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Desvaríos por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Esto surge a raíz de un rol, así que no me maten!

Desvaríos

Aioros & Death Mask

By AthenaExclamation67

 

 

 

Cuando despertó, ni siquiera sabía dónde estaba.

 

Tenía frio, le dolía cada hueso de su cuerpo. Y su cabeza, parecía que fuera a estallar en cualquier momento.

 

Lentamente, abrió los ojos. Enfocó su mirada, y observó todo a su alrededor.

 

Efectivamente, no sabía dónde demonios estaba…

 

Puso sus manos en el suelo, se apoyó sobre ellas y más deprisa, que despacio, se levantó.

 

La estancia, dio un giro completo. Al igual que su estomago. Y sin  saber si podría contener la arcada que le llegó, salió corriendo hacia el exterior.

 

Logró sostenerse, apoyándose en el grueso tronco de un árbol. Y respiró profundamente, mirando a un lado, y a otro,  luchando por no vomitar lo que no recordaba haber bebido, o comido. Tratando de encontrar un rincón, o algún lugar que le ocultara del resto del mundo, para poder aliviarse, pero sin ser visto.

 

Todo daba vueltas apresuradamente, aunque el mundo, seguía girando al mismo ritmo. Pero su cerebro le indicaba lo contrario, y con cada parpadeo, creía que su cuerpo, no retendría dentro todo lo que no recordaba haber ingerido.

 

Trató de relajarse respirando profundamente, y por suerte para él, la brisa del amanecer, tuvo a bien el refrescarle la mente.

 

Continuó respirando, logrando calmarse. Consiguiendo reconocer el lugar en el que estaba, y tras girar, para ver de dónde había salido, reconoció el antro donde en alguna que otra ocasión, iban a comer y beber sus amigos.

 

Respiró una vez más, sintiendo su mente completamente despejada y caminó hacía el único lugar al que deseaba llegar. Su casa en el santuario.

 

 

Recorrió las sendas que le separaban de su destino despacio, sintiendo su cuerpo pesado, y se concentró, tratando de recordar lo que había sucedido, pero sin encontrar las respuestas a las preguntas que se hacía a sí mismo.

 

Paso a paso, se fue acercando más a la inmensa escalinata, al tiempo que su mente, llegaba a una sola conclusión, sus queridos amigos, le habían emborrachado.

 

Frunció el ceño, y con ese pensamiento navegando por su mente, subió con decisión las escaleras de acceso a los templos.

 

Pasó por las tres primeras casas, sin hacer ruido alguno, hasta que llegó a la cuarta. Y en ella se detuvo.

 

Pensó…

 

Quién más que él, podría ser así de gracioso…

 

Quién si no él, podría haberme emborrachado…

 

 

Inspiró profundamente, con la mente totalmente clara (al menos él así lo creía) y se adentró en la cuarta casa, tratando de buscar a su dueño, y encontrándolo más pronto de lo que esperaba.

 

- Ahí estás… - susurró lo suficientemente alto para que le escuchara.

- ¿Dónde más sino? – Contestó el otro, clavándole la mirada mientras se preguntaba en silencio, que hacía tan inesperada visita en su casa.

- Espero – hizo una pausa – que me expliques el porqué de tu gracia – prosiguió.

 

 

A Death Mask, se le desencajó la cara.

 

- Eso, debería decirlo yo… ¿no crees? – preguntó sarcástico – yo no soy el que se emborrachó anoche sin motivo alguno – añadió, dándole unos datos al otro que no recordaba mientras se servía un poco de agua en un vaso – tampoco yo, le reclamé a nadie por cenar a gusto… - prosiguió después de haber bebido – cualquiera diría, que te molesta ver como los demás se llenan la panza… - inspiró para después soltar el aire caliente a través de las aletas de su nariz algo molesto – cualquiera diría que el cabrito era hijo tuyo – soltó una carcajada – si fueras una cabra, podría entenderlo, pero en sí, no le encuentro sentido a tu enojo porque yo disfrutara de mi cena – siguió riéndose hasta que se dio cuenta de que al otro, se le transformó la cara como si hubiera tenido una revelación.

 

 

Se hizo el silencio absoluto. Si hubiese volado una mosca en ese momento, el movimiento de las alas habría retumbado por todo el templo, pero no más que las palabras que acababan de ser pronunciadas, concretamente una…

 

Cabra…

 

 

- ¡¡CLARO!! – Espetó recordando - ¡¡otra vez con lo mismo!! – Renegó dejando que el guardián de la cuarta casa alucinara – ¡¡deja a las cabras tranquilas!!

- ¡¿Pero qué diablos te pasa?! – Se defendió - ¡¡Cordero!! ¡¡Cabrito!! ¡¡Chivo!! ¡¡Cabra!! – seguía sin darse cuenta de lo que provocaba.

- ¡¡CALLATE!! – Se le acercó – ¡¡deja de mencionar a Shura de una vez!! – añadió dejando a Death Mask de una pieza.

- ¡¡Pero quién ha mencionado a la cabra!! – Exclamó desquiciado - ¡¡Estás loco Aioros!! – Espetó – ¡¡no confundas a los animales con las personas!! – Se quedó callado reflexionando sus propias palabras, incrédulo ante lo que su mente le hizo pensar – yo… yo no hice nada.

- Precisamente Death Mask, precisamente… - le contestó sin darle tiempo a nada, atrapándole las mejillas con sus manos para después besarle en los labios suavemente y soltarle – tu nunca te das cuenta de nada… - Se separó completamente y se alejó rumbo a su casa, dejando al otro parpadeando atónito, mientras se acariciaba los labios aun calientes por el tacto de los labios de Aioros dándose cuenta de lo que pasaba.

 

 

 

-Fin-

 


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