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NATURALEZA MUERTA por Capullo

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Notas del fanfic:

Hola!... no tengo idea de que es esto solo pedirles comprension y leer las notas abajo

Notas del capitulo:

Notas abajo

El calor sofocante no lo deja respirar con normalidad; odia esa habitación cerrada; odia las ropas que lleva puestas; un fino traje negro que no hace otra cosa que resaltar ese atractivo melancólico con el cual nació.

 

Su  cabello  rubio cae como una cortina de seda sobre sus hombros, también odia el hecho de que a su “dueño” le guste el cabello de esa manera. Durante todos esos años poco a poco Reita  ha tratado de borrar su personalidad, ha tratado de convertirlo en un simple juguete. Ruki esboza una sonrisa torcida al comprender que si solo hubiera bajado la cabeza y abierto las piernas no hubiera durado ni una semana en aquella maldita madriguera.

 

Lo primero no lo ha hecho y sabe que jamás lo hará, lo segundo se vio obligado hacerlo. De hecho sigue siendo obligado a eso. Ruki extrae de uno de los bolsillos de su fino pantalón un ligero pañuelo con el cual se seca el sudor que le perla la frente. Tiene ganas de abrir la amplia ventana que está orientada hacia un pequeño bosquecillo que rodea la mansión de Reita, una vieja casa que según cuenta Shiroyama lleno de orgullo data de la era meiji; eso es realmente irrelevante para el joven veinteañero que se está asando en esa habitación en espera de su dueño.

 

Sabe que no debe abrir la ventana pero se acerca a ella, levanta un poco la pesada cortina de terciopelo negro, el ocaso se está diluyendo en difusas franjas anaranjadas y amarillas por el oriente, bañando con su moribunda luz aquel bosquecillo que se parece al del cuento de Blanca nieves. La imagen del joven momentos antes reflejada en el cristal se desvanece al ritmo en que lo hace el atardecer para darle paso a una noche de primavera se exhala su aliento cálido sobre aquel paraje olvidado por Dios.

 

Ahora lo único que se refleja en ese cristal es la luz de las velas que están en el centro de una pequeña mesa que ha sido engalanada para una cita romántica. Ruki  se moja los labios  y se afloja un poco la corbata y se desabotona el primer botón de la camisa. Sus penetrantes ojos negros deambulan por aquel bosquecillo, puede ver a pesar de la distancia a las pequeños animales que se corretean entre sí, esboza una sonrisa al ver como un pequeño zorro corretea a un mapache algo arisco; siempre le han gustado los animales sobre todo las aves, y de entre ellas siempre ha preferido al halcón.

 

Tuvo uno de mascota cuando solo tenía diez años, lo encontró herido cerca de su casa, todo parecía indicar que el animal se había escapado de alguna tienda de mascotas, tenía el ala rota y mal carácter, pero con paciencia y dedicación Ruki lo curo, cuando el halcón vio que aquel chico de cara triste era de confianza le dejo acariciar su plumaje .

Taka.... 

 

El sonido de unos pasos  lo sacan de sus recuerdos; no se mueve de la ventana. El zorro y el mapache ya no  los puede ver, levanta sus ojos hacia la luna llena que poco a poco está siendo cubierta por nubarrones. La oscuridad la quiere dejar ciega. Y la puerta de la habitación es abierta.

 

-Te hecho esperar un poco, Ruki-chan.- una voz sugerente se dejo escuchar y en unos segundos hace que el calor encerrado se disperse con rapidez.

 

Ruki  suelta la cortina, el bosque, el cielo, la luna desaparecen. Solo ve el negro del terciopelo. Se gira lo más lento que puede para encarar al recién llegado.

 

-No han sido más que 20 minutos.- su voz masculina, grave y profunda provoca que una sonrisa burlona se dibuje en el semblante pálido del otro, pero su aspecto humano no contrasta con la mirada lujuriosa en esos ojos afilados.

 

Akira entra a la habitación pero no cierra la puerta, pues tras él, entra una doncella que trasporta un carrito de comida, su lujosa cena.

 

La mujer antes de entrar a la habitación hace una profunda reverencia al dueño de la casa y otra un poco menos profunda al joven que sigue de pie junto a la ventana, ahora cubierta. Dispone los platos, la ensaladera y el vino tinto en completo silencio.

 

-¿Desea algo más, amo?-pregunta al Rubio mayor que no ha despegado sus ojos de Ruki.

 

Despide a la doncella con un displicente gesto de su mano. La mujer vuelve a inclinarse y acto seguido los deja solos, cerrando la puerta tras su salida.

 

Ahora sí, Akira se quita el saco y lo avienta sobre una butaca, se acerca al hermoso joven, que tiene la osadía de encontrar más interesante un cuadro del renacimiento que al hombre que se lame los labios cuando lo recorre de arriba abajo con la mirada.

 

-Eres un caso perdido, Ruki-chan-dice al mismo tiempo que le abotona la camisa y le acomoda correctamente la corbata- Aun no soportas las ropas finas, mi linda mascota.-

 

Ruki aprieta la mandíbula, cuando escucha eso de “mi linda mascota”, aprieta los puños para evitar quitar de un manotazo la mano que Reita ha posado sobre su mejilla derecha.

 

-Tan hermoso, tan único, tan mío.-

 

Sin previo aviso cubre con su boca, la boca de Ruki que hace un enorme esfuerzo para no rechazar a esa lengua húmeda  y vulgar que trata de abrirse paso hacia el interior cálido de su boca, esa lengua embiste una y otra vez y unos dientes le muerden el labio inferior. Un beso invasor, que le corta la respiración.

 

-No….puedo….- las palabras no las logra articular correctamente.

 

El Rubio  ríe contra su boca, una maldita risa cruel, un último mordisco y se separa de él.

 

-Cenemos. Quiero que sepas algo muy importante.-

 

No lo toma de la mano, como si fuera una mujer a la quiere conquistar o impresionar. Se sientan uno frente al otro. Ruki toma la copa de vino, le da un pequeño sorbo en un intento de borrar el sabor amargo del beso, que le quema la boca.

 

Vaya esta vez es comida francesa…

 

El lomo de cerdo acaramelado, se deshace en la boca de Takanori, las luces de la velas danzan sobre su rostro; dando la falsa apariencia de que ese joven esta hecho de oro. Un sorbo de vino y una gota que se desliza por la barbilla de Akira, una gota rojo sangre que se pierde por la piel de su cuello y termina por morir en la tela de su camisa. Cuatro veces a la semana manda a llamar a su mascota favorita, lo hace vestirse con finas ropas y adoptar posiciones escandalosas. Le gusta la sensación de fricción de su cuerpo contra el de Ruki, la estrechez de su entrada, lo cálido de su interior. Le gusta entrar y salir de ese cuerpo perfecto mientras lo toma por el cabello y este se escurre entre sus dedos.

 

Más vino, e Ruki masticando un trozo de carne; esos labios, esa lengua.

 

-Ruki.-

 

Se ha olvidado del fastidioso “chan”. Su nombre pronunciado con esa voz gutural, esa mirada deseosa. Le hacen comprender a Ruki que la cena ha terminado. Se limpia las comisuras de la boca con la servilleta de seda, un último sorbo de vino antes de ponerse de pie.

 

Reita  empuja un poco la silla donde está sentado, separa un poco las piernas y el bulto que hay entre ellas se hace más que evidente.

 

-Hazlo con la boca.-

 

-Sabes que de rodillas no me gusta.-

 

Ese hermoso niño malcriado. Akira  se pone de pie y se dirige hacia la enorme cama con dosel donde se acuesta, no por completo ya que apoya los codos en la cama. Esta ardiendo, pero no hace nada para aligerar la tarea de Ruki.

 

El menor se quita el saco y la corbata, los deja en la silla que estaba ocupando, la camisa se le ha pegado a la piel por causa del sudor, su pectorales se marcan, sus tetillas están enhiestas. Se sube a la cama, desabrocha el cinturón de Akira y el chasquido resuena en toda la habitación desabotona el pantalón y el cierre chirria al igual que los dientes de Reita que no se pierde ningún detalle.

 

Su miembro duro emana calor e Ruki siente asco y pudor. Cierra los ojos y se traga su orgullo. Primero roza con su lengua la punta y chupa el glande de ese maldito, lo lame en toda su longitud, y Akira piensa en fresas con crema, lo acaricia con la mano, arriba, abajo, otra lamida. Reita  no aguanta más, lo toma por los cabellos y se introduce por completo en esa boca; lo arrastra a un ritmo infernal, adentro, afuera, una y otra vez, Reita mueve las caderas  embistiendo esa boca, mancillando esos labios. Ruki contiene las ganas de vomitar. Solo pide que eso no dure demasiado.

 

-Solo un poco más, un poco más. Eres un buen niño.-

 

Adentro, afuera. Tres, cuatro, cinco, seis veces; le jala los cabellos y explota en el interior de la boca de Takanori .

 

Akira se deja caer en la cama y su  lengua moja sus labios resecos por la agitación,  su respiración jadeante poco a poco regresa a la normalidad, mientras los últimos espasmos de  ese orgasmo aun se registran en su cuerpo como las replicas de un devastador terremoto.

 

Por su parte Ruki se pone de pie y se acerca de nuevo a la mesa en busca de otro trago de vino. Detesta ser el perro faldero de ese ser, detesta que lo toque. Pero cada centímetro de su piel tiene la huella del tacto de Akira, es suyo, le pertenece; aunque lo aborrezca con todo su ser, el borde de la copa roza sus labios, lo llevan a recordar otros labios, unos suaves y dulces.

 

Kai…

 

Su primer beso  con sabor  a café con leche, su primera vez en la habitación de su mejor amigo. Risas, su cuerpo enjuto y pálido. Al menos eso no le robo Reita, la plenitud de la entrega, la satisfacción de recibir a ese otro que es la mitad de tu ser. Amor, Ruki no lo cree; los que son como él no sienten amor, pero Kai le inspiraba empatía, simpatía, había encontrado a su compañero. Y la muerte se lo robo.

 

-Se acercan buenos tiempos, mi querido Ruki.-De nuevo Akira corta el hilo de sus recuerdos.- Él ha regresado.- deja que  lo que acaba de decir sea totalmente comprendido por el joven hombre que le da la espalda; sonríe burlón y las rendijas de sus pupilas se contraen.-¿Ya sabes lo que significa verdad?.- deja caer las últimas palabras con suavidad mezquina

 

Claro que lo sabe. Peligro. Eso es lo significa el regreso de aquel hombre. Ya nadie podrá estar a salvo.

 

-¿Es eso lo que me querías decir?.- pregunta con voz indiferente.

 

-Esa información es un regalo para ti. Ruki-chan-

 

De nuevo el jodido “chan”.

 

Ruki se limpia el vino que se le ha resbalo por la barbilla. Quiere irse ahí, alejarse de ese hombre tendido en la cama, necesita silencio y pensar en que puede hacer. Pero la voz de hierro de Reita se lo impide.

 

-No mi niño, no te escaparas. Ven aquí, ahora soy yo el que te hará sentir bien.-

 

Notas finales:

Bueno si terminaron de leer hasta aquí, pues felicidades!..Este fan fic no lo he creado yo, tome una fracción de un fic de otra categoría y lo adecue de tal manera pudiese adaptarse a los personajes de The gazette, espero no se molesten u.u, los créditos a la genial autora lili_black82, y espero poder colaborar un poco con fic en esta categoría, aunque sea de esta manera, ya escribiré uno yo!..x) promesa!


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