ocuparían los bebés, y también se dedicó a buscarles un nombre, el niño se llamaría Hotaru y la niña Hikari, con ellos pasaba las noches en vela hablándoles, sintiendo sus movimientos y tratando de prometerles una vida que esperaba poder cumplir a cabalidad porque ellos se lo merecían. No se había vuelto a encontrar con Ken, pero en su mente estaba el recuerdo de ese día en que lo ayudó...

 

su nombre era Satou Kentaro , publicista, trasladado desde otra región del país y las vueltas de la vida habían llevado a Ken a encontrase con un chico embarazado y mareado en la vía pública, no dudó en ayudarlo, lo encontró curioso pero no se espantó, él era de los que siempre decía que las cosas en esta vida pasan por algo, Kai se hacia llamar ese chico, se notaba que era unos cuantos años menor que él, pero mas allá de su embarazo lo que le llamó realmente la atención era el miedo, la desconfianza y la tristeza que reflejaban sus ojos, jamás antes había visto tantas cosas negativas reflejadas en una sola mirada, el chico embarazado era transparente aunque no se lo propusiera y después de la ayuda que le brindó quedó con las ganas de saber que era lo que en realidad le pasaba, pero no se lo volvió a encontrar, aun cuando tenia que hacer el recorrido que Kai le enseñó a diario, pero la esperanza no lo abandonaba, sabia que tarde o temprano se lo encontraría de otra vez, solo esperaba poder ser útil otra vez...

 

Al último control al que había ido, su doctora le advirtió que tuviera cuidado ya que el parto se adelantaría, ya sea de manera natural o inducida, porque que al ser mellizos del embarazo primerizo de un hombre debían prevenir cualquier cosa que le cause daño tanto al padre como a los bebés,

 

—tu sabes que cualquier precaución nunca esta demás— le dijo la doctora

—lo sé doctora, pero no deja de preocuparme— contestó

—te entiendo, pero hasta ahora ha ido todo bien, te haz portado excelente, y esas criaturitas están en buen estado— dijo

—hago lo que más puedo, estos bebés son lo único que tengo— explicó

—ya quieres tenerlos contigo ¿verdad?— le preguntó

—estoy ansioso por su nacimiento— confesó

—todo saldrá bien Kai, te lo prometo a ti y a ellos— contestó

 

Estaba consciente del riesgo y hasta le dieron una fecha límite, dándole como indicación que si dentro de ese plazo las contracciones no llegaban solas debía internarse para poder inducirle las contracciones y traer a Hotaru y Hikari al mundo, no podía negar que estaba ansioso por ese día, pero también tenia miedo de que algo malo ocurriese, él y sus corazonadas que siempre tenían algo de verdad a veces lo abrumaban demasiado...

 

Con el paso de los días se anduvo olvidando un poco de lo que la doctora le indicó con respecto a sus comidas saludables, pero es que tenia antojos y ya que no tenia quien se los cumpliera debía cocinar dentro de lo que podía, o tenia que salir a comprar él mismo, una de esas noches previas al plazo que la doctora le dio, le bajaron las ganas de comer cereal...

 

—no hay leche, no hay yogurt, ni cereal, no quedará de otra. saldremos a comprar— habló tocando su pancita

 

Para su mala suerte no le quedaba nada, era tarde y no tenía ganas de esperar al día siguiente, los deseos eran mas grandes que su fuerza de voluntad, por lo que se vistió y salió a comprar, como siempre ni una alma en pena había a las dos de la mañana en la calle, solo él, sus mellizos y esas deseos enormes de comer cereal...

 

nunca en su vida había acumulado tanto trabajo en una sola semana, se había puesto flojo por alguna razón y esa misma flojera le pasó la cuenta ya que ese día debió quedarse a terminar todo de una sola vez, si no quería que le envíen una carta de amonestación, terminó todo pasada las una y media de la madrugada, sabia de sobra que todos sus demás compañeros se habían ido hace rato y que estaba solo en las dependencias del lugar al igual que el conserje a las afueras de esta, luego de estirarse un poco tras la larga y ardua jornada de trabajo salió del lugar apagando todas las luces a su camino, su estomago sonó graciosamente, no había comido nada desde el almuerzo y eso había sido hace muchas horas atrás, por lo que decidió pasar a comprar algo si es que había a esas horas de la madrugada algún lugar abierto, después de entregar la llave y despedirse del conserje, Ken subió a su auto tomando destino a su hogar, yendo atento a encontrar un lugar, buena suerte tuvo al encontrar un lugar y no solo encontrar algo sino a alguien a quien quería ver hace mucho tiempo...

 

Esa noche volvieron a encontrarse, en otras circunstancias pero era algo que ambos habían querido y no desperdiciaron tiempo fuera, Kai invito a Ken a su casa porque quedaba cerca y él otro no opuso resistencia a la proposición, aun ese chico le causaba demasiada curiosidad como para decir que no a tan amable invitación, ambos sacaron sus ganas de comer, sin proponérselo se pasaron esa noche conversando y comiendo cereal en el sofá del departamento de Kai...

 

Ken quería ser una persona de utilidad para su nuevo amigo, algo lo puso en el camino para que así sea. esa noche en que amanecieron entre risas yogurt y cereal a Kai le vinieron las contracciones, con un poco de miedo hizo todo lo que le pidieron y llevó al dueño de casa hasta el hospital, estaba cansado, había trabajado todo el día, aun así y sin ser su deber ni responsabilidad entró al parto con Kai, en el momento de ansiedad y nervios que tenia el embarazado no se dio cuenta, sino hasta que una vez instalado en su habitación luego del parto vio al lado suyo a Ken, no pudo evitar llorar, ese lugar lo debía haber estado ocupando Nao. Sin saber que pasaba, no quería explicaciones, el solo quería consolarlo y eso hizo hasta que llegó la enfermera que traía a los pequeños Hotaru y Hikari…

 

—tus hijos son muy lindos— comentó

—gracias – respondió con simpleza

—¿Cuáles son sus nombres? – preguntó

—Hotaru y Hikari – contestó

—El se parece a ti, supongo que Hikari se parece a su otro padre— dijo

—Es verdad, se parece mas de lo que quisiera— respondió con tristeza

—No sé que te haya pasado antes Kai, pero te juro por mi vida que yo jamás te haría daño— dijo

—Lo se, me inspiras confianza Ken, muchas gracias por todo— respondió

 

A lo mejor no siempre, y por casualidad, pero Ken estuvo ahí cuando lo necesitó, participó en un momento demasiado grande en la vida Kai y ese fue el hecho definitivo que marcó el comienzo de una amistad entre ellos dos, tenían más cosas en común de lo que imaginaban, se fueron dando cuenta en el camino, pero ya no importaba su pasado por más doloroso que haya sido, los dos tenían claro que era el presente lo que importaba, ni siquiera el futuro, simplemente ellos vivían su día como si fuera el último…

 

Así como Hotaru y Hikari crecían también lo hacia la amistad de Kai y Ken, también la culpa que sentía Nao tras el abandono en que dejó a su pareja estando embarazado, las cosas que dejaron en el pasado allí permanecieron, Kai le dijo a sus hijos que papi Nao había muerto e incluso les dio la dirección de un viejo cementerio en las afueras de la cuidad por si algún día cuando mas grandes querían ir a verlo, esa fue la mentira mas grande y dolorosa que les dijo a sus mellizos por demás la única que estaba dispuesto a decirles en sus vidas…

 

Con el pasar de los años las cosas cambian, las personas crecen, se toman nuevas decisiones, y era demasiado obvio que la amistad de años que tenían Kai y Ken se trasformaría en algo más, las cosas entre ellos pasaron demasiado lento para el gusto de los mellizos quienes ya tenían 6 años de edad, para ellos era evidente la situación, pero fueron muy felices cuando ambos le dieron la noticia de que se habían trasformando en pareja…

 

En el pasado fue un maldito insensible cobarde que abandono a su pareja solo porque estaba embarazado y no se creía capaz de aquella responsabilidad, aquel amargo recuerdo del fatídico día en que abandono a Kai nunca salio de su mente, olvidar no pudo jamás, sus demonios personales no lo abandonaron en ningún momento y si bien había logrado formar una familia (con una mujer y con hijos propios) sabia que para poder seguir en paz debía al menos pedir una disculpa por el error que cometió, sabia que Kai no era rencoroso, pero también tenia claro que después de tantos años ya no seria una persona de grata presencia para su ex, aun así se aventuro a ir en búsqueda de el y su perdón…

 

—¿estas seguro de lo que harás? – le preguntaba su amigo

—Segurísimo, necesito hablar con el aun así sea lo ultimo que haga –contesto

—Ojala te vaya bien, no cometas el mismo error de gritarle ¿de acuerdo? – lo hizo prometer

—aprendí a controlarme,  ya no soy un chiquillo como aquel entonces – respondió

 

A pesar de todo el amigo de nao se preocupaba demasiado, el había sido a la única persona a quien le contó sobre lo que hizo en el pasado, era quien lo consolaba cuando su llanto y la culpa aparecían de la nada…

 

Nao había pisado tierra japonesa de nuevo tras años fuera, no sabia exactamente que decir, pero tenia claro que debía hablar con Kai si o si, y conseguir su perdón como fuera, una vez se instalo en un lugar, fue sin perder mas tiempo al antiguo departamento que compartía con su ex pareja, sabia que se encontraría con el, con sus hijos, pero no contaba con la presencia de alguien mas…

 

En el departamento las cosas iban tranquilas, Hotaru y Hikari ayudaban a su padre a cocinar mientras esperaban a Ken para almorzar todos juntos como ya era su costumbre. En tanto la persona a la que esperaban pasaba a comprar el postre que les había prometido a los mellizos. Una vez que llego quien faltaba almorzaron en paz, pero al terminar la paz se fue luego de que toquen el timbre…

 

—yo voy— se ofreció Hikari

—mejor voy yo, tu ayúdale a tu papi ¿si?— trato de convencerlo Ken

—esta bien papi— acepto

—Ken abrió la puerta y se encontró con un rostro desconocido, pero una sensación de conocer a quien estaba del otro lado— buenas tardes – saludo

—Buenas tardes, ¿se encontrara Kai? – pregunto

—Depende quien lo busque, ¿tú eres nao verdad?— le pregunto sacando la llave y cerrando la puerta tras de si

—¿Quién eres tu, y como sabes eso?— le pregunto 

—Vamos por parte, ¿Quién soy yo? La pareja de Kai, ¿Cómo se eso? Porque tu hija se parece demasiado a ti

—Así que tu haz cumplido MI rol de padre— dijo a la defensiva nao

—Para que usted sepa, padre es el que cría y no el que engendra, mucho menos quien abandona, no te he quitado nada, me he ganado ese puesto por meritos propios— respondió calmadamente

—Suspiro— eso lo se, pero de una buena vez ¿puedo hablar con Kai?— pregunto

—Veremos si quiere conversar contigo— dijo abriendo la puerta con la llave

—¿puedo entrar?— insistió

—No, espera aquí afuera— respondió y cerro la puerta

 

Se dirigió a la cocina y le dijo al oído lo que había pasado afuera, Kai se asusto, nunca creyó que Nao volvería, no era que aun sintiera cosas por el, pero la mentira que le había dicho a sus hijos podía salir a la luz y eso no era recomendable…

 

—haz lo que mejor te parezca Kai, no te obligues a verlo si no estas preparado— le dijo

—tengo miedo— respondió

—¿de que?— pregunto

—De que me pida ver a los mellizos, no quiero que los vea, no después de lo que les dije sobre el— respondió

—No te angusties —lo abrazo— si el se fue tiene que atenerse a las consecuencias ¿no crees?— preguntó

—Tienes razón, iré a conversar con el— contestó

—Vaya con cuidado— le advirtió

—Lo tendré, gracias mi amor— dijo 

 

Kai salio de  su departamento dispuesto a conversar con su ex, tenia miedo esa era la verdad, pero a diferencia de nao, el si tenia conciencia y no podría haber vivido con la culpa de haberlo ignorado, una vez fuera lo vio y paso de largo haciendo una seña para que lo siguiera, fueron a considerable distancia el uno del otro al parque cercano y se sentaron en una banca a conversar…

 

—¿a que haz venido Nao?— cuestiono

—Vine a pedirte disculpas por haberte abandonado— contesto

—¿solo a eso?— volvió a preguntar

—Kai, mírame —le pidió, el otro obedeció— de verdad estoy arrepentido de lo que hice, fui un cobarde, la culpa pudo conmigo, necesito tu perdón para poder seguir mi vida en paz— le explico

—Nada de eso habría pasado si no te hubieses ido— contesto

—Lo se, yo te amaba, pero he vuelto a rehacer mi vida, tal como tu lo haz echo— comentó

—Me dolió aquí —apunto su corazón— pero pude superarlo gracias a MIS hijos y a quien ahora es mi pareja, no soy quien para perdonarte Nao, pero si acepto tus disculpas— le sonrió

—Gracias Kai— sonrío también

—Tengo mellizos, se llaman Hotaru y Hikari, les dije que habías muerto— soltó de golpe

—Es entendible, me fui sin dar explicación no volviste a saber nada de mi, no te niego que me gustaría conocerlos, pero como me dijo tu pareja, padre es quien cría y no quien engendra mucho menos quien abandona, se que no tengo derechos sobre ellos, los perdí aquella noche que te abandone, y con eso podré vivir Kai, porque se tus hijos están en buenas manos contigo y con tu pareja, solo te pediría un favor— habló

—¿Cuál?— pregunto

—Al menos deja llevarme una foto de ellos, juro nunca mas volver— pidió

 

Kai le dio una foto de los mellizos a Nao, después de eso el volvió al país donde se había establecido ya mas tranquilo por haber logrado que lo disculpen, sabia que Hotaru y Hikari creían que el estaba muerto, pero era un precio que debía pagar por lo que hizo, el tenia mas hijos y una mujer a los cuales hacer feliz, ahora si en su 100% sabiendo que su antiguo amor y los que pudieron haber sido sus hijos estaban en buenas manos…

 

En ningún momento Ken desconfío de Kai, aun sabiendo que un pasado ellos habían sido pareja, sabia bien que el temor de Kai no era por confundir sentimientos, sino mas bien por quedar al descubierto con la mentira que le había dicho a los niños, una mentira que con la que nunca estuvo de acuerdo, pero en la que aun así apoyo sin chistar a su pareja…

 

Los mellizos crecieron pensando que su padre había muerto, en parte así fue, pero no por las razones que ellos pensaban, aun así no les entristecía la noticia, porque su papi Kai se había encargado de mentalizarlos en que papi Nao era el angelito que los cuidaba desde el cielo y que papi Ken era quien los cuidaría aquí en la tierra en conjunto con el…

 

No fue fácil dejar atrás todo el dolor que paso solo, pero la vida le regalo un buen amigo, que se convirtió en compañero y luego en pareja con el cual compartió innumerables sonrisas y vivencias, en cuanto nao se atravesó de nuevo en su camino pudo cerrar ese capitulo doloroso en su vida de una vez por todas y seguir disfrutar en plenitud de la familia que logro construir con tanto esfuerzo…

 

Notas finales:

Gracias por leer~ 


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