Capítulo 1
POV Suzuno
Después de cenar subí a mi habitación sin decir nada, lo que era muy habitual en mí. No solía hablar mucho, aunque hoy tampoco era día. Mi padre acababa de explicar el resultado de las votaciones, del consejo de ancianos y mi papa, estaba un bastante afectado. A decir verdad, yo también estaba un poco afectado por la noticia, pero si era mi destino… no podía hacer nada más. Al día siguiente debía de ir a ver al consejo para que me “adiestraran” para el evento de la semana siguiente. Es decir, que solo me quedaba una semana para poder despedirme de mis padres.
Me tumbé en la cama, pensando en todo lo que había pensado y había querido hacer. La única cosa que había amado era el fútbol, me encantaba jugarlo junto con mis amigos, pero sabía que ahora esto ya no podría ser. Mi destino había sido fijado en dirección contraria al fútbol, esto era lo que más me afectaba de todo esto, por raro que fuera. No me sentía desdichado del todo por la noticia, ya que sentía un vacio en mi interior que no me dejaba disfrutar de la vida pero eso tampoco significaba que me hiciera gracia el resultado. Me sabía mal por mis padres, los cuales me habían criado durante 17 años de mi vida, para que al final les arrebatasen a su único hijo. Sabía que eso sería duro para ellos pero era la decisión de los Dioses y no se podía hacer nada más que mentalizarse y conformarse.
Mientras pensaba en todo esto, me vino a la cabeza la imagen de ese joven peli-rojo por el que debía ir a ver al consejo. Siempre había pensado que era hermoso y con solo haber cruzado una frase con él no había podido sacármelo de mi mente. Me había enamorado de él con relativa facilidad y no entendía el porqué, pero sabía que él nunca podría enamorarse de mí y también que era un amor prohibido por la diferencia de castas. Él era príncipe y yo un simple noble de bajo rango, aunque quisiera nunca estaría a la alzada del único chico que me había gustado en toda mi corta vida. En parte por eso no me importaba haber sido escogido, porque al menos hacia alguna cosa por él. Si eso era lo único que podía hacer por el chico al que amaba des de hacía dos años lo haría encantado aunque no estuviera de acuerdo con las tradiciones y me supiera mal por mis padres.
Al día siguiente mi padre vino a levantarme, me duché y me vestí con la ropa que me dijo para ir a ver al consejo. Había dormido poco. Que me hubiera conformado no significaba que quisiera y mucho menos que no me preocupara así que me había costado dormirme la noche anterior. Y lo poco que había dormido había sido bastante cansado, los sueños no me habían dejado conciliar bien el sueño. Una vez vestido salí junto con mi padre hacia la sala del consejo, donde podría ver de nuevo al peli-rojo que me tenia enamorado. Pero antes me despedí de papa, ya que él no podía acompañarnos.
—Fuusuke, cariño. Te echaré de menos —me dijo con lágrimas en los ojos. Los tenía muy rojos e hinchados, por lo que supuse que había llorado durante gran parte de la noche y de la madrugada—. Nos veremos en una semana, para la despedida final —dijo rompiendo en un llanto desesperado mientras me abrazaba.
—Papa… no llores más, por favor —le dije mientras correspondía al abrazo.
—¿Cómo esperas que no llore? Eres mi hijo, mi único hijo, y te quiero, y te vas a marchar para siempre, solo te veré una vez más, en una semana… y luego será como si no hubieras existido.
—Lo sé, lo sé, papa… pero llorando no cambiaras nada.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?
—No lo sé.
Él me abrazó más fuerte y siguió llorando un poco, hasta que finalmente se calmó un poco. Entonces se separó de mí. Lo miré con una mirada un poco tierna y le sonreí mínimamente.
—Yo también te quiero.
El trayecto hacia la sala fue largo, no dijimos nada en todo el rato y solo notaba como la gente me miraba con lástima. No les presté atención. Ya me imaginaba que algo así pasaría. Las noticias en este lugar volaban muy rápido y con una noche habían tenido mucho tiempo de cotillear pero eso a mí no me importaba. Por mucho que hablaran y me miraran nadie haría nada por mí así que simplemente me limité a seguir andando al lado de mi padre mientras hacia una escena mental de lo que podía pasar en la habitación donde íbamos.
—Fuusuke. Lo siento.
Lo miré. Entendía el porqué de las palabras de mi padre pero no sabía que responder, yo sabía que no tenía la culpa pero también sabía que era una decisión un tanto cruel. Solo me limite a bajar la cabeza, gesto que hacia pocas veces.
—Yo… intenté negarme, pero el consejo no me dejó.
Continué mirando al suelo. No era una conversación bonita precisamente, pero suponía que era necesaria para que mi padre pudiera vivir con la conciencia tranquila después de mi muerte. Seguimos nuestro camino hasta que me paré y me giré hacia mi padre, con la mirada seria de siempre pero un poco más suave que otras veces.
—Lo sé, padre.
—Hijo… —dijo sorprendido—. Te quiero —y luego de decir esto me dio un pequeño abrazo, un abrazo de despedida.
—Yo también te quiero, a ti y a papa, también.
Mi padre se acercó a mí y me acarició el pelo con cariño, antes de sonreírme. Lo abracé. No lo solía hacer pero sabía que era la última oportunidad que tendría de hacerlo y no quería desaprovecharla. Él me correspondió y suspiró.
—Te echaremos mucho de menos los dos.
Lo abracé con más fuerza y por primera vez en mi vida cayeron lágrimas de mis ojos. Nunca antes había llorado des de que era un bebé, y me parecía raro, pero la ocasión se lo merecía. Estaban a punto de ofrecerme en sacrificio de buen augurio para el casorio de la persona que amaba con otro chico que había sido escogido.