Ha...Parece que fui derrotado... tendré que esperar otros doscientos años para volver al juego y aunque doscientos años no son nada para un Dios a veces puede ser tedioso. El lado positivo en ello es que puedo pasar ese tiempo con mi querido hermano Thanatos, aunque es agresivo e impulsivo su rostro es lo más hermoso que pueda existir, es muy difícil que me canse de mirarle, tal vez es porque somos gemelos y es como verme a mí mismo en otro lugar haciendo otra cosa pero... hay algo más en ello que no sé cómo podría describir.
-Valla, valla, ¿Qué tenemos aquí? Ni más ni menos que al tranquilo y calculador “Dios del sueño”, Hypnos – decía en tono burlón el Dios de la muerte
-Eso es muy rudo viniendo de alguien a quien un simple humano sello en esta caja – contestó el Dios del sueño
-¡Cállate! ¡Que tú también estas aquí!-
-Pero fuiste tú el primero en caer- ante tal golpe bajo el gemelo no tuvo más objeciones
-Y bien ¿qué quieres hacer?- pregunta el Dios de cabello rubio
-¿A qué te refieres?-
-Mientras estemos aquí ¿quieres planear la nueva estrategia para nuestro señor Hades? O tal vez ¿una buena partida de ajedrez?-
-¿No podríamos relajarnos aunque sea un poco?- contestó algo molesto.
-Bien, puedes hacer lo que desees-
Mi hermano, mi reflejo, aunque nos parecemos tanto físicamente somos totalmente opuestos, no coincidimos en muchos aspectos (a diferencia de nuestro físico) y su falta de cuidado siempre es causante de una riña entre nosotros por ello dejamos ese tipo de temas a un lado, nos gusta estar juntos, al menos a mí me agrada pero doscientos años no son nada para un Dios y pronto estaremos de nuevo en guerra y eso significa cuidar de los actos impulsivos de Thanatos y como estos afectaran a los planes de nuestro señor Hades.
El Dios de la muerte se dirige hacia una bañera con agua tibia y rosas en su interior que le dan un agradable aroma, desliza su cinturón y lo deja caer al suelo, la suave tela que cubría su pálido pero musculoso cuerpo se desliza por su desnuda anatomía hasta encontrar el piso, el Dios de la muerte queda totalmente descubierto mientras, lentamente, entra a la gran bañera.
-¿Pasa algo?- pregunta el Dios de cabello negro con un tono irritado
-¿Por qué debería?-
-Desde hace rato no dejas de mirarme, es algo incómodo en especial cuando tratas de darte un baño- decía el Dios de la muerte mientras tomaba una rosa entre sus manos
-Solo pensé que debía ser agradable- contestó el Dios del sueño.
-¿Por qué no lo pruebas?- dijo lanzándole una sonrisa pícara.
El Dios de cabello rubio se quitó con igual lentitud, mientras avanzaba hasta la bañera, la túnica negra que cubría su pálida piel semejante a la de su gemelo.
-¿Es que te da miedo bañarte solo hermano?- decía el Dios del sueño mientras soltaba una risilla e introducía su desnudo cuerpo junto a su hermano en la gran bañera.
-Hablas como si los Dioses le temiéramos a algo-
-Esto es muy cómodo – susurró
Esto me gusta estar tan cerca de mi hermano y su hermoso rostro no cambiaría esto ni por ver las acciones de los fascinantes pero estúpidos humanos, aunque doscientos años no son nada para un Dios y todo esto terminara pronto.
El dios del sueño recarga su cabeza sobre el hombro de su hermano y este a su vez desliza su fornido brazo alrededor de cuerpo de su gemelo rubio.
Nunca me había importado que Thanatos me tocara, a pesar de ser tan agresivo, con migo es diferente, es como si estuviera tocando una delicada copa de cristal algo que se rompiera fácilmente a pesar de que ambos somos Dioses me toca con tal delicadeza, como si tuviera miedo de quebrarme pero ahora que siento su brazo alrededor de mi es como si mi cara ardiera como el sol y algo en mi pecho me estremece.
-Tienes una piel muy suave- dice el Dios rubio
-Tú también, es algo en lo que nos parecemos, tu cabello dorado es sedoso y tiene un olor agradable – decía el Dios de la muerte mientras jugueteaba con un mechón del largo cabello del Dios del sueño - Hypnos... -
-¿Ocurre algo? Thanatos – responde el Dios rubio que seguía recostado en el cuerpo de su hermano
-¿Me quieres?- pregunto en tono serio
Es raro que Thanatos pregunte algo como eso, ¿Que si lo quiero? Por supuesto y es que cuando mi mente no está ocupada con asuntos de la guerra y el señor Hades lo único que hay en mi cabeza es mi hermoso hermano, pero creo que este sentimiento (si así puedo llamarlo) es mucho más que un “querer”.
-Claro que te quiero eres mi geme... -
-No me refería a eso...- intervino el reflejo de cabello obscuro.
El Dios de la muerte salió de la bañera y se sentó de piernas cruzadas en el suelo a unos cuantos metros de su hermano, aun desnudo pues no se preocupó por tomar una de las toallas para cubrirse.
-Thanatos querido hermano no debes actuar de esa manera– decía el Dios del sueño mientras salía de la bañera y se acercaba a su contra parte con una toalla en las manos -Deberías ser más claro al hablar recuerda que doscientos años no son nada para un Dios y no quiero que la guerra comience y que estemos enfadados entre nosotros- dijo el Dios de cabello dorado mientras descruzaba y secaba las piernas de su gemelo.
-Hypnos... es solo que… ya no puedo resistirlo-
-¿Resistir el que?- preguntó el Dios del sueño mientras continuaba secando el pecho de su hermano
-Esto...-
-¿Esto?¿Estar encerrados en esta caja? O ¿ Es que te molesta que te toque?-
-No me molesta que me toques, me molesta que no lo hagas!- dijo exasperado el Dios de la muerte
Mi hermano, ¿a qué se refiere con eso? Seguro no sabe lo que dice solo busca una forma de excusar su comportamiento absurdo, pero el ardor en mi cara regresa y esta vez es más fuerte.
-Thanatos hermano deberías dejar de inventarte escusas eres un Dios y como tal no puedes permitirte… -
El Dios de la muerte hace un movimiento rápido que lo posiciona sobre el Dios de cabello dorado.
Pero que está pasando por que Thanatos demonios y creí que me había desecho del molesto ardor en mi cara y esa sensación de estremecimiento
-¿Qué tratas de hacer hermano mío? - pregunto en tono burlón el Dios del sueño-
Algo pasa, la hermosa cara de mi hermano esa tan cerca de la mía y sus manos están tocando mi piel de una manera diferente, toca lugares que nunca antes había tocado, puedo sentir su lengua… su lengua está jugueteando en mi boca. Cuando me doy cuenta noto que sonidos de placer se escuchan en la habitación, ¿esos sonidos están saliendo de mí?.
-Eres tan hermoso Hypnos, tu sabor es algo que siempre desee probar y ahora que lo que hecho me doy cuenta que es realmente adictivo además ver tu rostro con las mejillas teñidas de un rosa pardo sé que te gusta tanto como a mí y eso lo hace aún más excitante– Decía entre jadeos el Dios de la muerte mientras besaba y mordía el cuello de su hermano
-Thanatos, ¿Es por eso que actuabas así? No sabía que tenías este tipo de deseos lascivos en ti querido hermano pero ciertamente tienes razón esto… No es nada desagradable a decir verdad creo que esto es algo que ambos deseábamos desde hace tiempo- contesto el Dios de cabello rubio mientras tomaba la cara de su gemelo -ahora por qué no lo hacemos más placentero ?
Es cierto que doscientos años no son nada para un Dios pero...¿realmente quiero que estos doscientos años no pasen tan rápido?, no si puedo estar así con mi hermoso hermano.
**Se puede observar una gran habitación con una pequeña mesa circular en el centro y la figura de un hombre sentado en una silla a un lado de esta.**
Aunque no lo deseara los doscientos años pasaron como nada y ahora estamos despiertos esperando que nuestro señor Hades haga lo mismo para poder comenzar con la guerra santa.
El Dios de la muerte entra en la habitación.
-Buenos días Hypnos- dice con un tono de satisfacción el Dios de cabello negro.
-Buenos días Thanatos ¿Que noticias tienes sobre nuestro señor Hades?- contesta el Dios del sueño mientras cerraba el libro que sostenía en sus manos.
-Al parecer ha poseído el cuerpo de un niño pero aun no logra despertar por completo Pandora ya se encarga de traerlo al palacio, ¿qué pasa con esa actitud? No actúas como el Hypnos que me dio tanto placer el otro día-
-¿Por qué tendría que hacerlo? La guerra santa está por comenzar déjate de juegos tontos Thanatos.-
-Vamos no seas tan rudo querido hermano- continua el Dios mientras se acercaba y apartaba el cabello del cuello de su hermano para besarle como en aquel día.
Justo ahora tenemos que pulir la estrategia para asegurar la victoria de nuestro señor, hacer algo como eso en este momento seria como confiarnos y es algo que no podemos hacer ante los sorprendentes y estúpidos humanos que le sirven a Athena, claro es imposible que ellos puedan dañarnos pero es divertido verlos.
-Basta Thanatos- decía el Dios mientras se alejaba de su hermano con cabellera obscura.
-Creí que te había gustado- contestaba el dios mientras tomaba fuertemente por los brazos a su hermano y se acercaba su rosto para besarle en los labios.
El Dios del sueño tiro el libro que posaba en sus piernas al hacer un brusco movimiento para apartarse de su hermano, una vez que estuvo libre de sus brazos tomo con una de sus manos la cabeza de su hermano por su larga cabellera negra y la otra mano la poso sobre los labios de su hermoso Dios de la muerte, acerco sus labios al oído de su sorprendido gemelo le dio una pequeña pero sensual mordida lo que provoco un leve sonrojo.
-No porque te dejara que hicieras lo que quisieras en mi quiere decir que siempre lo harás, yo también quiero probar esa suave piel que solo posee mi hermoso hermano- Decía el Dios del sueño mientras olía el delicioso aroma que emanaba el brillante cabello de su hermano que a pesar de ser su gemelo que era tan distinto a él.
Y es que ya no te veo como otro yo si no que me di cuenta que tú eres una parte de mí, una parte muy importante que no quiero perder.